Reciba cordiales saludos amable oyente. Qué bendición es poder compartir este tiempo con usted. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy en el libro de Colosenses. Este estudio bíblico es parte de la serie titulada: La supremacía de Cristo. Luego de hablar de las excelencias de Cristo, Pablo, el apóstol, autor del libro de Colosenses, va a reivindicar su apostolado. Los falsos maestros en la iglesia de Colosas quizá despreciaban a Pablo por cuanto Pablo estaba preso. A lo mejor pensaban que la prisión de Pablo era prueba de que su mensaje no era válido. Era necesario por tanto que Pablo hable de su participación en el Evangelio de Cristo. Veamos como lo hace.
Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en el libro de Colosenses, capítulo 1, versículos 24 a 29. En este pasaje bíblico encontramos la mentalidad del apóstol, la misión del apóstol, el ministerio del apóstol y la meta del apóstol. Consideremos en primer lugar la mentalidad del apóstol. Colosenses 1:24 dice: Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia;
Pablo estaba preso por la causa de Cristo. Estar preso no es una grata experiencia. Pablo utiliza la palabra padecer para describir la severidad de su sufrimiento. Hubiera sido de esperarse que él se queje de su situación o que incitara que otros tengan lástima de él, pero todo lo contrario, Pablo sentía gozo. Dice: ahora me gozo en lo que padezco. El gozo es un estado del alma cuando se reconoce que todo lo que pasa a nuestro alrededor está en control de Dios y es para nuestro bien. Aun las pruebas más difíciles son para nuestro beneficio, por eso Santiago dice en Santiago 1:2: Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas,
A veces se confunde gozo con felicidad. La felicidad es la alegría que sentimos cuando todo marcha bien. En cambio el gozo es la alegría que sentimos sin importar si las cosas marchan bien o no. Para Pablo, las cosas no estaban tan bien que digamos, pero experimentaba gozo, porque el gozo no depende de las circunstancias que vivimos. Tal vez, amable oyente, usted esté pasando por momentos de intenso dolor y sufrimiento. Esto le habrá traído inmenso pesar y amargura a su corazón. Usted tiene que saber que Dios está en control de lo que está experimentado y que él ha prometido no probarle jamás más allá de lo que usted puede resistir. Confíe en Dios que él sabe lo que está haciendo. Una vez un niño de corta edad acompañó a su padre a hacer compras en un supermercado. El padre dio a su hijo una canasta e iba colocando en ella lo que iba comprando. Una mujer vio al niño llevando la canasta y dijo: Me parece que eso es un trabajo pesado para un niño de tan corta edad. El niño miró a la mujer y dijo: No señora, porque mi papá sabe hasta cuando yo puedo soportar. Así es también en el plano espiritual. Nuestro Padre celestial sabe hasta cuanto podemos soportar y jamás nos va a probar más allá de lo que podemos soportar. 1 Corintios 10:13 dice: No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.
