Reciba cordiales saludos amigo oyente al inicio del estudio bíblico de hoy con David Logacho. Una de las inquietudes que más viene a la mente de la gente cuando se habla de los eventos futuros es esto de los 144.000 ¿Quiénes son? ¿Cuándo aparecerán? ¿Qué harán? Pues acerca de esto justamente tratará el tema de hoy en la continuación de nuestro estudio del libro de Apocalipsis.
Siguiendo con nuestro estudio del libro de Apocalipsis, llegamos al capítulo 7. Este capítulo es una especie de paréntesis en el recuento cronológico de los eventos que acontecerán durante la tribulación. Si Usted nos ha acompañado en estos estudios bíblicos, recordará que lo último que vimos en el capítulo 6 fue el juicio correspondiente al sexto sello. Al llegar al capítulo 7, uno esperaría leer el juicio correspondiente al séptimo sello. Pero no hay tal. El juicio correspondiente al séptimo sello se relata en la primera parte del capítulo 8. La conclusión lógica es por tanto, que el capítulo 7 es un paréntesis en el relato de los eventos futuros. Además de eso, el capítulo 7 de Apocalipsis es la respuesta a la interrogante que aparece al final del último versículo del capítulo 6. Terminando el capítulo 6, los hombres que estaban padeciendo el juicio correspondiente al sexto sello, en su angustia y desesperación reconocieron que ha llegado el día de la ira del Cordero e hicieron la pregunta: ¿Y quién podrá sostenerse en pie? La respuesta a esta pregunta aparece en el capítulo 7 de Apocalipsis. Una vez que nos hemos establecido el contexto de lo que vamos a estudiar, veamos qué es lo que tenemos. Notamos es la calma que precede a la tormenta. Apocalipsis 7:1 dice: “Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol” Se dice que toda tormenta viene precedida de una tensa calma. Pues algo así sucederá en la tribulación. Lo que está por venir sobre la tierra y sus habitantes es algo trágico y terrible, pero antes que acontezca, el planeta estará en total calma. No habrá viento que levante el mínimo polvo sobre la faz de la tierra. No habrá viento que levante la mínima ola sobre el mar. No habrá viento que haga mover ni una solo hoja de los árboles. Todo será el resultado de cuatro ángeles poderosos que parados en los cuatro ángulos de la tierra detendrán el viento para que no sople. Esto no significa que la tierra sea plana como creían algunos antepasados y que los ángeles están en cada uno de las cuatro esquinas. Lo que significa es que los ángeles están de pié en los cuatro puntos cardinales del globo terrestre. Al norte, al sur, al este y al oeste. Luego, notamos el clamor que precede a la tormenta. Apocalipsis 7:2-8 dice: “Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar,3 diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios.4 Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel.5 De la tribu de Judá, doce mil sellados. De la tribu de Rubén, doce mil sellados. De la tribu de Gad, doce mil sellados.6 De la tribu de Aser, doce mil sellados. De la tribu de Neftalí, doce mil sellados. De la tribu de Manasés, doce mil sellados.7 De la tribu de Simeón, doce mil sellados. De la tribu de Leví, doce mil sellados. De la tribu de Isacar, doce mil sellados.8 De la tribu de Zabulón, doce mil sellados. De la tribu de José, doce mil sellados. De la tribu de Benjamín, doce mil sellados” El ángel que hace este clamor es diferente de los ángeles que de pie sobre los cuatro ángulos de la tierra detenían al viento. Es un ángel muy poderoso porque lo vemos dando órdenes a otros ángeles, a los ángeles que habían recibido el poder para hacer daño a la tierra y al mar. Su pedido es que detengan el daño que están por traer a la tierra, al mar y a los árboles, hasta cumplir con una obra en extremo importante. La obra es sellar en sus frentes a los siervos de Dios. El sello en las frentes de los siervos de Dios es el nombre del Cordero, Jesucristo, y el nombre del Padre celestial. Esto lo sabemos por la información que provee Apocalipsis 14:1 El sello, amable oyente denota al menos tres cosas. En primer lugar, autenticidad. Estos siervos de Dios son auténticos siervos de Dios, no falsificados. El sello en sus frentes lo certifica. En segundo lugar, propiedad. Estos siervos de Dios pertenecen a Dios. En tercer seguridad. Nadie que no sea Dios mismo puede hacer algo en contra de los siervos de Dios. Pero ahora preguntémonos ¿Cuántos son estos siervos de Dios que van a