Cristo nos lleva siempre en triunfo a los que creemos en él

Cordiales saludos, amable oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Nuestro tema de estudio es la segunda epístola de Pablo a los Corintios, en la serie titulada: El legado de un siervo de Jesucristo. En esta oportunidad vamos a deleitarnos sabiendo que Cristo nos lleva siempre en triunfo a los que creemos en él.

Las pruebas en la vida del creyente son inevitables. Más aún, son indispensables para la vida cristiana. Alguien ha dicho que las pruebas o nos elevan o nos hunden. Pablo es uno de los casos dignos de estudio de alguien que usó la prueba como un trampolín para elevarse a alturas inimaginables en la fe. Con esto en mente, abramos nuestras Biblias en 2 Corintios 2:12-17. La primera parte de este pasaje bíblico nos da un vistazo de la prueba que enfrentó Pablo. 2 Corintios 2:12-13 dice: Cuando llegué a Troas para predicar el evangelio de Cristo,  aunque se me abrió puerta en el Señor,
2Co 2:13  no tuve reposo en mi espíritu,  por no haber hallado a mi hermano Tito;  así,  despidiéndome de ellos,  partí para Macedonia.
Pablo tuvo que salir de Efeso a raíz de una feroz revuelta organizada por los fabricantes de estatuillas de plata con la imagen de la diosa pagana Diana. Fiel a su llamado a proclamar el evangelio, Pablo llegó a Troas, una ciudad portuaria en la provincia romana de Misia, ubicada al nor occidente de Asia Menor. Una vez en Troas, Pablo se dispuso a aprovechar las oportunidades que el Señor le estaba dando para anunciar el evangelio de Cristo. A esto se refiere Pablo cuando habla de que se le abrió puerta en el Señor. Sin embargo, no aprovechó estas oportunidades para anunciar el evangelio por cuanto no tuvo reposo en su espíritu, por no haber hallado a Tito, su hermano en la fe, quien debía traer noticias importantes para Pablo, relacionadas con la reacción de la iglesia en Corinto a la carta severa que Pablo les había escrito. Tratemos de ponernos momentáneamente en los zapatos de Pablo en esas circunstancias. Había escrito esa carta severa a los Corintios y no sabía que efecto había producido en ellos. Esto generaba incertidumbre. Sobre esto vino el conflicto en Efeso, con el peligro de perder la vida. Luego llega a Troas y se le abren puertas de par en par para predicar el evangelio, pero él se siente totalmente incapaz de hacerlo, por cuanto no tenía reposo en su espíritu, por causa de no haber hallado a Tito quien debía traer noticias de Corinto. Pablo debe haber estado al borde del colapso. Qué prueba tan grande. Obligado por lo que estaba viviendo decidió despedirse de la gente en Troas y partió hacia Macedonia, una provincia romana que bordeaba la costa nor oeste del Mar Egeo, donde se encontraban ciudades como Filipos y Tesalónica. Pablo estaba en un oscuro túnel, el túnel de la prueba. Pero Pablo no se dejó vencer por la prueba y como un buen siervo de Dios nos deja un hermoso legado de cómo manejar una prueba para fortalecer nuestra fe. En segundo lugar, consideremos la manera como Pablo enfrentó la prueba. 2 Corintios 2:14-16 dice: Mas a Dios gracias,  el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús,  y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento.
2Co 2:15  Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan,  y en los que se pierden;
2Co 2:16  a éstos ciertamente olor de muerte para muerte,  y a aquéllos olor de vida para vida.  Y para estas cosas,  ¿quién es suficiente?
Pablo era buen candidato para quejarse de Dios. Usted sabe: ¿Por qué me pasa esto? ¿Por qué a mí? ¿Qué mal he hecho para que Dios me castigue así? ¿Por qué Dios no me escucha a pesar que oro tanto? Pero lejos de ello, ¿Qué es lo que hizo Pablo? Pues agradece a Dios. Mas a Dios gracias, dice Pablo. En medio del obscuro túnel de la prueba, no hay mejor cosa que dar gracias a Dios, porque a pesar de lo difícil que pueda ser la prueba, Dios está allí, su persona está cerca, su poder está a disposición, sus promesas son una realidad. ¿Está pasando por alguna situación compleja en su vida, amable oyente? A pesar que las lágrimas broten de sus ojos, enfoque sus pensamientos en Dios y agradézcale como lo hizo Pablo. La razón que Pablo tenía para agradecer a Dios en medio de su prueba, es porque Dios nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús. El cuadro que está utilizando Pablo para ilustrar su punto tiene que ver con la costumbre romana de la marcha triunfal. Cuando un comandante romano ganaba una batalla y anexaba territorios al imperio romano era recibido en Roma