Pablo cedió muchos de sus derechos por amor de las personas a quienes anunciaba el evangelio

Saludos cordiales mi amiga, mi amigo. Es un gozo estar nuevamente con usted para estudiar juntos la palabra de Señor. Nuestro tema de estudio es la primera epístola de Pablo a los Corintios. Un buen título para esta epístola sería: Un mensaje oportuno para una iglesia en crisis. En el estudio bíblico de hoy, David Logacho nos mostrará como Pablo cedió muchos de sus derechos por amor de las personas a quienes anunciaba el evangelio.

El tema que tenemos para hoy se inscribe dentro de la enseñanza general de Pablo de ceder nuestros legítimos derechos en aras del amor a los demás. Pablo hizo práctico este principio en su vida cuando cedió a su legítimo derecho de comer alimentos que previamente habían sido sacrificados a los ídolos, para no ofender a hermanos de conciencia débil, quienes pensaban que un creyente no debería comer alimentos previamente sacrificados a los ídolos.

También Pablo hizo práctico este principio en su vida cuando cedió a su legítimo derecho de recibir sustento económico de la iglesia de Corinto, para no poner ningún estorbo a su trabajo de anunciar gratuitamente el evangelio.

Pablo era un apasionado evangelista y estaba dispuesto a cualquier sacrificio con tal de ganar almas para Cristo. Si el sacrificio tenía que ver con ceder derechos legítimos, no había ningún problema en hacerlo. De esto justamente trata el estudio bíblico de hoy.

Si tiene una Biblia cerca, ábrala en 1 Corintios 9:19-27. En este pasaje bíblico encontramos una exhortación a ceder derechos para ganar a otros para Cristo, y una exhortación a ceder derechos para ganar coronas de Cristo.

En la primera parte, en la exhortación a ceder derechos para ganar a otros para Cristo, Pablo comienza enunciando su lema. 1 Corintios 9:19 dice: «Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos para ganar a mayor número»

Pablo venía hablando de ceder su legítimo derecho a recibir sustento económico de la iglesia de Corinto. Esto le otorgaba un gran sentido de libertad. Los creyentes corintios jamás podrían exigir que haga algo a causa de estar recibiendo fondos de ellos. Esta es la libertad de la cual habla Pablo. Sin embargo, nuevamente está cediendo sus derechos, porque dice: me he hecho siervo de todos para ganar a mayor número.

Esto significa que Pablo voluntariamente cedió su derecho a recibir sustento económico y se hizo a sí mismo siervo de todos, al tener que trabajar con sus manos para auto sustentarse, con la finalidad de quitar cualquier obstáculo que impida ganar a un mayor número de personas para Cristo.

Inmediatamente después, Pablo hace una lista de formas como se hizo siervo de todos para ganar a mayor número para Cristo.

Número uno. 1 Corintios 9:20 en su primera parte dice: «Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos»

Esto no significa que Pablo se sometió a la ley de Moisés con la finalidad de ganar a los judíos para Cristo. Lo que significa es que cuanto hablaba de Cristo a los judíos, Pablo actuaba como actuaría cualquier judío, porque Pablo era judío. Esto abría puertas para que Pablo pueda testificar de Cristo a los judíos.

Número dos. 1 Corintios 9:20 en su segunda parte: «a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley».

En el tiempo de Pablo y también en nuestro tiempo, o todo el que se sometía a la ley de Moisés era judío y no todo judío se sometía a la ley de Moisés. Por eso es que Pablo hace la diferenciación. Ya dijo que se ha hecho judío para ganar a los judíos. Ahora dice que se ha hecho a los que están sujetos a la ley como sujeto a la ley.

Pero ponga mucha atención a la aclaración que hace Pablo. Aparece entre paréntesis en el texto: Aunque yo no esté sujeto a la ley. Pablo sabía muy bien que la ley de Moisés había sido abrogada cuando cumplió con el propósito que Dios tuvo para ella y que ahora el creyente está bajo una ley superior en todo sentido, la ley de Cristo.

Pero para ganar para Cristo a los que estaban todavía bajo la ley, Pablo se hizo como si estuviera sujeto a la ley. ¿Qué significa esto? Pues que cuando Pablo hablaba con los que estaban sujetos a la ley de Moisés, Pablo se comportaba como si él también estuviera sujeto a ley en los asuntos que no atentaban contra algo que dice la palabra de Dios.

Pablo nunca ofrecería un sacrificio de un animal en el templo, porque Pablo sabía que el sacrificio de Cristo Jesús en la cruz hizo innecesario cualquier otro sacrificio de animales por el pecado.

Pero por ejemplo, comía los alimentos que los que estaban sujetos a la ley también comían, y evitaba comer alimentos que ofendían a los que estaban sujetos a la ley, como el cerdo, las morcillas de sangre, etc.

Inclusive, es posible que Pablo rehusara trabajar el séptimo día de la semana, sabiendo que esto le abriría puertas para testificar de Cristo a los que estaban bajo la ley. Como un creyente nacido de nuevo, el apóstol Pablo no estaba bajo la ley de Moisés como norma de vida. Simplemente se adaptó a las costumbres, hábitos y prejuicios de los judíos y de los que estaban bajo la ley de Moisés para poder ganarlos para Cristo.

