Saludos cordiales amigo oyente. Bienvenido a un nuevo estudio bíblico sobre los eventos futuros. David Logacho nos ha introducido ya en este fascinante tema en el estudio bíblico anterior y hemos considerado el significado del tribunal de Cristo, el momento en el cual ocurrirá, el sitio en el cual tendrá lugar y el Juez que lo presidirá. Hoy vamos a continuar con el mismo tema, y nuestro enfoque será sobre los que participarán en el tribunal de Cristo.
En 2ª Corintios 5:10 leemos las siguientes palabras: “Por que es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo”
El texto habla de que es necesario o imprescindible que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo. La pregunta crucial es: ¿Quiénes son los todos nosotros que necesariamente tienen que presentarse ante el tribunal de Cristo?
Bueno, Pablo el escritor esta incluido, por eso dice todos nosotros, pero además de él están otros. Para ver quienes son, tenemos que ir a la introducción de la segunda carta a los Corintios. Allí en el capitulo 1 versículo 1 leemos lo siguiente: “Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, a la iglesia de Dios que esta en Corinto, con todos los santos que están en toda Acaya”
Pablo dirige su carta primeramente a la iglesia de Dios que está en Corinto y también a todos los santos en Acaya, la provincia romana en la cual Corinto era una ciudad importante.
Iglesia de Dios, santos, nos habla de creyentes. Todo creyente es miembro de la iglesia de Dios. Esta es una hermandad de hombres y mujeres santos, no por sus méritos o por sus obras sino porque sus pecados fueron lavador en la sangre preciosa de Cristo Jesús cuando confiaron en él como su Salvador.
Note lo que el mismo apóstol dice sobre esto en 1ª Corintios 6:9-11 “¿No sabéis que los injustos no heredaran el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el espíritu de nuestro Dios”
Los creyentes corintios, eran de lo peor, la escoria de la sociedad, pero todo eso cambió cuando recibieron a Cristo como su Salvador. Ese instante dejaron de ser cualquier cosa que fueron y pasaron a ser lavados, santificados y justificados. Todo esto fue sin costo para los creyentes pero a un inestimable costo para Dios y su Hijo Jesucristo.
Pedro, el apóstol dice en 1ª Pedro 1:18-19 “sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo como de un cordero sin mancha y sin contaminación”
Así, que, amigo oyente, el todos nosotros, a los cuales se refirió Pablo al hablar del tribunal de Cristo tenia que ver con todos los creyentes. En otras palabras, parafraseando un poco 2ª Corintios 5:10 diría: “porque es imprescindible que todos los que somos creyentes nos presentemos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno de nosotros los creyentes recibamos galardones según lo que hayamos hecho mientras estábamos en el cuerpo, sea bueno o sea malo”
En el tribunal de Cristo no habrá incrédulos, sino solamente creyentes. Una pregunta que probablemente surja es ésta. ¿Por qué solamente los creyentes participaremos en el tribunal de Cristo?
Existen algunos motivos para esto.
En primer lugar, porque como hemos visto ya, el tribunal de Cristo tendrá lugar en el cielo y el cielo es para todos los creyentes mas no para ningún incrédulo. Apocalipsis 21:27 hablando de la magnifica gloria del cielo d ce: ”No entrara en ella ninguna cosa inmunda o que hace abominación y mentira sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero”
El cielo es un lugar exclusivo para personas que han sido lavadas, santificadas y justificadas por la obra de Cristo en la cruz del Calvario, los cuales están inscritos en el libro de la vida del Cordero. El resto, esto es, los que han rechazado a Cristo como Salvador están excluidos del cielo y condenados a pasar en el infierno por la eternidad.
En segundo lugar, por el carácter del Juez. Hablamos señalado en el estudio bíblico anterior que el Juez es Cristo Jesús resucitado y glorificado. Por tanto, el es santo y puro. Hablando de el, en su carácter de Sumo Sacerdote, el autor de Hebreos dice así en Hebreos 7:26 “Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de pecadores, y hecho mas sublime que los cielos”
Un ser así no puede tolerar en su gloria a personas contaminadas por el pecado. Para estar en la presencia de este Juez se necesita estar limpio de pecado, y eso es exactamente lo que hizo Dios en nosotros cuando recibimos por la fe a Cristo como nuestro Salvador. Por esta obra de Cristo, los que compareceremos ante el tribunal de Cristo somos declarados justos y estamos en capacidad de estar en su presencia para que nuestras obras sean evaluadas.
En tercer lugar por el propósito del tribunal de Cristo. ¿Para que esta el tribunal cíe Cristo? No es para determinar si una persona se salva o se condena. La salvación de una persona no depende de las obras que ha realizado esa persona. Efesios 2:8-9 dice: “por que por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se glorié”
Nadie se salva por obras, la salvación es por gracia por medio de la fe. Si una persona se salva será porque confió en Cristo como su Salvador. Si una persona se condena será porque rechazó a Cristo como su Salvador. El propósito del tribunal de Cristo es recompensa, no condenación, por tanto, los que comparezcan a este tribunal deben ser personas salvas.
De modo que, amigo oyente, los que participaremos en el tribunal de Cristo somos únicamente los que por fe hemos recibido a Cristo como nuestro personal Salvador. Esto ciertamente deja al margen a personas como Ud. mi amigo, mi amiga, personas que hasta este momento no han tomado la decisión más importante de la vida, la decisión que significa la diferencia entre la vida y la muerte, la decisión de recibir a Cristo como Salvador, Pero Ud. no necesariamente tiene que quedar al margen de comparecer ante el tribunal de Cristo, porque hoy mismo, Ud. podría asegurar su comparecencia al tribunal de Cristo.
La forma de lograrlo es sencilla. Solamente implica que Ud. debe reconocer su estado espiritual en la actualidad. La Biblia dice que Ud. es un pecador separado de Dios. Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios afirma Romanos 3:23. Al estar separado de Dios Ud. esta en un estado de muerte espiritual y si Ud. sale de este mundo en ese estado, Ud. habrá perdido su oportunidad de tener vida eterna y solo le esperara la condenación eterna. Porque la paga del pecado es muerte, mas la dadiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro, dice Romanos 6:23. Ante esta situación, Ud. debe reconocer que hubo alguien que sufrió el castigo que Ud. como pecador merece. Ese alguien es Jesús, quien murió en una cruz por Ud. tomando el lugar que a Ud. le corresponde.
Para apropiarse de esta obra de Cristo en la cruz Ud. debe recibir a Cristo como su Salvador, una vez que Ud. lo haga, Ud. llegara a ser un hijo de Dios. Juan 1:12 dice: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.”
Así es mi amigo mi amiga, Ud. necesita recibir a Cristo como su Salvador. Hágalo hoy mismo y así, no solo pagara la eternidad junto a su Salvador sino que también algún día se presentara ante el para que sus obras sean examinadas. Reciba a Cristo hoy.
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