Es un gozo estar nuevamente con Usted, amiga, amigo oyente, para juntos meditar en la hermosa enseñanza de la palabra de Dios. Estamos estudiando el libro de Proverbios en la serie que lleva por título: Proverbios, sabiduría celestial para la vida terrenal. En esta oportunidad, David Logacho nos guiará en el estudio de la segunda parte del capítulo 25.
Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Proverbios capítulo 25. Nos corresponde estudiar desde el versículo 15. Dice así: «Con larga paciencia se aplaca el príncipe, y la lengua blanda quebranta los huesos.» Este proverbio exalta los beneficios de la paciencia. Paciencia es la virtud que consiste en sufrir sin perturbación del ánimo, los infortunios y trabajos. La paciencia es un aspecto del fruto del Espíritu Santo. Entre los beneficios de la paciencia, tenemos, según el proverbio, el aplacar a un príncipe. La falta de paciencia será como arrojar más leña al fuego del furor de una persona enojada. Pero por contraste, actuar con paciencia, será como echar agua al fuego del furor de la persona enojada. Haga la prueba. La próxima vez que se vea en una discusión, ya sea con su cónyuge o con sus hijos, o con sus colegas de trabajo, haga uso de paciencia, y verá como baja inmediatamente la intensidad del conflicto. Por algo dice Proverbios 15:1 «La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor» Otro beneficio de la paciencia es que logra cosas que parecen imposibles. La paciencia que se manifiesta en la lengua suave o las suaves palabras, tiene el poder de quebrantar algo tan duro como los huesos. Con paciencia se logran cosas que parecen imposibles. Tenemos ahora Proverbios 25:16-17 donde dice: «¿Hallaste miel? Come lo que te basta, no sea que hastiado de ella la vomites. Detén tu pie de la casa de tu vecino, no sea que hastiado de ti te aborrezca.» El énfasis de este proverbio es la moderación. ¡Cuán importante es ser moderado! La miel es muy deliciosa al paladar y buena para el organismo, pero si se la come sin moderación, muy pronto llegará a hastiarnos y luego vendrá una terrible indigestión. Por eso dice el proverbio: Si encuentras miel, no comas más de la cuenta, no sea que de mucho comer la vomites. Esto tiene su aplicación práctica. Supongamos que llega a vivir en la casa de al lado de la suya una nueva familia Como es natural, Usted les da la bienvenida y se pone a las órdenes para ayudar en todo lo que está a su alcance. Al siguiente día, toda esta nueva familia viene a su casa y se instala cómodamente. Usted tiene que prepararles desde el desayuno hasta la cena. Claro, Usted no se hace problema con eso, porque entiende que mientras ordenan sus cosas, habrá sido difícil para esta nueva familia preparar su comida. Usted termina el día agotada. Al siguiente día, sucede lo mismo. Algo sorprendida, Usted repite la rutina del día anterior. Llega el siguiente día… y la misma historia. Para entonces, Usted estará histérica y al borde de un desate de nervios. Lo que está pasando es que esta nueva familia no tiene moderación. Llegará un momento que cuando Usted ya no soporte más, se arme de valor y con amabilidad pero con firmeza pida a esta familia que no abuse de su hospitalidad. Esto es lo que está tratando de comunicar este proverbio: Si visitas a tu amigo, no lo hagas con frecuencia, no sea que se canse de ti y llegue a odiarte. Muy bien. Después tenemos Proverbios 25:18 donde dice: «Martillo y cuchillo y saeta aguda es el hombre que habla contra su prójimo falso testimonio.» El martillo, el cuchillo y la saeta aguda son armas muy efectivas para destruir el cuerpo de una persona. Igual de efectiva es la lengua o el falso testimonio para destruir el carácter del prójimo. Cuidado amable oyente con el falso testimonio. La sociedad se horroriza cuando alguien asesina a una persona. ¿Pero por qué no se horroriza cuando mediante el falso testimonio se asesina el carácter de una persona? Mucho cuidado con la manera como usamos la lengua amable oyente. A continuación tenemos un proverbio bien interesante. Es el versículo 19 del capítulo 25. Dice así: «Como diente roto y pie descoyuntado es la confianza en el prevaricador en tiempo de angustia.» El prevaricador en este proverbio es aquel que no cumple con lo que se espera de él. Cuando estamos en angustia y aflicción y ponemos la mirada en alguien que dice que puede ayudarnos, pero a la hora de la hora, nos enteramos que todo fue una falsa promesa, nos sentimos totalmente abatidos, como se sentiría una persona que tiene que caminar con una pierna rota, o como se sentiría una persona a quien le sirven un delicioso potaje, pero no puede comerlo porque tiene un terrible dolor de muela. Pero hay alguien en quien podemos confiar no sólo en momentos de angustia sino en todo momento, sin el más mínimo temor de ser defraudados. Ese alguien es Cristo Jesús. Él nunca falla. Ahora viene Proverbios 25:20 donde dice: «El que canta canciones al corazón afligido