Introducción a Juan el apóstol

Que gozo es saludarle amable oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. A partir de hoy, y con la bendición del Señor, vamos a iniciar el estudio del evangelio según Juan. Estoy seguro que la exposición de la palabra del Señor será de mucha bendición a su vida espiritual.

Fieles a nuestra costumbre, cuando iniciamos el estudio de un libro de la Biblia, es indispensable hacer una breve introducción. Esto permite entender mejor el mensaje que el autor del libro quiere comunicar a los lectores. En cuanto al autor, sólo hace falta echar un vistazo al título, para inferir que se trata de Juan el apóstol. Algo digno de notar es que en el texto del libro no aparece en ningún lugar el nombre del apóstol Juan, pero a cambio, existe una sólida evidencia externa que favorece la autoría del apóstol Juan. Ireneo, quien es uno de los que forman parte de un grupo conocido como padres de la iglesia primitiva, afirmó que, siendo muy anciano Juan escribió este evangelio durante su estadía en Éfeso, en Asia Menor. Este testimonio es sólido porque Ireneo, vivió entre los años 130 a 200 después de Cristo, y fue discípulo de Policarpo, quien a su vez fue discípulo del mismísimo apóstol Juan. Policarpo vivió entre los años 70 a 160 después de Cristo. Además de esto, existen otras evidencias externas que confirman que el apóstol Juan es el autor humano del evangelio que lleva su nombre. En cuanto a la vida del autor, el apóstol Juan fue originario de Betsaida, una ciudad ubicada a orillas del mar de Galilea, hijo de Zebedeo y Salomé. Fue hermano de otro apóstol, Jacobo el mayor. Zebedeo y sus hijos se dedicaban a la pesca. Deben haber tenido una buena posición económica, por cuanto el padre tenía jornaleros, según Marcos 1:20, además, tenían una barca, según Mateo 4:21-22, y pescaban usando redes, una forma distinta de pescar cuando se la compara con la manera como pescaban los pobres. Antes de ser apóstol de Jesucristo, Juan fue discípulo de Juan el Bautista. La madre de Juan estuvo siempre cerca del Señor Jesús y sus discípulos, inclusive en su muerte y resurrección. Juntamente con su hermano, Jacobo, y otro apóstol, Pedro, Juan fue uno de los tres más cercanos al Señor Jesús. La frase “discípulo a quien Jesús amaba” en el evangelio según Juan, se refiere al mismo Juan. Fue él quien se reclinó sobre el pecho del Señor Jesús en la última cena y fue a él a quien el Señor Jesús encomendó el cuidado de su madre una vez que murió en la cruz. El Señor Jesús puso el apodo de hijos del trueno a los hermanos Jacobo y Juan, tal vez en alusión al carácter impetuoso de los dos. Juan fue el único de entre los apóstoles, que estuvo junto a la cruz de Jesús, según Juan 19:26. Conforme a la tradición que ser remonta a Policarpo, discípulo de Juan, Juan se estableció en Efeso y desde allí ejercía supervisión de las iglesias en Asia Menor. La tradición también señala que fue el emperador Domiciano quien hizo deportar a Juan a la isla de Patmos, en donde Juan recibió la revelación que aparece en el libro de Apocalipsis, nombre que significa justamente eso: Revelación. La tradición además dice que Juan volvió a Efeso en donde murió cuando Trajano era emperador romano, alrededor del año 100 después de Cristo. Suficiente sobre el autor del libro. Ahora enfoquémonos en la fecha de escritura. Para esto, me gustaría citar a Charles Ryrie, quien en la Biblia con sus notas dice lo siguiente al respecto: Aunque algunos críticos extremistas llegaron a datar el Evangelio de Juan a mediados del siglo II, el descubrimiento del fragmento de papiro de Rylands, que consiste en unos pocos versículos de Juan capítulo 18, fechados aproximadamente en el año 135 después de Cristo, obligaron a adelantar la fecha de escritura. Se habrían necesitado varias décadas entre la redacción original del Evangelio y el trabajo de copiarlo y hacerlo circular hasta el interior de Egipto, donde fue hallado el fragmento. Parece ser que el Evangelio comenzó a circular entre los años 89 y 90, aunque bien pudo haber sido escrito en Efeso anteriormente, se ha sugerido una fecha anterior al año 70, por cuanto, según lo que dice en Juan 5:2, se podría asumir que Jerusalén no había sido destruida todavía. Hasta aquí la cita de este autor. Muy bien. Ahora en cuanto al propósito del evangelio según Juan. Gracias a Dios, el propósito de este evangelio ha sido claramente identificado por su autor en Juan 20:30-31. La Biblia dice: Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro.
