La necesidad de incluir el amor en todo lo que estaban haciendo para el Señor

Es motivo de gran gozo saludarle amiga, amigo oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Continuamos con el estudio de la primera epístola de Pablo a los Corintios, en la serie que lleva por título: Un mensaje oportuno para una iglesia en crisis. El amor es un ingrediente indispensable en todo lo que hacemos para el Señor. Este ingrediente estaba ausente en lo que los creyentes de la iglesia de Corinto estaban haciendo para el Señor. Pablo por tanto va a hablar sobre la necesidad de incluir el amor en todo lo que estaban haciendo para el Señor. En instantes más estará junto a nosotros David Logacho para hablarnos sobre esto.

En la primera epístola de Pablo a los Corintios, tenemos tres capítulos dedicados a los dones espirituales. Los capítulos 12 a 14. De estos tres capítulos, uno, justamente el que está en la mitad, el capítulo 13, está dedicado enteramente al amor. ¿Por qué? La razón es porque el amor da sentido a todo lo que hacemos para el Señor. El amor es al uso de los dones espirituales, como el esqueleto es al cuerpo. Garantiza firmeza. Ahora bien, sobre el amor existen muchos malos entendidos y no es extraño por tanto que la Biblia se ocupe de mostrar lo que verdaderamente es el amor. En el capítulo 13 de 1 Corintios encontramos la indispensabilidad del amor, la descripción del amor y la permanencia del amor. Vayamos a lo primero. La indispensabilidad del amor. 1 Corintios 13:1-3 dice: «Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.» De una manera magistral, Pablo está echando mano de lenguaje hiperbólico para ilustrar su punto. El lenguaje hiperbólico es un medio muy efectivo para comunicar verdades importantes. Un novio enamorado de su novia por ejemplo, puede usar lenguaje hiperbólico para decir cuánto la ama. A lo mejor le diría: Mi amor, yo por ti soy capaz de bajar del cielo una estrella para ponerla a tus pies. Ni este novio enamorado, ni ninguna otra persona puede bajar estrellas del cielo. Entonces se trata de lenguaje hiperbólico, para ilustrar lo enorme de su amor. Pablo hace lo mismo, pero para ilustrar lo inútil de hacer cosas sin amor. Pablo dice si yo fuese el orador más connotado del mundo, y hablase inclusive como los ángeles, pero no tengo amor, es equivalente a metal que resuena, es decir no hace un sonido definido y a címbalo que retiñe, es decir un platillo que no hace nada más que ruido incierto. Cuando Pablo habla de lenguas angélicas, es una forma figurada de referirse a un lenguaje altamente refinado. No tiene nada que ver con balbuceo en estado de éxtasis. Además, cada vez que los ángeles aparecieron a los seres humanos, siempre hablaron en el lenguaje común de la gente a quien estaban hablando, nunca los ángeles hablaron un lenguaje incomprensible. Pablo continúa usando lenguaje hiperbólico cuando dice: Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Si Pablo tuviese el don de profecía y tuviese el don de palabra de sabiduría, y tuviese el don de palabra de ciencia y tuviese el don de fe al punto que hiciese mover a los montes de un lugar a otro, pero si usase todos estos dones sin amor, sería equivalente a algo vacío, algo inútil. Nada soy, dice Pablo. En la misma línea de pensamiento, Pablo dice: De nada me serviría que repartiese todos mis bienes para de comer a los pobres si no tengo amor. De nada me serviría inclusive que entregase mi cuerpo para ser quemado si no tengo amor. No olvide que Pablo está hablando en lenguaje hiperbólico, para mostrar lo indispensable que es el amor. La Biblia condena los sacrificios humanos, mal podría Pablo ni estar insinuando siquiera que un creyente podría entregar su cuerpo para ser quemado. En el fondo, entonces, Pablo está mostrando lo indispensable que es el amor en el uso de los dones espirituales. La iglesia de Corinto era rica en dones espirituales. En esta iglesia estaban presentes absolutamente todos los dones espirituales que existen, sin embargo, la iglesia de Corinto era pobre en amor. Los creyentes de Corinto estaban usando los dones espirituales sin amor. Por eso es que todos envidiaban a los que tenían los dones más llamativos. Los que tenían los dones más llamativos despreciaban a los que tenían los dones menos llamativos. En lugar de edificar la iglesia por medio del uso de los dones espirituales, estaban destruyendo la iglesia por medio del uso de los dones espirituales, y todo por la falta