El Evangelio y la Masculinidad 2 

Hola amigo, amiga oyente, ¿sabes? cuando escuchas el verso 1 del salmo 128: «Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová» la traducción realmente la sesga un poco. Literalmente dice que bendito es todo el mundo, “todo” parece que es una especie de pronombre plural, pero aquí, el pronombre es realmente singular cuando llegas al versículo 2: «Cuando comieres el trabajo de tus manos«, está hablando de un hombre. Tú, en singular, comerás el fruto de tu trabajo. Y cuando llegas al versículo 3, sabes que se está dirigiendo al hombre en el hogar. «Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa; Tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa«. Él les dice a los hombres en el Salmo 128 que las Escrituras dicen que bendito es el hombre que teme al Señor.  

Esa palabra “bendito”, se usa cuatro veces diferentes en este pasaje. Sin embargo, en realidad son dos palabras diferentes en el idioma original del Antiguo Testamento. Las primeras dos veces que lo vemos en el versículo 1 y al final del versículo 2 “sean bendecidos”, literalmente significa «feliz», «felices son todos los que temen al Señor. Comerás el fruto de tu trabajo. La felicidad y la prosperidad serán tuyas». 

Cuando llegas al versículo 4: «He aquí que así será bendecido el hombre Que teme a Jehová«.  Verso 5: «Bendígate Jehová desde Sion«. Esa palabra es diferente en el idioma original del Antiguo Testamento literalmente significa «favorecido». Ser favorecido por Dios. Entonces la imagen es: “feliz es el hombre que teme al Señor. El favor de Dios se encuentra en el temor de Dios.” Estos dos conceptos no van juntos en nuestro pensamiento contemporáneo, sino que van de la mano en el pensamiento bíblico.  

La Biblia dice claramente muy felices son los hombres que tiemblan ante la majestad de Dios. Favorecidos ante Dios están los hombres que tiemblan ante la idea de la desobediencia. Esta es la imagen que tenemos en 2 Corintios 7: 1 cuando dice que estamos perfeccionando la santidad en el temor de Dios. Y en 1 Pedro 1 viviendo nuestras vidas aquí como extraños con reverente temor. Entonces, pregunto a cada hombre, esposo y a todos los padres que me escuchan, ¿tiemblan ante Dios? ¿En serio? ¿Realmente tiemblas ante Dios? ¿Te estremeces de miedo y temor ante la idea de hacer cualquier cosa, pensar cualquier cosa, decir algo que no traiga gran gloria a tu Dios? Recuerda esto: feliz es el hombre que teme al Señor. El favor de Dios se encuentra en el temor de Dios.  

La sabiduría de Dios se encuentra en la Palabra de Dios. “Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, Que anda en sus caminos. Cuando comieres el trabajo de tus manos, Bienaventurado serás, y te irá bien” (Salmos 128: 1-2). La imagen aquí está en el andar y el trabajo de un hombre que gira alrededor de los caminos de Dios. Y su trabajo gira alrededor de los caminos de Dios. El camino de Dios se describe en su Palabra. Bien, recuerda esto y regresa conmigo al comienzo de los Salmos. Escucha el capítulo 1 de los Salmos. Este es uno de esos capítulos en la Biblia que te animo a que lo memorices.  

Salmos 1 es una imagen increíble. Las imágenes son muy fuertes sobre lo que significa caminar en los caminos de Dios. Verás, aquí hay un sorprendente paralelo entre el Salmo 128, versículo 1 y 2 y el capítulo 1 de los Salmos. Vamos al comienzo de este libro. Salmos capítulo 1, escucha el versículo, solo leeremos los versículos del 1 al 3: «Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol» escucha las imágenes aquí «plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará«. ¿Lo ves? Es la misma imagen que estamos viendo aquí en el Salmo 128; sabiduría de Dios encontrada en la Palabra de Dios, meditando en ella día y noche, caminando y sumergiéndose en ella. 

Estas dos primeras verdades van juntas y las vemos por todos los Salmos. Lo vemos en Proverbios. El temor del Señor es el comienzo ¿de qué? De sabiduría. Salmo 111, versículo 10: «El principio de la sabiduría es el temor de Jehová«. Otro Salmo de ascensión dicen lo mismo: «El temor del Señor es el comienzo de la sabiduría«.  

Mi padre era el hombre más sabio que había conocido, él no solo tenía conocimiento. Era conocimiento aplicado a la vida. Fue sabiduría, estaba basado en la Palabra, él leyó y estudió la Palabra.  

Fue tan lindo cuando fui al seminario, mi padre se emocionó tanto porque fue su oportunidad de ir al seminario indirectamente a través de mí. Así que, cuando llegué allí, mi padre me llamaba todo el tiempo: «¿Cómo te va? ¿Qué estás aprendiendo en clase? Sólo dime todo lo que estás aprendiendo”. Él fue a Nueva Orleans a visitarme y fue a clases conmigo. Recuerdo que fue a una clase de geografía bíblica, y mientras que los chicos dormían en esta clase, papá estaba sentado empapándose de esta geografía bíblica. Días después, le compré una copia de mi libro de texto sistemático de teología y se lo envié a él. Se lo di como un regalo por el Día del Padre y era teología sistemática de volumen grueso. Y entonces papá se encargó de comenzar a leerlo de principio a fin. Lo que significó que cada vez que llamaba a casa me interrogaba sobre mis posiciones teológicas, mi padre decía: – “entonces David, ¿qué piensas sobre la expiación? ¿Qué piensas sobre la naturaleza del hombre, la naturaleza de Dios, la Trinidad? ¿Qué piensas sobre los dones del Espíritu? ¿Qué hay de la neumatología, eclesiología, angelología o escatología?”. Yo decía: – “ni siquiera sé de qué estás hablando, papá. Ni siquiera hemos llegado a eso en clase todavía”. Y él era como, – “David, tienes que resolver estas cosas”.  