con una gran marcha triunfal en su honor. Temprano a la mañana, salían por la ciudad los heraldos que anunciaban el gran evento. Cuando llegaba la hora de la marcha triunfal primero aparecían los sacerdotes quemando un fragante incienso, acompañados de los músicos, luego venían los soldados victoriosos llevando los despojos de guerra. A continuación venía el comandante romano, sentado en un carro dorado, tirado por caballos blancos. Algunos salieron de lo común utilizando otros animales para tirar el carro. Pompeyo usó dos elefantes cuando conquistó África. Marco Antonio usó dos leones y Dionisio utilizó cuatro tigres. A continuación y encadenados al carro venían los oficiales derrotados acompañados de su ejército. El destino de ellos era enfrentar las fieras salvajes en el circo romano. Los ciudadanos romanos se apostaban al costado de la vía para gritar vítores y lanzar flores. Pablo ve al Señor Jesucristo, como el victorioso comandante conduciendo en triunfo a sus cautivos. Pablo se consideraba a sí mismo con gozo como uno de los cautivos de Cristo llevados en triunfo para la gloria de Cristo. Los creyentes por tanto ya somos vencedores, de manera que no debemos tener temor de ser derrotados por las pruebas. Pero no sólo eso, Pablo también hace alusión al fragante olor a incienso que saturaba el ambiente en la marcha triunfal romana. Ese olor presagiaba grandeza para los triunfadores y a la vez presagiaba tragedia para los perdedores. Pablo toma esto y saca una aplicación espiritual. Dice que Dios, por medio de nosotros, los creyentes, manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento. Esto es así porque para Dios, los creyentes somos grato olor de Cristo en los que se salvan, mientras que en los que se pierden, nosotros los creyentes, somos olor de muerte para muerte. El mismo evangelio predicado por los creyentes imparte vida a los que creen y muerte a los que lo rechazan. Pensando en esto, Pablo se hace la pregunta: Y para estas cosas, ¿quién es suficiente? Pablo estaba consciente que en su propia fuerza, ningún creyente es suficiente para servir a Dios de la manera poderosa que Pablo ha mostrado aquí. Todos los creyentes necesitamos de la obra poderosa del Espíritu Santo que mora en nosotros. ¿Cómo enfrentar las pruebas? Enfocando nuestros pensamientos en la persona de Dios, con una actitud de agradecimiento, sabiendo que Dios nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús. Pablo termina esta sección, ratificando que a pesar de las pruebas que estaba enfrentando, no cedió a la tentación de adulterar el mensaje que predicaba. 2 Corintios 2:17 dice: Pues no somos como muchos,  que medran falsificando la palabra de Dios,  sino que con sinceridad,  como de parte de Dios,  y delante de Dios,  hablamos en Cristo.
Aun en el primer siglo había no pocos sino muchos que torcían la palabra de Dios para sacar provecho de ella. Pablo era totalmente diferente. A pesar de la difícil prueba que estaba enfrentando, jamás torció la palabra de Dios para satisfacer algún deseo egoísta. Hoy más que nunca existen muchos que medran falsificando la palabra de Dios. La expresión: Medran falsificando, es la traducción de una sola palabra en el idioma en que se escribió el nuevo Testamento. Palabra relacionada con un verbo que significa comerciar adulterando o corrompiendo, como cuando se echa agua a la leche. Muchos hacen comercio de la palabra de Dios torciéndola, adulterándola, para obtener ganancias deshonestas. Pero Pablo siempre habló con sinceridad, esto significa sin ningún motivo deshonesto, sino como un mensajero enviado de Dios consciente que todo lo que decía estaba siendo escuchado por Dios por el hecho de que estaba en Cristo. Si usted está atravesando por severas pruebas, no baje los brazos en señal de derrota, ponga arriba su mirada. Allí va a encontrar a un Dios que está listo para sostenerle porque estando en Cristo, los creyentes somos siempre llevados en triunfo. Que el Señor le bendiga.

Y así estamos llegando nuevamente al término de una edición mas de nuestro programa LA BIBLIA DICE… Agradecemos sinceramente a todos los que con sus oraciones y ofrendas hacen posible que sigamos adelante. Pero antes quiero dejar con ustedes la PREGUNTA DEL DÍA. ¿Hay evidencia bíblica para afirmar que el Anticristo será el mismo Satanás en forma humana? Busque la respuesta en nuestra página Web y además conozca todo el material que está a su disposición, la dirección es: labibliadice.org. Bendiciones y le esperamos en nuestra próxima edición.

Deja una respuesta