Las obras de la carne

Es un gozo estar nuevamente junto a Usted a través de esta emisora amiga. Gracias sinceras por su sintonía. Prosiguiendo con nuestro tema: Gálatas, la Carta Magna de Emancipación de la Iglesia, en esta ocasión, David Logacho nos hablará acerca de las obras de la carne.

Si tiene una Biblia a la mano, le ruego que la abra en el libro de Gálatas, capítulo 5 versículos 19 a 21. Como antecedente, Pablo enseñó que cuando la naturaleza pecaminosa controla al creyente, ese creyente producirá todo tipo de obras malas, pero cuando el Espíritu controla al creyente, ese creyente producirá todo tipo de obras buenas. Es con este antecedente que Pablo pasa a citar lo que el creyente producirá cuando se deja controlar de su naturaleza pecaminosa. Lo que primero tenemos en este pasaje bíblico es el detalle de las obras de la carne. Gálatas 5:19 hasta la primera parte del versículo 21 dice: “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas” Cuando Pablo dice que manifiestas son las obras de la carne, está reconociendo el hecho que no hace falta hacer una investigación exhaustiva para identificar lo que produce la carne o la naturaleza pecaminosa. Son tan evidentes que todos los saben. Luego Pablo da un detalle de esas obras de la carne. La lista no es completa, pero incluye las que son más evidentes. Si intentamos hacer una división de las obras de la carne que han sido mencionadas. Diremos que pueden dividirse en tres grupos. Las que tienen que ver con el sexo, las que tienen que ver con la religión y las que tienen que ver con las relaciones personales. Vayamos al primer grupo. Las obras de la carne que tienen que ver con el sexo. El sexo, amigo oyente, es un tesoro dado por Dios a la humanidad, para ser usado entre un hombre y una mujer, dentro de los sagrados vínculos del matrimonio. La naturaleza pecaminosa ignora este principio divino para el uso del sexo y propicia el uso del sexo con quien quiera, cuando quiera, donde quiera y como quiera. Pablo cita el adulterio. Dentro de esto se incluye la relación sexual de una persona casada con alguien quien no es su esposo o su esposa. Cuando la naturaleza pecaminosa controla a un creyente, le hace ver más atractiva a la mujer del prójimo o al marido del prójimo y menos atractiva a su propia mujer o a su propio marido, y de esa manera estimula la relación ilícita. El adúltero piensa que no va a pasar nada por un instante de placer prohibido, pero la Biblia muestra de cuerpo entero la tragedia del adulterio. Proverbios 6:27-29 dice: “¿Tomará el hombre fuego en su seno sin que sus vestidos ardan? ¿Andará el hombre sobre brasas sin que sus pies se quemen? Así es el que se llega a la mujer de su prójimo; no quedará impune ninguno que la tocare.” El adulterio es algo terrible. La Biblia dice que lo cometen solo las personas que no están en sus cabales. Proverbios 6:32-33 dice: “Mas el que comete adulterio es falto de entendimiento; corrompe su alma el que tal hace. Heridas y vergüenza hallará, y su afrenta nunca será borrada.” Qué interesante, el adúltero se da de muy inteligente o muy listo, o muy astuto, pero la Biblia afirma todo lo contrario. La Biblia dice que es falto de entendimiento. Pero según las normas de Dios, el adúltero no solo es el que tiene una relación sexual con alguien que no es su esposa o viceversa. La Biblia habla también de otro mal que también se llama adulterio. Mateo 5:28 dice: “Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.” Esta también es una obra de la carne. A decir verdad, esta es la actitud que culmina en la acción de adulterio. Un hombre casado que comienza a codiciar a otra mujer que no es su esposa y se deleita en eso y piensa en eso constantemente, muy probablemente caerá en el adulterio con esa mujer. Lo mismo puede pasar con una mujer casada que comienza a codiciar a otro hombre que no es su esposo. Nadie cae en adulterio de la noche a la mañana. Todo comienza con el cruce de miradas. Con las atenciones excesivas. Con las conversaciones a solas. Con los regalos frecuentes. Con las invitaciones a salir. El momento menos pensado, las pasiones estarán tan agitadas que no se podrá pensar con cordura y vendrá la debacle. Si Usted está en este camino. Le suplico que se detenga ahora mismo y de marcha atrás. Confiese su pecado a Dios y apártese del mismo. Dios tendrá misericordia de Usted y le perdonará y le dará la fortaleza para vivir en santidad tanto en el pensamiento como en la acción. Otra obra de la carne en el área sexual es la fornicación. Esta palabra es la traducción de la palabra griega “porneía” de la cual se deriva