«Elegido 2”

Aquel que respira vida nueva en nosotros. Él es el que nos permite confiar en Él. La salvación de la eternidad pasada o de la eternidad futura tiene que ser de Dios según Su voluntad soberana y según Su beneplácito.

Cuando perteneces a Dios, cuando has confiado en Jesucristo como tu Salvador personal, nada puede separarte del amor de Dios. Él está contigo en tu mayor desafío, Él está contigo en tu enfermedad, Él está contigo en tu separación, Él está contigo en tu divorcio, Él está contigo a través de la muerte misma. Nada puede separarte del amor de Dios que se encuentra en Cristo Jesús. Ahora esa es una promesa que puedes llevar a casa hasta el cielo.

Ahora quiero ser realmente honesto contigo. Algunas personas pasarán por alto esto. No podemos hacerlo si vamos a hablar en serio sobre la Biblia. Si existe la doctrina de la elección de Dios que nos elige, entonces tiene que haber otro lado de la moneda, ¿verdad? Si Dios elige algo, ¿qué significa eso? ¿Que Él no elige a otros? Eso se llama la doctrina de la elección y aquellos a quienes no elige se llama la doctrina de la reprobación. Y mientras que Dios elige algunos y otros no, los que Él elige reciben Su gracia y son aquellos que no reciben su justicia porque, todos estamos bajo la ira de Dios a menos que Él decida otorgar su gracia sobre nosotros. Mira 1 Pedro capítulo 2 versos 7 al 8 dice: «Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, La piedra que los edificadores desecharon, Ha venido a ser la cabeza del ángulo; y: Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes;  a lo cual fueron también destinados.»

¿Estás listo para esto? Esto está en las Escrituras. 1 Pedro 2: 8 dice: «Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados.» Ahora algunos de ustedes están diciendo: “amigo, eso no encaja en mi teología, quiero la salvación, quiero regeneración. Me gusta eso y quiero adopción, quiero la santificación, quiero la fuerza para superar esta vida de una manera que complace a Dios y me glorifique” pero, déjame decirte algo, en Roma había cristianos que tuvieron dificultades con esta doctrina porque es una doctrina difícil de aceptar y entender. Y esto es lo que Pablo les escribió. Romanos capítulo 9 versos 14 al 16 dicen: «¿Qué, pues, diremos? ¿Qué hay injusticia en Dios?  En ninguna manera. Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca. Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.» Él continuó. Romanos capítulo 9 versículo 19 al 21: «Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa?  Porque ¿quién ha resistido a su voluntad? Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios?  ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?» Eso es la doctrina de la elección.

Ahora, esto es lo que quiero hacer, repasemos cuatro aplicaciones de esta doctrina y creo que comenzará a tener más sentido y se establecerá en su corazón. Cuatro aplicaciones: Aquí está el primero, la doctrina de la elección nos humilla. No podemos ser lo suficientemente buenos. No hay nada dentro de nosotros que sea lo suficientemente bueno para Dios. Es la gracia de Dios y eso nos humilla física e intelectualmente. No podemos resolverlo todo

Bueno, los mejores libros sobre este tema son de uno de los mejores teólogos de todos los tiempos, un tipo llamado J.I. Packer y él escribe un libro llamado: “Evangelismo y la Soberanía de Dios” y él mira el aspecto de que tenemos que estar compartiendo el Evangelio, voy a llegar a eso en un segundo, pero al mismo tiempo, este escritor nos dice que Dios es soberano en general. Y concluye que esto es lo que él llama una antinomia. Una antinomia es un par de principios que permanecen uno al lado del otro aparentemente irreconciliables pero innegables. Ambos están allí. Ahora escucha lo que él dice: » Una antinomia, en contraste, no es dispensable ni entendida. No es una figura de dicción, sino es una relación observada entre dos proposiciones verdaderas. No es producida para alcanzar algún propósito, sino que los mismos hechos nos obligan a enfrentarla. No la podemos evitar, ni la podemos resolver. No la inventamos, ni la podemos explicar. La única manera de deshacernos de ella es falsificando los mismos hechos que nos la introdujeron» Ahora esto es lo que J.I. Packer, el gran teólogo dice: » ¿Qué haremos con una antinomia? Aceptarla y vivir con ella. Ignorar la apariencia convincente de contradicción, y admitir que la misma es producto de nuestra propia ceguera»

Tal vez algunos de ustedes, dirán: “bueno, ¿saben qué? Soy tan intelectual que puedo descifrar a Dios y conocer todo al respecto”. Pues bueno, hoy quiero decirte que eso solamente te mantendrá separado de Él y ciertamente te impedirá crecer como cristiano porque no vas a ser capaz de descubrir el infinito Dios Creador eterno del universo.

