Reciba un cordial saludo amable oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. De un tiempo a esta parte estamos estudiando el libro de Colosenses en la serie titulada: La supremacía de Cristo. Que la palabra de Cristo more en abundancia en vosotros es el mandato del apóstol Pablo en Colosenses 3:16. Uno de los resultados de obedecer este mandato es una vida sana de oración. Pablo fue un campeón de la oración y por tanto tiene todo el derecho de enseñarnos sobre la oración. En el estudio bíblico de hoy veremos algunos principios importantes sobre la oración.
Le invito a abrir su Biblia en el libro de Colosenses capítulo 4 versículos 2 a 4. En estos tres versículos tenemos cuatro ingredientes indispensables de la oración. El primer ingrediente es la perseverancia. Colosenses 4:2 comienza diciendo: Perseverad en la oración. La oración es un bien precioso y poderoso puesto a disposición de cada uno de nosotros. Por medio de la oración entramos al trono mismo de la gracia de Dios y por medio de la oración tenemos acceso a un poder mucho más grande que cualquier poder que nos imaginemos en la tierra. Sin embargo de ello, es increíble que la oración sea tan dejada de lado por muchos de nosotros. Si hay algo que todos necesitamos hacer más es orar. Un autor ha dicho que uno de los pesares que todos tendremos al llegar al cielo será el no haber pasado suficiente tiempo en oración, en especial cuando nos demos cuenta de cuanto hubieran logrado nuestras oraciones. Lo que pasa amable oyente, es que para nuestra carne, es decir para nuestra naturaleza pecaminosa, no es muy bienvenida la oración. Para muchos de nosotros, la oración es una actividad aburrida que no tiene ningún efecto en las cosas de esta vida y peor en las cosas del más allá. Por eso oramos poco y lo poco que oramos lo hacemos en una forma mecánica, más como obligación que como privilegio. Qué triste es el panorama de nuestra vida de oración personal. Ante esta situación, es muy pertinente el mandato del apóstol Pablo. Dice: Perseverad en la oración. El verbo perseverar en el idioma griego denota literalmente ser fuerte hacia. Pablo está hablando de ser fuertes hacia la oración, de ser constantes en la oración, de no desmayar en la oración. Este mismo pensamiento se repite vez tras vez en el Nuevo Testamento. El mismo apóstol Pablo, escribiendo a los Tesalonicenses les dijo: Orad sin cesar. Esto no significa que debemos andar con los ojos cerrados todo el tiempo, musitando palabras entre dientes. Lo que significa es que debemos estar en constante comunión con nuestro Dios de tal manera que la oración nos sea tan natural como lo es la respiración. A veces oramos por cierta situación y como no vemos una respuesta inmediata, dejamos muy pronto de orar. Un retraso en la respuesta de oración no es lo mismo que una respuesta negativa. Muchas veces Dios retrasa una respuesta de oración por el solo interés de ayudarnos a crecer en su gracia. Cuando él ve su propósito cumplido en nosotros, no tardará en responder a nuestra oración, pero para esto debemos perseverar en la oración. Un segundo ingrediente de la oración es la vigilancia en la oración. Colosenses 4:2 continúa diciendo: velando en ella. El verbo velar en griego significa vigilar con expectación, permanecer alerta. ¿Cómo podemos vigilar con expectación o permanecer alerta para orar? Pues por un lado no cediendo a la tentación a caer dormidos cuando oramos, también evitando que nuestros pensamientos emprendan veloz carrera y se ocupen en cualquier cosa imaginable de esta vida. Una de las cosas que ayuda mucho a permanecer alerta al orar es orar en voz alta. Es difícil caer dormido o volar con el pensamiento cuando se está concentrado en lo que estamos hablando a Dios. Pero vigilar con expectación tiene que ver también con estar atentos a las necesidades de oración, para seguir la evolución de los asuntos por los cuales oramos y así orar con mayor conocimiento. Un matrimonio oraba por varios años por la construcción de un templo para una iglesia en determinado lugar. Un día, les visitó alguien que venía de ese lugar. El visitante se sorprendió mucho que este matrimonio siga orando por la construcción del templo, cuando el templo se había terminado de construir hacía ya mucho