Cordiales saludos amable oyente. Es un gozo compartir este tiempo junto a usted. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Nuestro tema de estudio es el dinero y las posesiones, en la serie titulada: Dinero y Posesiones a la luz de lo eterno. En esta oportunidad, David Logacho nos hablará de lo inmediato y de lo eterno.
Qué bendición es para mí estar junto a Ud. mi amiga, mi amigo. En nuestro último estudio bíblico, hemos hecho mucho énfasis en hacernos tesoros en el cielo. Esto lo sabemos, lo entendemos, pero no lo practicamos. ¿Por qué? Porque por naturaleza somos propensos a aferrarnos a lo que vemos, a lo que palpamos, a lo que sentimos y se nos complica grandemente aferrarnos a algo que está más allá de lo material. Nacemos con la idea de: Ver para creer, pero Dios nos dice que debemos creer para ver. Pero además de esta debilidad innata que sólo con el poder de Dios podemos superarla, otra de las razones es porque no tenemos claro lo que es inmediato y lo que es eterno. Lo inmediato es lo que vivimos en este mundo. Lo eterno es lo que nos espera cuando salgamos de este mundo. En lo inmediato, acontece el conocido ciclo: nacer, crecer, reproducirse y morir. El momento de morir es desconocido, la manera de morir no se puede predecir, pero el hecho de morir es inevitable. Las estadísticas lo confirman, el 100% de los que nacen mueren. Usted puede hacer todo lo que quiera para alejar a la muerte, pero la muerte lo alcanzará. De otra manera, no se cumpliría lo que Dios ha dicho en Hebreos 9:27 donde dice: Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio,
Usted tal vez me dirá: ¿Y los que fueron trasladados al cielo sin morir, Enoc y Elías, y los creyentes que estén vivos cuando venga el Señor Jesús a arrebatar a su iglesia? Bueno, ellos ciertamente no experimentaron o experimentarán la muerte, pero el resultado final es el mismo, su existencia en la tierra terminó o terminará abruptamente. La vida es tan breve amable oyente. La Biblia la compara con cosas tan pasajeras como la neblina. Pero la gran contradicción es que muchos, tanto creyentes como incrédulos, gastan todo el tiempo, todo el esfuerzo, todo el talento, todo el ingenio, todo lo que tienen, en lo inmediato, en el tiempo que están en este mundo, y descuidan lo verdaderamente esencial, es decir lo eterno. ¿Está viviendo sólo para esta vida amable oyente? Si es así está sacrificando lo eterno en el altar de lo inmediato. Cuidado amable oyente. Bueno, ya hemos hablado sobre lo inmediato. Ahora enfoquémonos sobre lo eterno. Volvamos al texto en Hebreos 9:27 cuando dice Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio,
¿Qué espera al hombre después de la muerte? El texto dice: Y después de esto el juicio. Casi siempre aplicamos este texto a los incrédulos, para mostrar que la muerte pone fin a la oportunidad que tienen los incrédulos para recibir al Señor Jesucristo como Salvador. Después de la muerte ya no hay otra oportunidad. Pero a los creyentes también nos espera un juicio después de la muerte. Por supuesto que no es el mismo juicio preparado para los incrédulos, porque los creyentes ya fuimos juzgados en Cristo por nuestro pecado. Cristo recibió el castigo que nosotros merecemos como pecadores y cuando lo recibimos como nuestro Salvador, quedamos libres de recibir el castigo que merecemos. Pero después de la muerte a los creyentes nos espera un juicio que se conoce como el tribunal de Cristo. La muerte para los creyentes marca el fin de la oportunidad para salir bien del juicio que nos espera. El resultado de este juicio no es saber quien se salva o quien se condena, porque el creyente ya estará en el cielo. El resultado de este juicio es saber qué premios o recompensas vamos a recibir por las obras que hayamos hecho mientras estábamos con vida en este mundo. Las obras son importantes para los creyentes. Claro que las obras no tienen ninguna utilidad para hacer merecedor de la salvación a un creyente, pero las obras son importantes para los creyentes. Note lo que dice Efesios 2:10 después de hacer claro que la salvación no es por obras. Dice así: Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
Dice el texto que somos hechura de Dios. La palabra “hechura” está relacionada, con una obra de arte, con un poema. Los creyentes somos el poema de Dios. Como tales, Dios nos ha creado en Cristo Jesús para buenas obras. El creyente no es salvo por buenas obras sino para buenas obras. Estas buenas obras han sido preparadas de antemano por Dios. Así que las obras de los creyentes son muy importantes, no tienen sólo valor mientras los creyentes están con vida en este mundo sino que trascienden a la eternidad. Después que el creyente muera, estas obras van a ser evaluadas por el Señor Jesucristo. Note lo que dice 2 Corintios 5:10 Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.
