“Extraños 2”

Quiero que pensemos en esto: no sólo somos elegidos por Dios, sino que somos santificados por el Espíritu del Dios viviente, es decir estamos separados de este mundo.

Hoy quiero hacerte una pregunta, ¿Qué tal nosotros? Ser creyentes, ser lo que Dios nos ha llamado a ser exige un cambio de pensamiento y un cambio de acción. Si continuamos viviendo como cristianos, invirtiendo y enfocándonos en esta tierra, permíteme decirte que nunca seremos los seguidores de Cristo que Él pretende que seamos.

Si eres un creyente, estás aquí como uno que ha sido elegido por el Dios viviente y santificado, apartado por su Espíritu para hacer algunas grandes cosas. Ahora Jesús dice Sígueme y eso es lo que haces, pero no lo haces por tus propios méritos, lo haces por el «trabajo santificador del Espíritu».

Pedro dice que por obediencia a Jesucristo debemos hacer lo que Él dice que hagamos. Cuando se nos dice que debemos seguir a Cristo, entonces debemos hacer algo. Eso significa que, en nuestras vidas, en nuestros matrimonios, en nuestra crianza, en nuestro negocio, en nuestras escuelas, donde sea que estemos debemos reflejar la gloria de Dios. Debemos demostrar que nuestras vidas han sido cambiadas, pero hay más personas que prefieren sentarse y hablar sobre eso que hacerlo y Jesús no nos ha llamado sólo para hablar de eso, Él nos llamó a seguirlo. Recuerda lo que Jesús le dijo a Pedro, Él dijo sígueme, obedéceme, haz lo que te digo. Eso significa que debes leer la Palabra, estudiar la Palabra y aplicar la Palabra a tu vida.

Ahora hay otra línea aquí que Pedro da y, honestamente la leo y casi parece fuera de lugar. Él dice en 1 Pedro 1: 2: «elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo» Casi parece un poco fuera de lugar, ¿verdad? ¿Qué significa eso de «rociados con la sangre de Jesucristo»? Bueno, como dije, Pedro escribe a los judíos y les escribe a los gentiles. Bueno pues esa sería la única forma en que su audiencia judía lo hubiera sabido, Él se está refiriendo al sistema de sacrificio del Antiguo Testamento y se refiere a esa época en que los fieles del Antiguo Testamento irían al templo al menos una vez al año para sacrificar un animal a fin de que sus pecados pudieran ser perdonados y ellos sabían que, incluso ellos podía morir pero, en la gracia de Dios, Él permitió que este animal muriera en su lugar como su sustituto, entonces el sacerdote tomaba la sangre y la rociaba sobre el altar y eso era un símbolo de perdón y reconciliación, y así es aquí.

Pero note que algo cambia en la explicación de Pedro. Hay un pronombre personal que cambia todo para nosotros. «para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo» Ves que ya no es un sacrificio de animales, eso fue sólo una preparación para lo que iba a suceder. Jesús se convirtió en la única vez para el sacrificio perfecto de todos los tiempos. Él murió en una cruz por nuestro pecado y es Él quien finalmente y para siempre proporciona el perdón y la reconciliación con Dios. Mira, no sé con qué pecado viniste aquí, que hace que sientas que te estas apartando de Dios o que te está impidiendo volver a casa, pero lo que sí sé es que, por el rocío de Su sangre, Su muerte en la cruz, puedes tener perdón total y completo, las cadenas del pecado se pueden romper y puedes vivir en obediencia y con la libertad. Eso es lo que Dios nos ha llamado a hacer.

Pedro comenzó su carta con estas alentadoras palabras, dirigidas para aquellos esparcidos a lo largo de estas cinco providencias del Imperio Romano porque necesitaban desesperadamente escuchar estas alentadoras palabras. Los cristianos en el primer siglo no fueron bien vistos, pues en el Imperio Romano, la cultura era de inmoralidad e idolatría, así que, si tú fueras un creyente y fueras a seguir a Cristo, tenías que retirarte de eso, no podías participar en la inmoralidad e idolatría, por lo que la gente del primer siglo veía a los cristianos como esta extraña secta y, a veces, ellos eran llamados «enemigos de la humanidad», pues ellos se apartaban de ese mundo romano. Eran extraños en el mundo, debido a eso, muchos de ellos perdieron sus negocios, perdieron sus trabajos, porque entendieron lo que era realmente esperar al cielo porque no había mucho en la tierra que los frenara.

En algún momento después de la medianoche del 19 de julio, 64 a. C., se inició un incendio en el extremo noreste de lo que se llamó “el circo máximo” este era un gran estadio para carreras de carros y tenía alrededor de 250,000 personas, carreras de carros y otros entretenimientos, eran aproximadamente una cuarta parte de la población de Roma. Y el incendio estalló en el extremo noreste donde estaban estas tiendas llenas de material combustible, por lo que todos estos materiales combustibles mantuvieron el fuego y luego, el viento barrió el fuego a través de Roma por cinco días.