la palabra porno, y pornografía. El significado de la palabra “porneía” tiene que ver con cualquier uso del sexo fuera del plan establecido por Dios. Una vez más, el plan de Dios para el uso del sexo es entre un hombre y una mujer dentro de los vínculos del matrimonio. Cuando un hombre o una mujer, sin importar su estado civil, hace uso del sexo fuera de los planes de Dios está cometiendo lo que la Biblia llama fornicación. Dentro de esto podemos incluir las relaciones sexuales prematrimoniales, el amor libre o lo que es lo mismo el vivir como casados sin estar casados, la homosexualidad o lo que es lo mismo la relación sexual entre dos personas del mismo sexo. Qué interesante, a medida que va pasando el tiempo, el mundo se va convenciendo más y más de que la homosexualidad es el tercer sexo, pero la Biblia dice que Dios creó al hombre como un ser heterosexual. Existen solo dos sexos. Masculino y femenino. La homosexualidad por tanto debe ser vista como una distorsión del plan de Dios. Cuando el hombre se vuelca totalmente a la maldad, Dios hace una entrega judicial de ese hombre a todo tipo de impiedad, dentro de ello, la homosexualidad. Note lo que dice Romanos 1:26-27 “Por eso Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío.” Así que mi querido amigo oyente, el homosexual no nace sino que se hace, y por tanto es perfectamente posible que esto se revierta, es decir que el homosexual deje de ser homosexual. El poder de Dios puede lograrlo. Dentro de la categoría de fornicación, también está la pornografía o esto de dar un carácter obsceno a las obras literarias o artísticas. También está la prostitución, o la compra y venta de placer sexual. También está el incesto, o las relaciones sexuales cometidas por parientes dentro de los grados en que está prohibido el matrimonio. También está el bestialismo, o el pecado de lujuria cometido con una bestia. Todas estas desviaciones del correcto uso del sexo son catalogadas por la palabra de Dios como fornicación y son el producto de la naturaleza pecaminosa controlando a un creyente. El consejo de la palabra de Dios en cuanto a la fornicación es huir de ella. 1 Corintios 6:18 dice: “Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca.” Cada vez que un creyente enfrenta una tentación en el área sexual, debe huir. Quedarse para hacer frente a una tentación sexual es equivalente a meterse en la boca del lobo. Es inevitable ser tentado en el área sexual, pero como alguien dijo muy sabiamente, no podemos evitar que las aves vuelen sobre nuestras cabezas, pero sí podemos evitar que hagan nido en ellas. Aquí cae bien el concepto de la segunda mirada. ¿Lo conoce? Es imposible evitar la primera mirada. La tentación en el área sexual está en la calle, en los diarios, en la televisión, en las revistas, etc. Es imposible que algo impropio penetre por nuestra retina a nuestro cerebro. Pero lo que podemos evitar es la segunda mirada. Es cuestión de simplemente poner los ojos en otro lugar. Es cuestión de la voluntad. De esa manera estaremos huyendo de la fornicación. Como Usted podrá notar, la carne no produce nada loable en la vida de un creyente y por eso los creyentes debemos evitar de cualquier manera el ser controlados por nuestra vieja naturaleza o por nuestra naturaleza carnal o por nuestra naturaleza pecaminosa. Otra obra de la carne es lo que el apóstol Pablo llama inmundicia. Esta palabra es la traducción de una palabra griega que literalmente significa impureza moral. Dentro de esto cae todo lo que es cuestionable y que tiene connotación sexual. Permítame citar algunos ejemplos. Conversaciones impropias sobre inmoralidad sexual, bromas o chistes que apelan a la inmoralidad sexual. Dichos o palabras que tienen doble sentido, malos pensamientos que incentivan la lujuria. Cosas como estas son calificadas como inmundicia por la Biblia. Finalmente tenemos lo que Pablo llama lascivia. Esta palabra, tanto en el original como en nuestro idioma significa: exceso, licencia, ausencia de freno, indecencia y disolución. Eventualmente, esta palabra llegó a tener el sentido de exceso sexual y la autoindulgencia. Estas, amable oyente, son las obras de la carne relacionadas con el sexo. Son obras nada dignas bajo todo punto de vista. Estas obras de la carne no se controlan solo con la fuerza de voluntad, o con el ciego cumplimiento de leyes o reglamentos. La única manera de dominarlas es por medio de la sumisión al Espíritu Santo de Dios. En nuestro próximo estudio bíblico examinaremos las demás obras de la carne. Espero que nos acompañe.

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