Cuando usted reconozca que Dios está en control del termostato que regula la temperatura del horno de la prueba y cuando reconozca que la prueba es para su beneficio, usted también podrá experimentar gozo como Pablo. El gozo en el apóstol se debía también a que estaba consciente que estaba sufriendo por los creyentes de Colosas y porque su sufrimiento era lo que faltaba de las aflicciones de Cristo por su cuerpo que es la iglesia. Cuando un creyente sufre por la causa de Cristo, la persona de Cristo sufre también junto a él. Cristo está en realidad sufriendo por todo seguidor que sufre por su causa. Consideremos a continuación la misión del apóstol. Colosenses 1:25 dice: de la cual fui hecho ministro, según la administración de Dios que me fue dada para con vosotros, para que anuncie cumplidamente la palabra de Dios,
Pablo fue hecho por Dios un ministro en el cuerpo de Cristo que es la iglesia. Un ministro no es un título de jerarquía como muchos pueden pensar. Ministro significa literalmente un siervo. Pablo fue hecho por Dios siervo de la iglesia y esto era un privilegio sin igual para Pablo. Su misión como siervo de la iglesia era anunciar cumplidamente la palabra de Dios. Pablo no tenía que inventar doctrinas ni hablar de filosofías, su misión era simplemente tomar la palabra de Dios y anunciarla cumplidamente. Gran lección para los que proclamamos la palabra de Dios. Ojalá que estemos como Pablo anunciado cumplidamente nada más y nada menos que la palabra de Dios. Pablo tuvo un ministerio especial. Consideremos por tanto el ministerio de Pablo. Colosenses 1:26-27 dice: el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos,
Col 1:27 a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria,
Un misterio es algo que estaba oculto en la mente de Dios y que en algún momento es revelado. La única manera de conocer un misterio de Dios es por medio de revelación divina. Pablo está aquí revelando un misterio. A quienes se revela el misterio es a los creyentes de Colosas y también a nosotros, los que hemos sido santos en Cristo. El misterio tiene que ver con los gentiles, es decir con los que no somos judíos y es tan excelso que es como si Pablo no hallara palabras para describir su grandeza. Dice que es la riqueza de la gloria. El misterio en sí mismo es: Cristo en vosotros, la esperanza de gloria. Los gentiles vivieron por mucho tiempo alejados de Dios, eran extraños y enemigos de Dios. Por medio de Cristo, los gentiles llegan a ser uno con Dios y maravilla de maravillas, Cristo mora en los gentiles, esto es la esperanza de gloria. Recordemos la descripción que hizo Pablo de Jesucristo en los versículos 15 a 19. Jesucristo es el creador de todas las cosas. Jesucristo es el poseedor de todas las cosas. Jesucristo es el sustentador de todas las cosas. Jesucristo es la cabeza de la iglesia. Jesucristo es el principio de todo. Jesucristo es el preeminente y Jesucristo tiene la plenitud de la deidad. Sin embargo de ser tan excelente, Jesucristo mora en los gentiles redimidos por la sangre de Cristo. Que privilegio sin igual. Con razón Pablo dice que es una esperanza de gloria. ¿Ha recibido a Cristo como su personal Salvador? Si no lo ha hecho todavía, usted no tiene esta gloriosa esperanza de la cual nos habla el misterio que Pablo está revelando. Si recibe a Cristo como su Salvador, hoy mismo llegará a tener a Cristo en su corazón, la esperanza de gloria. Finalmente consideremos la meta del apóstol. Colosenses 1:28-29 dice: a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre;
Col 1:29 para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.
Pablo luchaba hasta agonizar con una sola meta en mente. Presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre. Este es el trabajo que todo siervo o ministro de Dios debe realizar. Los falsos maestros gnósticos se esforzaban por alcanzar la perfección aparte de Jesucristo, pero Pablo se esforzaba por presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre. En Cristo tenemos todo lo que necesitamos para ser perfectos o completos. No necesitamos andar buscando experiencias sobrenaturales para sentirnos completos. Con Cristo en el corazón, la esperanza de gloria, tenemos todo lo que necesitamos para ser perfectos delante de Dios y delante de los hombres. Pablo amonestaba y enseñaba que en Cristo somos perfectos. La tarea no era sencilla. Pablo lo sabía muy bien, pues é estaba preso por proclamar este mensaje, pero seguía proclamándolo, no en su propia fuerza sino en el poder de Jesucristo. Anunciar el evangelio no es fácil. Hay fuerte oposición del enemigo espiritual. Necesitamos por tanto revestirnos del poder de Jesucristo, con el cual ningún poder espiritual maligno puede hacernos frente. Pablo reivindica su apostolado. Su mentalidad es que sufrir por la causa de Cristo es motivo de gozo. Su misión es anunciar cumplidamente la palabra de Dios. Su ministerio es revelar el misterio de Cristo en nosotros, la esperanza de gloria, su meta es presentar perfecto en Cristo a todo hombre. Mi oración es que con la ayuda del Señor, los que estamos trabajando como siervos de Dios podamos seguir el ejemplo del apóstol Pablo y que todos los creyentes sepan que con Cristo en el corazón tienen todo. Sin Cristo no tienen nada.
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