Joh 20:31  Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.
Juan, el autor del libro, testifica que el Señor Jesús realizó muchas otras señales en presencia de sus discípulos. Cuando Juan habla de señales se está refiriendo a obras milagrosas, esto es, acciones portentosas o eventos sobrenaturales. En esencia entonces, de entre tantos milagros realizados por el Señor Jesús, durante su ministerio en este mundo, Juan ha registrado en su evangelio, algunos de estos milagros con un propósito claro y definido. Este propósito es para que los lectores del evangelio crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, de modo que creyendo, tengan vida en su nombre. Juan compuso su evangelio para proveer razones de la fe salvadora en sus lectores, y como resultado para asegurarles que recibirían el regalo de la vida eterna. Note lo que dice Juan 1:12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
En el evangelio según Juan aparecen siete milagros, por eso se ha llamado al evangelio de Juan como el libro de las siete señales. Estas señales son: Primero, la conversión del agua en vino, en Juan 2:1-11; segundo, la curación del hijo del noble, Juan 4:46-54; tercero, la curación de un paralítico, Juan 5: 1-18; cuarto, la alimentación de los cinco mil, Juan 6:6-13; quinto, Jesús camina sobre las aguas, Juan 6:16-21; sexto, devolver la vista a un ciego de nacimiento, Juan 9:1-7; séptimo, la resurrección de Lázaro, Juan 11:1-45. Después de cada señal milagrosa, aparece una aplicación relacionada con el propósito general del evangelio, esto es, para que los lectores crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo en su nombre tengan vida eterna. Esta es la razón, amable oyente, por la cual es sería recomendable que aquellos que todavía no han recibido a Cristo como Salvador y estén genuinamente interesados en conocer la verdad del evangelio, lean con detenimiento el evangelio según Juan, porque a través de estos siete milagros podrían reconocer que Jesús, aquel que nació de una virgen en Belén y creció en Nazaret, es en realidad el Cristo, o el Mesías, el Ungido, el mismo Hijo de Dios en forma humana, quien vino a este mundo a buscar y salvar lo que se había perdido. Creyendo en él como Salvador, el pecador tendrá vida en su nombre. Esto es interesante. Sin haber creído en el Señor Jesús, el pecador está muerto, en un sentido espiritual, pero cuando cree en Jesús y lo recibe como su Salvador, el pecador llega a tener vida en el nombre de Jesús. Inmerso en estas siete señales para que los lectores crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios y creyendo tengan vida en su nombre, Juan presenta en su evangelio información vital para saber acerca de la persona y obra del Espíritu Santo, acerca de la persona y obra de Satanás, acerca de la característica del mundo controlado por Satanás y acerca de la manera como una persona puede experimentar el nuevo nacimiento. De modo que, amable oyente, estamos por comenzar a examinar el testimonio de una persona que estuvo directamente relacionada con el Señor Jesús, mientras él estuvo realizando su ministerio público en este mundo. Juan nos mostrará cosas que nos harán quedar maravillados sobre la persona y obra del Señor Jesús. De esta manera, si usted todavía no ha recibido a Cristo como su Salvador, se sentirá atraído por Él, porque no existe nada comparable a Él. Es triste reconocer que en algunos casos, la gente recibe a Cristo sólo por el temor de terminar en el infierno si no lo hace, pero Juan en su evangelio nos presenta una mejor razón para recibir a Cristo como Salvador. Es por lo que Cristo es. Mírelo así. Si tiene a Cristo, lo tiene todo, si no tiene a Cristo, le falta todo. Este es el Cristo que Juan nos presenta en su evangelio, y será un privilegio examinarlo en los estudios bíblicos subsiguientes. Que el Señor le bendiga.

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