Saludos cordiales, amiga, amigo oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy en el libro de Hageo. Al mirar el caos en casi todos los aspectos del convivir humano, uno se pregunta: ¿Dónde va a parar todo esto? ¿Habrá alguna esperanza de cambio? Afortunadamente, sí. No siempre van a estar las cosas tal como están hoy en día. Pero el cambio no se dará como resultado de una mejoría de las condiciones que hoy son fuente de conflicto a escala mundial. Es decir, que el cambio no se deberá a las alianzas de paz entre los países que hoy luchan entre ellos. El cambio tampoco se dará debido a una mejor distribución de la riqueza o un mejor aprovechamiento de los recursos naturales. El cambio no se dará por una eliminación de la discriminación racial, tampoco será debido a una solución política. Nada de esto. El cambio se dará por una intervención directa de Dios, por medo de su Hijo el Señor Jesucristo. De esto nos hablan muchos de los profetas y Hageo, el profeta de quien nos hemos ocupado últimamente, no es una excepción. En instantes más, David Logacho nos mostrará lo que este profeta ha profetizado.
Le invito abrir su Biblia en el Libro de Hageo capítulo 2 versículo 20 a 23.
El estudio bíblico de hoy será el último en este fascinante libro. Si nos ha acompañado en el estudio Bíblico de este libro, recordará que a los 24 días del noveno mes, en el segundo año de Darío, vino palabra de Jehová a Hageo.
El mensaje fue dirigido principalmente al pueblo de Judá y tenía como tema la responsabilidad del pueblo de vivir vidas santas si querían que sus obras sean agradables a Dios. Dios se ofende cuando el hombre pretende hacer algo para él con sus manos manchadas por el pecado.
Primero es necesario arreglar nuestras cuentas con él para luego hacer cosas para él. Dios está principalmente interesado en lo que somos y después en lo que hacemos. El pueblo debe haber comprendido este mensaje de Dios y debe haber actuado conforme a lo que Dios demandaba de ellos, porque Dios les dijo que estaban prontos a ver muchas bendiciones de parte de él.
Pero Dios también tenía un mensaje personal para el líder del pueblo de Judá; por tanto consideraremos la fecha de la profecía, el autor de la profecía, la identidad del profeta, el sujeto de la profecía y el tema de la profecía. Muy bien.
Hageo 2:20 dice: “Vino por segunda vez palabra de Jehová a Hageo. A los 24 días del mismo mes diciendo”
En cuanto a la fecha de la profecía, notamos que fue a los 24 días del mismo mes. El mismo mes se refiere al noveno mes en el segundo año de Darío. Esto lo sabemos por lo que dice Hageo 2:10. En otras palabras en un mismo día, Dios entregó dos mensajes.
En cuanto al autor de la profecía, ya hemos señalado que es Dios. En el texto leído se lo llama Jehová. La profecía genuina siempre tiene que partir de Jehová porque él es el único que no sólo sabe lo que acontecerá en el futuro sino que es el Señor o el amo o el dueño del futuro. Toda profecía que no provenga de él es fraudulenta, porque aparte de Dios, nadie, ni Satanás, ni los demonios, ni los médiums, ni los adivinos, ni los hechiceros conocen el futuro.
Por ser Jehová quien origina el mensaje que dentro de poco vamos a considerar, podemos saber que lo que él ha dicho se va a cumplir con un 100% de precisión.
En cuanto a la identidad del profeta, su nombre es Hageo. Recordemos que el profeta es simplemente un instrumento por medio del cual Dios hace conocer su consejo a los hombres. El profeta habla a los hombres a nombre de Dios. Por medio de los profetas, el hombre puede reconocer la voluntad de Dios en los aspectos de que él se ha dignado dar a conocer a los hombres por supuesto.
Ciertamente que hay algunas cosas que él en su soberanía no nos ha revelado, pero podemos estar seguros que él nos ha revelado todo lo que el hombre necesita saber acerca de sus planes y propósitos para el hombre y el planeta en el cuál habita.
En cuanto al sujeto de la profecía, Hageo 2:21 en su primera parte dice: “Habla a Zorobabel gobernador de Judá, diciendo:”
Observemos que Dios ya no tiene en mente a todo el pueblo de Judá sino solamente a su gobernante. Zorobabel. Este nombre significa: semilla de Babilonia. Recordemos que Dios levantó a Zorobabel en Babilonia, mientras estaba cautivo bajo los caldeos primeramente y después bajo los medos y persas. Zorobabel tenía una gran obra para hacer. Reedificar el templo de Jerusalén que estaba en ruinas por alrededor de 70 años. No era tarea fácil. Los enemigos de la obra eran fuertes y nada escrupulosos en sus métodos para evitar la reedificación del templo. Zorobabel y el pueblo pronto se desanimaron y detuvieron el trabajo de reconstrucción.
