Es muy grato saludarle amable oyente y darle la bienvenida al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando la primera epístola de Pablo a Timoteo en la serie titulada: Claves para ser un buen ministro de Jesucristo. En esta oportunidad vamos a examinar los requisitos que deben cumplir los diáconos.
Antes de ir al pasaje bíblico para nuestro estudio de hoy, sería conveniente considerar lo que dice la Biblia en Filipenses 1:1. Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos:
Se trata del primer versículo de la carta que Pablo escribió a la iglesia local en la ciudad de Filipos. En él, se identifica al autor y a los destinatarios de la carta. En cuanto a esto último, los santos, es en referencia a los creyentes que se reunían en el nombre de Cristo en la iglesia local de la ciudad de Filipos, luego están los obispos, o los pastores, o ancianos, los líderes, y finalmente los diáconos. De esto se desprende que una iglesia local en su forma más básica está formada por los creyentes, los obispos, o pastores, o ancianos, y los diáconos. La palabra diácono es la traducción de la palabra griega “diáconos” que denota simplemente a uno que sirve. Ya hemos estudiado los requisitos de carácter que deben tener los obispos o pastores o ancianos, nos faltaría estudiar los requisitos de carácter que deben tener los diáconos. Vayamos por tanto a 1 Timoteo 3:8. La Biblia dice: Los diáconos asimismo deben ser honestos, sin doblez, no dados a mucho vino, no codiciosos de ganancias deshonestas;
Un creyente que ejerce el oficio de diácono en una iglesia local, en primer lugar debe ser honesto. Honesto es la traducción del adjetivo griego “semnós” que tiene un significado bastante amplio, pero siempre relacionado con el carácter íntegro de una persona. Lo que se ha traducido como honesto encierra ideas como decente, decoroso, recatado, justo, probo, recto y honrado. La tarea que deben realizar los diáconos en una iglesia local demanda que sean honestos. En segundo lugar, los diáconos deben ser sin doblez. Esta expresión literalmente significa uno que no tiene una lengua doble, y de ahí denota alguien que, como solemos decir en algunos países, no es un lengua larga, un hablador, alguien que no tiene un doble discurso por el cual afirma algo sobre determinado asunto en algún momento y algo muy diferente sobre el mismo asunto en otro momento. El buen diácono siempre tendrá la misma opinión sobre cierta cosa sin importar las circunstancias. Jamás dirá un día una cosa y otro día otra cosa diferente. Jamás andará cambiando la versión de un asunto dependiendo de la persona quien le oye. Esto es alguien sin doblez. El buen diácono no irá desparramando chismes con todas las personas que tiene contacto. En tercer lugar, los diáconos no deben ser dados a mucho vino. Este requisito es muy parecido al requisito para los obispos, con la única diferencia que para aquellos, el requisito es no dado al vino, mientras que para los diáconos el requisito es no dado a mucho vino. En el fondo es lo mismo y denota que los diáconos no deben tener debilidad por las bebidas alcohólicas en general, no solamente por el vino. En cuarto lugar, los diáconos no deben ser codiciosos de ganancias deshonestas. La frase no codicioso de ganancias deshonestas proviene de dos palabras griegas, me, que se usa para negar y aisjrokerdéis que significa ganancia mal habida. Al igual que los ancianos o pastores, también los diáconos deben guardarse de no utilizar su oficio como diáconos para enriquecerse materialmente a expensas de la congregación. Estas son las cualidades de carácter para los diáconos, las cuales se desprenden de 1 Timoteo 3:8. Ahora veamos otra cualidad de carácter para los diáconos que aparece en 1 Timoteo 3:9. Permítame leer este texto. La Biblia dice: que guarden el misterio de la fe con limpia conciencia.
