La falsa doctrina de los judaizantes

Es un privilegio para nosotros saber que estamos en su compañía a través de las ondas de esta emisora amiga. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy en el libro de Gálatas. La salvación por gracia fue objeto de ataque por parte de los falsos maestros llamados judaizantes. El apóstol Pablo se erigió como ardiente defensor de la salvación por gracia. No dudó un solo instante en armar viaje a Jerusalén para tratar este asunto con los apóstoles y ancianos. Pablo llevó consigo a Bernabé, creyente judío, y Tito, creyente gentil. La presencia de Tito fue clave para refutar la falsa doctrina de los judaizantes. Sobre esto nos hablará David Logacho, inmediatamente después de la pausa musical.

No es sencillo hacer la obra de Dios, amable oyente. El Señor Jesucristo lo comparó a la experiencia de una oveja en medio de lobos. No es fácil. Todos los lobos van a intentar devorar a la oveja. Por eso Jesucristo recomendó a sus discípulos que sean prudentes o astutos como serpientes aunque también sencillos como palomas. Bueno, parece que el apóstol Pablo asimiló muy bien este consejo y como oveja, en medio de los lobos usó de astucia, en un buen sentido por supuesto, como aliado de la verdad. Qué buen ejemplo que tenemos en Pablo los que somos siervos del Señor. El mundo nos es hostil. El mundo usa sus mejores armas para atraparnos y anularnos como siervos del Señor. Cuanta prudencia o astucia nos hace falta para sortear con éxito la arremetida del enemigo. En nuestro último estudio bíblico vimos que a través de la forma como fue recibido en Jerusalén Pablo demostró que su apostolado y el mensaje que predicaba eran genuinos. Cuando Pablo expuso en privado a los que tenían cierta reputación en el evangelio el mensaje que predicaba, no recibió ninguna observación o reclamo de parte de ellos. Los que tenían cierta reputación en el evangelio, es una alusión a Pedro Jacobo y Juan, considerados columnas en la iglesia de Jerusalén. Esto es una prueba de que el mensaje que Pablo predicaba era el genuino mensaje del evangelio, el mismo mensaje que predicaba Pedro, Jacobo y Juan. Además vimos que los que se consideraba como columnas de la iglesia en Jerusalén, Pedro, Jacobo y Juan, reconocieron unánimemente el apostolado de Pablo y en señal de compañerismo le dieron un apretón de manos. En esencia, este trío famoso, llegó a la conclusión que así como Pedro fue enviado por Jesucristo a predicar el evangelio a los judíos, Pablo también fue enviado por Jesucristo a predicar el evangelio entre los gentiles. De esta manera quedó demostrada la autenticidad del apostolado de Pablo. De modo que amable oyente, el viaje de Pablo a Jerusalén fue muy provechoso. Pablo demostró que el mensaje del evangelio que predicaba, era el mismo mensaje del evangelio que predicaban Pedro y los demás apóstoles en Jerusalén. Pero no olvide que Pablo y Pedro no tuvieron contacto entre ellos, aparte de una esporádica visita de cortesía que Pablo hizo a Pedro en Jerusalén por quince días. ¿Cómo entonces el mensaje que predicaba Pablo era idéntico al mensaje que predicaba Pedro? La respuesta es que el mensaje del evangelio es único, no existe más de uno, y tanto Pablo como Pedro lo recibieron de la misma fuente, es decir del Señor Jesucristo. El mensaje del evangelio que predicó Pablo y que predicó Pedro es el mismo mensaje que nosotros predicamos porque el mensaje del evangelio es uno solo, no hay más de uno. La esencia del único mensaje del evangelio es que Cristo murió por nuestros pecados conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras. Cuando este mensaje es recibido o creído por una persona, esa persona es inmediatamente salva. Aparte de creer, no hace falta nada más. Cristo hizo todo para que el pecador que cree sea salvo por gracia. Los falsos maestros, judaizantes pretendían que para ser salvos, además de la fe en Cristo hace falta someterse a la circuncisión conforme al rito de Moisés y guardar la ley de Moisés. Este es el evangelio pervertido del cual habló Pablo en el primer capítulo de su carta. Muy bien, pero Pablo tenía un as en la manga. Tiene que ver con Tito, el gentil creyente que fue con Pablo a Jerusalén. ¿Cuál fue la reacción de la iglesia en Jerusalén hacia este creyente Gentil? La respuesta aparece en Gálatas 2:3 donde dice: “Mas ni aún Tito, que estaba conmigo, con todo y ser griego, fue obligado a circuncidarse” Tito era griego, esto significa que no era judío. Por tanto, como gentil, nunca se había sometido a la circuncisión, o a esa cirugía que como rito religioso los judíos la practicaban cortando el prepucio que cubre el glande del miembro viril. Sin embargo por el estilo de vida era obvio para todos que Tito era creyente, Tito era genuinamente salvo. Si los judaizantes