Qué gozo saludarle amable oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando el libro de Efesios, en la serie que lleva por título: Las Maravillas de la Gracia. En lo que hemos progresado en el estudio de este maravilloso libro del Nuevo Testamento, hemos encontrado que el creyente posee una cuantiosa fortuna espiritual en Cristo. Puede ser que muchos creyentes no estén conscientes de lo ricos que son espiritualmente en Cristo y por eso el apóstol Pablo oró a Dios fervientemente para que Dios alumbre el entendimiento de los creyentes para que puedan apreciar con claridad la posesión que tienen en Cristo. Algo que contribuye grandemente a apreciar lo que ya somos y tenemos en Cristo es recordar lo que éramos antes de recibir a Cristo como Salvador. Viendo el profundo y ancho abismo entre lo que éramos antes y lo que somos ahora nos ayudará a valorar lo que Dios ha hecho por nosotros. Hace algunos años atrás, me vi involucrado en un serio accidente de tránsito. Mi auto fue impactado violentamente por otro auto, justo en la puerta del lado donde yo estaba conduciendo. Felizmente no hubo heridos de gravedad en ninguno de los autos, pero yo sentía un dolor agudo a un costado del torax. Por fuera no se apreciaba ninguna herida, pero por dentro había algo que me causaba bastante dolor. Fui a un hospital y lo primero que hicieron fue sacarme una radiografía del torax. En la radiografía se notaba claramente que una de mis costillas se había fracturado y por esa razón sentía tanto dolor. La radiografía reveló lo que por fuera no se podía detectar. En el libro de Efesios capítulo 2 versículos 1 a 3 encontramos la radiografía espiritual de lo que todos éramos antes de recibir a Cristo como Salvador. Esta radiografía espiritual nos va a revelar lo que por fuera no lo podemos notar.
Damos gracias a Dios por su bendita palabra. Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Efesios 2:1-3 En este pasaje bíblico tenemos la radiografía espiritual de un incrédulo. Lo primero que nos muestra esta radiografía espiritual es que el incrédulo vive la tragedia de estar muerto. Parece una contradicción, ¿verdad? Pero es la realidad. Antes de ser creyentes éramos como un zombi, muertos en vida. Efesios 2:1 dice: Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados,
La primera parte de este versículo, esa parte que dice: Y el os dio vida a vosotros, la vamos a estudiar en nuestro próximo estudio bíblico. Por ahora, nos vamos a enfocar en el estado espiritual de lo que era el creyente antes de recibir a Cristo como Salvador. El texto dice que estábamos muertos en nuestros delitos y pecados. La palabra muerte, siempre significa separación. Cuando ocurre la muerte física, la parte inmaterial del ser humano se separa de la parte material, su cuerpo. Pero el texto que estamos estudiando no está hablando de la muerte física sino de la muerte espiritual. El incrédulo está separado de Dios en un sentido espiritual. Así como un muerto físicamente no responde a ningún impulso proveniente del mundo de los vivos, un muerto espiritualmente no responde a ningún impulso proveniente del mundo espiritual. Las facultades espirituales de un incrédulo no están en funcionamiento. Por esto el Señor Jesucristo, hablando de los incrédulos, en Mateo 13:13 decía: Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.
