Jesús confrontará y corregirá algunos errores que la gente cometía

Es un gozo saludarle amable oyente. Soy David Logacho dándole la bienvenida al estudio bíblico de hoy en el Evangelio según Lucas. En esta ocasión, el Señor Jesús confrontará y corregirá algunos errores que la gente cometía en su tiempo y ciertamente también en nuestro tiempo.

Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Lucas 14: 1-11. En este pasaje bíblico tenemos al Señor Jesús confrontando y corrigiendo dos errores que la gente cometía en su tiempo y también en nuestro tiempo. El primer error es el legalismo. Note lo que dice Lucas 14:1-6. Aconteció un día de reposo,[a] que habiendo entrado para comer en casa de un gobernante, que era fariseo, éstos le acechaban.
Luk 14:2  Y he aquí estaba delante de él un hombre hidrópico.
Luk 14:3  Entonces Jesús habló a los intérpretes de la ley y a los fariseos, diciendo: ¿Es lícito sanar en el día de reposo?[b]
Luk 14:4  Mas ellos callaron. Y él, tomándole, le sanó, y le despidió.
Luk 14:5  Y dirigiéndose a ellos, dijo: ¿Quién de vosotros, si su asno o su buey cae en algún pozo, no lo sacará inmediatamente, aunque sea en día de reposo?(A) [c]
Luk 14:6  Y no le podían replicar a estas cosas.
Este evento ocurrió durante el tiempo que el Señor Jesús y sus discípulos estaban camino a Jerusalén en donde el Señor Jesús fue crucificado. La oposición de los fariseos al Señor Jesús estaba en constante crecimiento. Como perros sabuesos, los fariseos estaban buscando con afán alguna falta en el Señor Jesús para tener de qué acusarle y sentenciarle a muerte. La ocasión se presentó en un día de reposo. Era práctica común que personas inviten a otras a sus casas a comer después de haber cumplido con los ritos acostumbrados en la sinagoga en un día de reposo. Quien invitó al Señor Jesús, era una persona importante. Era un gobernante y sobre eso fariseo. Muy probablemente la invitación no fue sincera, sino que tenía la motivación oculta de poner una trampa al Señor Jesús, con la finalidad de atraparle para matarle. El Señor Jesús no era el único invitado por el gobernante fariseo. Lo otros huéspedes eran también fariseos, así que, el Señor Jesús estaba como oveja en medio de lobos, pero como la vida de nuestro amado Salvador estaba en la mano de su Padre, el Señor Jesús no tenían ningún temor, más bien aprovechó la situación para confrontar severamente a los fariseos por su arcaico legalismo. En pocas palabras, el legalismo se define como la aplicación de leyes y de reglamentos de manufactura humana como base para la justificación o santificación. Ejemplos de legalismo entre creyentes modernos son las leyes absurdas como que es pecado que la mujer use aretes; que use pantalones femeninos; que se corte el cabello; que es pecado que tanto hombres como mujeres usen joyas de oro; que coman chancho; inclusive que los matrimonios tengan relaciones sexuales los domingos. Son algunos ejemplos de prácticas legalistas. Este era un error de muchos en el tiempo que el Señor Jesús estaba en este mundo, especialmente fariseos, pero lamentablemente también es un error de muchos hoy en día. Sumidos en su legalismo y en su odio a muerte al Señor Jesús, los fariseos tendieron su trampa para el Señor Jesús en la casa del fariseo gobernante en ese día de reposo. Para eso se valieron de un hombre hidrópico. Esto significa un hombre que padecía de una enfermedad llamada hidropesía. La hidropesía o retención de líquidos en los tejidos es la acumulación de líquido en el peritoneo, o sea en el vientre, aunque también se da en los tobillos y muñecas, brazos y cuello. Este síntoma es consecuencia de una alteración de las funciones digestivas y eliminadoras de los riñones y piel de la persona que la padece. Si la cantidad de líquido es mucha, produce trastornos en el corazón y pulmones debido a la presión que se ejerce sobre estos órganos. En condiciones normales, los fariseos jamás invitarían a comer a una persona enferma, peor en un día de reposo, pero como querían atrapar al Señor Jesús, no les importó ir en contra de sus propias tradiciones inventadas por ellos mismos. Así opera el legalismo. De modo que los fariseos pusieron a ese hombre hidrópico justo al frente del Señor Jesús, para asegurarse que lo vea. El Señor Jesús tenía que hacer algo al respecto, su compasión no le permitía ignorar a una persona que estaba sufriendo, así que, mirando a los fariseos, algunos de los cuales eran intérpretes de la ley, esto es expertos en la