La soberana intervención del Espíritu Santo en los planes de Pablo

Gracias por estar nuevamente con nosotros, es un privilegio contar con su sintonía, hoy continuaremos con el interesante tema que está desarrollando nuestro hermano David Logacho, “La obra de Jesucristo después de su ascensión, por medio del Espíritu Santo”, tenga su Biblia a mano y acompáñenos a conocer que es lo que dios nos quiere decir acerca de esto.

I. Introducción. Saludos y bienvenida. Estudio de Hechos en la serie titulada: La obra de Jesucristo después de su ascensión, realizada por medio del Espíritu Santo. En nuestro último estudio bíblico, dejamos a Pablo, Silas y Timoteo, en su segundo viaje misionero, visitando las iglesias alrededor de Derbe y Listra, animando y edificando a los hermanos. Como resultado, las iglesias eran confirmadas en la fe, y aumentaban en número cada día. Fue en estas condiciones que Pablo y su equipo misionero decidieron continuar con su viaje misionero, y conforme a los planes que deben haber tenido, emprendieron la marcha dirigiéndose hacia el Oeste, con la clara intención de llegar a Asia, la provincia romana donde estaban ciudades importantes como Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea. Pero Dios tenía otros planes. Veamos qué es lo que pasó. Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Hechos 16 a partir del versículo 6. Lo primero que vamos a notar es la soberana intervención del Espíritu Santo en los planes de Pablo.

