Qué bendición saludarle amiga, amigo oyente. Muchas gracias por su sintonía. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando la segunda epístola de Pablo a los Corintios, en la serie titulada: El legado de un siervo de Jesucristo. En esta oportunidad vamos a considerar que un siervo de Jesucristo debe ser veraz en su hablar.
Lámpara es a mis pies, tu palabra, y lumbrera a mi camino, dice Salmo 119:105. ¿Ha usado algo de iluminación de la palabra de Dios en alguna situación de su vida el día de hoy? Quiera Dios que sí, porque de otra manera, estará desperdiciando ese recurso sin igual que Dios nos ha dejado. Con esto en mente, si tiene una Biblia a la mano, ábrala en 2 Corintios 1:17-24. En este pasaje bíblico tenemos a Pablo mostrando la necesidad que un siervo de Jesucristo sea veraz en su hablar. Como antecedente, recordemos que Pablo y sus colaboradores habían planificado pasar por Corinto dos veces, tanto al ir hacia Macedonia, como al volver de Macedonia. Sin embargo, Dios modificó este plan y Pablo todavía no había podido ir a Corinto. Este fue el motivo para que algunos en Corinto lleguen a la conclusión que Pablo no es de palabra, o que sus palabras no son dignas de confiar. Siempre habrá personas que estén prestas para juzgar a los siervos de Jesucristo, sin conocer la verdad de las cosas. Veamos la manera como Pablo se defiende de esta acusación. Este pasaje bíblico podría dividirse en tres partes. La aseveración de que Pablo hablaba verazmente, las razones por las cuales Pablo hablaba verazmente, y el motivo por el cual Pablo no cumplió con su plan original. Vayamos a lo primero. La aseveración de que Pablo hablaba verazmente. 2 Corintios 1:17 dice: Así que, al proponerme esto, ¿usé quizá de ligereza? ¿O lo que pienso hacer, lo pienso según la carne, para que haya en mí Sí y No?
Haciendo referencia a su plan original de visitar dos veces Corinto, Pablo hace dos preguntas retóricas, cuya construcción gramatical obliga a una respuesta negativa. La primera: ¿usé quizá de ligereza? La respuesta es: No. Cuando Pablo habla de ligereza se está refiriendo a hacer algo sin pensar, sin meditar, sin poner atención. Los planes que hizo Pablo no resultaron de meros impulsos del momento. Los siervos del Señor jamás debemos hacer nada con ligereza. La segunda: Lo que pienso hacer, ¿lo pienso según la carne, para que haya en mí Sí y No? La respuesta nuevamente es: No. Pablo dijo un poco atrás en su carta que estando en Corinto se condujo no con sabiduría humana, sino con la gracia de Dios. Esto garantiza que lo que Pablo planificó no fue producto de su humano razonamiento, sino de lo que la gracia de Dios le concedió. Por este motivo, Pablo no pudo haber dicho Sí a algo que es No y No a algo que es Sí. Así debe ser la conducta de todo siervo de Jesucristo y de todo creyente en general. Lo que hacemos o decimos debe partir de la sabiduría que viene de Dios y no de nuestra humana sabiduría. De esta manera, nuestros dichos serán veraces y no confusos como Sí y No al mismo tiempo. En segundo lugar, Pablo da a conocer las razones por las cuales hablaba con veracidad. La primera razón es porque tenemos en nosotros a un Dios veraz. 2 Corintios 1:18 dice: Mas, como Dios es fiel, nuestra palabra a vosotros no es Sí y No.
Todo creyente tiene a Dios en su vida. Dios es fiel o verdadero, de modo que jamás va ha decir algo con vacilación. Es necesario por tanto que nosotros manifestemos que tenemos a Dios en nuestra vida por medio de hablar también sin vacilación, tal cual como lo hicieron Pablo y sus colaboradores, quienes hablaron a los corintios sin vacilación, una palabra que no es Sí y No al mismo tiempo. La segunda razón es porque tenemos en nosotros a Jesucristo quien es veraz. 2 Corintios 1:19-20 dice: Porque el Hijo de Dios, Jesucristo, que entre vosotros ha sido predicado por nosotros, por mí, Silvano y Timoteo, no ha sido Sí y No; mas ha sido Sí en él;
2Co 1:20 porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.
