La enorme Gracia de Dios

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La historia de Mateo nos recuerda, que la Gracia de Dios puede abarcar todo pecado y Dios quiere extender esa Gracia a todo aquel que escucha el mensaje de Jesús.

¿Has oído el llamado de Jesús? dijiste, ¡si Señor, quiero seguirte! Si es así, ¿Quién estará junto a ti y a quien no desearías llevar? Hoy el Pastor Ron Moore nos presenta estas preguntas y nos permitirá considerar un poquito de nuestro corazón y mucho sobre el corazón de Dios.

Quiero comenzar hoy con una pregunta, quizás es algo en lo que nunca has pensado o tal vez es algo en lo que has pensado mucho, ¿Quién sería la última persona que tú esperarías ver en el cielo? ¿has pensado en esto? Quizás has pensado mucho en esto, ¿Quién sería la última persona que tú esperarías ver en el cielo? La persona que a tu criterio no merece la gracia de Dios, ¿Alguien que ha hecho algo horrible y hasta lo ha publicado para que todo el mundo lo vea? ¿Esa persona merece la gracia de Dios? O tal vez es solamente un jefe, un jefe arrogante que en algún punto descarrilo tu carrera y que de vez en cuando te pone a pensar ¿Dónde estuviera si no hubiera sido por él?
¿Quizás alguien que lastimó a tu familia? ¿Esperarías verlo en el cielo? Abre tu Biblia y busca el libro de Mateo capítulo 9 mientras continuamos nuestra serie sobre la vida de Jesús. Hoy vamos a considerar un encuentro que él tuvo en el Mar de Galilea, esto nos ayudará a comprender el alcance de la Gracia de Dios. Esta oferta gratuita que Dios nos da incondicionalmente. Esta historia está registrada aquí en Mateo capítulo 9, también está en Marcos capítulo 2 y en Lucas capítulo 5, cada escritor ha aportado información valiosa a la historia, bien, permíteme establecer el contexto de este encuentro.

En este punto de la vida de Cristo, Él está en Capernaúm en la sede de su ministerio al norte del mar de Galilea. De acuerdo con el evangelio de Marcos, Él está caminando cerca del mar, Él, hacia esto a menudo. No sabemos exactamente para que, posiblemente fue para orar, tal vez sólo quería pasar un tiempo a solas lejos de la casa de Pedro donde Él se alojaba. Sólo sabemos que Jesús pasaba mucho tiempo cerca del Mar de Galilea; muchos comentaristas dicen que esto es algo que le gustaba mucho. Ese día había mucha gente cerca de Él, lo conocían, habían oído sus enseñanzas y habían visto los milagros que Él hacía, de hecho, unos días atrás Él había levantado a un paralitico. Mira la historia en el capítulo 9 versos 6 al 8, “Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa. Entonces él se levantó y se fue a su casa. Y la gente, al verlo, se maravilló y glorificó a Dios, que había dado tal potestad a los hombres”

Échale un vistazo a esto; “Y la gente, al verlo, se maravilló y glorificó a Dios” Ese día la gente está reunida y esto es lo que sucede, Mateo capítulo 9 versículos 9 al 13 dice, “Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió. Y aconteció que estando Él sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos. Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Porqué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores? Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento”. (Mateo 9:9-13).

El texto que está citando Jesús está en el libro de Oseas capítulo 6 verso 6, “Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos” no he venido a llamar a justos, sino [he venido a llamar a los pecadores]. Ahora, si tu fueras un judío, a la última persona que quisieras ver en el cielo seria a un recaudador de impuestos, estas dos palabras podrían hacerte hervir la sangre. Los recaudadores de impuestos eran ladrones, extorsionadores y se daban la gran vida con el dinero que con mucho sacrificio se ganaba un judío, ahora, si un judío odiaba a un recaudador de impuestos, odiaba aún más a un recaudador de impuestos “judío” esta era una persona que se había vendido, había abandonado su culto a Dios, y ya no podía entrar a la sinagoga, no podía ser testigo en ningún tribunal pues eran considerados totalmente deshonestos, se habían hecho amigos de Roma y Roma había hundido al pueblo judío en la más angustiosa pobreza.

