Símbolos del Espíritu Santo

Saludos cordiales amigo oyente. Bienvenido al estudio bíblico de hoy. Continuando con nuestro tema sobre el Espíritu Santo, recordemos rápidamente lo que ya hemos cubierto. Hemos visto la importancia del estudio del Espíritu Santo, porque el Espíritu Santo es el antídoto para todo error, el poder para toda debilidad, la victoria para toda derrota y la respuesta para toda necesidad. Será mejor por tanto que conozcamos lo más que podarnos sobre él. Además hemos visto que el Espíritu Santo es una persona con intelecto voluntad y emociones, tan contrario a lo que afirman algunos falsos maestros quienes han pretendido arrebatar al Espíritu Santo su personalidad y han osado afirmar que no es más que un objeto impersonal, el poder o la fuerza activa de Dios. Lo último que vimos es que el Espíritu Santo es Dios. El Espíritu Santo tiene los mismos atributos divinos que el Padre y el Hijo. Como Dios, el merece todo el respeto y la honra, pero más que nada, merece que todo ser humano se someta a él. Si él es Dios más vale tenerlo de amigo que de enemigo. El incrédulo debería dejarse guiar por él para encontrar la salvación en Cristo. El creyente debería dejarse guiar por él para vivir la vida cristiana a plenitud. En el estudio bíblico de hoy, David Logacho nos hablará acerca de algunos símbolos del Espíritu Santo.

¿Qué es un símbolo en el contexto bíblico? Para ponerlo en términos sencillos, un símbolo del Espíritu Santo, bíblicamente hablando es el objeto del cual por vía de comparación se puede comprender la persona y obra del Espíritu Santo. En la Biblia encontramos algunos símbolos que nos ayudan a comprender y apreciar al Espíritu Santo. Veamos aquellos que son más evidentes. Uno de los símbolos del Espíritu Santo es el vestido. Lucas 24:49 dice: “He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto” La frase: seáis investidos, proviene de un verbo griego que literalmente significa vestirse. El vestido con el cual los discípulos iban a ser vestidos es el Espíritu Santo. Al pensar en el Espíritu Santo como vestido, lo primero que viene a la mente es el poder que ello confiere a la persona así vestida. En un ejército por ejemplo, no todos los que componen el ejército se visten de la misma manera. El que tiene el más alto rango se viste diferente de los demás. Los creyentes hemos sido vestidos con el Espíritu Santo y por tanto tenemos a nuestra disposición todo el poder que queramos. El poder parte del Espíritu Santo quien como hemos visto en un estudio bíblico anterior es Dios Todopoderoso. Además de poder, el Espíritu Santo como vestido nos habla de protección. Algunos guardias de seguridad usan un chaleco anti balas como parte de su vestimenta. De esta manera tienen al menos algo de protección ante el posible ataque a bala del enemigo. El Espíritu Santo es el vestido protector por excelencia que nos mantiene totalmente a salvo de cualquier ataque espiritual del maligno. Otro de los símbolos del Espíritu Santo es la paloma. En el relato bíblico del bautismo de Jesús en los cuatro evangelios encontramos que el Espíritu Santo descendió del cielo en forma de paloma y se posó sobre Jesús. Mateo 3:16 dice: “Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venia sobre él”. Tenemos entonces que la paloma es un símbolo apropiado del Espíritu Santo. La paloma nos habla de la pureza. Mateo 10:16 dice: “He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos, sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas” La palabra sencillos es la traducción de una palabra griega que significa literalmente: sin mezcla, exenta de materiales extraños, puro. Los griegos utilizaban este término para designar el vino sin mezcla de agua y de metales sin aleación. El Espíritu Santo es puro, sin mezcla, exento de algo pecaminoso. Pero además de pureza, la paloma cómo símbolo del Espíritu Santo, denota un origen celestial. La paloma que se posó sobre Cristo descendió del cielo. Su origen fue celestial. Igualmente, el Espíritu Santo también tiene un origen celestial. No proviene de la tierra. Su esencia es celestial, su eterna morada es el cielo y por la gracia de Dios y la obra perfecta de Cristo en la cruz, ha descendido del cielo para morar en los cuerpos de todos aquellos que hemos confiado en Cristo como nuestro Salvador. Adicionalmente, en la paloma como símbolo del Espíritu Santo, vemos su grácil volar, su hermosa figura, su armonioso accionar. El Espíritu Santo también actúa armoniosamente, para lograr cosas hermosas en aquellos que voluntariamente se someten a su dirección. Pero quizá lo que más sobresale en la paloma como símbolo del Espíritu Santo, es la paz. En muchos actos públicos que tienen que ver con la paz, se echan a volar palomas. La paloma es un símbolo de paz. Qué hermoso cuadro de lo que es el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es paz. Como tal, busca la paz entre el hombre pecador enemigo de Dios y una vez hechas las paces produce paz en la vida del pecador redimido por la sangre de Cristo. Sin la obra del Espíritu Santo en la vida de una persona no puede jamás haber paz, porque la paz nace de una correcta relación de la persona con su Creador y eso es uno de los resultados de la obra del Espíritu Santo. Otro de los símbolos del Espíritu Santo es las arras. Arras, una palabra no tan usual, es lo que se da como prenda o señal en algún contrato. Si Ud. quiere comprar un bien raíz, como un terreno a una casa, primeramente tiene que firmar un contrato de compra venta con el vendedor, por el cual Ud. como comprador, normalmente específica una garantía o una señal mediante la cual se compromete a finiquitar esa compra. Esa garantía o señal se llama las arras. Con esta idea en mente leamos 2ª Corintios 1:20-22. Dice así: “Porque todas las promesas de Dios son el él Si, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios, el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones” Las arras son la señal o la garantía de que Dios cumplirá con lo que ha prometido. Dios nos ha prometido una cantidad de cosas que todavía no las tenemos. Nos ha prometido por ejemplo llevarnos al cielo, pero eso todavía no se ha cumplido. Estamos aun en este mundo de dolor y tristeza. Pero lo que él ha prometido es totalmente seguro. Cómo la sabemos, bueno porque quien promete es Dios y él no puede mentir, pero además de esto, que ya seria suficiente garantía, él nos ha dado una prenda o una señal, las arras, lo cual es la presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas. Si Ud. tiene el Espíritu Santo en su vida, Ud. tiene la garantía de que Dios cumplirá con Ud. todo lo que él ha prometido. Pero si Ud. no tiene al Espíritu Santo en su vida, eso significa que Ud. y Dios todavía no han hecho un contrato de compra venta y por lo tanto Ud. no pertenece todavía al Señor. Muy bien, en esta ocasión hemos visto que tanto el vestido, como la paloma y como las arras son símbolos apropiados del Espíritu Santo. Cada símbolo nos ayuda a comprender algo de la persona y obra del Espíritu Santo. Esperamos sinceramente que esto le ayude grandemente a apreciar y amar al Espíritu Santo. En nuestro próximo estudio bíblico sobre el Espíritu Santo veremos algunos símbolos más, por tanto le animamos a acompañarnos.

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