es como el que quita la ropa en tiempo de frío, o el que sobre el jabón echa vinagre.» Cantar canciones al corazón afligido nos habla de hacer cosas legítimas pero inoportunas o fuera de lugar. Esto sería lo mismo que desabrigarse cuando más hace frío, o como echar al perder el jabón arrojando sobre él vinagre. Ambas son cosas inoportunas o fuera de lugar. Debemos ser muy sabios para evitar hacer algo inoportuno o fuera de lugar. Nos corresponde estudiar ahora el siguiente proverbio. Se encuentra entre los versículos 21 y 22 donde dice: «Si el que te aborrece tuviere hambre, dale de comer pan, y si tuviere sed, dale de beber agua; porque ascuas amontonarás sobre su cabeza, y Jehová te lo pagará.» Este es uno de los principios más importantes en el trato con el prójimo. Jesús se hizo eco de este importante principio en el sermón del monte. Mateo 5:44 dice: «Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen» Amar a los enemigos es algo que se debe demostrar con acciones a favor de los enemigos. Si el que te aborrece tiene hambre, dale de comer pan, dice el proverbio. Igualmente, si el que te aborrece tuviere sed, dale de beber agua. Haciendo esto, dice el proverbio, estarás amontonando ascuas de fuego sobre la cabeza del enemigo. ¿Qué significa esto? Entre muchas explicaciones que se han propuesto, parece que la que más se ciñe al contexto es aquella que afirma que así como el metal se derrite cuando se lo pone en ascuas de fuego, el corazón más duro de un enemigo se suavizará por el trato amable. Además de este beneficio, dice el proverbio que Jehová recompensará al que paga con bien todo el mal que recibe de su adversario. Luego viene Proverbios 25:23 dice: «El viento del norte ahuyenta la lluvia, y el rostro airado la lengua detractora» Es posible que estemos ante una traducción no muy afortunada al leer este proverbio. La versión Dios Habla Hoy, al igual que algunas otras versiones lo traducen de esta manera: Por el viento del norte viene la lluvia, y por las malas lenguas las malas caras. Así como la lluvia es empujada por el viento del norte, las malas caras también son empujadas por las malas lenguas. A nadie le gusta estar rodeados de malas caras, entonces es necesario mantener la lengua bajo control. Avanzando tenemos Proverbios 25:24 donde dice: «Mejor es estar en un rincón del terrado, que con mujer rencillosa en casa espaciosa.» La mujer rencillosa es la mujer de mal carácter, la que siempre está dispuesta a la pelea, la que siempre halla motivos para un conflicto. Una mujer así es una espina en el costado de su esposo. Con razón que el proverbio dice: Es preferible habitar en un rincón de la azotea con una esposa tierna y amable, que en una hermosa mansión pero con una esposa de mal carácter. Cuide su carácter amiga oyente. Proverbios 25:25 dice: «Como el agua fría al alma sedienta, así son las buenas nuevas de lejanas tierras.» Cuando se recibe buenas noticias de un ser querido que está en lejanas tierras, es algo tan satisfactorio, tan refrescante. Produce el mismo efecto que un vaso de agua bien fría cuando estamos muriéndonos de sed. Proverbios 25:26 dice: «Como fuente turbia y manantial corrompido, es el justo que cae delante del impío» Una persona justa que compromete su integridad cediendo a las pretensiones de un impío, es comparable a un manantial del cual brota agua turbia y putrefacta. Los creyentes hemos sido declarados justos delante de Dios cuando recibimos a Cristo como Salvador, por tanto jamás debemos comprometer nuestro buen testimonio por medio de hacer las obras impías que los impíos nos incitan a hacer. Proverbios 25:27 dice: «Comer mucha miel no es bueno, ni el buscar la propia gloria es gloria.» Comer miel en exceso causa indigestión. Por eso no es bueno. Tampoco es bueno arrojarse flores a uno mismo para agrandar nuestra propia imagen. Mire lo que aconseja la palabra de Dios sobre esto, según Proverbios 27:2 donde dice: «Alábete el extraño, y no tu propia boca; el ajeno, y no los labios tuyos.» No es honroso buscar la propia gloria. Finalmente tenemos Proverbios 25:28 donde dice: «Como ciudad derribada y sin muro es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda.» Un hombre cuyo espíritu no tiene rienda es aquel que jamás ha aprendido a auto disciplinarse. Es como una embarcación a la deriva. Va en cualquier dirección que sopla el viento. Está dispuesto a hacer todo lo que su cuerpo pide. Jamás ha aprendido a refrenar los impulsos de la carne. El proverbio dice que un hombre así es como ciudad derribada y sin muro. Una ciudad derribada y sin muro será fácil presa de cualquier enemigo, por débil que sea. Lo mismo pasa con el hombre sin auto control. Estará expuesto a todo tipo de peligro. Una característica de la madurez, es justamente la capacidad de auto control. Que por la gracia de Dios su vida esté caracterizada por la auto disciplina amable oyente.
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