Que privilegio es para todos los que hacemos La Biblia Dice… Contar con su compañía en esta oportunidad. Si esta es la primera vez que nos sintoniza le contamos que estamos desarrollando un interesante estudio que se titula: “La obra de Jesucristo después de su ascensión, por medio del Espíritu Santo”. Quédese con nosotros y conozca que es lo que dios quiere que aprenda en esta oportunidad con respecto a este tema.
I. Introducción. Saludos y bienvenida. Estudio de Hechos en la serie titulada: La obra de Jesucristo después de su ascensión, realizada por medio del Espíritu Santo. En nuestro último estudio bíblico, Lucas nos presentó a un elocuente y fervoroso discípulo llamado Apolos, quien, después de recibir al Señor Jesucristo como Salvador, desarrolló un ministerio fructífero en Efeso junto a Priscila y Aquila, luego de lo cual se dirigió a Corinto en donde con gran vehemencia refutaba públicamente a los judíos, demostrando por las Escrituras que Jesús era el Cristo. A partir del capítulo 19, Lucas retoma el relato del tercer viaje misionero de Pablo, partiendo desde su llegada a la ciudad de Efeso. Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Hechos capítulo 19. Este capítulo comienza hablando de la llegada de Pablo a Efeso.
II. Hechos 19:1 en su primera parte dice: Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Efeso.
Apolos estaba dedicado por entero a la obra del Señor en Corinto. Mientras tanto, Pablo estaba recorriendo las regiones superiores. Se debe entender las regiones de Galacia y de Frigia, desde allí puso rumbo a Efeso aprovechando las facilidades de transporte que existían hacia esa gran ciudad. Lucas no provee detalles de lo que debe haber hecho Pablo al llegar a Efeso, pero es de suponer que debe haber sido bien recibido por un buen grupo de hermanos entre los cuales estaban Priscila y Aquila. Lo cierto es que en determinado momento, Pablo se encontró con un grupo muy especial de discípulos, con quienes entabló un interesante diálogo. Hechos 19: desde la segunda parte del versículo 1 hasta el versículo 4 dice: y hallando a ciertos discípulos, les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo. Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan. Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo.
Dios arregló las circunstancias para que Pablo y estos discípulos estén en el mismo lugar al mismo tiempo. Más adelante en el texto, Lucas dice que estos discípulos eran doce en total y que eran discípulos de Juan el Bautista. Pablo notó en seguida que estos doce hombres, a pesar de hablar con mucha familiaridad de Jesús, sin embargo no tenían esa chispa de vida que solamente da el Espíritu Santo en un genuino creyente. Pablo no anduvo con rodeos sino que les hizo una pregunta de importancia vital: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? La pregunta de Pablo presupone que el momento que una persona cree y recibe a Cristo como Salvador, en ese momento la persona recibe al Espíritu Santo en su vida. Esto se confirma con lo que dice Efesios 1:13 En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,
Pablo estaba esperando la respuesta de estos discípulos. Un gran signo de interrogación se dibujaba en sus rostros. De una manera de lo más cándida respondieron a Pablo diciendo: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo. Pablo confirmó lo que se temía. Estos discípulos no eran creyentes y por tanto no tenían el Espíritu Santo, ni siquiera sabían si hay Espíritu Santo. Esto condujo a Pablo a hacer su siguiente pregunta a estos sorprendidos discípulos. ¿En qué, pues, fuiste bautizados? Ellos respondieron: En el bautismo de Juan. Era concepto conocidísimo entre los judíos que el bautismo por inmersión señalaba el traslado del candidato de una esfera a otra. Los prosélitos recibían tal bautismo al aceptar los postulados del judaísmo, pasando de los gentiles al judaísmo. Los bautizados por Juan demostraban que se unían con el resto fiel, arrepentido y expectante que renunciaba la mera religiosidad judaica y aguardaban al Mesías, los creyentes en Jesús aceptaban todo cuanto significaba el Nombre, pasando de cualquier otra esfera a la de la iglesia en la cual Él es Señor. ¿A qué esfera se habían trasladado estos doce discípulos que creían lo que habían recibido, pero sin saber que la obra del Mesías se había consumado mediante el derramamiento del Espíritu Santo? Esto es lo que quería saber Pablo. La respuesta puso de manifiesto que no habían pasado del terreno de los fieles expectantes que esperaban al Mesías, según las enseñanzas de Juan. Pablo por tanto les dio una clara explicación del significado del bautismo que habían recibido, pasando a hablar de la necesidad de la fe en Jesús ya plenamente revelado. Como resultado, estos doce discípulos fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Hechos 19:5 dice: Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús.