Pero más de 15 años después de que se paralizaron los trabajos, Hageo predicó un poderoso mensaje de parte de Dios, llamando a Zorobabel y al pueblo a reiniciar los trabajos de reedificación. Zorobabel oyó y obedeció a Dios y así se reinició el trabajo.
Pero el enemigo no cedía en su empeño de evitar que continúe la obra de reedificación. En estas circunstancias Dios habló nuevamente al pueblo por medio de Hageo y el pueblo recobró el ánimo. Zorobabel debió haber sentido todo el peso de la obra sobre sus espaldas, por eso, Dios le dio un mensaje exclusivamente para él.
Esto nos conduce al tema de la profecía. Hageo 2:21-23 dice: “Yo haré temblar los cielos y la tierra; y trastornaré el trono de los reinos, y destruiré la fuerza de los reinos de las naciones; trastornaré los carros y los que en ellos suben, y vendrán abajo los caballos, y sus jinetes, cada cual por la espada de su hermano. En aquel día dice Jehová de los ejércitos te tomaré, oh Zorobabel hijo de Satatiel, siervo mío, dice Jehová y te pondré como anillo de sellar, porque yo te escogí, dice Jehová de los ejércitos”
El tema de la profecía tiene que ver con la destrucción futura del poder de los gentiles. Zorobabel y el pueblo y el pueblo de Judá estaban experimentando el poder de un reino gentil. El imperio medo persa. Parecía tan fuerte que nunca dejaría de existir. Era tan corrupto que no se sabía dónde iba a parar.
Dios por medio de Hageo, dice: No siempre va a ser así. Porque viene un día cuando yo haré temblar los cielos y la tierra: Esto acontecerá poco antes de la segunda venida de Cristo.
Mateo 24:29, hablando del mismo evento dice: “E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas”
Note lo que sucederá según Mateo 24:7: “Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; Y habrá pestes y hambres, y terremotos en diferentes lugares”
Literalmente Dios hará temblar los cielos y la tierra. Esto precederá a otra obra de Dios, por la cuál él con su poder trastornará el trono de los reinos. Esto se refiere al líder gentil que gobernará el mundo antes que venga por segunda vez el Señor. También destruirá la fuerza de los reinos de las naciones. Esto se refiere a la derrota que sufrirá todas las naciones en la gran batalla de Armagedón.
Allí, el poder de Dios hará añicos todo el sofisticado armamento de todas las naciones. Lo interesante es que los que participen en esta batalla entrarán en un estado de psicosis por lo cuál arremeterán contra su propio compañero y se producirá una matanza generalizada.
El texto dice que vendrán abajo los caballos y sus jinetes. Cada cuál por la espada de su hermano. Es Dios destruyendo a sus enemigos. Al final de esta horrible matanza. Jehová tomará a Zorobabel, hijo de Salatiel, siervo de Jehová y lo pondrá como anillo de sellar porque fue escogido por él. Zorobabel en esta cita es un tipo Jesucristo, por varias razones.
Él es descendiente directo de Zorobabel, él es Siervo de Jehová, él es el anillo de sellar, el amo y dueño de todo, y él es el escogido de Jehová para reinar por la eternidad. Cuando él reine, todo será paz y prosperidad. El cambio finalmente habrá llegado. Con esto en mente. Zorobabel debe haber recobrado la energía suficiente para culminar con la obra de reconstrucción.
Esdras 6:15 dice: “Esta casa fue terminada el tercer día del mes de Adar, que era el sexto año del reinado del rey Darío”.
Es decir que tardaron como 4 años para terminar con la tarea. ¿Qué podemos aprender de todo esto? Pues que las cosas no van hacer siempre como están Hay un cambio por delante. El cambio concurrirá cuando Dios intervenga directamente para destruir el presente sistema mundial e instaurar un reino de paz, justicia y prosperidad bajo el mando del rey de reyes y Señor de Señores, Jesucristo el hijo de Dios.
Así que anímese. Vivamos a la luz de este momento glorioso. Lo presente es pasajero, vivámoslo con la esperanza que todo va cambiar por obra de nuestro buen Dios. A Él sea la gloria. Amen.
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