Número tres, 1 Corintios 9:21 «a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley».

Ahora Pablo está hablando de los gentiles, quienes no tenían por qué estar bajo la ley de Moisés. Cuando Pablo hablaba con los gentiles, actuaba como un gentil con la finalidad de ganar para Cristo a los gentiles. Pero observe el comentario que hace Pablo y que aparece entre paréntesis en el texto: No estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo. Por ser un genuino creyente, Pablo ya no estaba bajo la ley que Dios dio por medio de Moisés, pero eso no significa que Pablo viviera sin ninguna ley. Dice que está bajo la ley de Cristo. Una ley infinitamente superior a la ley de Moisés.

Número cuatro, 1 Corintios 9:22 en su primera parte «Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles»

Cuando Pablo habla de los débiles, se está refiriendo a los de débil conciencia, es decir a los que tienen escrúpulos sobre algo que no ha sido específicamente legislado en la Biblia.

Por ejemplo, si Pablo iba a testificar de Cristo a una persona incrédula que pensaba que los creyentes no deben comer alimentos sacrificados a los ídolos, Pablo jamás invitaría a esta persona a comer en un restaurante donde sirven alimentos sacrificados a los ídolos. Pablo resume su posición con las palabras de la segunda parte de 1 Corintios 9:22 y luego en el versículo 23, donde dice: «a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos. Y esto hago por causa del evangelio, para hacerme copartícipe de él.»

No es que Pablo salvaba a los incrédulos, lo hacía Dios por medio de Pablo. Esto era la pasión que consumía a Pablo y por eso estaba dispuesto a ceder cualquier derecho que legalmente le correspondía. De esta manera, Pablo se hacía copartícipe del evangelio, en el sentido de compartir las glorias venideras del evangelio.

Este es el pensamiento que impulsa a Pablo a la siguiente sección. Una exhortación a ceder derechos para ganar las coronas de Cristo. Pablo echa mano de episodios que eran de conocimiento de sus lectores.

Muy cerca de Corinto se llevaban a cabo los famosos juegos ístmicos, con competencias en diferentes disciplinas deportivas. Veamos pues como lo hace.

En primer lugar, las carreras en pista. 1 Corintios 9:24 dice: «¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis.»

La vida cristiana es una carrera. Se requiere de auto disciplina. Demanda gran esfuerzo y un propósito definido. El texto sin embargo no sugiere que en la vida cristiana sólo haya un ganador, simplemente enseña que debemos correr para ganar. Todos debemos imitar la auto disciplina de Pablo, quien cedió muchos derechos que legítimamente le correspondían, con tal de ganar el premio. El premio, por supuesto no es la salvación, sino la recompensa por la fidelidad en el servicio al Señor.

En segundo lugar, la lucha olímpica. 1 Corintios 9:25 dice: «Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.»

El luchador que quiere ganar su pelea se abstiene de muchas cosas legítimas pero que no contribuyen a ganar la pelea. Los luchadores que ganan la pelea reciben una corona corruptible, que normalmente era una corona de laurel, pero los creyentes, como luchadores, deben ceder gustosamente sus legítimos derechos, para ganar la pelea, y recibir la corona incorruptible que entregará el Señor Jesucristo a todos los que le sirven con fidelidad.

En tercer lugar, el boxeo. 1 Corintios 9:26-27 dice: «Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, y mismo venga a ser eliminado.»

Como buen corredor, Pablo corría directo hacia la meta, no como a la ventura. Como buen boxeador, Pablo no lanzaba golpes incoherentes al aire. Todo lo contrario. Pablo dirigía sus golpes donde sabía que hacían daño. El contendor era su propio cuerpo. Allí estaban los deseos que tenían que ser combatidos. Golpeo mi cuerpo y lo domino, dice Pablo. Solamente así evitaría que él mismo quien había sido un heraldo predicando el evangelio, llegue a ser eliminado.

Eliminado se entiende en el sentido de ser descalificado para el servicio al Señor. En esta vida, amable oyente, existe cantidad de cosas perfectamente legítimas para los creyentes, y por tanto tenemos todo el derecho de hacerlas.

Pero antes de hacerlas, hace falta hacernos una pregunta: ¿En qué me ayudará esto en ganar el premio en la carrera cristiana? ¿En qué me ayudará esto en ganar la pelea contra mi propia naturaleza pecaminosa? ¿En qué me ayudará esto en ganar a otros para Cristo? Qué triste será que por falta de auto disciplina, seamos descalificados para el servicio al Señor.

LA BIBLIA DICE… es un ministerio sin fines de lucro, que se mantiene gracias a las oraciones y ofrendas de los hermanos que comprometidos con la gran comisión han decidido apoyarnos, si Usted desea tener parte en esto, contáctese con nosotros para indicarle la forma de hacerlo y… antes de finalizar el programa de hoy quiero invitarle a visitar nuestra página Web y conocer la respuesta a la PREGUNTA DEL DÍA Hechos 1:24 dice que Dios conoce los corazones de todos, pero Deuteronomio 8:2 dice que Dios condenó a su pueblo a vagar 40 años en el desierto para saber lo que había en su corazón. ¿Cómo puede ser esto? Nuestra dirección es: labibliadice.org Bendiciones y le esperamos en nuestro próximo programa.

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