No bastaba el símbolo de un arrepentimiento genuino en espera del reino, era necesario el símbolo de la identificación con aquel que murió y resucitó por ellos, única base para la plena manifestación del poder del Espíritu Santo. No es que estos doce discípulos fueron vueltos a bautizar sino que se bautizaron por primera y única vez, porque lo que antes recibieron no fue el bautismo cristiano sino el bautismo de Juan el Bautista. Una vez que fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús, los doce discípulos recibieron el Espíritu Santo. Hechos 19:6 dice: Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban.
¿Por qué fue necesario que Pablo imponga manos sobre estos hombres para que reciban el Espíritu Santo? ¿No contradice esto la experiencia de Pedro según Hechos 10:44-48, cuando el Espíritu Santo simplemente vino sobre los creyentes gentiles sin necesidad de que nadie imponga manos? No, si se tiene en mente que este fue un grupo especial de hombres que llegó a ser parte del núcleo de la iglesia en Efeso. Por medio de usar a Pablo para que reciban el Espíritu Santo, Dios confirmó la autoridad apostólica y la unidad de la iglesia de Efeso con las otras iglesias así como también con la iglesia madre en Jerusalén. Cuando Pedro y Juan impusieron manos en los creyentes samaritanos, los unió a la iglesia de Jerusalén y cerró la brecha que por siglos había existido entre judíos y samaritanos. Lo que Dios hizo por medio de Pablo con estos doce hombres no es normativo para la iglesia de hoy. ¿Cómo lo sabemos? Pues porque no se repite. Las personas que se convirtieron en Efeso bajo el ministerio de Pablo, todas recibieron el don del Espíritu Santo cuando oyeron y recibieron el mensaje del evangelio. Pablo por tanto confirma el patrón en Efesios 1:13-14 donde dice: En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.
En Hechos 19:6, encontramos la última vez que se manifestó el don de lenguas en el libro de Hechos. Los creyentes hablaron en lenguas en el día de Pentecostés y magnificaron a Dios, y sus oyentes reconocieron que estas lenguas eran idiomas conocidos por ellos, pero desconocidos por los que las hablaban. No se trataba de un balbuceo en estado de éxtasis, o lenguaje celestial, como dicen algunos. Los creyentes gentiles en la casa de Cornelio también hablaron en lenguas, según Hechos 10:44-46, y su experiencia fue idéntica a la de los judíos en Hechos 2, como aparece en Hechos 11:15. Esto tuvo su significado histórico ya que el Espíritu Santo estaba bautizando, o introduciendo a los judíos en Hechos 2 y a los gentiles en Hechos 10 dentro del cuerpo de Cristo según lo que dice 1 Corintios 12:13 Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
En la actualidad el don de lenguas no es evidencia del bautismo con el Espíritu Santo o de la llenura con el Espíritu Santo. Pablo hizo una pregunta en 1 Corintios 12:30: ¿hablan todos lenguas? La construcción gramatical en el idioma en que se escribió el Nuevo Testamento, demanda una respuesta negativa a esta pregunta. Cuando Pablo escribió a los Efesios acerca de la llenura del Espíritu Santo, no habló jamás en el sentido que hablar en lenguas fuera una de las evidencias. En ninguna parte del Nuevo Testamento se exhorta al creyente a buscar ser bautizado con el Espíritu Santo, o a hablar en lenguas, pero si se exhorta a ser llenos con el Espíritu Santo. En nuestro próximo estudio bíblico veremos lo que sucedió después con Pablo. Espero que me acompañe.
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