Doy gracias al Señor por el privilegio de estar junto a usted por medio de esta emisora. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando el libro de Colosenses en la serie titulada: La Supremacía de Cristo. La oración hace que las cosas cambien. De esto estaba plenamente convencido el apóstol Pablo y por eso invirtió largas horas en oración ferviente. El enfoque de Pablo en su oración eran las personas, aunque fueran desconocidas para él como es el caso de los creyentes en Colosas. A pesar de estar en medio de gran prueba al estar como prisionero en Roma, Pablo no pedía por su situación sino por los creyentes de Colosas, dejándonos un gran ejemplo a seguir en el sentido de poner los intereses de los demás por encima de nuestros propios intereses. No es que está mal pedir a Dios por nuestra propia necesidad, pero cuando nuestra oración se centra únicamente en nuestra propia necesidad, es posible que nuestro corazón esté enfermo de egoísmo. En el estudio bíblico de hoy analizaremos una parte de la lista de pedidos de oración de Pablo por los Colosenses.
Le invito a abrir su Biblia en la carta del apóstol Pablo a los Colosenses, capítulo 1 versículo 9. La Biblia dice: Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual,
En este versículo encontramos al apóstol Pablo orando. Tenemos aquí, las circunstancias de la oración, el compromiso de la oración y la causa de la oración. ¿Cuáles fueron las circunstancias que motivaron a orar al apóstol? El texto en Colosenses 1:9 dice: Por lo cual también nosotros… Detengámonos aquí. Esta declaración nos lleva a pensar que Pablo y Timoteo oraban por los Colosenses por cuanto llegaron a saber acerca de ellos por medio del informe de Epafras. Supieron que los creyentes en Colosas, tuvieron fe para recibir a Jesucristo, amor para servir a los santos y esperanza guardada en los cielos. Estas tres virtudes, fe, amor y esperanza forman un trío característico de todo genuino creyente. Pablo sabía que estas tres virtudes estaban presentes en los hermanos en Colosas y eso le motivó a agradecer a Dios por ello. Pero además de estas virtudes había entre los creyentes de Colosas un peligro. El peligro tenía que ver con algunas falsas doctrinas que estaban abriéndose camino entre los creyentes allí. Pablo sabía que toda falsa doctrina es un ataque orquestado por Satanás y sus huestes espirituales de maldad y por ello recurre a las armas espirituales como la oración para hacerle frente. Los creyentes vivimos en constante peligro de ser atacados por un enemigo poderoso, no de carne y hueso, sino espiritual y necesitamos de la oración para hacer frente y vencer a este enemigo. Efesios 6:12 dice: Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Luego, los versículos 13 a 17 de Efesios 6 nos hablan de la armadura de Dios para poder resistir el ataque del enemigo e inmediatamente después, Efesios 6:18 dice: orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;
La oración viene a ser como un antídoto para evitar ser derrotados por el enemigo. Estas fueron las circunstancias que motivaron al apóstol Pablo a orar. Que bueno sería que nosotros también reconozcamos el peligro en el que estamos nosotros mismos y también otros creyentes e intercedamos ante Dios en oración para no caer ante el ataque furibundo del enemigo espiritual poderoso. Una vez que hemos analizado las circunstancias de la oración, demos atención al compromiso de oración. Colosenses 1:9 continúa diciendo: Desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros. Pablo era ciertamente un hombre de compromiso. Se comprometió a orar por los Colosenses y dice que desde que oyó sobre ellos no cesó de orar por ellos. Qué interés que tenía por los hermanos, que entrega a la oración. Qué ejemplo para nosotros. Pablo dice que ora sin cesar. Esto no significa que andaba siempre con lo los ojos cerrados musitando frases entre dientes. No. La idea es que orar por los Colosenses tenía tan alta prioridad en su vida que siempre que oraba intercedía ante Dios por ellos. La oración para Pablo era algo natural, tan natural como la respiración es para nuestros cuerpos. ¿Es natural orar para usted, amable oyente? O es una tortura pasar a solas con el Señor en un