La persona de Jesucristo, el Hijo de Dios, a quien anunciaron Pablo y sus colaboradores, Silvano y Timoteo, en Corinto, no fue una persona indecisa, vacilante, sino una persona firme, confiable, fiel, quien todo lo que dice es de absoluta veracidad. Como consecuencia, lo que Pablo, Silvano y Timoteo dijeron sobre el Señor Jesucristo es absolutamente veraz y digno de toda confianza. Tanto es así, que Pablo afirma que todas las promesas de Dios son Sí en Cristo Jesús, y Amén en Cristo Jesús y esto es lo que Pablo, Silvano y Timoteo anunciaron en Corinto para la honra y la gloria de Dios. Mal podrían por tanto ser acusados de ser faltos de palabra. Usted y yo, amable oyente, estamos en Cristo desde el mismo instante que lo recibimos como Salvador de modo que debemos manifestar a Cristo quien mora en nuestra vida, por medio de un hablar veraz, un hablar sin ambigüedades, un hablar sincero, que no se presta para la confusión entre los que nos oyen. Nuestro modelo es la persona del Señor Jesucristo, en quien todas las promesas de Dios son Sí y Amén. Todo lo que Dios ha prometido es una realidad en la persona de Jesucristo. La tercera razón es porque tenemos en nosotros a la persona del Espíritu Santo. Note lo que dice 2 Corintios 1: 21-22 Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios,
2Co 1:22 el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones.
Se nota tres obras de Dios a favor de Pablo y sus colaboradores. Número uno, es Él quien confirma a Pablo y sus colaboradores con los creyentes de Corinto, por medio de Cristo, número dos, Él es quien los ungió. Esta palabra se deriva de la ceremonia del Antiguo Testamento, por la cual se dedicaba o consagraba tanto personas o cosas, para algo específico relacionado con los rituales en el templo. En cuanto a personas se ungió a reyes, profetas, sacerdotes y siervos especiales. Dios es quien dedicó o consagró a Pablo, Silvano y Timoteo para la obra que los ha llamado de proclamar el Evangelio. Número tres, Dios es quien ha sellado a Pablo, Silvano y Timoteo y en general a todo creyente. El sello es el Espíritu Santo, quien es las arras en nuestros corazones. Esto de ser sellado se sustenta en una práctica antigua de asegurar la correspondencia mediante un sello sobre cera, lo cual garantizaba seguridad, pertenencia y autenticidad. Nosotros los creyentes hemos sido sellados por Dios. El sello con el cual hemos sido sellados todos los creyentes es la persona del Espíritu Santo, quien es las arras en nuestros corazones. Arras se refiere al pago inicial que garantiza que todo lo que falta por pagar se va pagar en el tiempo establecido. Dios nos ha prometido varias cosas que todavía no se han cumplido, como estar con Él en su gloria para siempre, por ejemplo, pero estas cosas no se han cumplido simplemente porque todavía no es el tiempo para que se cumplan. La presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas es las arras, o la garantía de que todo lo que falta por cumplirse de lo prometido por Dios se va a cumplir en su tiempo. Teniendo al Espíritu Santo en nuestras vidas, como la garantía de todo lo que es nuestro según las promesas de Dios, los creyentes debemos manifestarlo por medio de un hablar veraz, un hablar sin vacilación. Los creyentes debemos ser hombres o mujeres de palabra. En tercero y último lugar tenemos el motivo por el cual Pablo no había podido todavía cumplir con que había planificado. 2 Corintios 1:23-24 dice: Mas yo invoco a Dios por testigo sobre mi alma, que por ser indulgente con vosotros no he pasado todavía a Corinto.
2Co 1:24 No que nos enseñoreemos de vuestra fe, sino que colaboramos para vuestro gozo; porque por la fe estáis firmes.
Poniendo a Dios como testigo de lo que está afirmando, Pablo expresa el motivo por el cual no había ido todavía a Corinto. Esto da no solamente veracidad sino también solemnidad a su declaración. El motivo es por ser indulgente con los creyentes de Corinto. Esto significa que por consideración a los creyentes Corintios, Pablo no había ido todavía a Corinto. Lo que pasa es que Pablo estaba esperando que los creyentes corintios reconozcan sus faltas, lo confiesen a Dios y se arrepientan, de modo que se ahorren la reprimenda de Pablo. Pablo aclara que no es que esté intentando imponer por la fuerza la fe, sino que simplemente está colaborando para que los creyentes de Corinto puedan experimentar el gozo que resulta de saber que todo está bien entre Dios y ellos, por cuanto es por la fe que los creyentes corintios están firmes. De manera que uno de los legados que nos deja Pablo como siervo de Jesucristo es que seamos veraces en nuestro hablar, y que nos olvidemos de los engaños, del doble discurso, del hablar Si y No al mismo tiempo. ¿Lo está haciendo, amable oyente?
Si la resurrección tiene que ver solamente con el alma y no con el cuerpo ¿Para qué hacer resucitar un cuerpo minado por el pecado? Visite nuestra página Web y en la sección PREGUNTA DEL DÍA encontrará la respuesta a esta inquietud. Además puede hacernos llegar sus consultas y sugerencias y por supuesto escuchar nuevamente el programa de hoy. Le recuerdo nuestra dirección: triple w.labibliadice.org Hasta la próxima y que Dios le bendiga grandemente.
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