El relato que hace Juan de la comparecencia del Señor Jesús

Es motivo de gran gozo saludarle amiga, amigo oyente. Soy David Logacho dándole la bienvenida al estudio bíblico de hoy en el evangelio según Juan. En esta oportunidad vamos a estudiar el relato que hace Juan de la comparecencia del Señor Jesús ante el procurador romano Poncio Pilato.

Abramos nuestras Biblias en Juan 18:28-40. Permítame leer este pasaje bíblico. Joh 18:28  Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era de mañana, y ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse, y así poder comer la pascua.
Joh 18:29  Entonces salió Pilato a ellos, y les dijo: ¿Qué acusación traéis contra este hombre?
Joh 18:30  Respondieron y le dijeron: Si éste no fuera malhechor, no te lo habríamos entregado.
Joh 18:31  Entonces les dijo Pilato: Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley. Y los judíos le dijeron: A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie;
Joh 18:32  para que se cumpliese la palabra que Jesús había dicho, dando a entender de qué muerte iba a morir.(C)
Joh 18:33  Entonces Pilato volvió a entrar en el pretorio, y llamó a Jesús y le dijo: ¿Eres tú el Rey de los judíos?
Joh 18:34  Jesús le respondió: ¿Dices tú esto por ti mismo, o te lo han dicho otros de mí?
Joh 18:35  Pilato le respondió: ¿Soy yo acaso judío? Tu nación, y los principales sacerdotes, te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?
Joh 18:36  Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí.
Joh 18:37  Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz.
Joh 18:38  Le dijo Pilato: ¿Qué es la verdad?
Y cuando hubo dicho esto, salió otra vez a los judíos, y les dijo: Yo no hallo en él ningún delito.
Como antecedente, mucho antes de los eventos relatados por Juan, los líderes judíos había decidido matar al Señor Jesús. Sin embargo, el concilio judío, conocido como Sanedrín, no tenía atribuciones para ejecutar a un reo. Por esto era necesario tener la cooperación y aprobación de Roma. Esto significa que tenían que trasladar el caso al procurador romano Poncio Pilato. Poncio Pilato fue nombrado como procurador en el año 26 DC y ocupó ese cargo hasta el año 36 DC. Poncio Pilado no era del agrado de los judíos. Como procurador, podía ser muy severo, como cuando mezcló la sangre de algunos galileos con los sacrificios que estaban haciendo, según Lucas 13:1, pero la mayor parte del tiempo era condescendiente con los judíos para evitar cualquier enfrentamiento. Por lo que hizo con el Señor Jesús, se nota que Poncio Pilato era indeciso, débil y astuto para sacar provecho de las circunstancias. En el juicio contra el Señor Jesús, se nota que Poncio Pilato se afanaba por buscar alguna salida que satisfaga tanto a los judíos como al Señor Jesús. Al menos tres veces, Poncio Pilato afirmó la inocencia del Señor Jesús, sin embargo, jamás lo puso en libertad. Era un hombre que no actuaba conforme a sus convicciones. Un hipócrita, un aprovechador. Tan pronto como los judíos decidieron que había llegado el momento para poner en práctica lo que desde antes habían decidido con respecto al Señor Jesús, lo llevaron al pretorio, o el palacio que Pilato utilizaba como su residencia cuando estaba en Jerusalén especialmente durante las fiestas judías, para asegurarse que no se produzca ningún brote de rebelión nacionalista por parte de los judíos. Juan hace notar que los líderes judíos no entraron al pretorio porque no querían contaminarse pisando territorio no judío, y de esa manera, privarse de participar en la cena pascual. Interesante que hasta ese momento, temprano a la mañana, del día en que los judíos celebraban la fiesta de la pascua, los judíos todavía no habían sacrificado ni comido el cordero pascual. El cordero pascual se sacrificaba a las tres de la tarde de aquel día y se lo comía en la cena pascual a la noche. El Señor Jesús murió a la misma hora que se sacrificaba el cordero pascual como estudiaremos más adelante. De esta forma el Señor Jesús, como Cordero de Dios que quita el pecado del mundo llegó a ser el Cordero pascual. Pilato entonces salió de su reducto a encontrarse con el Señor Jesús y sus acusadores. Su pregunta fue muy lógica: ¿Qué acusación traéis contra este hombre? Los líderes judíos no respondieron concretamente, sino que aseguraron a Pilato que el Señor Jesús era un malhechor. Esto debió haber despertado las sospechas en Pilato y debe haber asumido que todo tenía que ver con algún asunto relacionado con la ley judía. Por eso dijo a los líderes judíos: Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley. Al oír estas palabras, los judíos respondieron a Pilato: A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie. Juan nos arroja luz para entender la respuesta de estos líderes judíos. Dice que esto sucedió para que se cumpliese la palabra que Jesús había dicho, dando a entender de qué muerte iba a morir. Según sus propias palabras, como en Juan 12:32, el Señor Jesús debía ser levantado de la tierra, en el sentido de ser crucificado. Si los judíos tomaban la justicia en su mano para matar al Señor Jesús, tendrían que matarlo por apedreamiento, porque esa era la forma de matar a alguien que, según ellos, había