¿Cuánto pesa una oración? El único hombre que alguna vez trato de pesar una oración tampoco lo sabe. Tratare de contarle la historias Este hombre era propietario de un pequeño almacén de víveres. Justo en la semana de navidad después de la segunda guerra mundial, entro a su almacén una mujer que parecía estar, muy cansada y pidió víveres para preparar una cena navideña para sus hijos. El dueño del almacén pregunto cuanto podía gastar. La Mujer respondió. Mi esposo fue muerto en la guerra, yo no tengo nada que ofrecer sino una pequeña oración. El dueño del almacén no era muy sentimental que digamos y pensaba que un almacén de víveres no debería manejarse como una agencia de beneficencia. Para dar una lección a esta mujer le dijo, muy bien escriba su oración en un papel e inmediatamente siguió atendiendo a otros clientes. Para sorpresa del almacenero, la mujer saco de su pecho un pedazo de papel y lo coloco sobre el mostrador del almacén con estas palabras. «Lo hice anoche, mientras cuidaba a uno de mis hijos que esta enfermo”. El almacenero tomo, el papel y sin siquiera leer lo que decía, lo puso en uno de los platos de su vetusta balanza. Bueno, dijo, ¿veamos cuanto de víveres se puede comprar con esto? Aquí empezó a suceder lo increíble. El tendero puso en la balanza una hogaza de pan y para asombro suyo, la balanza no se inclino. Añadió otros víveres y cosa curiosa, la balanza no se inclinaba, entre sorprendido y abochornado iba poniendo mas y mas víveres esperando que algún momento la balanza reaccionara, pero nada que ver, la balanza seguía estática, finalmente dijo «Bueno eso es todo lo que se puede poner en la balanza. Aquí tiene una bolsa. Ponga los víveres Ud. mismo en la bolsa, yo estoy ocupado. Entre gemido y gemido, la mujer iba empacando los víveres, secando las lágrimas con las mangas en los momentos en que esto era posible. El tendero se hacía, como que no miraba, pero discretamente nota que había obsequiado una buena cantidad de víveres, y aun quedaba algo de lugar en la bolsa. Así que, puso un buen pedazo de queso en la bolsa sin decir nada, solo mirando la tímida sonrisa de agradecimiento de la mujer y sus ojos humedecidos por las lágrimas. Cuando la mujer salió, el tendero fue inmediatamente a ver la balanza, rascándose la cabeza en total asombro. Pronto descubrió la razón de todo. Inexplicablemente la balanza se había dañado. El tendero es ahora ya viejo, su cabello esta blanco. Pero todavía sigue rascándose la cabeza en la misma expresión de asombro. Nunca volvió a ver a la mujer, y llego a la conclusión que nunca la había visto antes de este incidente tampoco. Pero por el resto de sus días se acordaba de ella más que de cualquier otra mujer. Sabía que no era solo su imaginación, porque todavía guarda el pedazo de papel con la oración que la mujer habla escrito. «El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy, en el nombre de Jesús, Amen». Que impactante, Dios contesto esta oración de una manera extraordinaria. Juan 14:13-14 dice: “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo hare”. Un requisito indispensable para que Dios responda positivamente a nuestras oraciones es orar en el nombre del Señor Jesucristo. En nuestro estudio bíblico de hoy, examinaremos lo que significa orar en el nombre de Jesús.
Orar en el nombre de Jesús es algo más que repetir una formula mecánica al final de nuestras oraciones. Muchos de nosotros hemos pensado que decir “en el nombre de Jesús», garantiza una respuesta inmediata a cualquier cosa que pidamos. Pero veamos qué es lo que en realidad significa orar en el nombre de Jesús. En primer lugar, orar en el nombre de Jesús, significa orar de acuerdo con su voluntad. 1ª Juan 5:14-15 dice: «Y esta es la confianza que tenemos en El, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, El nos oye. Y si sabemos que El nos oye, en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho». Orar en el nombre de Cristo es pedir conforme a la voluntad de Dios. Cuando sabemos que tenemos vida eterna, podemos Ir ante el Señor con confianza. En esta confianza, sabemos que si pedimos cualquier cosa conforme a la voluntad de Dios, El nos oye y contesta. Los creyentes en realidad tenemos que temer no pedir algo conforme a la voluntad de Dios. Pedir algo, que no está de acuerdo con la voluntad de Dios, aunque digamos que lo hacemos en el nombre de Jesús, no será oído por el Padre y por tanto no será contestado. ¿Cómo conocer la voluntad de Dios? De una manera general, la voluntad de Dios esta revelada en Su Palabra, así que, necesitamos estudiar la Palabra de Dios para conocer la voluntad de Dios y así orar conforme a su voluntad. Muchas de nuestras oraciones, quizá no saldrían de nuestros labios, si reconociéramos que debemos orar en la voluntad de Dios. En segundo lugar, orar en el nombre de Jesús, significa que es el mismo Señor Jesucristo quien está pidiendo. Un gran hombre de Dios ha dicho «Cuando nosotros oramos deberás al Padre, en el nombre de Señor Jesús, es como si Cristo mismo fuera el suplicante». Juan 16:23-24 dice: «En aquel día no me preguntareis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nunca habéis pedido en mi nombre; pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido». Hasta ese momento, los discípulos habían ido al Señor con sus preguntas y pedidos. En aquel día, cuando el Espíritu descienda, Jesucristo ya no estaría con ellos físicamente, y por tanto los discípulos ya no podrían hacerle preguntas, pero no se quedarían solos. En aquel día tendrán el privilegio de pedir directamente al Padre. El Padre respondería esos pedidos por el nombre de Jesús. Las respuestas son dadas no es base a nuestro mérito, sino por el mérito del Señor Jesucristo. Cuando pedimos a, Dios algo conforme a su voluntad, y en el nombre de Jesucristo, Dios responderá porque es como si el mismo Señor Jesucristo estuviera pidiendo en nuestro lugar. ¿Podríamos orar pon algo malo en el nombre del Hijo de Dios? En tercer lugar, orar en el nombre de Jesucristo significa orar en el poder del Espíritu Santo. Romanos 8:26 dice: «Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues que hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el espíritu mismo intercede por nosotros, con gemidos indecibles». A menudo nos ponemos perplejos en nuestra vida de oración. No sabemos cómo orar, como pedir correctamente. Tenemos la tendencia a orar egoístamente, ignorantemente, estrechamente, pero aquí es cuando el Espíritu viene a nuestro lado para ayudarnos en nuestra debilidad, intercediendo en favor nuestro con gemidos indecibles. Es el Espíritu quien gime, no nosotros. En cuarto y último lugar, orar en el nombre de Jesús significa permanecer en El. Juan 15:7 dices «Si permanecéis en mi, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis y os será hecho». Permaneciendo en Cristo, podemos tener la mente de Cristo, y por tanto podemos pedir las cosas que Cristo pediría, y con sobrada razón al final de nuestras oraciones podríamos añadir «en el nombre de Jesus». Hemos visto entonces que orar en el nombre de Jesus no es solamente una mera repetición de palabras al final de nuestras oraciones, sino orar en su voluntad, sabiendo que es Jesus quien está haciendo los pedidos, orar en el poder del Espíritu Santo y conscientes que estamos permaneciendo en Cristo. La próxima vez que tenga la oportunidad de orar, recuerde lo que significa la frase «en el nombre de Jesus».
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