Saludos, mi amigo, mi amiga. Qué gozo es saber que Ud. nos está escuchando. Bienvenidos al estudio bíblico de hoy. Nuestro tema de estudio durante esta temporada tiene que ver con lo primero que debería hacer una persona tan pronto como recibe a Cristo como Salvador. Algunos de nuestros amigos oyentes que han recibido a Cristo por medio de nuestro ministerio radial, nos han escrito haciéndonos la gran pregunta. ¿Qué debo hacer ahora que soy de Cristo? Es en respuesta a tantos como ellos, que La Biblia Dice… a publicado un librito que en forma amena presenta los pasos que debería dar todo nuevo creyente. Este librito se titula 10 Primeros Pasos para el Nuevo Creyente y ha sido escrito por el Dr. Woodrow Kroll, director general de Back to the Bible Internacional. Tomando este librito como guía, David Logacho ha preparado esta serie de estudios bíblicos. Ya hemos visto los dos primeros pasos. Asegúrese de que es salvo y Dígaselo a alguien. En nuestro estudio bíblico último vimos la primera parte del tercer paso. Establezca un tiempo devocional. En el estudio bíblico de hoy, consideraremos lo que resta de este tercer paso para el nuevo creyente.
El tercer paso para todo nuevo creyente es establecer un tiempo devocional. El tiempo devocional se refiere a un predeterminado periodo de tiempo en el cual nos encontramos a solas con Dios por medio de su palabra y la oración. Mantener este hábito es un requisito indispensable para progresar en la vida cristiana. Una de las razones más comunes para la existencia de creyentes débiles, o creyentes que parece que viven en una permanente infancia espiritual, es porque nunca se han decidido a tener su tiempo devocional diario. Sus ocupaciones les han absorbido tanto que el único tiempo que dedican a Dios, en el mejor de los casos es el domingo a la mañana. En nuestro estudio bíblico anterior vimos que el rey David se anticipaba al alba para clamar a Dios y esperar en su palabra. Lo propio hacia el Señor Jesús cuando estuvo en esta tierra. Marcos nos dice que Jesús se levantaba muy de mañana, siendo aun muy oscuro, y salía a un lugar desierto y allí oraba. Siguiendo este ejemplo, muchos creyentes, separan un tiempo muy temprano a la mañana para encontrarse a solas con Dios a través de su palabra y la oración. Parece que temprano a la mañana la mente está menos atiborrada y más sensible a las cosas que Dios ha revelado en su palabra. Otro beneficio de tener el tiempo devocional temprano a la mañana es que a esa hora son mínimas las interrupciones, lo cual ayuda a mantenernos concentrados en nuestro encuentro a solas con el Señor. Hasta aquí llegamos en nuestro estudio bíblico último. La pregunta que nos hacemos ahora es: ¿Qué se hace durante el tiempo devocional? El Dr. Woodrow Kroll sugiere seis cosas que para él han significado el obtener mayor provecho de su tiempo devocional, al igual que para muchos de nosotros. Lo primero es orar. Esto es una especie de ejercicio de calentamiento antes de realizar un esfuerzo físico importante. En la oración clame a Dios para que lo que está por leer de la palabra de Dios tenga un impacto especial en su vida. Pida a Dios en oración que perdone cualquier pecado que Ud. esté consciente en su vida. El pecado estorba nuestra comunión con Dios. No permita que el pecado se interponga entre Ud. y Dios. La forma de tratar el pecado por parte de un creyente es confesándolo a Dios y apartándose de él. Proverbios 28:23 dice: «El que encubre sus pecados no prosperará, mas el que los confiesa y se aparta, alcanzará misericordia» En la oración inicial de su tiempo devocional dígale también a Dios que Ud. está dispuesto a cumplir con cualquier cosa que Dios demande en su palabra, la Biblia. Lo segundo es leer una porción específica de la Biblia. Tal vez uno o dos capítulos de algún libro de la Biblia sean suficientes. No seleccione mucho, porque mientras más tenga para leer, más tiempo necesitará para entenderlo. Procure avanzar de una forma sistemática a lo largo de un libro de la Biblia para luego pasar a otro y eventualmente terminar con toda la Biblia. Si no sabe dónde comenzar, un buen lugar para ello es el evangelio de Juan en el Nuevo Testamento. Lo tercero es meditar en lo que ha leído por algunos