blasfemado contra Dios, pero esto no satisfacía a los líderes judíos. Los líderes judíos querían que el Señor Jesús sufra más y por eso buscaban que sea crucificado conforme a la costumbre romana. Acaba de fallar el primer intento de Pilato por evitar condenar a muerte al Señor Jesús. Pero los líderes judíos deben haber estado resueltos a que Pilato haga lo que ellos querían. Por eso, Pilato volvió a entrar al pretorio e hizo llamar al Señor Jesús para el interrogatorio. Mirando al Señor Jesús Pilato le hizo la pregunta: ¿Eres tú el rey de los judíos? Pilato debe haber estado esperando una respuesta afirmativa o negativa. Jamás pensó en recibir la respuesta que oyó de parte del Señor Jesús: ¿Dices tú esto por ti mismo, o te lo han dicho otros de mí? Lo que buscaba el Señor Jesús con su respuesta es que Pilato se defina en cuanto a lo que tenía en mente cuando hablaba del rey de los judíos. Si para él eso significaba un rey que esté por encima del Emperador romano, entonces el Señor Jesús podía ser acusado legítimamente de rebelión contra roma, pero si Pilato tenía en mente otra cosa cuando hablaba del rey de los judíos, en el sentido de un rey no político sino espiritual, entonces sería diferente. Esto da el sentido a la respuesta impulsiva de Pilato cuando dijo ¿Soy yo acaso judío? Tu nación, y los principales sacerdotes, te han entregado a mí. ¿Qué has hecho? Con sarcasmo, Pilato refleja su desdén hacia los judíos. Pero había un hecho que no se podía esconder. Pilato no arrestó al Señor Jesús, sino los propios líderes de la nación judía. Así que, Pilato quería saber qué había hecho el Señor Jesús. Esto abrió la puerta para que el Señor Jesús le dé una profunda lección sobre la naturaleza del reino en el cual el Señor Jesús es Rey. Admitió que es Rey, pero su reino no proviene de alguna autoridad de este mundo. Los judíos estaban bajo la autoridad del imperio romano y Pilato estaba bajo la autoridad de emperador romano, pero el Señor Jesús no estaba bajo la autoridad de ningún ser humano, ni de ninguna nación de este mundo. El Señor Jesús estaba bajo la autoridad de Dios. Su reino era por tanto espiritual. Su reino estaba en los corazones de sus seguidores. El Señor Jesús como Rey no dependía de ningún medio carnal o mundano para su subsistencia. Si su reino proviniera de este mundo, sus súbditos ya hubieran estado movilizándose para liberarlo. Note que el Señor Jesús jamás dijo que no era Rey o que no tenía un reino en este mundo, o que nunca reinaría en este mundo. El Señor Jesús tiene un reino en este mundo. En donde quiera que haya personas que confíen en él y se rindan a su soberanía está el reino del Señor Jesús. Un día todavía futuro, él volverá a este mundo para establecer también su reino físico, conforme a lo que se ha profetizado en las Escrituras. Habiendo oído todo esto, Pilato quería saber de dónde provenía su autoridad para ser rey. De modo que el Señor Jesús le explicó quien es y cómo era su reino. Tal vez Pilato no entendió el significado de las profundas palabras del Señor Jesús, pero nosotros hoy en día podemos discernir el significado de lo que el Señor Jesús tenía en mente. El Señor Jesús nació. Dijo yo he nacido para ser rey. Esto denota que el Señor Jesús es totalmente humano. Ha nacido. Pero además, el Señor Jesús vino al mundo. Esto denota su deidad. El hecho que el Señor Jesús vino al mundo denota que existía antes de su nacimiento en Belén. Esto es un asunto recurrente a lo largo del evangelio que escribe Juan. Pero el Señor Jesús no dijo a Pilato solamente quien era, sino también cuál era su ministerio. Vino al mundo para dar testimonio a la verdad. Su reino era espiritual y verdadero. El Señor Jesús no enrolaba a sus súbditos por la fuerza sino por la fe. Todo aquel que es de la verdad, oye su voz. El Señor habló la verdad de la palabra de Dios, y todos los que son suyos responden a su llamado. El arma del imperio romano es la espada, pero el arma del reino del Señor Jesús es la verdad de Dios, la espada del Espíritu. Al oír hablar al Señor Jesús de la verdad, Pilato le dijo: ¿Qué es la verdad? A decir verdad, parece que Pilato no estaba muy interesado en escuchar la respuesta del Señor Jesús a esta pregunta, por eso se levantó y salió del pretorio, sin esperar que el Señor Jesús responda a su pregunta. Afuera le esperaban los líderes judíos para saber cuál era el resultado del interrogatorio. Con desazón los líderes judíos escucharon a Pilato decir: Yo no hallo en él ningún delito. Es la segunda vez que Pilato trató de evitar tener que condenar a muerte al Señor Jesús, pero como era un hombre indeciso, voluble, movido siempre por sus propios intereses, no se atrevió a poner en libertad al Señor Jesús. Claro que todo esto tenía que ser así para cumplir con la voluntad del Padre celestial en cuanto a la manera como tenía que morir su Hijo, el Señor Jesucristo, pero esto de ninguna manera libera ni a Judas Iscariote, ni a los líderes judíos, ni a Poncio Pilato de su responsabilidad por haber obrado injustamente contra el Señor Jesús. En nuestro próximo estudio bíblico veremos lo que hizo Poncio Pilato a continuación. Espero su sintonía.

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