“Esperanza en Crecimiento 5”

Estamos agradecidos por lo que Dios ha hecho en el pasado pero queremos experiencias nuevas, necesitamos nuevas historias, ¿verdad? Las historias antiguas son geniales, algunos de ustedes han estado contando esas experiencias durante años, pero necesitan refrescar su historia, necesitan una nueva experiencia de lo que Dios está haciendo en sus vidas, porque si Dios hizo milagros en el pasado también los puede hacer hoy. Habacuc dice que Dios quiere renovar esas historias, ¿no deseas una nueva experiencia de la fuerza y el poder de Dios?

 

Así que esto es lo que Habacuc hace el resto del capítulo; se recuerda a sí mismo y a los que lean este libro, las grandes cosas que Dios ha hecho en el pasado. Recuerda que en su tiempo la ley había sido olvidada e ignorada. La gran ley de Dios que él otorgó a las personas ni siquiera se escuchaba, así que lo primero que hace Habacuc es hablar sobre la entrega de la ley.

Mira el versículo 3: “Dios vendrá de Temán, Y el Santo desde el monte de Parán. Selah Su gloria cubrió los cielos, Y la tierra se llenó de su alabanza. Y el resplandor fue como la luz; Rayos brillantes salían de su mano, Y allí estaba escondido su poder. Delante de su rostro iba mortandad, Y a sus pies salían carbones encendidos. Se levantó, y midió la tierra; Miró, e hizo temblar las gentes; Los montes antiguos fueron desmenuzados, Los collados antiguos se humillaron. Sus caminos son eternos.” (Habacuc 3:3-6)

Mira ahora el verso 7, He visto las tiendas de Cusán en aflicción; Las tiendas de la tierra de Madián temblaron.” Habacuc trae a nuestra memoria la ocasión en la que Dios le entregó la ley a su pueblo en las montañas ¿Te acuerdas de ese momento? Dios ha hecho grandes cosas en el pasado. Habacuc está diciendo: la montaña temblaba, este es el Dios al que servimos y podemos confiar en Él. Mira el versículo 8: ¿Te airaste, oh Jehová, contra los ríos? ¿Contra los ríos te airaste? ¿Fue tu ira contra el mar Cuando montaste en tus caballos, Y en tus carros de victoria?”

Habacuc está intentando hacernos recordar los tiempos de la historia de Israel cuando Dios hizo grandes milagros con los mares y los ríos; piensa en el río Nilo, este río representaba la vida de Egipto y Dios lo convirtió en sangre. Dios tiene poder sobre el río. Ahora recuerda a Josué, cuando el pueblo de Israel va a conquistar la tierra prometida, lo único que se interpone entre ellos y la promesa son los amorreos, pero Dios le otorgó la victoria sobre ellos, también estaba el río Jordán y no sólo eso, el río en la época en la que se desbordaba ¿Recuerdas lo que sucedió? Dios le dijo a Josué que hiciera cargar el arca del pacto a los sacerdotes y que se detuvieran, al menos, 300 metros por delante del pueblo. ¿Recuerdas lo que pasó? Dios respaldó a su pueblo. Apenas los sacerdotes pusieron sus pies en el agua el torrente del río se detuvo, entonces el pueblo pasó por el medio del río y llegó a la Tierra Prometida. Ahora recuerda la historia del mar Rojo; los israelitas tenían el mar rojo delante de ellos, los egipcios detrás de ellos y no había ningún lugar a donde escapar, ellos estaban atrapados y desesperados. Dios hizo milagros sorprendentes.

Dios siempre nos pone en este tipo de situaciones ¿verdad? El pueblo de Israel estaba condenado frente al mar rojo y Dios abrió el mar en dos; su pueblo pudo pasar en seco, los egipcios los persiguieron y Dios volvió a cerrar el mar sobre ellos. Habacuc nos está diciendo que no debemos olvidarnos de esos tiempos, ese es el Dios al que servimos, ese es el poderoso Dios al que adoramos, Dios tiene un poder infinito, Él hace grandes milagros, tiene poder sobre el mar, sobre los ríos y sobre las montañas. Mira el versículo 11, aquí habla de la historia de Israel cuando Josué entró a la tierra derrotando a los amorreos.

Verso 11, recuerda esto: “El sol y la luna se pararon en su lugar; A la luz de tus saetas anduvieron, Y al resplandor de tu fulgente lanza. Con ira hollaste la tierra, Con furor trillaste las naciones. Saliste para socorrer a tu pueblo, Para socorrer a tu ungido. Traspasaste la cabeza de la casa del impío, Descubriendo el cimiento hasta la roca. Selah” (Habacuc 3:11-13).