tiempo y estaba en pleno uso. Este matrimonio no incluyó el ingrediente de la vigilancia en la oración en este caso. Velar tiene que ver con sacar de la lista de oración los motivos que ya han sido contestados e incluir en la lista de oración nuevos motivos. El tercer ingrediente de la oración es la acción de gracias. Colosenses 4:2 termina diciendo: con acción de gracias. Que triste que mucho de nuestra oración se reduce a una lectura de pedidos a Dios. Tratamos a Dios como si fuera el dependiente de un almacén quien diligentemente toma nota de lo que ordenamos. Pocas veces nos detenemos a pensar en lo que ya hemos recibido de él y por eso no tomamos el tiempo necesario para agradecerle. Dios ha hecho y está haciendo innumerables cosas a nuestro alrededor por las cuales deberíamos estar plenamente agradecidos y dispuestos a comunicarlo verbalmente. Alguno tal vez dirá: Pero Dios ya sabe que estoy agradecido por todo lo que él me da, ¿Para qué decírselo constantemente? Bueno, como se sentiría usted si da algo de mucho valor a una persona y esa persona jamás le agradece pensando que usted debe asumir que esa persona está agradecida. Estoy seguro que se sentiría muy mal. Cuánto más el Padre, quien nos dio lo mejor de sí, su amado y único Hijo, el Señor Jesucristo. Adoptemos la costumbre de agradecer a Dios por nuestra salvación, por su palabra, por el Espíritu Santo, por la provisión diaria, por la familia que tenemos. Pero las acciones de gracias no sólo tienen que ver con agradecer a Dios por las oraciones contestadas sino también con agradecer a Dios por las oraciones que todavía no ha contestado, confiando en que algún día él las va a contestar. Si pedimos algo en la voluntad del Señor, sabemos que él contestará en algún momento, si no vemos por ahora una respuesta, sólo será cuestión de tiempo para que él responda y consecuentemente debemos expresar verbalmente nuestro agradecimiento a Dios por ello. El cuarto y último ingrediente es una meta o un motivo específico de oración. No oremos en términos generales como por ejemplo: Señor, bendice a los misioneros. ¿A qué misioneros? ¿En qué lugar? ¿Por qué motivo específico? Colosenses 4:3-4 dice: orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también estoy preso,
Col 4:4 para que lo manifieste como debo hablar.
Este es un motivo específico de oración. Pablo pide que oren por él y por Timoteo. Note que hay nombres en la lista. Usted también debe tener una lista de nombres por quienes orar. La necesidad específica era para que el Señor abra puertas a Pablo y Timoteo para que prediquen la palabra. Esto significa para que el Señor provea de oportunidades para predicar la palabra. Esto es muy interesante. Es Dios quien tiene que crear oportunidades para que prediquemos la palabra. Cuando él abra esas puertas, de seguro que habrá mucho fruto de salvación de almas. Además de esto, recordemos que Pablo estaba preso en Roma cuando escribió la carta a los Colosenses, pero él no pide que los creyentes de Colosas oren por su pronta liberación, sino para que haya oportunidades para predicar la palabra. Cuan concentrado estaba el apóstol Pablo en la diseminación de la palabra que no le importaba estar preso con tal que la palabra no esté presa. El interés primordial de Pablo era dar a conocer el misterio de Cristo. Esto se refiere a la iglesia como cuerpo de Cristo. En el Antiguo Testamento, no se conocía que algún día Cristo iba a tener un cuerpo formado por judíos y gentiles redimidos por su sangre. Esto fue un misterio hasta que fue revelado a Pablo directamente por Dios. Pablo quería que el mayor número posible de personas, no importa si eran judíos o gentiles entren a formar parte de este cuerpo por medio de confiar en Cristo como su Salvador. La proclamación de este misterio fue justamente lo que le condujo a ser prisionero, pero eso a Pablo no le importaba. Pablo pidió a los Colosenses que oren para que Dios le dé las palabras correctas para anunciar con claridad la salvación en Cristo. No puede haber pedido de oración más específico, con tantos detalles. Los ingredientes de la oración son entonces: Perseverancia, vigilancia, acción de gracias y motivos específicos. Que todos nosotros aprendamos a orar de esta manera.
Leave a comment