El Ministerio de la Misericordia Pt. 7

Hola amigo, amiga oyente, estamos involucrados en una nueva serie, asados en el libro de Rut, y estamos viendo, el obrar sobrenatural en medio del dolor y la aflicción.

Bien, hasta el momento hemos visto a Noemí y Rut afligidas, llenas de dos grandes necesidades: alimento y familia. Y justo en medio de eso Booz entra en escena, él se asegura de proveer y proteger a Rut. Toma tu Biblia y acompáñame al libro de Rut capítulo 2, verso 15 esto dice: “luego se levantó para espigar. Y Booz mandó a sus criados, diciendo: Que recoja también espigas entre las gavillas, y no la avergoncéis; y dejaréis también caer para ella algo de los manojos, y lo dejaréis para que lo recoja, y no la reprendáis.” Nuevamente ella será provista y protegida. Booz se va a asegurar de eso. ¿No te parece esa una maravillosa historia de amor?

Y el resultado es el versículo 17: “Espigó, pues, en el campo hasta la noche, y desgranó lo que había recogido, y fue como un efa de cebada”. Ahora escucha esto: fue como un efa. ¿Cuánto es eso?, un comentario dijo que se trata de cerca de 1/2 a 2/3 por fanega. ¿Qué tal si vamos un paso más allá? La mitad a dos tercios por fanega. Entre 30 y 50 libras. Ahora te daré un poco de contexto aquí; en la Antigua Babilonia, la ración promedio para un trabajador era de una a dos libras por día, pero ella se fue con 30 a 50 libras. Y sabemos que Rut era una mujer bastante fuerte porque el siguiente verso dice que ella lo llevó de vuelta a la ciudad. Entonces ella se ata de 30 a 50 libras de grano y comienza el recorrido de vuelta a casa. Ahora, escucha lo que sucede: “y le dijo su suegra: ¿Dónde has espigado hoy?» (Rut 2:19).

Ahora solo imagina eso. ¿Miras el rostro de Noemí? Como si hubiera estado sentada allí todo el día esperando que Rut estuviera a salvo, tal vez ella regresará con un poco de comida para la comida; y ella regresa acarreando de 30 a 50 libras de grano. Aquí es donde es realmente divertido. Rut también sacó y le dio lo que ella había sobrado después de haber comido suficiente.

Entonces, Rut no solo viene y arroja de 30 a 50 libras de grano y Noemí simplemente se asombra, sino que, luego Rut se mete la mano en el bolsillo trasero y dice: “aquí también hay un poco de grano tostado que también tuve. Ha sido un buen día, Noemí”. Y Noemí está vertiginosamente bien.

¿Recuerdas la última vez que vimos a Noemí?, ¿cómo estaba ella? Pues estaba con amargura. Pero ahora, ella ha pasado de la amargura a la bendición. Ahora ella ha estado sentada en casa todo el día. ¿Podrían ser que, en medio de nuestro dolor y sufrimiento, Dios puede estar tramando para nuestra satisfacción?, ¿podría ser que, en la profundidad de nuestro dolor y nuestro sufrimiento, el Dios del universo está tramando en ese mismo momento para nuestra satisfacción? Noemí esta confundida y lo vemos en el verso 19 donde dice: “y le dijo su suegra: ¿Dónde has espigado hoy? ¿Y dónde has trabajado? Bendito sea el que te ha reconocido.” (Rut 2:19)

Ella se repite a sí misma: «¿dónde recogiste?, ¿dónde trabajaste?». Las palabras están fluyendo de su boca. Bendito sea este hombre. Ahora aquí está el trato. Lo que nos damos cuenta como lectores y oyentes desde el principio, de lo que notamos es que las mejores noticias todavía no se han contado. Sí, quiero decir, esto es genial; de treinta a cincuenta libras de grano, algo de pan y vinagre de la parrilla de cebada, ¡eso es bueno!, pero hay algo mejor aquí.

Ahora Rut sabe dónde ha estado trabajando; en los campos de Booz, pero Rut no sabe la importancia de Booz. Noemí sabe quién es Booz, pero no sabe en qué campo Rut ha estado trabajando y, por lo tanto, la información principal aún no se ha revelado. Noemí está feliz, y lo que hace el autor es muy intencional en la siguiente oración que Rut dice. El autor se asegura de guardar el nombre del campo en el que ella ha estado trabajando hasta la última palabra de la oración, así que está edificando.