Esta es la triste realidad de todo incrédulo, ve, pero no discierne lo que ve, oye, pero no entiende lo que oye. Es un muerto en vida. Como tal está separado de Dios. Lo que más necesita un incrédulo es una resurrección espiritual, no una restauración. A continuación el texto muestra la esfera en la cual el incrédulo está muerto. Dice: En delitos y pecados. La palabra que se ha traducido como “delito” significa un paso en falso, un error. El incrédulo hace cosas equivocadas o erradas continuamente. La razón es porque está muerto espiritualmente. La palabra que se ha traducido como “pecado” significa no alcanzar las normas o estándares de Dios. Esto describe las acciones del incrédulo. Por el hecho que el incrédulo está muerto espiritualmente, está lejos de poder satisfacer las elevadas normas de Dios, el pecado, y su resultado son las equivocaciones o errores, los delitos. La segunda cosa que notamos en la radiografía espiritual de un incrédulo es que vive en el terror de la desobediencia. Efesios 2:2 dice: en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia,
No olvide que esta es la experiencia del pasado para los que ahora somos creyentes. Antes de recibir a Cristo como Salvador, eran desobedientes, así como lo fueron sus primeros padres en el huerto de Edén cuando desobedecieron a Dios. El incrédulo piensa que es libre para hacer lo que le da la gana, pero este versículo declara que su desobediencia se debe a que como manso cordero sigue la corriente que impone el mundo, el cual a su vez está manejado por el príncipe de la potestad del aire, quien no es otro sino Satanás. Así es amable oyente. ¿Quién enseñó a nuestros hijos a desobedecer cuando eran tan tiernos? Más aún, ¿Quién nos enseñó a nosotros a desobedecer cuando éramos tan tiernos? Nadie. Nacimos con esa tendencia a la desobediencia. Esa era nuestra naturaleza. Dios me ha bendecido con tres hijos y a ninguno de ellos tuve que enseñarles a desobedecer, pero me costó arduo trabajo enseñarles a obedecer. Es la manifestación del carácter desobediente con el cual todos llegamos a este mundo. La tercera cosa que notamos en la radiografía espiritual del incrédulo es que vive la tiranía de ser depravado. Efesios 2:3 en su primera parte dice: entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos
Vemos una vez más que esta fue la experiencia de todo creyente “en otro tiempo” Se refiere al tiempo cuando todavía no había recibido a Cristo como Salvador. La carne era un despiadado tirano que oprimía sin misericordia al incrédulo. El único deseo del incrédulo era satisfacer los perversos designios de su carne. Al hablar de carne, no se está dando a entender el cuerpo humano. En este contexto, la palabra carne se refiere a la naturaleza caída con la cual todos nacemos en este mundo. Esta naturaleza es como un amo despiadado que quiere controlar nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra voluntad para hacer todo lo que ella nos pide. Antes de recibir a Cristo como Salvador, todos nosotros estábamos muy dispuestos a cumplir gustosamente sus órdenes, porque no teníamos ninguna otra alternativa. La cuarta y última cosa que notamos en la radiografía espiritual del incrédulo, es que vive en el temor de estar condenado. La segunda parte de Efesios 2:3 dice: y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
El incrédulo es hijo de ira por naturaleza y en consecuencia ya ha sido condenado. Juan 3:18 dice: El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
Vemos entonces que el incrédulo ya ha sido condenado, pero lo grandioso es que Dios en su misericordia todavía no ha ejecutado ese fatídico veredicto, por la sencilla razón que aparece en 2 Pedro 3:9 donde dice: El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.
De modo que, mi amiga, mi amigo, hemos hecho una radiografía espiritual del incrédulo. Esta radiografía espiritual nos revela cosas que no se notan a simple vista. Por fuera, los incrédulos parecen muy saludables, felices, despreocupados, pero por dentro hay muerte, desobediencia, depravación y condenación. Si usted jamás ha recibido a Cristo como su Salvador, su radiografía espiritual manifestará todas esas cosas. Pero por la gracia de Dios todavía hay esperanza para usted. ¿Sabe por qué? Porque a pesar de todo lo que manifiesta su radiografía espiritual, aún así, Dios le ama, y por ese amor envió a su Hijo unigénito al mundo para que muera en la cruz del Calvario en lugar de usted, recibiendo el castigo que usted como pecador merece. Si usted desea que su radiografía espiritual no muestre muerte, desobediencia, depravación y condenación, hoy mismo hable con Dios y dígale en oración que al haber reconocido todo lo que muestra su radiografía espiritual, usted desea recibir a Cristo como su personal Salvador. Si así lo hace, su radiografía espiritual cambiará por completo y en lugar de mostrar muerte, mostrará vida eterna, en lugar de desobediencia mostrará obediencia a Dios, en lugar de mostrar depravación, mostrará santidad y en lugar de condenación mostrará perdón eterno. La decisión es suya, amable oyente.
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