Número dos, la doctrina de la elección nos consuela. Vuelve conmigo a Romanos capítulo 8 verso 28 dice: «Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.» ¿Todos creen eso? ¿Dios hace todas las cosas para bien para los que lo aman y lo llaman según su propósito? Ahora, mira el contexto en el que este verso está establecido. Mira el versículo 29 «Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.» (Romanos 8:29 y 30) Ese es el contexto de Romanos 8:28. ¿Por qué es ese el contexto? Porque esto es lo que Pablo está diciendo: en la eternidad pasada, basado en nada que hayas hecho, Dios te llamó a ser Suyo y en la eternidad futura, basado en nada que hayas hecho, Él te glorificará y te permitirá vivir en el cielo con Él para siempre. Él se preocupó lo suficiente por ti en la eternidad pasada y se preocupa lo suficiente por ti en el futuro de la eternidad, ¿no crees que en este momento lo que estás pasando también le importa a Él?

Y si Él trabajó todas esas cosas en tu vida, hasta el punto en que dijiste: creo, confío en Cristo; y si Él va a trabajar todas esas cosas en tu vida donde vas a morir y lo verás cara a cara, ¿no crees que Él está trabajando para bien todas estas cosas, incluso cuando no puedas comprenderlas? Ahora, Pedro recuerda eso en sus escritos a aquellos que enfrentan persecución y ¿no quisieras saber que eres el hijo de Dios cuando llaman a tu puerta y los soldados te arrastren y te sumergen en la luz, la brea y el fuego? Estas son palabras de consuelo.

El número tres, la doctrina de la elección es una razón para alabar. Pedro dice en este pasaje: » Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios,” ¿para qué?  “para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable» Ahora tienes la oportunidad de alabarlo porque Él es Dios y tú no. Alábale por lo que ha hecho. Y en este gran pasaje de la Escritura, Romanos 9 al 11 cuando Pablo trata con el tema, la soberanía de Dios, él solo puede terminar esa sección diciendo: «¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios!  ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor?  ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas.  A él sea la gloria por los siglos.» (Romanos 11: 33-36)

Uno más. La doctrina de la elección es un estímulo para el evangelismo. No miramos la doctrina de la elección y decimos: “bueno, porque Dios ha elegido a algunos, nos vamos a sentar porque realmente no importa”. ¡De ningún modo! Pablo, que escribió extensamente en el Nuevo Testamento, no se limitó a sentarse y decir que no iría a ningún lado. Él fue quien dio la vuelta al mundo para compartir el Evangelio. El gran evangelista que compartió el Evangelio de Cristo. Pero ¿Por qué Pablo hizo eso? Pues porque él sabía, por un lado, que Dios era soberano y, por otro lado, nos dijo que les dijéramos a otros acerca de Cristo y que hiciéramos ambas cosas.

El capítulo 2 de Hechos, Pedro se puso de pie ante una gran congregación y dijo: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” Ese es nuestro mensaje y luego debemos dejar que Dios haga su trabajo: les decimos a otros acerca de Cristo y podemos hacerlo con valentía porque sabemos que es Dios quien trabaja en su corazón. Si lo rechazan, no nos rechazan a nosotros, es Dios quien trabaja en el corazón. Debemos compartirlo pacientemente, esa persona no puede venir a Cristo la primera vez que la compartimos, es el tiempo de Dios, y sólo podemos compartirlo en oración pues estamos indefensos, aquí sólo somos mensajeros, es Dios quien está trabajando a través de nosotros, pero necesitamos compartir el mensaje con valentía y claridad porque somos un instrumento que Dios usa.

Ahora esta es la imagen con la que quiero dejarte. Esta es la mejor imagen que he escuchado de esta doctrina: estamos parados ante la puerta del cielo, ¿verdad? Y vemos allí, quienquiera que invoca el nombre del Señor será salvo, y nosotros respondemos, «quiero entrar, quiero confiar en Cristo.» Y luego caminamos a través de la puerta del cielo y miramos hacia atrás y allí está nuestro nombre ya escrito allí y alabamos a Dios para siempre.

En el capítulo 8 de Romanos, Pablo dice: «¿Qué, pues, diremos a esto?  Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios?  Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará?  Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo?  ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?» (Romanos 8: 31-35). Pablo dice, verso 37: «Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó» Luego dice esto: » Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.» ¿Conoces ese amor? ¿Entiendes ese amor?

 

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