II. Hechos 16:6-8 dice: Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió. Y pasando junto a Misia, descendieron a Troas.
Si usted tuviera un mapa notaría que Pablo y su equipo misionero pusieron rumbo hacia el noroeste, y tocaron territorio de las provincias romanas de Frigia y Galacia. Si hubieran seguido en este rumbo, muy pronto habrían arribado a la provincia romana de Asia conforme a sus planes. Pero justamente antes de entrar a la provincia romana de Asia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia. Lucas no informa la manera como el Espíritu Santo manifestó su voluntad, pero para Pablo era claro que el Espíritu Santo les estaba prohibiendo entrar en Asia para predicar la palabra. ¿Cómo se habrá sentido Pablo y su equipo misionero ante esto? Especialmente ante el hecho que hasta ese momento se estaba cumpliendo todo muy bien conforme a lo que habían planificado. Puede ser que Pablo haya estado algo confundido, porque sabía que en Asia había mucha gente necesitada de la palabra de Dios y sin embargo, el Espíritu Santo les estaba prohibiendo ir a Asia. Pero, cualquiera que haya sido su pensar, Pablo obedeció la voluntad del Espíritu Santo y cambió su rumbo. Ahora está yendo hacia el norte, dirigiéndose hacia la provincia romana de Misia. El nuevo plan de Pablo y su equipo misionero era que una vez que lleguen a Misia pongan rumbo hacia el este para entrar en la provincia romana de Bitinia, a orillas del mar Negro. Pero una vez más intervino el Espíritu Santo para prohibirles que vayan a Bitinia. Era la segunda vez que Pablo veía truncado su plan. Puede ser que Pablo y los suyos hayan quedado muy perplejos, pero eso no les hizo desertar en absoluto. Todas las direcciones estaban cerradas, excepto una. Pablo entendió por tanto que el Espíritu Santo quería que sigan en esa dirección, la única disponible, y por tanto emprendió viaje primero hacia el oeste, bordeando la provincia romana de Misia y luego hacia el suroeste hasta llegar a la ciudad de Troas. Observe como el Espíritu Santo estaba dirigiendo los pasos de Pablo y su equipo misionero. Después de todo, la obra no es de Pablo, ni de su equipo misionero, sino de Jesucristo después de su ascensión, realizada por medio del Espíritu Santo. Las puertas que por ahora cerró el Espíritu Santo se abrieron más tarde, cuando fue el momento de Dios, y al menos en lo que concierne a la provincia romana de Asia, Pablo pudo ir allí durante su tercer viaje misionero y Dios produjo una cosecha admirable. La obra hecha a la manera de Dios y en el tiempo de Dios siempre contará con la bendición de Dios. Así que tenemos a Pablo y su equipo misionero en la ciudad de Troas, puerto importante en la costa este del mar Egeo. Esta ciudad estaba a unos 15 km. al sur de la antigua ciudad de Troya o Illium. Además de puerto importante era colonia romana. Fue aquí, en Troas, en donde Pablo tuvo una experiencia singular. En segundo lugar tenemos la visión de Pablo. Hechos 16:9-10 dice: Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos. Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio.
Me imagino que Pablo debe haber estado muy perplejo por la manera como el Espíritu Santo estaba cerrando las puertas que Pablo había intentado atravesar. Pero la incertidumbre se disipó una noche en Troas, cuando a Pablo se le mostró una visión. Pablo vio en visión a un varón macedonio que estaba en pie, como si necesitara algo con urgencia. En realidad el varón macedonio estaba rogando. En su ruego decía: Pasa a Macedonia y ayúdanos. El ruego del varón macedonio es el mismo ruego, pero en silencio, que hace todo incrédulo en este mundo. Pasa y ayúdame. En la mayoría de los casos, el incrédulo trata de esconder este ruego detrás de una fachada de indiferencia, o hasta dureza, pero en el fondo está diciendo: Pasa y ayúdame. ¿Qué hizo Pablo después que vio la visión? Lucas dice: En seguida procuramos partir para Madedonia. Note como Lucas se une al grupo misionero, aquí en Troas. Ya no dice: Procuraron partir para Macedonia, sino procuramos, él incluido, partir para Macedonia. Lucas les acompañó hasta Filipos, donde se quedó mientras que el resto prosiguió con el viaje. Seis o siete años después volvió a unirse a Pablo y permaneció con él hasta el final de la narración. Pablo tiene ahora la absoluta seguridad que la voluntad de Dios era que prediquen el mensaje del Evangelio en la provincia romana de Macedonia, la primera provincia romana en el continente Europeo. A veces, amable oyente, Dios hace cosas que parecen muy extrañas en nuestra vida, cosas que no tienen pies ni cabeza, y por más que intentamos no entendemos su propósito. Pero no debemos desesperarnos. Si estamos dependiendo de Dios, todo lo que él hace tiene un propósito y algún día lo vamos a entender, tal vez mientras todavía estamos en este mundo y ciertamente cuando salgamos de este mundo y estemos con el Señor a quien tanto amamos y servimos. En tercer lugar tenemos el viaje hacia Macedonia. Hechos 16:11-12 dice: Zarpando, pues, de Troas, vinimos con rumbo directo a Samotracia, y el día siguiente a Neápolis; y de allí a Filipos, que es la primera ciudad de la provincia de Macedonia, y una colonia; y estuvimos en aquella ciudad algunos días.
Pablo y su equipo misionero, en el cual se incluía Lucas, zarparon del puerto de Troas y después de un día de viaje llegaron a Samotracia, una pequeña isla en el mar Egeo, más o menos a la mitad del trayecto entre la provincia romana de Asia y la provincia romana de Macedonia. Allí pernoctaron por temor a navegar durante la noche. Al siguiente día retomaron la travesía y llegaron a Neápolis, la ciudad portuaria, a unos 15 Km. de Filipos. Esta ciudad en la provincia romana de Macedonia, originalmente se llamaba Krenides, que significa: “Las pequeñas fuentes” debido a las numerosas vertientes de agua dulce que había alrededor. Luego se le cambió el nombre a Filipos, que significa: La ciudad de Felipe, en honor a Felipe II de Macedonia, el padre de Alejandro el Grande. Debido a las minas de oro que había alrededor, Filipos llegó a ser ciudad importante en el siglo IV AC. En el siglo II AC, Filipos llegó a ser parte de la provincia romana de Macedonia. Para el tiempo que Pablo y sus acompañantes llegaron a Filipos, luego de algunos episodios bélicos importantes, Filipos era una colonia romana en la cual se habían establecido muchos militares romanos retirados, con algunos privilegios como reducción de impuestos, y el derecho a la propiedad privada. Antes de lanzarse a evangelizar, Pablo y su equipo misionero pasaron algunos días en Filipos, tal vez reconociendo el terreno, familiarizándose con la gente, y ciertamente orando, para poner en la mano del Señor la obra que estaban prontos a realizar y que iba a dar tan buen fruto. En nuestro próximo estudio bíblico, vamos a ver qué es lo que primero pasó en Filipos. Espero que me acompañe.

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