estaban en lo correcto al decir: Si no os circuncidáis según el rito de Moisés, no podéis ser salvos, entonces Tito no era salvo. Pero sí lo era, Tito dio evidencia de tener el Espíritu Santo. Nadie podía cuestionar eso. Los judaizantes por tanto estaban equivocados en su doctrina y equivocados en su práctica. Interesante este asunto amable oyente. Los hechos o la conducta o bíblicamente hablando, el fruto de una persona indica si esa persona es o no es salva. Mucha gente se llena la boca diciendo que son salvos, oran, cantan, van al templo y todo, hasta predican, pero su vida de mentira, su vida de inmoralidad, su vida de total impiedad les delata como falsos creyentes. No es cuestión solamente de decir: Soy del Señor. Es cuestión también de mostrar los frutos de ser del Señor. Tito tenía el fruto correcto y nadie podía dudar que es verdadero creyente. Esto sirvió para que Pablo demuestre que no es necesario circuncidarse y guardar la ley de Moisés para ser creyente. Jacobo lo interpretó correctamente y a pesar de ser él mismo judío, dejó bien en claro que el gentil no tiene que hacerse judío para llegar a ser salvo. Los judíos y gentiles son salvos del mismo modo; por medio de la fe en Cristo Jesús. Lo único que pidió Jacobo a los gentiles es que no hagan nada que ofenda a los judíos incrédulos para no estorbar su probable salvación. Gran triunfo para Pablo, pero más importante es el triunfo de la salvación por gracia, que se alcanza por la sola fe en la sola persona de Cristo Jesús. Pero no olvide amable oyente que los enemigos de la gracia están por todo lado. Son huesos duros de roer. Ciertamente estaban presentes en Jerusalén mientras se discutía si los gentiles creyentes deben o no someterse al rito de la circuncisión. De esto da cuenta Gálatas 2:4 donde dice: “y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a esclavitud” Esto podría referirse a los conflictos que hubo con los judaizantes en la iglesia de Antioquia de Siria, donde Pablo y Bernabé estaban sirviendo al Señor, pero también puede referirse a lo que pasó en el concilio de Jerusalén. Los judaizantes se dieron modo para introducirse en el lugar donde se llevaba a cabo las deliberaciones. Lo hicieron a escondidas. Así actúan siempre los falsos maestros. Siendo lobos rapaces se visten con piel de oveja para entrar sin ser notados a las iglesias y engañar a los creyentes incautos. Una vez adentro, los judaizantes comenzaron los cabildeos para lograr que la asamblea decida que los creyentes gentiles deben circuncidarse para ser realmente salvos. Pablo, Bernabé, Tito y los demás compañeros deben haber luchado denodadamente para contrarrestar los esfuerzos de los judaizantes. No siempre es fácil poner en alto la verdadera doctrina. Note amable oyente que al referirse a los judaizantes, Pablo dice que eran falsos hermanos. Esto significa que por fuera parecían hermanos, pero por dentro eran incrédulos. Hoy en día existen muchos como ellos. Pasan años en las iglesias. Hablan como los creyentes, cantan como los creyentes, oran como los creyentes, visten como los creyentes, pero no son en realidad creyentes. Se auto delatan cuando manifestan el fruto. Si Usted ve a una persona que diciendo que es creyente anda en robos, mentiras, pleitos, adulterios, etc., no se confunda. Bien puede tratarse de un falso hermano. La meta de los judaizantes en la época de Pablo era coartar la libertad que los creyentes tienen en Cristo y reducirlos a la esclavitud de la ley de Moisés. Los enemigos de la gracia hallan verdadero deleite en hacer sentir mal a los creyentes por algo que legítimamente pueden hacer en la libertad que tienen en Cristo. ¿Cuál fue la actitud de Pablo y sus acompañantes ante las presiones de los judaizantes? Note lo que dice Gálatas 2:5 “a los cuales ni por un momento accedimos a someternos, para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros.” Si los judaizantes eran tercos vendiendo su falsa doctrina, Pablo era más terco defendiendo el evangelio de la gracia de Dios. Por eso dice que ni por un solo instante pensó siquiera aceptar la doctrina de los judaizantes. Pero esta terquedad de Pablo no era para sacar provecho personal de la situación, sino para preservar la verdad del evangelio para beneficio de toda la humanidad. Ya quisiéramos tener el mismo celo por el evangelio de la gracia de Dios. Desde los tiempos de Pablo, los enemigos de la gracia han tratado de añadir algo al evangelio de la gracia de Dios. Nos dicen que el hombre es salvo por medio de la fe en Cristo más: las buenas obras, cumplir con los Diez mandamientos, el bautismo, la membresía de la iglesia, los ritos religiosos, etc. Pablo aclara que estos maestros están equivocados. Cuidado con ellos amable oyente.

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