Cuando en este texto se habla del misterio de la fe, se está refiriendo a todo lo que Dios ha revelado en su palabra, la Biblia. Es un misterio no en el sentido que no se puede o es difícil comprender su significado, sino en el sentido que era algo que había estado oculto en la mente de Dios y en algún momento fue revelado o dado a conocer. Los diáconos deben conocer y obedecer todo lo que Dios ha revelado en su palabra. Esto es lo que significa guardar el misterio de la fe con limpia conciencia. No es suficiente que los diáconos conozcan la Biblia, sino además que apliquen la Biblia a su diario vivir. De modo que, amable oyente, antes de poner a un creyente en el oficio de diácono es necesario evaluar su conocimiento de la doctrina bíblica y además evaluar su testimonio, para determinar el grado de cumplimiento de lo que dice la Biblia. Los diáconos no llegan a esa posición simplemente porque obtuvieron más votos en una elección o porque son muy populares entre la congregación, o por su capacidad económica. Los diáconos llegan a esa posición por cumplir con las cualidades de carácter que Pablo está señalando, y dentro de ello por guardar el misterio de la fe con limpia conciencia. Y tenemos un requisito más para los diáconos. Aparece en 1 Timoteo 3:10. La Biblia dice: Y éstos también sean sometidos a prueba primero, y entonces ejerzan el diaconado, si son irreprensibles.
Un creyente, por más buenas perspectivas que tenga, no debe ser puesto como diácono inmediatamente. Es necesario que este creyente sea primeramente sometido a prueba. La prueba debería consistir en pedir al potencial creyente que ejecuta determinadas tareas propias de los diáconos por un tiempo prudencial, y luego evaluar el desempeño de este creyente. Si durante este tiempo el potencial diácono ha demostrado ser irreprensible, debería ser reconocido como diácono. No olvide amable oyente que ser irreprensible no es sinónimo de ser perfecto. Ningún ser humano, aun el creyente más fiel, puede ser perfecto mientras está en este mundo. Solamente en el cielo está la perfección. Ser irreprensible significa no tener nada por lo cual ser acusado. Otro requisito para los diáconos es que sus esposas tengan buen testimonio como mujeres de Dios. Note lo que dice 1 Timoteo 3:11 Las mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo.
Algunos intérpretes bíblicos entienden que este versículo estaría hablando de los requisitos para las mujeres creyentes que ejercen el oficio de diácono, lo cual podría ser, pero por el hecho de aparecer en medio de los requisitos de carácter que deben cumplir los diáconos, es mejor asumir que se está refiriendo a la capacidad del diácono para ejercer un liderazgo espiritual en su hogar. Siendo así, las esposas de los diáconos deberían ser honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo. Honestas, habla de una vida íntegra. No calumniadoras habla de no acusar falsamente. Sobrias habla de equilibrio, auto control. Fieles en todo no habla solamente de fidelidad a Dios, sino también de fidelidad en el cumplimiento de sus responsabilidades. Parece que Pablo resume su idea en 1 Timoteo 3:12 donde dice: Los diáconos sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus casas.
La pureza moral de los diáconos es requisito de carácter indispensable para el ejercicio de este oficio. Un diácono no debe tener fracasos morales en su vida, tales como adulterio, o cualquier otro desliz en el área sexual. El liderazgo del diácono debe hacerse evidente en el buen gobierno de su hogar. El diácono debe tener a sus hijos en sujeción y debe tener su casa en orden. La conducta de los hijos que viven bajo el mismo techo de su padre es un gran indicador de la capacidad del padre para ser un buen diácono. Finalmente, Pablo hace referencia a la recompensa para los diáconos. 1 Timoteo 3:13 dice: Porque los que ejerzan bien el diaconado, ganan para sí un grado honroso, y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús.
El ejercicio adecuado del diaconado tiene su recompensa. Los diáconos que trabajan bien ganan un grado honroso. Esto por un lado puede referirse a la posibilidad de ser promovidos al oficio de obispo, pastor o anciano, pero por otro lado puede referirse al respeto y admiración que pueden lograr ante los líderes y la congregación en general. Pero lo más importante es que el buen ejercicio del diaconado resulta en mucha confianza en el fe que es en Cristo Jesús. Esto significa que los diáconos fieles tienen mucha libertad para testificar de Cristo. La integridad de los buenos diáconos, es un adorno para la doctrina de Cristo. Un buen ministro de Jesucristo se rodeará de diáconos que cumplen con estos requisitos de carácter.
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