Como oyentes, como lectores de la historia, lo que estamos haciendo es imaginando el rostro de Noemí, mientras Rut habla. ¿Piensas que toda la comida que Rut consiguió es buena? Pues espera a escuchar esto: «Y contó ella a su suegra con quién había trabajado, y dijo: El nombre del varón con quien hoy he trabajado es Booz.” Y Noemí está asombrada. “Y dijo Noemí a su nuera: Sea él bendito, pues no ha rehusado a los vivos la benevolencia que tuvo para con los que han muerto. Después le dijo Noemí: Nuestro pariente es aquel varón, y uno de los que pueden redimirnos.” (Rut 2:19-20) Ahora quiero que señales dos palabras en el versículo 20. Son dos palabras que no vamos a ver por ahora, pero en los próximos programas las consideraremos clave.

La primera para es, bondad «Él no ha dejado de mostrar su bondad». Es una palabra clave del Antiguo Testamento: amor, bondad, gracia, misericordia. Y sabes que incluso aquí hay mucho debate sobre quién es él en este pasaje. «Él no ha dejado de mostrar su bondad». ¿Está hablando del Señor, es ese Jehová?, ¿o está hablando de Booz? Esa es una gran pregunta, pero la realidad, como veremos en un minuto, es que Noemí no sólo habla de la bondad a secas, ella se refiere a: la amabilidad, amar, bondad, misericordia, todo ese bagaje de palabras que encierran esa expresión. Vamos a volver a eso la siguiente ocasión.

Y luego, la segunda palabra para señalar, está al final del versículo 20, señala parientes redentores. Y vamos a ver esto, con mayor claridad en los siguientes programas. Levítico había creado una imagen de un pariente redentor, una imagen doble donde los parientes, uno que es parte de una familia o clan, tendrían derecho a la redención, el derecho a comprar, comprar nuevamente la propiedad y proveer a alguien a quien, cuya familia, debido a su muerte, los había dejado destituidos. Pariente redentor. Vamos a volver a eso, pero solo sostengamos esos dos términos que son la clave para este día.

Y entonces Rut se da cuenta de que este no es solo un hombre extremadamente honorable que la ha ayudado ese día, este es un pariente redentor. “Rut la moabita dijo: Además de esto me ha dicho: Júntate con mis criadas, hasta que hayan acabado toda mi siega.” (Rut 2:21) y así, por excelencia, Noemí, la suegra, comienza a planear el siguiente paso. “Y Noemí respondió a Rut su nuera: Mejor es, hija mía, que salgas con sus criadas, y que no te encuentren en otro campo.” (Rut 2:22) para que te quedes en aquellos campos. Y eso es exactamente lo que Rut hace. “Estuvo, pues, junto con las criadas de Booz espigando, hasta que se acabó la siega de la cebada y la del trigo; y vivía con su suegra.” (Rut 2:23).

Ahora, este es el trato de dos problemas principales en el Libro de Rut que necesitan ser resueltos. Ellas necesitaban comida y necesitaban familia. La realidad es que ella se quedó en el campo de Booz espigando hasta que las cosechas de cebada y trigo se terminaron. Por los siguientes dos o tres meses ella estaba cosechando día, tras día, tras día. No sabemos si ella caminaba a casa con 30 a 50 libras todos los días, pero es probable que para el final de esos dos o tres meses, Rut había experimentado la provisión de Dios a través de la bondad de Booz, provisión que sustentaría a ella y a Noemí por el resto del año. Esta es una provisión increíble. Pero con toda la acción que hemos visto en el capítulo 2 de Rut, llegas a la última oración, a la última frase y es un fracaso. Es el final más anticlimático de un capítulo. ¿Qué sucede?

Es casi como cuando estás viendo un espectáculo y se está acercando al final como si todas las piezas están uniéndose y luego, una pequeña pieza se cae y la pantalla se pone negra y las palabras aparecen y dice: «continuará la próxima semana». Y eso es lo que sucede. Escucha esta última frase. Después de dos o tres meses que Rut ha estado trabajando en el campo de Booz. Al final, el autor dice «Y ella vivía con su suegra». ¿Pensarías que algo así pasaría?

