La declaración del Señor Jesús

Es muy grato para mí saludarle amable oyente. Soy David Logacho dándole la bienvenida al estudio bíblico de hoy en el evangelio según Juan. Hoy vamos a considerar la declaración del Señor Jesús en cuanto a que él es el buen pastor.

Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Juan 10:11-21. Para tomar en cuenta el contexto, recordemos que hablando a los líderes de Israel, a sus discípulos y a algunos que le habían reconocido como Hijo de Dios, el Señor Jesús dijo: Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. Esta declaración es todo lo contrario de lo que Satanás tiene en mente. El Señor Jesús dijo que es ladrón y que viene para hurtar, matar y destruir. Tan opuesto a lo que el Señor Jesús vino a hacer en este mundo. Él vino para que tengamos vida, y para que la tengamos en abundancia. Inmediatamente después de esto, el Señor Jesús utiliza otra figura para manifestar su carácter y su propósito en este mundo. Él es el buen pastor. En primer lugar, el buen pastor da su vida por las ovejas. Juan 10:11 dice: Yo soy el buen pastor;(A) el buen pastor su vida da por las ovejas.
Esta es la cuarta ocasión en la cual el Señor Jesús usa las palabras “Yo soy” palabras que en esencia constituyen el significado del nombre Jehová, Yo soy el que soy. En este caso, Yo soy el buen pastor. Buen, denota algo que es intrínsicamente bueno, hermoso o bello. ¿Qué es lo que hace al Señor Jesús el buen pastor? El texto responde diciendo: El buen pastor su vida da por las ovejas. En aquel tiempo, se utilizaba ovejas, además de otros animales, para ofrecerla en sacrificio por el pecado del hombre. Se podría decir entonces que la oveja da su vida por el pastor, pero como buen pastor, el Señor Jesús da su vida por la oveja. Esto se hizo realidad cuando el Señor Jesús, como el buen pastor, se entregó a sí mismo para ser sacrificado en la cruz del Calvario en lugar del pecador. Este sacrificio es suficiente para perdonar a todo pecador, pero se hace efectivo únicamente en el pecador que cree y en consecuencia recibe al Señor Jesús como su Salvador. Haciendo un contraste con esto, el Señor Jesús habló del asalariado. Note lo que dice Juan 10:12-13 Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa.
Joh 10:13  Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas.
Cuando el Señor Jesús habla del asalariado, se refiere a los judíos, esto es a los líderes de Israel. El Señor Jesús no se reservó severos calificativos para ellos. Se lo merecían por su incredulidad. Anteriormente les dijo que eran ladrones y salteadores. Ahora les dice asalariados. Una característica notoria del pastor asalariado es que no es dueño de las ovejas, y por esa razón no pone mucho interés en el bienestar de las ovejas sino en su propio bienestar. Tanto es así, que por ejemplo cuando ve venir al lobo amenazando a las ovejas, se pone a buen recaudo y abandona a las ovejas, dejándolas a merced del lobo, quien no tiene ninguna dificultad para arrebatar a algunas ovejas y dispersar al resto. En segundo lugar, el buen pastor conoce a sus ovejas. Juan 10:14-15 dice: Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,
Joh 10:15  así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre;(B) y pongo mi vida por las ovejas.
Se dice que los pastores de ovejas de aquel tiempo conocían a fondo a cada una de sus ovejas. Inclusive cada oveja tenía un nombre. Como buen pastor, el Señor Jesús también conoce a sus ovejas. El verbo conocer significa una relación de intimidad. El Señor Jesús, como buen pastor conoce íntimamente a los que somos suyos y nos da la oportunidad también de conocerle a él íntimamente. De la misma manera que el Padre conoce al Hijo y el Hijo conoce al Padre, el Señor Jesús conoce a los que somos suyos y los que somos suyos le conocemos a Él. Por este motivo, los creyentes podemos hacer nuestro el precioso Salmo 23, donde dice: Jehová es mi pastor; nada me faltará.
Psa 23:2  En lugares de delicados pastos me hará descansar;
Junto a aguas de reposo me pastoreará.(A)
Psa 23:3  Confortará mi alma;
Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
Psa 23:4  Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
Psa 23:5  Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores;
Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
Psa 23:6  Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
Y en la casa de Jehová moraré por largos días.