¿Lo ves? empapado en la Palabra, bucear en la Palabra, disfrutando la Palabra, esa es la imagen que mi padre me dejo. Ahora, estar en el seminario me llevaba a eso, pero cuando llegue a la predicación era algo completamente diferente. Así que, cuando comencé a predicar, papá viajaba millas para ir a escucharme predicar y ofrecer comentarios constructivos.  

Hombres, no hay un hombre que haya usado Dios en la Biblia, que no tenga la Palabra de Dios fluyendo de él. No encontrarás un hombre en este libro usado poderosamente por Dios que no esté recibiendo con gusto la Palabra de Dios, que no abrace de todo corazón y que no esté reproduciendo con valentía la Palabra de Dios. Esa es la imagen de Esteban en Hechos capítulo 7; la Palabra fluyó de él, brotó de él. Y estas dos verdades son totalmente opuestas a lo que este mundo dice que significa ser un hombre, esposo o padre exitoso.  

El Salmo 128 está dando una imagen de un hombre que es bendecido por Dios. No es una imagen de un hombre que ha sido bendecido por Dios con grandes casas y automóviles y muchas cosas más, es un hombre que teme y conoce a Dios en su Palabra que camina con Dios y lo adora. Entonces, ¿la Palabra fluye de ti? Recuerda, la sabiduría de Dios se encuentra en la Palabra de Dios.  

Ahora, llegamos al verso tres, la imagen aquí es de la familia, una imagen tan hermosa y opuesta a la imagen contemporánea que tenemos de un hombre sentado alrededor de su mesa para ver tv con sus hijos en la cena. Y este verso dice: “tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa; Tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa”. Y aquí es donde el correo electrónico que mi papá me había enviado es paralelo al Salmo 128.  

Otra verdad que te compartiré, es que papá me enseñó que una esposa es un tesoro que debe ser apreciado. Mi padre escribió: “la mejor parte, David, sobre ser padre es que tengo la mejor esposa y madre de mis hijos». Eso es exactamente lo que está diciendo el Salmo 128. Nos está dando una imagen de una esposa como la realeza en el hogar tratada con gran valor e importancia. No te pierdas esto.

Ahora, nota lo que el salmista no está diciendo aquí; no dice que el esposo sea bendecido cuando llega a casa y mira a su alrededor todas las cosas que ha acumulado y la cuenta de jubilación que ha creado para dejarles cosas a sus hijos. La imagen aquí es que él llega a casa, mira a su alrededor y la bendición de Dios es evidente en su esposa. Qué imagen tan increíble; una vid fructífera.  

En el Antiguo Testamento una vid fructífera se refiere a una vid rica, eso se remonta a lo que hablamos en otros programas, la bendición de Dios es evidente en la fertilidad, pero en el Nuevo Testamento, la imagen cambia, no se trata solo de descendencia física, sino de descendencia espiritual. Pero la imagen es definitivamente una esposa que es productiva con su vida debido a la influencia de su esposo sobre ella. Esa es una imagen que tenemos en Proverbios 31, y no se trata de una mujer confinada a su casa 24/7, la imagen es que ella está dirigiendo su casa. Ella no hizo otras actividades por llevar su hogar a ser un hogar centrado en Dios, una familia centrada en Dios. Tiene la fragancia de Dios en ella. Esta es la imagen y es el resultado del marido que teme al Señor y camina en sus caminos. No tengo dudas de que mis dos hermanos y mi hermana no tienen dudas de que tenemos un padre que valora a su esposa. 

“La mejor parte de ser padre es que tengo la mejor esposa y la madre de mis hijos”. Él siempre nos decía, como un disco rayado, la historia de estar sentados en un servicio de adoración una noche, esta chica se acercó y había un asiento junto a él y ella se sentó junto a él. Esa era la palabra que siempre usaba, “ella se acercó a mí” y esa chica resultó ser mi madre. Tommy, como se lo llamaba en esos días, iba a hacer tartas para que todo el mundo viniera y él era un verdadero hombre social, por lo que todo el mundo venía y mamá era atraída por sus pasteles. Antes de que papá muriera inesperadamente de ese ataque cardíaco, fui a su protector de pantalla en casa y vi una imagen de la capilla donde él y mamá estaban casados. Mi papá no tenía miedo de mostrar afecto por su esposa y alabo a Dios por eso. Él horneaba panecillos de canela y los llevaba a mamá al trabajo. Apenas unas semanas antes de su fallecimiento, lo llamé un viernes por la noche e inesperadamente lo encontré en una cita sorpresa con mamá. Habían salido a cenar y ver una película. Esta es una imagen de un padre que atesoraba y apreciaba a su esposa. A mi padre le encantaba estar con su esposa, amaba jugar y bromear con ella.  

Y eso es lo que quiero que hagamos bajo la luz de la palabra de Dios, específicamente bajo la guía de este salmo. Mi objetivo es que cada hombre, esposo y padre que me oye decida en su corazón amar a su esposa y honrar a Dios sin pretextos ni dudas. Así que espero que nos acompañes en el siguiente programa y conocer más sobre las verdades eternas de la palabra de Dios. Que Dios te bendiga. 

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