tiempo de oración. Para el creyente no debe haber mayor gozo que el pasar en dulce comunión con su amado Salvador por medio de la oración. ¿Qué preferiría un joven enamorado? ¿Hablar de su novia o pasar con su novia? La respuesta es obvia. ¿Por qué entonces se nos complica pasar en comunión por medio de la oración con Aquel que nos ama como no tenemos idea? Hagamos de la oración algo natural en nuestras vidas. Vivamos en la práctica la exhortación de Pablo en 1 Tesalonicenses 5:17: Orad sin cesar. Hemos considerado las circunstancias de la oración y el compromiso de la oración. Finalmente consideremos la causa de la oración. En la iglesia local en la cual me congrego, tenemos la costumbre de hacer una lista de motivos para orar en los cultos de oración. En esa lista incluimos a uno que está enfermo, a otro que necesita trabajo, a otro que tiene un problema en su familia y cosas así. No digo que sea malo hacerlo, pero ¿Se ha dado cuenta que los motivos de oración tienen que ver casi únicamente con el bienestar material de la congregación? De seguro que entre los creyentes de Colosas había personas enfermas, personas sin trabajo, personas con sus hogares al borde de la destrucción. Había mucha necesidad material. Pero veamos que es lo que pidió Pablo en su oración por ellos. Colosenses 11:9 continúa diciendo: Y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual. Que interesante, Pablo no pide por el bienestar material de los Colosenses sino por su bienestar espiritual. ¿Qué aprendemos de esto? Pues que lo espiritual es más importante que lo material. A los seres humanos se nos hace difícil captar esta idea. Pensamos que si tendríamos suficiente dinero, suficiente salud y suficiente tranquilidad, estaríamos completos. ¿Para qué pensar en lo espiritual en estas condiciones? Y así desechamos lo más importante que es lo espiritual. Para Dios sin embargo, lo que importa es una relación correcta con él. Cuando lo espiritual está bien, lo material será simplemente una consecuencia de ello. Mateo 6:33 dice: Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
Consciente de esta realidad, Pablo pide una sola cosa a Dios a favor de los Colosenses: Que sean llenos del conocimiento de la voluntad de Dios. La palabra griega que se ha traducido como conocimiento, lleva la idea de pleno conocimiento. Siempre habrá lugar para más conocimiento de la voluntad de Dios para nuestras vidas. El conocer la voluntad de Dios es una parte vital de la vida cristiana. Pablo oraba para que los Colosenses sean llenos del conocimiento de la voluntad de Dios. La idea de ser llenos es estar plenamente controlados. Pablo está pidiendo a Dios que los creyentes de Colosas sean plenamente controlados por la voluntad de Dios. ¿Cómo se da esto? ¿Cómo podemos los creyentes estar plenamente controlados por la voluntad de Dios? Pues por medio de toda sabiduría e inteligencia espiritual. Para conocer la voluntad de Dios tenemos que conocer la palabra de Dios. Para conocer la palabra de Dios necesitamos ser enseñados por el Espíritu Santo. El Espíritu Santo nos enseña cuando nos sometemos a él. Mientras oramos y sinceramente buscamos la voluntad de Dios en su palabra, el Espíritu Santo nos da la sabiduría y la inteligencia espiritual que necesitamos. El conocimiento de la voluntad de Dios no viene sólo por ir a un Seminario o Instituto Bíblico, sino por introducirse lo más profundo en la palabra de Dios y ser enseñados por el Espíritu Santo. Grandes hombres de Dios como Charles Spurgeon, Campbell Morgan y H. Ironside nunca tuvieron el privilegio de asistir a un seminario o instituto Bíblico, pero fueron devotos estudiantes de la Biblia, aprendiendo sus ricas verdades en largas horas estudio, meditación y oración. Lo que usted y yo necesitamos más no es mejorar nuestro nivel material sino mejorar nuestro nivel espiritual. ¿Cómo? Siendo plenamente controlados por la voluntad de Dios. Para conocer la voluntad de Dios necesitamos sabiduría e inteligencia espiritual, lo cual nos da el Espíritu Santo cuando nos introducimos a fondo en el estudio, meditación y obediencia a la palabra de Dios. Que Dios nos ayude a crecer espiritualmente.
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