Este texto se refiere a todos los creyentes. Las obras realizadas por los creyentes mientras estaban en vida o estaban en el cuerpo van a ser evaluadas por el Señor Jesucristo. Esto es algo inevitable. Es necesario dice el texto. Como resultado de este juicio o de esta evaluación, los creyentes recibirán premios según sean sus obras. En otro pasaje bíblico se comparan a las obras de los creyentes mientras estaban con vida en este mundo, con el oro, la plata y las piedras preciosas o con la madera, el heno, la hojarasca. Note lo que nos dice la palabra de Dios en 1 Corintios 3:11-15. La Biblia dice: Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.
Todo lo que hagamos mientras estamos con vida en este mundo está siendo registrado por Dios para luego ser evaluado. Todo lo que hagamos para glorificar a Dios, pensando en la eternidad, es comparable al oro, a la plata y a las piedras preciosas. Por contraste, todo lo que hagamos para glorificarnos a nosotros mismos, sin pensar en absoluto en la eternidad, es comparable a la madera, al heno y a la hojarasca. Llegará el día cuando esas obras van a ser probadas por el fuego de la omnisciencia del Señor Jesucristo. Las obras representadas por el oro, la plata y las piedras preciosas pasarán la prueba de fuego, pero las obras representadas por la madera, el heno y la hojarasca, serán reducidas a ceniza por el fuego de la omnisciencia del Señor Jesucristo. Luego de la prueba el Señor Jesucristo entregará recompensa a los creyentes cuyas obras pasaron la prueba de fuego, pero los creyentes cuyas obras no pasaron la prueba de fuego sufrirán pérdida. No pérdida de salvación sino pérdida de recompensas. El Nuevo Testamento presenta cinco diferentes tipos de recompensas o coronas que el Señor Jesucristo entregará a los creyentes por sus obras hechas en vida pensando en la eternidad. Así que, las obras son importantes para los creyentes, no para ganar o mantener la salvación sino para obtener recompensas en el tribunal de Cristo. Pero volvamos al juicio para los incrédulos después de la muerte. La palabra de Dios dice que su destino eterno es tormento en fuego. Pero el grado de tormento está dado por las obras que los incrédulos han hecho mientras estaban en vida en este mundo. Note como las obras mientras estamos en este mundo tienen trascendencia eterna no sólo para los creyentes sino también para los incrédulos. La Biblia habla de mayor condenación para algunos, lo cual implica que otros recibirán menor condenación. Hablando de los escribas del tiempo del Señor Jesús note lo que dice Lucas 20:45-47 Y oyéndole todo el pueblo, dijo a sus discípulos: Guardaos de los escribas, que gustan de andar con ropas largas, y aman las salutaciones en las plazas, y las primeras sillas en las sinagogas, y los primeros asientos en las cenas; que devoran las casas de las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones; éstos recibirán mayor condenación.
Cuando el Nuevo Testamento habla del juicio final para los incrédulos, conocido como el juicio del gran trono blanco, dice textualmente que antes de ser lanzados al lago de fuego serán juzgados conforme a sus obras. Así que, vivamos a la luz de lo eterno, usemos el dinero y las posesiones que Dios nos ha confiado, a la luz de lo eterno, sabiendo que el uso que hagamos de ello determina las recompensas que recibiremos en el tribunal de Cristo. Qué hermoso será oír al Señor decir: Bien, buen siervo y fiel, sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré, entra en el gozo de tu Señor.
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