Rechazo a la persona y obra del Señor Jesús

Es motivo de mucho gozo estar nuevamente junto a usted, amable oyente. Soy David Logacho, dándole la bienvenida a un nuevo estudio bíblico en el evangelio según Juan. En esta oportunidad vamos a estudiar la primera parte del capítulo 7.

Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Juan capítulo 7. Al introducirnos en el texto en este capítulo vamos a notar un creciente rechazo a la persona y obra del Señor Jesús. El primer rechazo provino del grupo menos indicado, nada más y nada menos que de sus hermanos. Veamos de qué se trata. Juan 7:1-10 dice: Después de estas cosas, andaba Jesús en Galilea; pues no quería andar en Judea, porque los judíos procuraban matarle.
Joh 7:2  Estaba cerca la fiesta de los judíos, la de los tabernáculos;(A)
Joh 7:3  y le dijeron sus hermanos: Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces.
Joh 7:4  Porque ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo.
Joh 7:5  Porque ni aun sus hermanos creían en él.
Joh 7:6  Entonces Jesús les dijo: Mi tiempo aún no ha llegado, mas vuestro tiempo siempre está presto.
Joh 7:7  No puede el mundo aborreceros a vosotros; mas a mí me aborrece, porque yo testifico de él, que sus obras son malas.
Joh 7:8  Subid vosotros a la fiesta; yo no subo todavía a esa fiesta, porque mi tiempo aún no se ha cumplido.
Joh 7:9  Y habiéndoles dicho esto, se quedó en Galilea.
Pero después que sus hermanos habían subido, entonces él también subió a la fiesta, no abiertamente, sino como en secreto.
Según lo último que estudiamos antes de entrar a este capítulo 7 de Juan, el Señor Jesús se encontraba en Jerusalén, enfrentado la deserción de muchos de sus discípulos y la oposición de los judíos, es decir de los líderes de Israel en aquel tiempo, digamos el Sanedrín. Este fue el motivo para que el Señor Jesús salga de Jerusalén en la región de Judea y se traslade hacia el norte, a la región de Galilea. Juan dice que el Señor Jesús no quería andar en Judea, porque los judíos procuraban matarle. No es que el Señor Jesús tenían miedo de ser asesinado, sino que todavía no había llegado su tiempo para volver a su Padre celestial. Mientras el Señor Jesús estaba en Galilea, se acercaba el momento para la celebración de la fiesta judía de los Tabernáculos. En esta fiesta se recordaba la provisión de Dios cuando les sacó de Egipto y les llevó por el desierto. La fiesta duraba siete días y concluía con una santa convocación. Durante esta semana, el pueblo habitaba en cabañas hechas de ramas. Esta era una de las tres fiestas judías en las cuales los judíos estaban obligados por la ley a peregrinar a Jerusalén. Las otras dos eran la Pascua y Pentecostés. Fue en estas circunstancias que los hermanos del Señor Jesús se acercaron a él para hablarle. En realidad se trataba los medio hermanos del Señor Jesús, los hijos que María, la madre del Señor Jesús, tuvo con su legítimo esposo José. No olvide que José no fue el padre biológico del Señor Jesús, porque el Señor Jesús fue concebido por el Espíritu Santo cuando María era virgen. Los medio hermanos del Señor Jesús, prácticamente ordenaron al Señor Jesús que salga de Galilea y se vaya a Judea, aprovechando la fiesta de los Tabernáculos, con la finalidad que sus discípulos vean las obras que hacía. El razonamiento para esta orden era que ninguno que procuraba darse a conocer, hacía las cosas en secreto. Por tanto, exhortaban al Señor Jesús que si realmente es quien dice ser y hace lo que dice hacer, que se manifieste al mundo, para que el mundo lo vea, y de paso, ellos también tengan su tajada. Todo esto suena lógico pero desde el punto de vista de alguien que codicia la fama o la popularidad, pero el Señor Jesús era diferente. En lugar de ensanchar el número de seguidores, el Señor Jesús estaba perdiendo seguidores mediante el mensaje de entrega total que predicaba. La raíz del problema de los medio hermanos del Señor Jesús era la incredulidad. Juan dice que ni aun sus hermanos creían en él. Esto es digno de notar. Los medio hermanos del Señor Jesús por años vivieron con él, crecieron con él, vieron de primera mano su testimonio intachable, pero a pesar de eso, no creían todavía en él. Les pasaba lo mismo que a tanta gente hoy en día. Me refiero a personas que tienen la cabeza llena de información sobre el Señor Jesús, pero todo llega hasta allí. Jamás han tomado la decisión de creer en él y recibirlo como Salvador. ¿Cuál fue la respuesta del Señor Jesús? Fue una respuesta en tres partes. La primera consiste en que todo lo que hacía el Señor Jesús, estaba cuidadosamente