Saludos cordiales amigo oyente. Bienvenido al estudio bíblico de hoy. A veces los creyentes perdemos de vista lo grandioso de la gracia de Dios. Qué bueno es saber que la Biblia registra lo que es la verdadera gracia de Dios para que nunca dejemos de apreciarla en toda su magnitud. Uno de los libros del Nuevo Testamento que pone mucho énfasis en la gracia de Dios es la primera epístola de Pedro. En el estudio bíblico de hoy, David Logacho nos hablará de otro beneficio de la verdadera gracia de Dios.
La gracia de Dios nos capacita para someternos a las autoridades que Dios ha puesto sobre nosotros, no importa si es en el hogar o en la iglesia o en el país. No siempre es fácil someterse a las autoridades, porque con honrosas excepciones, la mayoría de las autoridades son corruptas, parcializadas, injustas, deshonestas, etc. Se necesita un poder especial para someterse a personas así. Justamente ese poder es el que nos trae la verdadera gracia de Dios. En esta ocasión veremos que la verdadera gracia de Dios también otorga el poder para que un criado se someta a su amo. Antes de que Ud. se desconecte de nosotros pensando que esto no tiene nada que ver con Ud. porque Ud. no es criado de nadie y tampoco tiene a nadie por amo, quisiera decirle que la institución llamada esclavitud estaba en todo su apogeo cuando se escribió esta carta en el primer siglo. Se estima que el número de esclavos ascendía a varios millones en el imperio romano. Muchos de esos esclavos habían recibido a Cristo como Salvador y también muchos amos habían recibido a Cristo como Salvador. Tanto esclavos como amos eran hermanos en Cristo. Esta relación, sin embargo, no deshacía la relación de esclavo amo que había entre ellos. El esclavo creyente seguía siendo esclavo y el amo creyente seguía siendo amo. El cristianismo no combatió la esclavitud, porque el cristianismo no tiene como propósito principal eliminar males sociales como este de la esclavitud. Por supuesto, que donde ha echado raíces el cristianismo, se ha abolido la esclavitud, pero esto ha sido solamente un beneficio adicional que ha traído el cristianismo. ¿Será entonces que las enseñanzas bíblicas de la relación criado amo no tienen aplicación hoy en día? Por su puesto que no. Porque se aplican perfectamente a la relación empleado empleador. Será entonces con esta perspectiva que vamos a estudiar el pasaje bíblico que se encuentra en 1ª Pedro 2:18-20. Lo que tenemos aquí es un mandato. Veamos algunos detalles de este mandado. En primer lugar el mandato emanado. La primera parte del versículo 18 dice «Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros amos» Pedro dirige su mirada a los esclavos creyentes. Es para ellos el mandato de estar sujetos a sus amos. Recuerde que estar sujetos significa ocupar el lugar que le pertenece dentro de una cadena de autoridad. Los esclavos que habían nacido de nuevo, no debían pensar que había dejado de ser esclavos y en consecuencia rebelarse contra sus amos. Mas bien lo opuesto, ahora que habían llegado a ser esclavos creyentes debían sujetarse a sus amos, pero con todo respeto. Quizá antes de ser creyentes, estos esclavos, se sujetaban a sus amos por la fuerza y muchas veces faltaban al respeto a sus amos. Ahora debía ser diferente. La sujeción ahora debía ser voluntaria y mostrando todo el respeto posible a los amos. Igual debe ser la relación suya hacia sus jefes en su trabajo, amigo oyente. No es acorde con la ética cristiana que Ud. siendo un creyente fomente la anarquía y la rebelión hacia sus jefes en su lugar de trabajo. Note que esto es una orden. Pedro no está hablando en tono de sugerencia, sino que está ordenando con la autoridad apostólica que tiene. Pero a lo mejor, Ud. me dirá: Pero hermano, Ud. no sabe como son mis jefes de abusivos, groseros, aprovechadores, injustos, deshonestos, etc. ¿Cómo puedo yo sujetarme a ellos con todo respeto? Bueno, no niego que lo que Ud. ha dicho de sus jefes puede ser que sea verídico. Pero ¿sabe una cosa? Eso no le da derecho a Ud. para rebelarse contra sus jefes. Para justamente tratar este asunto, Pedro nos va a hablar en segundo lugar del mandato explicado. La segunda parte de 1ª Pedro 2:18 dice «no solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles de soportar» No hay por donde escapar, amigo oyente. La