de amor. Era una iglesia donde había de todo, menos amor. Pablo ha mostrado que la ausencia del amor echa a perder todo lo que se hace en el servicio al Señor. En este punto, guiado por el Espíritu Santo, Pablo reconoce que los creyentes corintios no tenían un concepto cabal de lo que es el amor. A lo mejor a los corintios les pasaba lo mismo que pasa hoy en día a mucha gente, cuando piensa que amor es algo de los sentimientos, algo de las emociones, algo entre un hombre y una mujer y tantas otras cosas más. Pero el amor del cual está hablando Pablo tiene que ver con la voluntad más que con las emociones o los sentimientos. Bien se ha dicho que este amor es acción de sacrificio en beneficio de la persona amada. Porque amo, me sacrifico de alguna manera por el objeto de mi amor. Este es el amor con el cual Dios ama al mundo. Juan 3:16 nos habla de esto: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.» Dios amó y Dios dio, no lo que sobra ni lo que no le cuesta nada. Dios dio lo único, lo mejor, a su unigénito, ponga énfasis en esto, unigénito Hijo. Por eso es que el unigénito Hijo de Dios vino en forma humana a este mundo y murió en lugar del pecador. Todo fue por amor. Amor es acción de sacrificio en beneficio de la persona amada. Pablo va a dar una descripción de este amor para mirar como se manifiesta en la práctica. Esto es lo que tenemos en 1 Corintios 13:4-7. La descripción del amor. Dice así: «El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.» Al describir el amor, Pablo nos provee de quince características. Hagamos un breve resumen. El amor es sufrido. Sufrido es la traducción de una palabra griega, que significa largura de ánimo. El autor Vine dice que largura de ánimo es aquella cualidad de dominio propio frente a la provocación y que no toma represalias apresuradas ni castiga con celeridad. Es lo opuesto a la ira. Es inevitable que en la vida nos encontremos con personas difíciles de soportar. En casos así, la carne aflora para reaccionar en contra de este tipo de personas, pero el amor nos debe refrenar para no caer en la provocación y no tomar represalias apresuradas. El amor también es benigno. El adjetivo benigno está relacionado con un adjetivo griego que significa aquello que es placentero, dicho de personas significa bondadoso, no meramente bondad como una cualidad, sino la bondad en acción, una benignidad que se expresa en actuaciones concretas. Otro autor, John McArthur comentando sobre esto mismo dice: Una disposición generosa hacia los demás. El amor del cual estamos hablando entonces se manifiesta en acciones que benefician con generosidad a la persona amada. Ahora Pablo va a mencionar varias cualidades del amor, pero en forma negativa. El amor no tiene envidia. La envidia es esa actitud que se entristece por el bien de otros. El amor del cual estamos hablando hace que la persona se goce por el bien que otros reciben. Este amor se agrada de que otros sean honrados o exaltados. ¿Qué emociones se agitan en su corazón cuando ve que otros reciben beneficios que a usted le hubiera gustado recibir? ¿Hay un sentir de incomodidad, tristeza, desazón? Si es así, usted no está manifestando el amor del cual habla la Biblia, porque el amor no tiene envidia. El amor verdadero no dice: ¿Por qué a él y no a mí? Luego dice que el amor no es jactancioso. La palabra griega que se ha traducido como jactancioso, literalmente significa gloriarse de uno mismo. El amor no se arroja flores a sí mismo. El creyente que manifiesta este amor, no se encarama en el primer plano para que otros le admiren y le aplaudan. Prefiere estar detrás de bastidores porque entiende perfectamente bien que todo lo que tiene, aún los dones espirituales, proviene de Dios y que por tanto no hay razón alguna para la jactancia. Después dice que el amor no se envanece. Envanecerse es un verbo muy interesante. Significa literalmente hincharse. Se usa figurativamente para hablar de hincharse de orgullo. Un creyente que manifiesta este amor, jamás permitirá que los humos se le suban a la cabeza para sentirse más grande que los demás, más importante que los demás, más necesario que los demás. Es increíble la cantidad de problemas que son el resultado de creyentes que por alguna circunstancia están hinchados o inflados de orgullo, y se sienten con derecho de humillar al resto. El verdadero amor jamás se manifestará haciendo envanecer a una persona.

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