definido por su Padre celestial. Dentro de este meticuloso plan, todavía no era el momento que el Señor Jesús vaya a Jerusalén con ocasión de la fiesta de los tabernáculos. Por supuesto que el Señor Jesús tenía que cumplir con este mandato de la ley, pero ese cumplimiento tendría que ser en el momento que el Padre celestial determine. Por contraste, los medio hermanos del Señor Jesús, no daban ninguna importancia a la voluntad del Padre celestial debido a su incredulidad y por esa razón, ellos podían subir a Jerusalén a la celebración de la fiesta de los Tabernáculos en cualquier momento, cuando ellos lo quieran. A esto se refirió el Señor Jesús cuando les dijo: mas vuestro tiempo siempre está presto. Qué importante es amable oyente, no sólo hacer la voluntad de Dios, sino también hacerlo en el tiempo de Dios. Muchas veces estamos conscientes de lo que es la voluntad de Dios para nosotros, pero nos adelantamos al tiempo de Dios, y de esa manera echamos a perder algo que si hubiéramos esperado al tiempo de Dios hubiera sido fuente de mucha más bendición. La segunda parte de la respuesta del Señor Jesús era para proveer una razón más para no subir inmediatamente a Jerusalén a celebrar la fiesta de los Tabernáculos. Los medio hermanos del Señor Jesús eran parte del mundo porque eran incrédulos, de modo que eran amados por el mundo. No puede el mundo aborreceros a vosotros, les dijo. Por contraste, el Señor Jesús no es parte del mundo, y por tanto el mundo aborrece al Señor Jesús. ¿Por qué? Porque el Señor Jesús se levanta como testigo de cargo ante Dios, el Juez del universo, para testificar que las obras que hace el mundo son malas. Esta es la razón para que el mundo aborrezca al Señor Jesús. En consecuencia, el Señor Jesús estaba plenamente consciente que al estar en el mundo, sin ser parte del mundo, estaba pisando territorio enemigo y por eso necesitaba depender de su Padre celestial, para hacer lo que es su voluntad y para hacerlo en el tiempo preciso. Esto es interesante, amable oyente. Los creyentes también, no somos parte del mundo, aunque vivimos en el mundo. En consecuencia el mundo nos aborrece. Cuan necesario es que los creyentes vivamos en este mundo siendo guiados en todo instante por nuestro Señor. De otra manera, muy fácilmente podemos caer en las trampas que tiende contra nosotros Satanás, el príncipe de este mundo. Por otro lado, amable oyente, si usted es creyente, pero no percibe el rechazo del mundo, sino que más bien el mundo le ama, tenga cuidado. Puede ser que en la realidad no sea creyente, y por es el mundo le ama, o puede ser que siendo creyente se ha amoldado al mundo y por eso el mundo le está tratando como si fuera parte de él. La tercera parte de la respuesta del Señor Jesús a sus incrédulos medio hermanos es que no se opone a que ellos suban inmediatamente a Jerusalén para la celebración de la fiesta de los Tabernáculos, pero que él no va a subir todavía a esta fiesta, porque su tiempo aún no se había cumplido. Note que la intención del Señor Jesús era subir a Jerusalén a la celebración de la fiesta, porque eso es lo que demandaba la ley, pero no lo iba a hacer cuando sus medio hermanos querían que lo haga, por motivos egoístas, por supuesto,  sino cuando su Padre celestial quería. Que maravilloso ejemplo de sumisión a la voluntad de Dios. Cuánto hace falta imitar este inigualable ejemplo. Para terminar, ¿Cómo está su vida, amable oyente? ¿No será que a pesar de estar tanto en contacto con la iglesia, la Biblia, el Señor Jesús, y tantas otras cosas más, todavía no ha tenido una relación personal con Dios por medio de haber recibido al Señor Jesús como Salvador? Cosas así pueden suceder. Un ejemplo, son los medio hermanos del Señor Jesús. Vivieron con el Señor Jesús por mucho tiempo, pero no creían en él. Si este es su caso, amable oyente, no espere más. Hoy mismo reconozca que es pecador, reconozca que el Señor Jesús murió en la cruz en lugar de usted, para perdonar sus pecados y en un acto de fe, reciba al Señor Jesús como su Salvador. El pasaje bíblico que estamos estudiando termina con el comentario que después de hablar con sus medio hermanos, el Señor Jesús se quedó por un tiempo más en Galilea, pero después que sus medio hermanos habían subido a Jerusalén, entonces, él también, en el tiempo de su Padre celestial, subió a la fiesta, no abiertamente, sino como en secreto. El Señor Jesús no estaba en absoluto interesado en la fama o la popularidad. Lo único que buscaba es hacer la voluntad de su Padre celestial.

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