Ahora, muy seguramente estarás pensando en Booz y diciendo: ¿Qué estás esperando, hombre? Está en tu campo durante dos o tres meses, y recuerda los problemas que ella tenía: Rut necesita comida y necesita familia. Logramos tachar la necesidad de comida. Pero el gran problema todavía está por ahí. Rut sigue siendo una moabita viviendo con su suegra, en el verso 23. Habla sobre la falta de resolución de la trama. Y ahí es donde Rut 2 nos deja. Así que desafortunadamente ahí es donde vamos a parar ahora en la historia. Entonces, ¿qué tenemos que aprender de Rut capítulo 2?, ¿qué nos está enseñando el Espíritu Santo de Dios?

Lo que quiero hacer es mostrarte las dos facetas del Evangelio que son enfatizadas aquí en el capítulo 2 de Rut. Quiero que comencemos con el Evangelio según Booz. Lo que quiero decir es que está es una de las cosas que más me encanta del Libro de Rut. Nosotros no vemos a Dios explícitamente mencionado en cada uno de los versículos del Libro de Rut. Vemos palabras como las que vimos en el versículo 3 que resultó señalarnos el hecho de que Dios está trabajando detrás de escena en todas estas cosas. Pero la forma en que Rut está escrito es intencional para mostrarnos que Dios está trabajando detrás de escena en lo que están haciendo los personajes de la historia.

Aquí está el trato, los personajes de la historia finalmente están revelando al carácter de Dios hacia nosotros. Dios está mostrando su amor por Noemí. ¿Cómo? A través de la devoción radical de Rut a Noemí. Dios está mostrando su preocupación por los pobres, los extranjeros y los forasteros, ¿cómo? Por la preocupación de Booz por los pobres y los extranjeros. Lo que estamos viendo en los personajes de esta historia es una imagen del carácter de Dios. Y entonces esto no es solo tratar de sacar algún truco de predicador. Esto es intencional en Rut, el autor de Rut, nos muestra una imagen, una visión del carácter de Dios que nos ayuda a comprender el Evangelio en el personaje de Booz.

Piensa en lo que hace Booz en Rut capítulo 2. Él busca a los marginados como su familia. Nosotros lo vimos una y otra vez desde el versículo 2 hasta el versículo 21 y en todas partes de este capítulo. Rut la moabita, Rut de Moab, quien vino de Moab. Rut quien dejó su tierra natal, quien no pertenece aquí. Rut la Moabita. ¿Lo ves? Una y otra y otra vez ella es una marginada. Pero lo interesante es que cuando llegas al final del capítulo, podemos notar que, al parecer ella es parte de la familia de Booz, ¿no es así? Quiero decir que ella está trabajando en los campos de Booz. Ella está comiendo en la mesa de Booz. Él incluso le está sirviendo. Está caminando a casa con granos de los campos de Booz para llenar su casa. Parece que ella es parte de su familia, pero todavía es una marginada. Aquí está la imagen. Booz está buscando y ayudando a la marginada como si fuera su propia familia.

Segundo, él alberga a los débiles bajo sus alas. Quiero usar el lenguaje aquí que es utilizado en el versículo 12 cuando habla acerca del Dios de Israel bajo cuyas alas tú has venido a refugiarte. Y es así como Rut es protegida en este capítulo. ¿Bajo las alas de quién? Bajo las alas de Booz, en el campo de Booz. Ahí es donde ella se está siendo protegida. Él está protegiendo a los débiles bajo sus alas, asegurándose de que no sea abusada, maltratada, insultada, pase lo que pase.

Tercero, él sirve al hambriento en su mesa. Piensa en esa escena. Y hablamos de esto un poco en el programa anterior; en nuestra afluencia, muy pocos de nosotros sabemos lo que es estar sin comida, no saber si la comida llegará o no. Y la imagen aquí es de Rut viajando desde Moab con Noemi a la tierra de Belén sin nada ni nadie que les provea, esperando salir y conseguir un poco de comida ese día. Y, de repente, se encuentra a sí misma sentada a la mesa festejando lo que la familia de Booz está festejando. No solo sentada a la mesa, sino siendo servida en la mesa por el mismo señor de la cosecha. Él sirve a los hambrientos en su mesa. Ese es el trato sobrenatural de Dios para cada uno de nosotros. Que Dios te bendiga.

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