Reciba cordiales saludos amable oyente y la bienvenida al estudio bíblico de hoy. Si usted ha estado siguiendo nuestra programación, sabrá que estamos estudiando el libro de Mateo. En esta ocasión, David Logacho nos hablará acerca del nacimiento de Jesucristo.
Qué privilegio es para mí saludarle amiga, amigo oyente. Doy gracias a Dios por la oportunidad que me brinda de compartir este tiempo junto a usted. En nuestro estudio bíblico anterior, examinamos con algo de detenimiento la genealogía de Jesucristo y llegamos a la conclusión que Jesucristo tiene legítimo derecho a ocupar el trono de David para reinar sobre Israel, por cuanto, tanto por el lado de su padrastro José, como por el lado de su madre María, Jesucristo es descendiente de David. Habiendo demostrado esto, Mateo prosigue relatando el nacimiento de Jesucristo. Al hacerlo, Mateo dejará en claro que Jesucristo es auténticamente humano, y a la vez auténticamente divino. Como humano, nació de una mujer al igual que todo ser humano, como divino, no fue concebido como todo ser humano, sino fue concebido por el Espíritu Santo en una mujer virgen. Mateo mostrará también que la forma de nacimiento de Jesucristo fue el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento. Dicho esto, si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Mateo 1:18-25. En este pasaje bíblico se encuentra el antecedente del nacimiento de Jesucristo, el anuncio del nacimiento de Jesucristo y finalmente el advenimiento de Jesucristo. Vayamos a lo primero:
I. El antecedente del nacimiento de Jesucristo. Quisiera leer Mateo 1:18-19 donde dice: “El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente.” El nacimiento de Jesucristo estuvo rodeado de eventos espectaculares. Su misma concepción fue espectacular. Mateo nos da algunos detalles. María su madre, estaba desposada con José. Esto significa que entre María y José había un compromiso para casarse, pero todavía no había tenido lugar la boda. En los tiempos del Nuevo Testamento, se consideraba al desposorio como un compromiso tan solemne que para disolverlo tenía que recurrirse al divorcio. Aun cuando una pareja desposada todavía no había vivido como marido y mujer, se debían absoluta fidelidad entre los dos y si uno de los dos era infiel, se consideraba el hecho como adulterio, lo cual era castigado con la muerte. Sucede que estando desposada con José, se halló que la virgen María estaba embarazada por obra y gracia del Espíritu Santo. El ángel Gabriel fue el encargado de anunciar a María que el Espíritu Santo vendría sobre ella, y el poder del Altísimo la cubriría con su sombra, por lo cual también el Santo Ser que nacería sería llamado Hijo de Dios, según lo que relata Lucas en su Evangelio. Por supuesto que María sabía que no había cometido nada inmoral, pero eso no impedía que sobre ella se cierna esa oscura nube de sospecha y escándalo. Después de todo, en los anales de la historia humana no existe un solo caso de una virgen que haya quedado embarazada. La gente no se mostraría muy dispuesta que digamos a reconocer que María no había fracasado moralmente. Inclusive su prometido, José, tenía mucha dificultad en entender lo que había pasado con su prometida. Probablemente José tenía al menos un par de cosas que le preocupaban una vez que supo que su prometida estaba embarazada. Por un lado, la punzante duda en cuanto a la fidelidad de María, y por otro lado, aunque él era inocente, iba a ser inevitable que se le eche la culpa de lo que había sucedido con María. Mientras más lo pensaba, más convencido estaba que por amor a ella, lo mejor sería terminar la relación con un divorcio y alejarse secretamente. Como era justo, José no quería exponer a María a la infamia del escándalo y la condena. Este es dilema que enfrentaba José y lo que eventualmente se resolvió mediante la intervención de un ángel.
II. El anuncio del nacimiento de Jesucristo. Dios no sólo conoce a los que somos suyos, sino que sabe auxiliarnos en el momento oportuno. Eso fue lo que sucedió con José. En su hora de más intensa agonía emocional, Dios intervino por medio de un ángel. Observe lo que dice Mateo 1:20-24. “Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros. Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer.” Mientras José pensaba en todo lo que se había abatido sobre su vida, el Señor estaba preparando su ángel para que se presente a José en sueños, y le comunique lo que justamente necesitaba saber José en ese instante. El ángel llama a José por su nombre y por su genealogía, cuando dice que José era hijo de David. Las primeras palabras del ángel son de consuelo y de seguridad: No temas recibir a María tu mujer. Esto debió haber traído toda la paz que José necesitaba en medio de la incertidumbre. Luego el ángel comunicó a José que lo que en María se ha engendrado es del Espíritu Santo. Más aún, el hijo que nacería en su debido tiempo deberá llamarse JESÚS, nombre sublime, por eso aparece en el texto con letras mayúsculas. El nombre Jesús significa: Jehová salva o Jehová es salvación. Este es el mejor nombre para el niño que estaba por nacer, por cuanto él salvará al pueblo de sus pecados. Jesús es Jehová en forma humana, viniendo a este mundo para librar al hombre de la pena por el pecado, del poder del pecado y eventualmente de la presencia del pecado. Además, lo que había pasado con María no era una mala jugada del destino, sino el cumplimiento de lo que el Señor había dicho por medio del profeta Isaías, cuando dijo: He aquí una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel. La palabra Emanuel significa Dios con nosotros. Jesús en el mundo es equivalente a Dios con nosotros. Jesús es Dios, amable oyente. Ahora que lo sabía todo, José despertó de sueño y fiel a su carácter de ser justo, hizo exactamente como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. De esta manera Dios protegió a María de la infamia y el escándalo y preparó el hogar en el cual iba a nacer y crecer Jesús el Salvador del mundo y a la vez el Rey de Israel. Pasado el tiempo normal de gestación tuvo lugar el nacimiento de Jesús.
III. El advenimiento de Jesucristo. Mateo 18:25 dice: “Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre Jesús” Este texto está hablando de José. Dice que una vez que José recibió a María no la conoció. El verbo conocer, en este caso es un eufemismo para hablar de tener relaciones sexuales. José recibió a María su mujer, pero no tuvo relaciones sexuales con ella hasta que ella dio a luz a su hijo primogénito, a quien José puso por nombre Jesús conforme a las instrucciones del ángel. Por lo que dice este texto, se infiere que después del nacimiento de Jesús, José y María vivieron como esposos y resultado de ello, es que tuvieron hijos e hijas. Hablando de los hijos e hijas de José y María, note lo que dice Mateo 13:55-56: “?No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas su hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas?” Así es como relata Mateo el nacimiento de Jesús, el Dios hecho carne.
IV. Aplicación. Evangelístico.
Leave a comment