letra de la ley, les hizo una pregunta: ¿Es lícito sanar en el día de reposo? Los fariseos fueron por lana y están por salir trasquilados. Si respondían que sí, irían en contra de sus leyes legalistas, según las cuales no se debía sanar a un enfermo en día de reposo. Si respondían que no, irían en contra de la compasión que ellos mismos decían tener para con la gente. Sabiendo de las implicaciones de cualquiera de las dos respuestas, los fariseos optaron por no responder la pregunta del Señor Jesús. Ante esto, el Señor Jesús tomó al hombre hidrópico y le sanó instantáneamente y totalmente y le pidió que salga de la casa del gobernante fariseo. Su presencia en ese lugar revestía peligro para él. Ante la mirada atónita de los fariseos, el Señor Jesús puso su dedo sobre la llaga al decirles: ¿Quién de vosotros, si su asno o su buen cae en algún pozo, no lo sacaría inmediatamente, aunque sea en día de reposo? Los fariseos sabían muy bien la respuesta a esta pregunta. Nadie, porque la ley ordenaba que si veían a un animal caído en el camino, no debían ignorarlo sino ayudarlo a levantarse. Ciegos en su legalismo, los fariseos estaban dando más importancia a los animales que a una persona necesitada, como aquel hombre hidrópico. Consientes de su error, pero furiosos por haber sido confrontados, los fariseos se quedaron con la boca cerrada. El legalismo es pernicioso. Lo condenó el Señor Jesús en el pasado, y lo sigue condenando hoy. Cuidado con caer en el legalismo amable oyente. El segundo error que confrontó el Señor Jesús en la casa del gobernante fariseo fue el orgullo. Una de las manifestaciones del orgullo es ese terco afán por encaramarse a lo más alto de la escalera, sin importar que se tenga que usar a otros como peldaños. Todos tenemos esta inclinación, por eso nos atrae tanto el ser los primeros de la fila en cualquier cosa que sea. Los fariseos que asistieron a la comida que ofreció el gobernante fariseo, en la cual también estaba el Señor Jesús, no eran diferentes. Veamos lo que les dijo el Señor Jesús. Se encuentra en Lucas 14:7-11. La Biblia dice: Observando cómo escogían los primeros asientos a la mesa, refirió a los convidados una parábola, diciéndoles:
Luk 14:8  Cuando fueres convidado por alguno a bodas, no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más distinguido que tú esté convidado por él,
Luk 14:9  y viniendo el que te convidó a ti y a él, te diga: Da lugar a éste; y entonces comiences con vergüenza a ocupar el último lugar.
Luk 14:10  Mas cuando fueres convidado, vé y siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te convidó, te diga: Amigo, sube más arriba; entonces tendrás gloria delante de los que se sientan contigo a la mesa.(B)
Luk 14:11  Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido.(C)
Cuando los fariseos entraron a la casa del gobernante fariseo para comer, el Señor Jesús observó como corrían y se empujaban para sentarse en los lugares que ellos consideraban de mayor importancia. Normalmente era lo más cerca del dueño de casa. Ante esto, el Señor Jesús les propuso una parábola. En esencia se trata de una persona que pisoteando a todos ocupó el primer lugar en la mesa, pero para vergüenza suya, el dueño de la casa se le acerca y públicamente le pide que se levante de ese lugar, porque ese lugar está reservado para un invitado importante. Abochornada, esta persona tiene que ir al último lugar porque todos los otros lugares están ya ocupados. Mejor sería que esa persona de entrada ocupe el último lugar, de manera que cuando el dueño de casa le vea en el último lugar, se levante y le diga cortésmente: Amigo, no es prudente que estés en el último lugar, ven más arriba. Entonces la persona se levanta del último lugar y camina a un lugar mucho más importante, ante la admiración de los otros invitados. La lección es muy obvia y el Señor Jesús lo puso en magistrales palabras cuando dijo: Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido. Se dice que el orgullo es madre de todos los males. Fue por el orgullo que Satanás fue arrojado de su posición original. Cuánta razón tiene la palabra de Dios cuando en Proverbios 16:18-19 dice: Antes del quebrantamiento es la soberbia,
Y antes de la caída la altivez de espíritu.
Pro 16:19  Mejor es humillar el espíritu con los humildes
Que repartir despojos con los soberbios.
Que por el poder de Dios a través de su Espíritu, mantengamos a raya al orgullo en nuestra vida.

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