Desarrollo de los dones espirituales

Saludos cordiales amigo oyente, al inicio de un nuevo estudio bíblico sobre el Espíritu Santo. El tema de nuestros últimos estudios bíblicos ha sido los dones espirituales y esto, dentro del gran tema del Espíritu Santo. Hemos tratado la definición de los dones espirituales, la distribución de los dones espirituales, la descripción de los dones espirituales y el descubrimiento de los dones espirituales. En el estudio bíblico de hoy, el hermano David Logacho nos hablará sobre el desarrollo de los dones espirituales.

Cuando hablamos del desarrollo de los dones espirituales, nos estamos refiriendo a sacar el mayor provecho de ellos para beneficio de otros. Buscar el desarrollo de los dones espirituales es equivalente, en cierto sentido, a optimizar la gracia de Dios. Mírelo así amigo oyente, los Dones espirituales nos han sido dados como un regalo de gracia. Ninguno de nosotros merecemos los dones espirituales que tenemos. Ha sido la gracia de Dios manifestándose en nosotros. Si nosotros somos negligentes en el uso de los dones espirituales que hemos recibido, estamos desperdiciando la gracia de Dios y ay de aquel que hace mal uso de algo que es de propiedad de Dios. Todo creyente por tanto debe procurar sacar el máximo provecho de la gracia de Dios manifestada en los dones espirituales. Permítanos por tanto sugerir cuatro sencillos pasos que puestos en práctica garantizar un normal desarrollo de los dones espirituales. Primero. Identifíquese sus dones. Recuerde que cada uno de los creyentes ha recibido al menos un don espiritual. No existe creyente que no haya recibido siquiera un don espiritual. Si algún creyente afirma que no ha recibido ni un solo don, sabemos que está mintiendo o sinceramente ignora el hecho que no existe creyente sin dones espirituales. Hablando de los dones. Pablo dijo lo siguiente en 1ª Corintios 12:11: “Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere”. El Espíritu Santo reparte los dones espirituales a cada uno, en particular, como el Espíritu Santo quiere. Así que Ud. tiene al menos un don amigo oyente, si Ud. es creyente por supuesto. Nuestra tarea es identificar ese don o esos dones que el Espíritu Santo nos ha dado. Para ello, en nuestro último estudio bíblico sugerimos que es necesario informarse lo más posible de los dones, luego, ponerse a disposición del Señor para hacer cualquier cosa que venga, luego involucrarse en la iglesia local en cualquier ministerio que se presente, después mirar detenidamente el resultado de ejercitar ese ministerio. Donde mayor fruto haya, mayores serán las probabilidades de que nuestros dones estén por allí. Si Ud. por ejemplo mira que hay mucho fruto de almas que pasan de muerte a vida al recibir a Cristo como Salvador, como resultado de su predicación del evangelio, es muy posible que Ud. tenga el don de evangelismo. Su tarea es identificar cuál o cuáles son los dones que Dios le ha dado. Ello requiere tiempo y esfuerzo, lo cual no es muy bienvenido por la carne y eso explica por qué la mayoría de los creyentes desconoce cuales son sus dones, los dones son dados soberanamente por gracia, pero es nuestra responsabilidad identificarlos. Muy bien, el primer paso para desarrollar los dones es saber que dones tenemos. Esto es elemental. Si no sabemos lo que tenemos jamás podremos desarrollarlo. El segundo paso es consecuencia de lo anterior. Una vez que tengamos algo de certeza sobre los dones que tenemos, debemos determinar un plan para desarrollar esos dones, la planificación es algo indispensable en muchas de las actividades de la vida y en esto de desarrollar los dones espirituales no es una excepción. Planificar para organizar o no planificar para agonizar. Olvide planificar y pronto estará agonizando en cualquier cosa que emprenda. Olvide planificar el desarrollo de sus dones y pronto se encontrará con el hecho que hasta ha olvidado los dones que tiene. Si Ud. por ejemplo ha identificado el don de enseñanza en Ud. será muy recomendable que planifique algún tipo de capacitación formal en las escrituras. Quizá le convenga concurrir a un Instituto Bíblico o a un Seminario Bíblico o a una Universidad cristiana. Así adquirirá el conocimiento indispensable para comunicar efectivamente