El Evangelio, la Suficiencia de Dios y Sufrimiento Pt. 3

Entonces, cuando los regalos que disfrutamos se hayan ido, cuando la casa se haya ido:  el trabajo o el dinero ya no estén, cuando no podamos quedar embarazadas, cuando no encuentres a ese esposo o esposa que anhelaste, cuando tu vista, tu capacidad o tu capacidad para caminar se va, incluso cuando tu ser querido fallece, Dios sigue siendo bueno.

Job 13:15 dice: “He aquí, aunque él me matare, en él esperaré”, ¿por qué? Pues porque Él es un tesoro sobre todas esas cosas. Esta es una manera radical de vivir en nuestra cultura actual.

Cuando los regalos que disfrutamos se hayan ido, Dios es suficiente. Él es más que suficiente porque Él está presente y es bueno.

Una cosa más, en la confusión de nuestras circunstancias, Dios es todo sabio. Quiero que vengas conmigo al capítulo 28 de Job. Job es parte de un grupo de libros en el Antiguo Testamento llamados libros de sabiduría y las imágenes de sabiduría de Job están escondidos cerca del centro de este libro. Job 28, ya cerca del final de estas discusiones, es un capitulo que básicamente se convierte en un himno a la sabiduría. Quiero que escuchen esta imagen del precio, el valor de ella y la relación entre Dios, el hombre y la sabiduría.

Mira Job capítulo 28, versículo 12 esto dice: “Mas ¿dónde se hallará la sabiduría? ¿Dónde está el lugar de la inteligencia? No conoce su valor el hombre, Ni se halla en la tierra de los vivientes. El abismo dice: No está en mí; Y el mar dijo: Ni conmigo. No se dará por oro, Ni su precio será a peso de plata. No puede ser apreciada con oro de Ofir, Ni con ónice precioso, ni con zafiro. El oro no se le igualará, ni el diamante, Ni se cambiará por alhajas de oro fino. No se hará mención de coral ni de perlas; La sabiduría es mejor que las piedras preciosas. No se igualará con ella topacio de Etiopía; No se podrá apreciar con oro fino. ¿De dónde, pues, vendrá la sabiduría? ¿Y dónde está el lugar de la inteligencia? Porque encubierta está a los ojos de todo viviente, Y a toda ave del cielo es oculta. El Abadón y la muerte dijeron: Su fama hemos oído con nuestros oídos” (Job 28: 12-22).

Escucha el versículo 23, aquí está el contraste: «Dios entiende el camino de ella, Y conoce su lugar. Porque él mira hasta los fines de la tierra, Y ve cuanto hay bajo los cielos. Al dar peso al viento, Y poner las aguas por medida; Cuando él dio ley a la lluvia, Y camino al relámpago de los truenos, Entonces la veía él, y la manifestaba; La preparó y la descubrió también. Y dijo al hombre: He aquí que el temor del Señor es la sabiduría, Y el apartarse del mal, la inteligencia” (Job 28: 23-28). La imagen de la sabiduría es esta joya valiosa que no puede ser encontrada por nadie más que por Dios. Sólo Dios sabe dónde habita. Ahora quiero que pensemos sobre esto. Tres facetas de sabiduría:

Tienes conocimiento involucrado en la sabiduría, sólo Dios sabe dónde habita. Tienes perspectiva involucrada en la sabiduría, Él ve cosas desde los confines de la tierra. Y luego tienes experiencia involucrada en la sabiduría, Él creó todas estas cosas. Él confirmó la sabiduría, la sabiduría apreciada, la sabiduría probada. Por lo tanto, contrasta la limitada sabiduría del hombre con la sabiduría ilimitada de Dios. Entonces eso será una base para soportar el sufrimiento.

Sabiduría limitada del hombre; cuando alguien toma una decisión imprudente muchas veces es porque no conoce todos los hechos. ¿Alguna vez has estado en una situación en la que tomas una decisión, luego descubres algo y piensas: “bien si lo hubiera sabido antes, habría hecho algo diferente?”. Yo sí que he estado en esa situación, ¿lo ves? Nos falta conocimiento, no conocemos todos los factores que están involucrados.

En segundo lugar, nos falta perspectiva; a veces nuestra perspectiva está hastiada o distorsionada. No sabemos cómo otras personas percibirán esta decisión que tomamos, no conocemos el punto de vista de todos. Carecemos de perspectiva sobre cuál sería la decisión más sabia.