Puedes confiar en este Dios, es el mismo Dios en el Antiguo Testamento y hoy en día, este mismo Dios nos ha traído hasta este punto, nos ha demostrado su poder una y otra vez, podemos confiar en Él, hoy y en el futuro. Mira el versículo 16: “Oí, y se conmovieron mis entrañas; A la voz temblaron mis labios; Pudrición entró en mis huesos, y dentro de mí me estremecí; Si bien estaré quieto en el día de la angustia, Cuando suba al pueblo el que lo invadirá con sus tropas.”

¿Alguna vez te has quedado en silencio ante el Señor? un silencio lo suficientemente largo, sintiendo tu corazón latir, sintiendo flaquear tus piernas pensando en el poder soberano de Dios. Mirá los versos 17 al 19 ¿cómo es que Habacuc llega a este punto? Escucha lo que dice ¿recuerdas cómo empezó? ¿Dios, dónde estás? ¿Qué estás haciendo? ¿porque no me escuchas? ¿cuando vas a contestarme? Ahora, Habacuc está aquí, mira el versículo 17: “Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales; Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, El cual hace mis pies como de ciervas, Y en mis alturas me hace andar.” (Habacuc 3:17-19)

Solo Dios puede darnos la fortaleza necesaria para enfrentarnos a esta vida cada día, solo necesitamos aprender a confiar en Dios, y en Él solamente. Incluso cuando no recibamos lo que deseamos, aun cuando Dios demora su respuesta, incluso cuando Dios dice “No” o cuando nos da una respuesta que no es la que esperábamos, en medio del divorcio, de la separación, de la perdida del trabajo, en la enfermedad o en medio del dolor, del sufrimiento, la duda y el desaliento, incluso cuando no entendamos lo que esta pasando, cuando los cultivos no den fruto, cuando no tengamos alimento, “Y no haya vacas en los corrales; Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación.”

Él es mi fortaleza, Él es mi confianza, ¿puedes entenderlo? cuando las vacas están en los corrales y tenemos las ovejas protegidas, cuando los cultivos son fructíferos y cuando todo está bien en nuestra vida, realmente no necesitamos de nada para confiar ¿verdad? cuando la cuenta del banco está llena y el trabajo es constante, cuando estamos sanos, no necesitamos nada más, pero cuando todo se viene abajo entonces ¿confiamos Dios? eso es lo que Habacuc nos trata de enseñar, debemos confiar en Dios cuando no hay nada alrededor que nos pueda brindar confianza, debemos aprender que Dios es todo lo que necesitamos, entonces, finalmente conoceremos al Dios al que adoramos, al Dios en el que podemos confiar en todo tiempo.

A veces el futuro nos puede asustar, yo realmente a veces tengo mucho temor sobre el futuro, creo que algunos de ustedes sienten lo mismo, cuando las cosas están fuera de nuestro control, nuestra fe comienza a fracasar, caemos en la duda y la desconfianza, la falta de fe entra como un intruso en nuestras mentes, así que esto es lo que yo hago, cuando el futuro es incierto, recuerdo el pasado.

No hace mucho tiempo algo estaba ocurriendo en mi vida, algo que me causaba duda y miedo para el futuro, yo no estaba de buen ánimo en estos días, así que saqué mi diario y empecé a escribir todas las cosas que Dios había hecho en mi vida, me acordé de su gracia, de su bondad, de los milagros que él ha hecho en mi vida.

Escribí todo lo que él había hecho, Las maneras sobrenaturales en las cuales Dios había obrado y comencé a darme cuenta de que él era un Dios que podía responder a todas mis incógnitas, que podía dar respuesta a mi futuro, ¿lo ves? enfocarnos en el futuro desconocido a menudo puede resultar en temor, pero considerar la manera en la que Dios ha obrado en nuestro pasado siempre puede traer paz a nuestro presente.

Te reto a tomar un pedazo de papel o tu diario y escribir todas las maneras en las que Dios ha estado obrando en tu vida, sentirás paz en medio de la duda sobre el futuro, sacará a la incertidumbre de tu corazón y te llenará de esperanza. Gracias por acompañarnos aquí en “El Camino” agradecemos tus oraciones y tu apoyo, te esperamos en el próximo programa, comenzaremos una nueva serie, esperamos que sea de aliento y fortalezca tu caminar con Dios.

 

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