Bienvenida mi amiga, bienvenido mi amigo a un nuevo estudio bíblico en el libro de Apocalipsis. Después de la segunda venida de Cristo a la tierra, es necesario dar atención a algunas cosas por demás importantes. Ya sabemos que para entonces el Anticristo y el falso profeta estarán recibiendo el castigo merecido en el lago de fuego que arde con azufre, pero ¿qué pasará con Satanás y sus demonios? ¿Qué pasará con los creyentes que logren sobrevivir a los horrores de la tribulación hasta después de la segunda venida de Cristo? ¿Qué pasará con los incrédulos que hayan quedado vivos en el mundo hasta después de la segunda venida de Cristo? Estas inquietudes serán absueltas en el estudio bíblico de hoy en el libro de Apocalipsis.
Si tiene una Biblia a la mano, le invito a abrirla en Apocalipsis capítulo 20. Este capítulo relata los eventos que ocurrirán después de la segunda venida de Cristo a la tierra. Como antecedente, recuerde amable oyente que lo último que estudiamos fue acerca de la batalla de Armagedón. Allí observamos varias cosas. Durante la tribulación, se levantarán cuatro potencias mundiales. Al Norte, al Sur al Este y al Oeste, con respecto al territorio de Israel. Estas potencias militares se trabarán en cruentas batallas entre ellos, pero en algún momento, por medio de una intervención satánica, las potencias militares olvidarán sus viejas rencillas y unirán sus fuerzas militares para combatir contra Jesucristo, quien estará listo para venir a la tierra por segunda vez. Ya no en humillación como en su primera venida, sino en gloria y poder, para castigar a su adversarios, llámense Satanás, Anticristo, falso profeta y todo aquel que se ha atrevido a sublevarse contra Dios y contra su Cristo. Los ejércitos del mundo se congregarán en un valle enorme, conocido como Armagedón, una palabra de origen hebreo que significa valle de la matanza. En estas condiciones, aparecerá el Señor Jesucristo en poder y gloria y pondrá sus pies sobre el monte de los Olivos, el mismo lugar desde donde partió de este mundo al cielo en su primera venida. Acto seguido, con el poder de su palabra, Jesucristo apresará al Anticristo y al falso profeta y los arrojará vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre. El resto de los ejércitos del mundo serán muertos con el poder de la palabra del Señor Jesucristo. Hasta aquí, un breve resumen de lo último que estudiamos. ¿Qué pasará después? ¿Qué pasará con Satanás? ¿Qué pasará tanto con los creyentes como los incrédulos que estén vivos en el mundo cuando Jesucristo venga por segunda vez? Estas preguntas son muy válidas y debemos responderlas a la luz de la palabra de Dios. Comencemos por los seres humanos que estén vivos después de la segunda venida de Cristo y la batalla de Armagedón. Pues estas personas enfrentarán un juicio. Los judíos tendrán parte en lo que se conoce como el juicio a Ia nación de Israel y los gentiles tendrán parte en lo que se conoce como el juicio a las naciones gentiles. Del juicio a la nación de Israel nos habla Ezequiel 20:33-38 donde dice: “Vivo yo, dice Jehová el Señor, que con mano fuerte y brazo extendido, y enojo derramado, he de reinar sobre vosotros; y os sacaré de entre los pueblos, y os reuniré de las tierras en que estáis esparcidos, con mano fuerte y brazo extendido, y enojo derramado; y os traeré al desierto de los pueblos, y allí litigaré con vosotros cara a cara. Como litigué con vuestros padres en el desierto de la tierra de Egipto, así litigaré con vosotros, dice Jehová el Señor. Os haré pasar bajo la vara, y os haré entrar en los vínculos del pacto; y apartaré de entre vosotros a los rebeldes, y a los que se revelaron contra mí; de la tierra de sus peregrinaciones los sacaré, mas a la tierra de Israel no entrarán; y sabréis que yo soy Jehová.” Este es el juicio a Israel. Como resultado del juicio, los judíos creyentes quedarán en la tierra, para habitar en una nación de Israel totalmente restaurada. Los judíos incrédulos serán sacados de la tierra. Simplemente morirán. Ahora consideremos el juicio a las naciones gentiles. Sobre esto habló el Señor Jesucristo en Mateo 25:31-34 y después el 41 donde dice: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.” Los que son puestos a la derecha, las ovejas, son los gentiles creyentes. Ellos quedarán en la tierra como herederos del reino cuyo rey es Jesucristo. Los