En este salmo se puede sustituir el nombre Jehová por el nombre Jesús, porque en esencia, son lo mismo, y notará que el Señor Jesús es todo lo que usted y yo necesitamos para vivir satisfechos en este mundo y fuera de este mundo. El conocimiento íntimo del Señor Jesús a sus ovejas le conduce a poner su vida por las ovejas. Esto se refiere a la libre y voluntaria decisión, del Señor Jesús, por amor, de ofrecerse como sacrificio a favor del pecador en la cruz del calvario. Pero esto no es todo. En tercer lugar, el buen pastor trae a otras ovejas al redil. Note lo que dice Juan 10:16  También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.
Interesante. Básicamente el Señor Jesús está hablando de dos rediles. En el primer redil las ovejas son los judíos. En el segundo redil las ovejas son los que no son judíos, esto es, los gentiles. Hasta ese momento, estos dos rediles estaban separados totalmente. Tanto así que hablando del redil de los gentiles, el apóstol Pablo dijo en Efesios 2:12 que esas ovejas estaban sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero dentro del redil de los gentiles también había ovejas que pertenecían al buen pastor. A estas ovejas se refiere el Señor Jesús cuando dice: También tengo otras ovejas que no son de este redil. El propósito del buen pastor es traer hacia él a estas otras ovejas también. Estas ovejas oirán su voz, y seguirán al buen pastor y el resultado final será que habrá un solo rebaño y un solo pastor. Esto tuvo su cumplimiento a raíz de la muerte y resurrección del Señor Jesús. Inmediatamente después se predicó el evangelio primeramente a los judíos en Jerusalén y como tres mil oyeron la voz del buen pastor, y vinieron al redil que es la iglesia de Cristo, pero no todo quedó allí, porque un poco de tiempo después, el mismo evangelio se predicó a los gentiles, y también muchos oyeron la voz del buen pastor, y vinieron al redil que es la iglesia de Cristo. La iglesia de Cristo es el redil, donde están todas las ovejas, no importa si son de trasfondo judío o de trasfondo gentil, que han oído la voz del buen pastor y han venido a Él. A partir de entonces existe un solo rebaño y un solo pastor. Es la iglesia de Cristo, cuyo pastor es el Señor Jesús, el buen pastor. Finalmente, en cuarto lugar, el buen pastor tiene la capacidad de volver a tomar su vida. Juan 10:17-18 dice: Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.
Joh 10:18  Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.
El Señor Jesús voluntariamente puso su vida por las ovejas cuando murió en la cruz del Calvario, pero tres días después resucitó de entre los muertos, y de esa manera volvió a tomar su vida. Nadie quitó la vida al Señor Jesús, porque él la puso por sí mismo, por su propia voluntad. Como Dios en forma humana, el Señor Jesús tiene poder para poner su vida y también tiene poder para volver a tomar su vida. Este mandamiento lo recibió de su Padre. Resumiendo entonces, el Señor Jesús es el buen pastor. Como tal, da su vida por las ovejas, conoce a sus ovejas, trae a las otras ovejas a un solo redil, y vuelve a tomar su vida. Al oír todas estas palabras, como en otras ocasiones, los líderes judíos no estaban de acuerdo entre ellos acerca de la persona del Señor Jesús. Juan 10: 19-21 dice: Volvió a haber disensión entre los judíos por estas palabras.
Joh 10:20  Muchos de ellos decían: Demonio tiene, y está fuera de sí; ¿por qué le oís?
Joh 10:21  Decían otros: Estas palabras no son de endemoniado. ¿Puede acaso el demonio abrir los ojos de los ciegos?
Algunos de los líderes judíos persistieron en su inquebrantable incredulidad y otra vez acusaron al Señor Jesús de estar endemoniado. Inclusive recriminaron a los que oían las palabras del Señor Jesús, diciéndoles: ¿Por qué le oís? Pero otros de los líderes judíos, suavizaron su posición y aunque no manifestaron total apoyo al Señor Jesús, al menos le dieron el beneficio de la duda cuando dijeron: Un endemoniado no habla así como ha hablado el Señor Jesús. Además, ¿Cómo puede un endemoniado hacer el milagro de otorgar la vista a los ciegos? Obviamente se referían al milagro realizado por el Señor Jesús en un día de reposo, cuando un hombre ciego de nacimiento recibió la vista. Si todavía no ha recibido al Señor Jesús como su Salvador, amable oyente, usted es todavía una oveja sin pastor. No siga en esas condiciones. Hoy mismo, reciba al Señor Jesús como su Salvador, y lo tendrá a su lado como el buen pastor, y podrá decir lo mismo que dijo el Salmista en el Salmo 23: Jehová es mi pastor, nada me faltará.

Deja una respuesta