Y luego, tercero, carecemos de experiencia, sabemos que si hemos pasado por una experiencia particular, entonces somos más sabios por eso. Si pasas por una experiencia por primera vez, no sabes qué hacer, pero si lo atraviesas por centésima vez, entonces ya tienes una idea de qué hacer. Hay una sabiduría que está ahí.

Esa es la razón por la que nuestra sabiduría es limitada porque carecemos de conocimiento incluso aquellos que creen ser los más inteligentes carecen de conocimiento. Nos falta perspectiva, incluso los más sensibles y críticos. Y carecemos de experiencia incluso aquellos que han sufrido más en esta vida, nos faltan estas cosas. Ahora, compara eso con la sabiduría ilimitada de Dios: ¿qué hay de su conocimiento? Dios tiene conocimiento perfecto. Dios siempre tiene todos los hechos, Dios nunca se entera más tarde, Él nunca dirá: “oh, si lo hubiera sabido, habría hecho algo diferente aquí”. Él nunca dice eso ni una sola vez, porque ya Él lo sabía. Él sabe todo, Él conoce todos los factores involucrados en todo momento en toda la historia, Él nunca descubre ninguna información nueva. No informas a Dios en algo en lo que Él no había pensado, Él tiene un conocimiento perfecto.

Segundo, Él tiene una perspectiva eterna, Él ve los confines de la tierra, ve todo bajo los cielos. Dios entiende y ve cómo cada detalle del universo afecta a cada persona en el universo. No sólo a todas las personas sino a todos los tiempos por toda la eternidad. Dios tiene una perspectiva que es completa y totalmente eterna, completa y totalmente abarcadora, Él tiene una perspectiva eterna.

Y tercero, Él tiene una experiencia infinita, Él estableció el viento y midió las aguas. Él hace decretos para la lluvia y el camino para la tormenta. En otras palabras, tiene toda la experiencia en este gobierno del universo: Él lo creó y lo ha gobernado para siempre, Él es perfectamente sabio. Él no es un simple hombre cuando se trata de sabiduría, llega a cualquier experiencia que cualquiera de nosotros pasaría. Ahora traiga eso para soportar la suficiencia de Dios en el sufrimiento. ¿Por qué podemos confiar en Dios en medio de la oscuridad y cuando la oscuridad continúa día tras día, semana tras semana, mes tras mes o año tras año y lo que sea que aparezca en nuestra vida?, ¿cómo confías en Dios?

Pues la única forma en que puedes confiar en Dios es sabiendo que Él tiene un conocimiento perfecto, Él sabe todo, Él conoce todas las circunstancias y todos los factores que están en juego aquí. No hay nada que Él no conozca, Él tiene una perspectiva eterna. Ya ves que veo aquí. Él ve lo que aquí hará para afectar a esta persona en la eternidad. Él ve lo que sucede aquí mismo y cómo te afectará por la eternidad, Él tiene una perspectiva eterna, Él tiene una experiencia infinita.

Leamos Lucas 11:11 al 13, esto dice: “¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?”, ¿lo ves? esto es Dios como Padre, Él da buenos dones a sus hijos y la sabiduría de Dios nos recuerda que Dios siempre da lo mejor. No voy a pretender que esta es una verdad fácil cuando se trata de sufrimiento, pero es una verdad fundamental. Incluso cuando recibes la llamada de que tu ser querido falleció y te caes al suelo llorando. Hay una confianza que se puede tener incluso allí, una confianza que dice: “Dios, tú sabes lo que es mejor, yo no sé qué es lo mejor, pero Tú si sabes que es lo mejor”. Mira, en la confusión de nuestras circunstancias, Dios es todo sabio.

1 Corintios capítulo 1, versos de 20 al 21 dicen: “¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación”. ¿Lo ves? Su sabiduría es infinita, si tal vez en algún momento te preguntaste: ¿Por qué Dios decidió enviar a su Hijo a una cruz? Según nuestra razón humana, eso no tiene sentido, pero Él tiene perfecto conocimiento de cada uno de nuestros pecados y Él tiene una experiencia infinita, Dios ha diseñado nuestra salvación para reconciliarnos con Él.

Dios tiene una perspectiva eterna de que 2.000 años más tarde tú y yo estaríamos sentados aquí adorándole por la salvación que tenemos de todos nuestros pecados. Y Él tiene una experiencia infinita, Dios ha diseñado nuestra salvación para reconciliarnos con Él. Toda la gloria sea para Dios por su gran sabiduría.