Roma tenía un impuesto para todo, había impuestos inmobiliarios, impuestos de importación y exportación, impuestos sobre el grano, sobre la fruta, incluso llegaron a tener un impuesto del uno por ciento de todo lo que haga cualquier persona. Existían impuestos de circulación, así que no podías ir a ninguna parte sin que esto te cueste, ahora, si tú eras romano al menos podías decir, bueno, tenemos algún tipo de entretenimiento en los teatros y circos, pero los judíos no querían entretenimiento, ellos estaban alejados de esas cosas, ellos querían adorar a Dios, no querían asociarse con cosas inmorales y no querían asociarse con gente inmoral, odiaban a los recaudadores de impuestos. Roma inventó la forma más práctica de crear impuesto, esto era vender las franquicias tributarias, (McDonald no fue el primero en hacerlo), tú podías comprar estas franquicias tributarias y crear tu propio “negocio de cobro de impuestos”

Luego contratabas gente para cobrar los impuestos, había dos tipos de cobradores, los de primera clase, que eran los que cobraban los impuestos normales impuestos inmobiliarios de transporte y todo lo demás, y los de segunda clase, que eran llamados **mo-kees** estos eran los que abusaban de la gente, cobraban más de lo debido y generalmente eran los que habían comprado alguna franquicia, había un gran **mo-kees** que era algún rico deshonesto que era el dueño del negocio y estaban los **mo-kees** empleados que eran quienes daban la cara a la gente.

Mateo era lo peor de lo peor, era recaudador de impuestos y también pecador, Mateo tenía su gran negocio funcionando a orillas del Mar de Galilea. Habían muchos comerciantes y pescadores en esta región y él estaba ubicado en una zona estratégica, su campo de acción se extendía desde Arabia a través de todo el camino hasta el Mar Mediterráneo, así que tenía muchos impuestos por cobrar; si tu tenías un barco y querías llegar al oeste de España, obligatoriamente tenías que pasar por el “punto de pago” de Mateo, y él siempre sacaba una buena tajada de lo que cobraba. Entonces llegó Jesús y lo miró a los ojos, a este ladrón, extorsionador, a este comerciante deshonesto, a este hombre viviendo en lo más alto del materialismo, a este hombre que vendió sus raíces judías por dinero, lo miró directamente a los ojos y le dijo; ¡sígueme!

Piensa en lo que los otros discípulos sentían, ¿Mateo? Tiene que ser una broma ¿verdad? ¿le estas ofreciendo la oportunidad de seguirte a Mateo? Recuerda que en medio de los discípulos había por lo menos dos Zelotes, los Zelotes eran aquellos que deseaban tomar el poder de Roma por la fuerza, y Mateo trabajaba para Roma, aquí estaban estos pescadores, que posiblemente días antes habían estado parados frente a Mateo o frente a alguien como Mateo pagando sus impuestos para poder transitar por el mar, y ahora Jesús le está diciendo a Mateo ¡sígueme! Un comentarista dice que es casi imposible que estos hombres pudieran permanecer cinco minutos juntos sin querer matarse, si no fuera por la presencia de Jesús en medio de ellos, de seguro se habrían ido a golpes, pero Jesús siempre cambia las cosas ¿verdad?

Esta es la Gracia que Dios nos ofrece a través de la persona de Jesús, y aquí está la primera observación de esta historia; La Gracia de Dios a través de Jesús puede perdonar el más grande de los pecados, la Gracia de Dios a través de Jesús puede justificar al más grande de los pecadores, no importa donde hayas estado, no importa lo que hayas hecho y no importa lo que pienses de tu pasado, Jesús vino para pagar la culpa por tus pecados, y esa persona a la que no esperarías ver en el cielo, esa persona que no quisieras ver en el cielo, esa persona que ha hecho lo impensable, ¡si..!, Jesús vino a morir por los pecados de esa persona también.
La Gracia de Dios justifica al más grande de los pecadores y es para todos, aun para los que están por venir, Él vino para buscar, rescatar y salvar lo que se había perdido, y eso incluye a toda la humanidad.
La historia de Mateo nos recuerda que la Gracia de Dios puede abarcar todo pecado y Dios quiere extender esa Gracia a todo aquel que escucha el mensaje de Jesús.

Mateo era lo peor de lo peor, era recaudador de impuestos y también pecador, pero Jesús no mira eso, Él nos eligió con un propósito, a pesar de nuestro pasado y de todos nuestros pecados Él nos promete darnos una nueva vida, ¿Recuerdas a Nicodemo?, un nuevo nacimiento, esta es la Gracia que Dios nos ofrece a través de la persona de Jesús.
Cuando Jesús dice ¡sígueme! Esta es una bondadosa llamada a una vida nueva. Esperamos que puedas acompañarnos en nuestra próxima emisión.

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