ser sellados durante la tribulación? El texto leído responde diciendo que son 144.000. ¿Quiénes son estos siervos de Dios que van a ser sellados durante la tribulación? El texto leído dice que todos ellos son judíos. Más aún son 12.000 de doce tribus de Israel. El pasaje leído nos provee información acerca de las tribus a las cuales pertenecen estos siervos de Dios. Permítame señalar varias cosas en cuanto a estos 144.000 sellados. En primer lugar, no son los miembros de una moderna secta falsa que según su torcida doctrina afirma que los 144.000 son los miembros más ilustres de esa secta. La Biblia enseña que los 144.000 son judíos. En segundo lugar, es interesante que en la tribulación se volverán a agrupar los judíos por sus tribus. Hoy en día, lo más que pueden saber los judíos sobre sus ancestros es solamente eso, que son judíos. Ningún judío hoy en día puede identificar la tribu a la cual pertenece. Pero en la tribulación, eso será posible. En tercer lugar, los 144.000 no serán creyentes el momento que ocurra el arrebatamiento. Por eso es que no serán arrebatados con la iglesia y se quedarán en la tierra para la tribulación. Estos 144.000 recibirán a Cristo al inicio de la tribulación, y luego, ya dentro de la tribulación, serán sellados como siervos de Dios. En cuarto lugar, Usted habrá notado que al hacer la lista de las tribus de Israel, no aparecen los nombres de Efrain y Dan. Aparece el nombre de José, que bien podría corresponder a Efraín porque José fue padre de Efraín. ¿Pero por qué no aparece Dan en la lista? Mucho se ha especulado sobre esto. Es mejor dejarlo como está. Algún día sabremos la razón para ello. Hemos visto la calma que precede a la tormenta, y el clamor que precede a la tormenta. Ahora consideremos la cosecha después de la tormenta. Leamos Apocalipsis 7:9-17 “9 Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos;10 y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.11 Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios,12 diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.13 Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido?14 Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.15 Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos.16 Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno;17 porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.” La misión de los 144.000 sellados es predicar el evangelio a los habitantes de la tierra durante la tribulación. Esto lo sabemos por lo que dice Apocalipsis 14:6. El resultado de esta predicación del evangelio por parte de los 144.000 será extraordinario. Habrá tantos salvados que Juan dice que no los podía contar. Provenían de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas. Vestidos de ropas blancas y con palmas en sus manos estaban en la presencia misma de Dios. La vestidura blanca significa su justicia ante Dios por haber recibido a Cristo como Salvador. Las palmas en sus manos significa que atravesaron victoriosos por la tribulación. Juan los ve elevando un cántico de gratitud a Dios. El cántico exalta a Dios y al Cordero, por medio de quien esta multitud logró la salvación de sus almas y la victoria en la tribulación. A este coro multitudinario se unen en adoración los ángeles, los veinticuatro ancianos, símbolo de la iglesia de Cristo, y los cuatro seres vivientes. Postrados con sus rostros contra el suelo pronuncian un sonoro Amén: Así sea, y bendicen a Dios por los siglos de los siglos. Juan debe haber estado absorto mirando ese espectáculo. De pronto fue interrumpido por uno de los ancianos quien le preguntaba: ¿Quiénes son y de dónde han venido estos que ves con vestiduras blancas y palmas en las manos? El pobre Juan no lo sabía. El anciano entonces los identifica como los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y la han emblanquecido en la sangre del Cordero. Es decir que son los creyentes que recibieron a Cristo durante la tribulación como resultado del ministerio evangelístico de los 144.000. Estos son los creyentes que entrarán al reino milenial en la tierra teniendo a Jesucristo como único Soberano y a la iglesia reinando juntamente con él. Estos creyentes están en la presencia de Dios, dedicados al servicio a Dios. Para ellos se acabaron las pruebas. Dios se ha encargado de enjugar toda lágrima de los ojos de ellos. Maravilloso, ¿No le parece?
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