Me encanta esta cita de Tozer, él dijo: «Con la bondad de Dios para desear nuestro mayor bienestar, la sabiduría de Dios para planificarlo y el poder de Dios para lograrlo, ¿qué podría faltarnos?».

Dios es infinitamente sabio y le honramos, honramos a Dios cuando confiamos en Él en medio de la oscuridad, porque Él es quien tiene sabiduría. En la confusión de nuestras circunstancias Dios es todo sabio, Él está presente y Él es bueno. Estas son imágenes de su suficiencia que finalmente nos llevan a esta última imagen. En el fondo de nuestra desesperación, Dios es nuestra esperanza.

Quiero que vuelvas conmigo al capítulo 3 y quiero que veas este diálogo continuo con Job y sus amigos, quiero que le eches un vistazo y recorramos un par de lugares diferentes. Quiero que veas la profundidad de la desesperación de Job. Lo escuchaste en el capítulo 3, versículo 11: «¿Por qué no morí yo en la matriz, O expiré al salir del vientre?”. Y luego se vuelve más deprimente. Pasa al capítulo 6, versículo 8. Escucha lo que dice Job. Todas estas son palabras de Job. Verso 8: “¡Quién me diera que viniese mi petición, Y que me otorgase Dios lo que anhelo, Y que agradara a Dios quebrantarme; Que soltara su mano, y acabara conmigo! Sería aún mi consuelo, Si me asaltase con dolor sin dar más tregua, Que yo no he escondido las palabras del Santo” (Job 6: 8-10).

Capítulo 7, versículo 13: “Cuando digo: Me consolará mi lecho, Mi cama atenuará mis quejas; Entonces me asustas con sueños, Y me aterras con visiones. Y así mi alma tuvo por mejor la estrangulación, Y quiso la muerte más que mis huesos. Abomino de mi vida; no he de vivir para siempre; Déjame, pues, porque mis días son vanidad” (Job 7: 13-16). ¿Alguna vez has sentido eso? Los días no tienen significado, incluso hasta el punto de decir que prefieres la muerte.

Ve al capítulo 10, versículo 20 la desesperación de Job, es tan grande que incluso Él anhela morir, la Biblia dice: “¿No son pocos mis días? Cesa, pues, y déjame, para que me consuele un poco, Antes que vaya para no volver, A la tierra de tinieblas y de sombra de muerte; Tierra de oscuridad, lóbrega, Como sombra de muerte y sin orden, Y cuya luz es como densas tinieblas” (Job 10: 20-22).

Sigue yendo hacia la derecha. Capítulo 14, versículo 13. Escucha lo que Job le dice a Dios: “¡Oh, quién me diera que me escondieses en el Seol, Que me encubrieses hasta apaciguarse tu ira, Que me pusieses plazo, y de mí te acordaras!”.

Vamos al capítulo 16, versículo 22 Job dice: “Mas los años contados vendrán, Y yo iré por el camino de donde no volveré”. Ahora vamos al capítulo 17, versículos 1 y 2, esto dice: “Mi aliento se agota, se acortan mis días, Y me está preparado el sepulcro. No hay conmigo sino escarnecedores, En cuya amargura se detienen mis ojos”. Ahora, en el mismo capítulo 17 vamos al verso 13, esto dice: “Si yo espero, el Seol es mi casa; Haré mi cama en las tinieblas. A la corrupción he dicho: Mi padre eres tú; A los gusanos: Mi madre y mi hermana. ¿Dónde, pues, estará ahora mi esperanza? Y mi esperanza, ¿quién la verá? A la profundidad del Seol descenderán, Y juntamente descansarán en el polvo”.

Ves esta imagen cada vez más desesperada en la vida de Job y llega a su clímax en el capítulo 19. Y es justamente de eso de lo que hablaremos en el próximo capítulo, pero antes de irnos quiero que escuches lo que sucede después. Es uno de los pasajes más bellos de todo el Libro de Job. Escucha el versículo 23: “¡¡Quién diese ahora que mis palabras fuesen escritas! ¡Quién diese que se escribiesen en un libro; Que con cincel de hierro y con plomo Fuesen esculpidas en piedra para siempre!  Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo; Y después de deshecha esta mi piel, En mi carne he de ver a Dios; Al cual veré por mí mismo, Y mis ojos lo verán, y no otro, Aunque mi corazón desfallece dentro de mí. Mas debierais decir: ¿Por qué le perseguimos? Ya que la raíz del asunto se halla en mí” (Job 19:23-28).

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