Bienvenidos hermanos y amigos a un nuevo estudio bíblico sobre la oración. Para los hijos de Dios es muy significativo el conocer de casos en los cuales el poder de Dios se manifestó como resultado de la oración, uno de estos casos es el relatado por Henry Bosch en el cual Dios utilizó una mariposa para encontrar un papel perdido. Quizá suena como algo trivial, pero en realidad sucedió así: Una pobre viuda estaba tremendamente angustiada cuando recibió una notificación de que debía pagar una deuda bastante grande que ya habla sido cancelada. Debido a que ella no podía encontrar el recibo, tenía temor de que le tocaría pagar nuevamente tan gran suma. La mayoría de sus ingresos hablan sido utilizados en el funeral de su esposo, así que ella oró específicamente para que Dios le mostrara como encontrar el comprobante de pago de aquella deuda. Algunos días más tarde, vino a la casa de la viuda un cobrador y le amenazó con demandarle ante una corte si ella no conseguía el dinero en los próximos días. Precisamente, en ese momento, una mariposa entró por una ventana que estaba abierta. El hijo de la viuda comenzó a perseguir a la mariposa con la esperanza de atraparla y aumentar su colección de mariposas para su escuela. Mientras el niño procuraba cazar la mariposa, ésta hábilmente se escabulló hacia la parte posterior de un sofá y se metió debajo del mismo. El muchacho no podía mover por si solo el pesado mueble así que pidió al cobrador que le ayudase. Tan pronto lograron mover el sofá hacia un lado, un papel cayó al suelo. Al recogerlo, la viuda le dio una rápida mirada. Sus ojos no podían creer lo que velan, ese papel era el recibo perdido. Su oración de fe habla sido honrada por Dios y la respuesta vino de la manera menos esperada, sobre las alas de una mariposa. Hay algunos que piensan que en casos así no es necesario orar al Señor. Según ellos, para qué orar a Dios por cosas que Dios sabe de antemano que las necesitamos. Veamos que nos puede decir la Palabra de Dios a este respecto.
Es verdad que Dios conoce todo y por tanto El sabe de antemano lo que queremos. Salmo 139:1-4 dice: “Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; Has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, Y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, Y he aquí oh Jehová, tú la sabes toda”. Si, Dios conoce absolutamente todo, tanto el pasado como el presente y el futuro, nada está escondido de Dios. El sabe cuando estamos en angustia. El sabe cuando estamos en necesidad. Pero esta verdad necesita ser balanceada con el hecho que El ha escogido darnos libertad de escoger y libertad de actuar. El ha escogido escuchar nuestros pedidos, así como responderlos cuando las condiciones son correctas. Santiago 4:2 dice claramente que si nos hace falta algo es debido a nuestra falta de oración,…pero no tenéis lo que deseáis porque no pedís. Cuando pedimos alguna cosa a Dios en oración tomamos una posición de dependencia en Dios y de esta manera le honramos. El mismo Señor Jesucristo en sus días sobre la tierra, oraba constantemente al Padre y así demostró su total y absoluta dependencia del Padre. ¿Por qué orar si Dios sabe de antemano lo que necesitamos? Pues para mostrar nuestra dependencia de Él y así honrarle. Pero esta no es la única razón. También debemos orar porque sencillamente el Señor nos ha mandado hacerlo. Como hijos de Dios que somos y siendo que afirmamos que Jesucristo es nuestro Señor o nuestro amo, se espera que obedezcamos las órdenes que El nos dé. Lucas 11:9 dice: «Y yo os digo: Pedid y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá» Con la misma autoridad el Señor Jesús inclusive, citó varias parábolas sobre la necesidad de orar siempre y no desmayar. Lucas 18:1 en adelante relata la parábola del Juez injusto, justamente con este propósito. El Apóstol Pablo en 1ª Tesalonicenses 5:17 también ordena que debemos orar sin cesar. Si, Dios conoce de antemano lo que necesitamos, Dios sabe lo que sentimos, pero esta verdad no nos libera del privilegio sin igual de orar. Tenemos entonces que debemos orar porque así demostramos nuestra dependencia con el Padre y porque es un mandato. Además de esto, debemos orar porque la oración cambia las cosas. Un hombre de Dios dijo: «Cuando oro, ocurren coincidencias, cuando dejo de orar éstas no ocurren» Jesús dijo en Juan 16:24: Pedid y recibiréis… Santiago dijo en Santiago 5:16: La oración eficaz del justo puede mucho. Cuantas cosas serian distintas si el pueblo de Dios orara como debe orar. Dios, en respuesta a la oración hace cosas que de otra manera no las habría hecho. Uno de los hermanos Wesley contó una vez acerca de un sueño que él tuvo. En el sueño, un ángel le llevó a una bodega enorme en el cielo, en la cual había compartimiento tras compartimientos repletos de cajas y paquetes cuidadosamente almacenados que tocaban el cielo raso. Después de caminar un buen rato por aquel lugar Wesley preguntó al ángel: ¿Qué contienen todas estas cajas y por qué están aquí? El ángel respondió: Estas son las respuestas a las oraciones que los creyentes nunca las hicieron. Sí, mi hermano y amigo, la oración hace que las cosas cambien y por eso los hijos de Dios debemos orar aún cuando sepamos que Dios conoce de antemano las circunstancias especificas de cada una de nuestras vidas. Así que, debemos orar por que de esta manera demostramos nuestra dependencia de Dios, porque es un mandato y porque la oración hace que las cosas cambien. Pero no solo por esto, también debemos orar a Dios porque nunca nos acercamos tanto a la omnipotencia de Dios cómo cuando oramos en el nombre sobre todo nombre, el nombre de Cristo. Los seres humanos nunca seremos omnipotentes, ni aún en el cielo, pero en la oración esgrimimos más poder que lo que podríamos hacerlo de cualquier otra manera. ¿Por qué orar aún cuando sabemos que Dios conoce de antemano nuestras necesidades? Hemos citado ya cuatro razones. Porque así manifestamos nuestra dependencia de Dios, porque es un mandato, porque la oración hace que las cosas cambien y porque la oración nos da acceso a un poder inimaginable, la misma omnipotencia ele Dios. J. H. Jowett escribió: Qué misterio es el que tenemos en nuestras manos para obrar maravillas en la dimensión prodigiosa ele la oración. Podemos llevar rayos de luz a lugares fríos y sombríos. Podemos soltar las cadenas de la prisión de la desesperanza. Podemos llevar destellos y pensamientos caseros hasta lugares distantes. Podemos llevar cordialidad celestial a los espiritualmente débiles, aún cuando éstos estén trabajando más allá de los mares. Todos estos son milagros en respuesta a la oración. Grandes milagros demoran, simplemente porque no caemos suplicantes en nuestras rodillas. Hasta aquí la cita de este autor. Es increíble pensar que con nuestra poca oración estamos obstaculizando todo un gran poder puesto a nuestra disposición por el Señor. Así que, hermanos y amigos, Dios conoce al detalle nuestras necesidades, cuando oramos no estamos dando a conocer lo que nos está pasando, porque El ya lo sabe, cuando oramos estamos poniendo en práctica nuestra dependencia de Él, cuando oramos, estamos obedeciendo a un mandato que nos ha dejado Dios en Su Palabra, cuando oramos estamos haciendo que las cosas cambien y cuando oramos estamos tocando las esferas de poder más elevadas que podamos imaginar. Todos necesitamos hacer una pausa y confesar nuestra falta de oración y simplemente empezar a orar más.
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