Había 14 distritos de Roma. Cuatro distritos fueron completamente destruidos por el fuego. Otros tres fueron severamente dañados. Nerón estaba fuera de Roma en ese momento. Estaba en otro lugar y los historiadores dicen que regresó tan pronto como escuchó el incendio y que realmente hizo algunas cosas bastante buenas: abrió los jardines imperiales para los desamparados; aquellos que habían perdido sus hogares para entrar y vendió grano a una tasa muy reducida; pero la gente de Roma estaba convencida de que Nerón había iniciado el fuego, ellos estaban convencidos de que quería reconstruir Roma a su gusto y él no ayudó a cambiar esa idea pues, justo después del incendio él comenzó a reconstruir Roma, hizo calles amplias y edificios espaciosos, y luego construyó su palacio, que se decía que era «la casa dorada». Nerón construyó su palacio y luego construyó Roma con cualquier material que quedara y no le gustaban las críticas así que necesitaba un chivo expiatorio, y la gran comunidad cristiana en Roma se convirtió en un blanco muy fácil y terminaron considerándose como enemigos de la raza humana

Juvenal, un conocido poeta romano dijo que los cristianos pertenecían a las aguas residuales. Suetonio, un historiador romano dijo que los cristianos eran «una raza de hombres dados a la superstición novedosa y funesta.»

Tácito, otro historiador dijo: “En consecuencia, para librarse de la acusación [de haber quemado Roma], Nerón buscó rápidamente un culpable, e infringió las más exquisitas torturas sobre un grupo odiado por sus abominaciones, que el populacho llama cristianos. Cristo, de quien toman el nombre, sufrió la pena capital durante el principado de Tiberio de la mano de uno de nuestros procuradores, Poncio Pilatos, y esta dañina superstición, de tal modo sofocada por el momento, resurgió no sólo en Judea, fuente primigenia del mal, sino también en Roma, donde todos los vicios y los males del mundo hallan su centro y se hacen populares. Por consiguiente, se arrestaron primeramente a todos aquellos que se declararon culpables; entonces, con la información que dieron, una inmensa multitud fue presa, no tanto por el crimen de haber incendiado la ciudad como por su odio contra la humanidad. Todo tipo de mofas se unieron a sus ejecuciones. Cubiertos con pellejos de bestias, fueron despedazados por perros y perecieron, o fueron crucificados, o condenados a la hoguera y quemados para servir de iluminación nocturna, cuando el día hubiera acabado.” ¿Te imaginas? Por cierto, es por eso que estamos aquí hoy porque esos cristianos estaban dispuestos a ir a su muerte por nosotros.

Es más que probable que Pedro estuviera en Roma cuando todo esto estaba pasando. Él y Pablo estaban juntos y él y Pablo murieron bajo Nerón en el año 67 dC Y lo que sucedió fue que cuando esta persecución estalló, comenzaba en las ciudades y luego se extendió y entonces, Pedro escribió, muy probablemente desde Roma experimentando y viendo todo esto, pues él sabía que cualquier día iba a ir a morir. Escribe a las personas dispersas y les dice que deben prepararse, porque Él viene, tienes que estar preparado, tienes que ser fuerte, tienes que defender a Cristo incluso en el sufrimiento y veremos ese tema a lo largo de esta carta.

Ahora, recuerda que Pedro desde el principio dice que eres un extraño en el mundo. Este no es tu hogar el cielo es tu hogar, ahí es donde irás, así que prepárate para los sufrimientos. Ustedes son sólo extraños en la tierra. Ustedes son extranjeros aquí. Hoy es un poco diferente, ¿verdad? No tenemos ningún problema para decir que el cielo es nuestro hogar, pero honestamente, tenemos que controlar nuestros corazones cuando lo decimos porque esta tierra se siente bastante cómoda, ¿verdad? Hemos construido nuestros cimientos aquí, hemos cavado bastante profundo aquí en la tierra.

Nos gusta lo que sucede aquí y particularmente a los cristianos que ya no viven en la persecución, en muy bueno vivir así. Créanme que los cristianos esparcidos por el norte de Turquía no estaban preocupados por llenar tarjetas de comentarios después del servicio bíblico, ellos estaban viniendo juntos, estaban viviendo juntos, adorando juntos, sabiendo que la próxima semana, algunos de ellos no estarían allí, que algunos serian sumergidos en alquitrán y quemados, ellos sabían que el cielo era su hogar.

Bien, hoy te invito a que evalúes si realmente eres más de esta tierra, ¿realmente estas más comprometida con las cosas temporales o estás dispuesto a invertir tu vida en las cosas eternas? ¿Estás dispuesto a poner tu dinero en cosas eternas? ¿Estás dispuesto a poner tu confianza en las cosas eternas? ¿Realmente vives como un extraño o estas bastante establecido y cómodo en la tierra?

Como vivimos aquí en esta tierra, es difícil mantener una perspectiva eterna, ¿no es así? Los creyentes son ciudadanos del cielo que son simplemente extranjeros en la tierra, pero es muy fácil para nosotros sentir y vivir así, esta es nuestra residencia permanente. Todo lo que sabemos está aquí. Aquí es razonablemente cómodo, pero no te apegues demasiado a este mundo. No es nuestro hogar final. El apóstol Pedro nos recuerda que debemos mantenernos aferrados a las cosas de esta tierra. Algún día tendremos que dejarlo ir y debemos invertir en cosas eternas. Necesitamos hacer que nuestro tiempo, nuestros dones y recursos cuenten para la eternidad. Como dijo una persona: no puede llevarse su dinero, pero puede enviarlo con anticipación. Y tenemos que vivir una vida de confianza. Necesitamos entender que todo lo que sucede en nuestra vida es para un propósito eterno. El que seguimos Él conoce el camino a casa. Puedes confiar en él. Puedes confiar en Él con todo lo que tienes y todo lo que eres.

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