minutos. Piense en lo que ha leído. ¿Hay cosas que aprender sobre la persona de Dios, sobre el pecado, sobre el hombre, sobre Satanás, sobre la salvación, sobre el Espíritu Santo, sobre Jesús, etc.? ¿Hubo algo que Ud. no sabía? Piense en lo que ha leído y pregúntese lo que significa. ¿Hay cosas que Dios quiere que Ud. haga? ¿Hay cosas que Dios quiere que Ud. deje de hacer? No se escude jamás detrás del consabido: No entiendo, para seguir viviendo como está viviendo. Alguien dijo que no le preocupaba lo que no entiende de la Biblia, sino lo que sí entiende. Así es amigo oyente. Cumpla con lo que entiende de la Biblia y deje para después los asuntos que por ahora no entiende. Lo cuarto es escribir lo que Ud. ha entendido de lo que acaba de leer. Por eso, es una buena costumbre el tener un cuaderno y algo para escribir, mientras tiene su tiempo devocional. De esa forma, Ud. podrá anotar diariamente lo que ha aprendido de lo que ha leído y además podrá anotar las cosas que no ha entendido. Más tarde, Ud. podrá hallar respuestas a sus interrogantes por medio de algún comentario bíblico o por medio de consultar a alguien con mayor conocimiento bíblico que Ud. Lo quinto, es leer de nuevo el pasaje. Leerlo por segunda vez traerá a la luz cosas que no se notaron la primera vez. Esta es una excelente manera de aprender por Ud. mismo. Recuerde que el mejor de los maestros mora en Ud., y está dispuesto a enseñarle todo lo que Ud. quiera sobre la Biblia. Juan 14:26 dice: «Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho» Lo sexto es orar nuevamente. Ahora Ud. puede orar con mayor conocimiento, porque estará fresco en su mente lo que Dios acaba de decirle por medio de su palabra. Agradezca a Dios por haber enviado a su Hijo a morir por Ud. Agradezca a Dios por su palabra la Biblia, porque sin ella, Ud. no tendría respuestas a las grandes interrogantes de la vida. Agradezca a Dios por las enseñanzas que ha recibido del pasaje que acaba de leer. Este será el momento ideal para confesar algún pecado que Ud. lo ha estado cometiendo y que ahora ha sido confrontado por Dios mediante su palabra. También Ud. podría tomar tiempo para orar a Dios por las necesidades personales suyas, por las de sus familiares, por las de los hermanos en la fe que Ud. conoce, por pastores, por misioneros, etc. Dios le ha hablado por medio de su palabra, ahora le toca el tumo a Ud. Hable a Dios por medio de la oración. Como Ud. podrá notar, amigo oyente, el tiempo devocional no es un tiempo aburrido, sino muy dinámico. Un tiempo donde se vive en la realidad la comunión que tenemos con Dios. En cuanto a la duración de este tiempo, depende de lo vibrante que sea nuestra relación con Dios. Si somos fríos hacia él, bastarán unos pocos minutos de encuentro obligado, pero si nuestro corazón está ardiendo por él, nos hará falta el tiempo para estar con él. Dicen que Martín Lutero no comenzaba su día de trabajo sin antes haber estado al menos dos horas a solas con el Señor. Algo similar podríamos decir de todos los grandes hombres de Dios que a lo largo de la historia del Cristianismo han dado lustre al nombre de nuestro Salvador. Definitivamente, el carácter cristiano se forma en la quietud del tiempo que pasamos a solas con Dios. Pero permítame una palabra de precaución. Muchos nuevos creyentes empiezan con mucho entusiasmo a observar su tiempo devocional cada día, pero muy pronto se dejan sobrecargar de actividades y otras responsabilidades apremiantes y de una forma incompresible, Dios es puesto a un lado en sus vidas. Para contrarrestar esta tendencia es necesario echar mano de la perseverancia. El creyente que meramente mordisquea bocados de prueba en la palabra de Dios, nunca desarrollará un gusto por ella. Ud. debe retomar diariamente a la mesa del banquete de Dios, así como acude diariamente a la mesa para ingerir el alimento para su cuerpo. Una vez que empiece, no lo deje por nada del mundo. Adopte la costumbre de acudir regularmente a su Biblia. Ábrala en oración, léala con expectación, confié en ella con devoción. La Biblia que sé esta cayendo a pedazos por el uso, normalmente pertenece a alguien cuya vida espiritual no sé esta cayendo a pedazos.
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