a otros por medio de su don de enseñanza. Recuerde que con su don de enseñanza, Ud. podrá introducirse a la mente de sus oyentes para provocar cambios positivos, pero Ud. necesitará saber qué es lo que tiene de comunicar. Eso se consigue con el aprendizaje. No piense que con tal de tener el don, ya es todo. No, Ud. necesita hacer su parte y mucho de ello tiene que ver con la capacitación. ¿Cómo desarrollar los dones? Primero identificándolos, segundo, determinando un plan para su desarrollo. Tercero, escogiendo un ministerio o un servicio al Señor en el área de sus dones. Los dones son como las herramientas amigo oyente. Si una herramienta está fuera de uso por un tiempo prolongado, se echa a perder por falta de uso. Hace tiempo, compré una hermosa navaja. La usé por un buen tiempo, pero en algún momento dejé de usarla y la guardé en el cajón de un escritorio. Como un año después, volví a tomar esa navaja, la hermosa y reluciente cuchilla se había oxidado por falta de uso. La falta de uso echó a perder la navaja. Igual es con los dones amigo oyente. Si no los usamos se atrofiarán. Mire lo que dijo Pablo a Timoteo, según 1ª Timoteo 4:14: “No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio” No descuides el don que hay en ti. ¿Cómo lograría esto Timoteo? Bueno, mire lo que dice 1ª Timoteo 4:13: “Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza”. Timoteo tenía que trabajar si no quería descuidar su don. Por eso es indispensable buscar oportunidades para usar nuestros dones. Hable con los líderes de su iglesia y póngase a disposición de ellos para trabajar. Si ellos no le dan oportunidades de servir al Señor, busque en otro lado. Siempre existe necesidad de obreros calificados para servir al Señor. El área de servicio debe estar de acuerdo con su don. No se involucre en áreas para las cuales Dios no le ha capacitado, porque ello conducirá al desánimo y a la falta de fruto en su trabajo. En cierta ocasión, los líderes de una iglesia local estaban muy preocupados por el desánimo de uno de los creyentes. Este creyente había amenazado con abandonar la iglesia. Los líderes no sabían cuál era la razón para el desánimo en este creyente, pero ciertamente querían ayudar y evitar que el creyente se vaya. Así que se reunieron para ver qué es lo que harían para solucionar el problema. Luego de tratar el asunto por un buen tiempo, ésta fue su decisión. Para que el creyente desanimado no se vaya, le encargaría la enseñanza en una clase de la Escuela Dominical. Cuando este creyente desanimado se enteró sinceramente pensó que eso ayudaría y con toda disposición trató de enseñar en la Escuela Dominical. Pero había un gran inconveniente. Este creyente no tenía en absoluto la capacidad para enseñar. Le era muy difícil poner dos ideas juntas. Dentro de poco tiempo en lugar de superar su desánimo se hundió más en el desánimo y terminó por abandonar la iglesia. No se debe servir al Señor en cualquier área amigo oyente. Si queremos servir al Señor dignamente debemos hacerlo en el área en la cual el Señor mismo nos ha capacitado mediante los dones espirituales. Si vamos a usar los dones espirituales debemos buscar ministerios acordes con nuestros dones. De modo que para desarrollar los dones espirituales debemos primero identificar los dones que poseemos, segundo determinar un plan para desarrollar esos dones y tercero, escoger un ministerio o un servicio al Señor en el área de los dones que poseemos. Cuarto y último. Debemos procurar vivir vidas santas delante de Dios. Con los dones espirituales existe un gran peligro. Es posible llegar a pensar que como vemos mucho resultado por el ejercicio del don estamos bien espiritualmente a pesar del pecado oculto en nuestras vidas. Ud. quizá conoce cantidad de casos de siervos del Señor que estaban haciendo mucho para el Señor por medio de sus dones, aun cuando ellos estaban viviendo en el mismo fango del pecado. Esto es perfectamente posible aunque nada deseable. Si queremos que nuestros dones crezcan sanos y relucientes debemos vivir vidas santas delante de Dios. Cuatro sencillos pasos para desarrollar los dones que Dios nos ha dado. Que por la gracia los pongamos en práctica en nuestras vidas.

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