sujeción con todo respeto es hacia los amos buenos y afables. Esto es relativamente fácil. Qué gusto que da someterse a un jefe amable, considerado, respetuoso, justo, generoso, ¿verdad? Es un deleite hacerlo. Hasta nos da deseo de trabajar sobre tiempo sin cobrar, con un jefe así. Pero este tipo de jefes son una minoría. La mayoría de los jefes están en el otro bando, en el de los difíciles de soportar, según las palabras de Pedro. Estos son jefes egoístas, celosos, abusivos, ásperos, injustos, deshonestos, etc. ¿Qué hacer con jefes así? ¿Hablar mal de ellos a los compañeros de trabajo? ¿Denunciarlos a los jefes de ellos para que les echen de sus trabajos? ¿Organizar una huelga de trabajadores? Pedro dice: estad sujetos con todo respeto. Casi puedo percibir las voces de protesta diciendo: ¡Pero eso es imposible! No amigo oyente, no es imposible. Es muy posible, pero para lograrlo se necesita de un poder especial. Ese poder viene de lo alto, es el poder que resulta de la verdadera gracia de Dios. Puede ser que Ud. este mismo momento, esté luchando contra algún jefe del tipo de los difíciles de soportar. Quizá Ud. ha sido herido profundamente por el trato injusto que ha recibido y su pensamiento es vengarse de él de alguna manera. Quisiera darle un consejo: No lo haga. Obedezca lo que dice Dios en su palabra. Sujétese a este mal jefe con todo respeto. Ud. no saldrá perdiendo. Ud. ganará mucho con esto. Puede ser que su jefe nunca lo recompense, pero esta conducta suya no pasará desapercibida para el Señor. Hablando de recompensas, Pedro, en tercer lugar nos habla del mandato estimulado. 1ª Pedro 2:19-20 dice «Porque esto merece aprobación, si alguno a causa de la conciencia delante de Dios, sufre molestias padeciendo injustamente. Pues ¿qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios» Recordemos que Pedro está hablando sobre los esclavos creyentes. Algunos de estos esclavos estaban sufriendo el maltrato de parte de sus amos insensibles, pero a causa de la conciencia delante de Dios, resolvieron no rebelarse contra ellos sino sujetarse a ellos con todo honor. Pedro dice: Esta conducta merece aprobación. Quien aprueba esta conducta es Dios, amigo oyente. Sí…, ya sabemos que actuar de esta manera no es popular en el mundo en el cual vivimos. Porque el mundo en el cual vivimos dice: Trata a los demás de la forma que ellos te tratan a ti. Si te tratan bien, trátalos bien, si te tratan mal, trátalos mal. Pero Dios piensa muy diferente. Dios dice: Mirad que ninguno pague a otro mal por mal, antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, y para con todos. Dios dice: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen. Dentro de esto se inscribe la enseñanza de Pedro. De modo que, amigo oyente, si su jefe es difícil de soportar y consecuentemente, Ud. es tratado de una forma injusta, no se rebele, sufra el agravio. No será fácil, pero de Dios Ud. recibirá la suficiente gracia para soportarlo. Como recompensa, su conducta será aprobada por Dios que es lo más importante, y quien sabe, si también por los hombres en el momento menos esperado. Pedro sin embargo, hace una aclaración importante dentro de este punto. Pedro se ha referido a padecer injustamente, no ha padecer justamente. A lo mejor un esclavo creyente hizo algo malo a su amo. Como consecuencia el amo determinó un castigo. Este castigo habrá significado algún tipo de padecimiento. El esclavo creyente lo soportó con paciencia. Pedro dice: Este padecimiento, por más fuerte que sea, no debe ser motivo de gloriarse sino de avergonzarse, porque simplemente se trató de la consecuencia de la mala conducta. Por este motivo Pedro termina diciendo: Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios. Si Ud. amigo oyente, ha violado algún reglamento de su trabajo, y como consecuencia, su jefe le ha impuesto algún tipo de sanción, no diga que está padeciendo injustamente y peor aún no se gloríe de padecer injustamente a causa de la conciencia delante de Dios. Lo que Ud. esta padeciendo es la justa consecuencia de su equivocación. Hemos visto el mandato enunciado, el mandato explicado y el mandato estimulado. En nuestro próximo estudio bíblico trataremos sobre el mandato ejemplificado. Esperamos que nos honre con su sintonía.
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