que son puestos a la izquierda, los cabritos, son los gentiles incrédulos. Ellos serán cortados de la tierra y recibirán su condenación eterna a causa de su incredulidad. Llegará un momento entonces cuando en la tierra solamente queden seres humanos creyentes, algunos de ascendencia judía y otros de ascendencia gentil. Con ellos como súbditos se iniciará el reino cuyo rey es Jesucristo. Ahora ya sabemos lo que va a pasar con los seres humanos que estén vivos después de la segunda venida de Cristo. Pero ¿Qué de Satanás? Pues allí es donde entra el texto que nos corresponde estudiar el día de hoy en le libro de Apocalipsis. Se encuentra en el capítulo 20: 1-3 donde dice: “Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo.” El apóstol Juan, autor del libro de Apocalipsis da testimonio de lo que vio. Relata que vio a un ángel que descendía del cielo. La Biblia no revela la identidad de este ángel. Muchos piensan que podría ser el arcángel Miguel, quien más de una vez venció a Satanás. El ángel traía consigo dos objetos importantes: La llave del abismo, y una gran cadena en la mano. El abismo es el lugar donde están encarcelados los demonios esperando la ejecución de su sentencia de ser arrojados al lago de fuego. Dios tiene la llave de esta prisión siniestra. La cadena en la mano del ángel denota el poder que tenía este ángel para cumplir con su propósito. El texto prosigue diciendo que el ángel prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años. Este es el propósito del ángel. La gran cadena servía para atar a Satanás por mil años, no debe haber sido una cadena literal, de hierro o de acero o de cualquier otro material. Satanás es espíritu. No tiene cuerpo. Los espíritus no se atan con cadenas literales. La cadena que tenía el ángel significa el poder otorgado por Dios a este ángel para dominar a Satanás e impedir su libre acción por mil años. Interesante es pensar que se requiere de un ángel poderoso con poder especial proveniente directamente de Dios, para atar a Satanás. ¿Qué saca entonces tanta gente hoy en día atando a Satanás a cada momento? Con tantos que atan a Satanás, sería de esperarse que Satanás esté bien atado en algún lugar seguro. Pero no hay tal. O las ataduras a Satanás por parte del hombre no tienen ningún efecto en él o él es muy hábil para soltarse después que algún ser humano le ata. Lo uno o lo otro, porque la Biblia enseña que Satanás está libre hoy en día y estará libre al igual que muchos de sus demonios hasta la segunda venida de Cristo. Recién allí será atado y eso por un ángel poderoso enviado directamente por Dios. Note varios nombres que se atribuyen a Satanás. Dragón, habla de su ferocidad para lograr sus fines. Serpiente antigua, habla de su victoria sobre Adán y Eva introduciendo el pecado en el mundo. Satanás, habla de que es el adversario de Dios por excelencia. Además de atar a Satanás, el ángel hace uso de la llave del abismo y lo arroja en él y pone su sello sobre él. Nadie, excepto Dios, puede abrir ese abismo. Con esto se consigue que Satanás y sus demonios sean impedidos de engañar a las naciones por mil años. Al final de los mil años, Satanás será desatado por un poco de tiempo, lo estrictamente necesario para cumplir con el plan soberano de Dios y finalmente será arrojado para siempre en el lago de fuego que arde con azufre, lugar en el cual le estarán esperando sus dos compinches, el Anticristo y el falso profeta. De modo que amable oyente, a raíz de la segunda venida de Cristo, la tierra toda será limpiada de toda actividad maligna. Satanás estará atado y encerrado en el abismo. Los demonios igual. El Anticristo y el falso profeta estará a buen recaudo en el lago de fuego. El único rastro de maldad estará en el corazón de los creyentes porque como cualquier creyente, ellos también tendrán la naturaleza pecaminosa. Satanás está haciendo de las suyas hoy en día amigo oyente, muy a pesar de la oposición de los creyentes, inclusive de los que se dan por declararle atado. Pero eso no va a ser así para siempre. Satanás tiene sus días contados. Ya fue derrotado por Cristo Jesús en la cruz del Calvario y está cercano el día cuando será privado de la libertad que gozo por ahora. Así que, animo mi amiga, mi amigo. La victoria ya es nuestra, aunque a veces parezca que Satanás lleva las de ganar.
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