El reposo que Dios ofrece a todo pecador

Reciba cordiales saludos de parte del Ministerio Internacional La Biblia Dice… Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Proseguimos estudiando el libro de Hebreos, en la serie que lleva por título: La preeminencia de Jesucristo. En esta ocasión, David Logacho continuará con el tema del estudio bíblico anterior, el cual tiene que ver con el reposo que Dios ofrece a todo pecador.

En nuestro último estudio en el libro de Hebreos, tratamos el tema del reposo de Dios. Hablamos sobre la existencia del reposo y la entrega del reposo. Hoy vamos a considerar la segunda parte de este asunto, la esencia del reposo y la exigencia del reposo. Abramos nuestras Biblias en el libro de Hebreos capítulo 4, versículos 8-13. En primer término consideremos la esencia del reposo. Hebreos 4:8-10 dice: “Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día. Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas.” Para apreciar la esencia del reposo, tenemos que considerar la experiencia de Israel en el desierto al mando de Josué. Israel cruzó el Jordán, pero Canaán no significó reposo para Israel. En Canaán, Israel tuvo que experimentar constante lucha y aflicción a causa de sus enemigos. Por este motivo, Canaán no fue el reposo prometido por Dios. Lo más que llegó a ser fue un cuadro o un tipo de un reposo superior que Dios ha prometido a los que le aman. Por eso el texto en Hebreos 4:8 dice: “Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día.” David, en el salmo 95:7-8 dijo: “Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones” Si Josué ya hubiera conducido a Israel al reposo, entonces sería absurdo que David, varios cientos de años más tarde, diga que hoy es el día en el cual se ofrece el reposo. Si la tierra prometida fue sólo un cuadro de otro reposo, entonces, ¿Cómo es este reposo? Hebreos 4:9 dice: “Por tanto queda un reposo para el pueblo de Dios. En este texto, al hablar de reposo, el escritor de Hebreos usa una palabra griega diferente, la palabra griega “sabbatismos” que tiene relación con la palabra “sábado”. Esto se refiere al descanso eterno que disfrutarán todos los que han sido redimidos por la sangre de Cristo. El versículo 10 amplía más este concepto. Todo aquel que entra a este reposo de Dios disfruta de la cesación de trabajo, así como Dios cesó de trabajar en el séptimo día de la semana de la creación. Antes de ser salvos, hacíamos mucho trabajo para ganar la salvación, pero cuando nos dimos cuenta que Jesucristo ya hizo todo para salvarnos, dejamos de seguir trabajando para obtener la salvación y confiamos en lo que Jesucristo hizo por nosotros. Es el estado eterno de reposo. Cesaremos de trabajar como hasta ahora, pero esto no significa que estaremos inactivos en el cielo. Allí continuaremos adorando al Señor y le serviremos para siempre, pero con una diferencia: Allí no habrá más cansancio ni persecución, ni aflicción. La tierra prometida a Israel fue un cuadro de lo que espera a todo creyente. El creyente gozará de un reposo espiritual que todavía es futuro. ¿De qué sirve ahora en la tierra algo que será una realidad solamente cuando los creyentes salgamos de este mundo? Pues de mucho. El saber que nos espera un reposo glorioso, da sentido a la vida, porque sabemos hacia donde vamos. También nos ayuda a vivir de acuerdo a lo que somos, si ya poseemos un reposo tan excelente, entonces vivamos conforme a nuestro destino eterno. ¿Para qué ensuciarnos con el pecado si somos poseedores de un destino tan extraordinario? Luego de examinar la esencia del reposo, continuemos examinando la exigencia del reposo, en Hebreos 4:11-13. El versículo 11 dice: “Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia” En estas palabras, apreciamos un sentido de exigencia. “Procuremos” se nos dice. Por supuesto que esto no tiene la más mínima insinuación de que podemos ganar la salvación por obras. La idea del texto es que tenemos que ser diligentes para entrar en el reposo que Dios ofrece. Debemos ser diligentes en asegurarnos que nuestra única esperanza es el Señor Jesucristo. Debemos ser diligentes en resistir cualquier tentación de hacer una profesión de fe sin convicciones, para luego retornar al mundo ante la presencia del fuego abrasador de la prueba. El pueblo de Israel fue negligente con la promesa de Dios de un reposo. Trataron a esta promesa de una manera ligera, suspiraban por volver a Egipto, la tierra donde estuvieron en cautiverio. Fueron negligentes en apropiarse de las promesas de Dios por fe. Como resultado, nunca llegaron a la tierra prometida. A cualquier precio, debemos evitar caer en el error de Israel. ¿Hay personas que dicen haber recibido a Jesucristo, pero que en la realidad nunca lo han hecho? Ciertamente que sí. Es más, es triste admitirlo, pero es muy posible que la mayoría de las personas que se congregan en algunas iglesias locales, por afuera parecen como si fueran creyentes, pero por dentro, en el fondo, no lo son. Es difícil distinguir lo genuino de lo falso. Pero hay algo que podemos saber con certeza. Un falso creyente podrá engañar a los hombres, pero es imposible que engañe a Dios. Por esta razón, Hebreos 4:12 dice: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.” El falso creyente puede pasar desapercibido para otros creyentes, pero no para la palabra de Dios. La palabra escrita de Dios desenmascara y pone bajo convicción a todo falso creyente, porque la palabra de Dios es viva, esto significa que tiene poder para impartir vida, luego dice que es eficaz, esto significa que es activa en el sentido de llevar a cabo el propósito para el cual fue dada. Después dice que es más cortante que toda espada de dos filos. Su poder de penetración es tal que juzga lo más recóndito del ser humano, para determinar con exactitud los pensamientos y las intenciones del corazón. Así es amable oyente, el falso creyente puede parecer muy piadoso por fuera y puede engañar a cualquier ser humano, pero no puede ocultar su verdadera identidad ante la mirada escrutadora de la palabra de Dios. Pero no solamente la palabra de Dios desenmascara al falso creyente, sino también la persona de Cristo. Hebreos 4:13 dice: “Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.” Este es un texto poderoso para afirmar la omnisciencia de Jesucristo como Dios. Dice que no existe absolutamente nada en la creación que no esté totalmente expuesta a la mirada atenta de Jesucristo. Los creyentes somos tan ingenuos cuando hacemos cosas que sabemos que no debemos hacerlas, aprovechando que no existe nadie alrededor. Pero nada ni nadie escapa de la escrutadora mirada de Jesucristo. El que dice que es creyente, pero jamás ha recibido a Jesucristo como Salvador, no puede pasar desapercibido de la inquisitiva mirada de la persona de Cristo. Notemos que el texto dice que “todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta. Cuan necio es pretender esconder algo de él. Él conoce no sólo los hechos, sino las motivaciones con las cuales hacemos las cosas. De nada sirve pretender agradar a Dios haciendo algo que es loable, si esa acción proviene de un corazón malo de incredulidad. Es necesario notar también que un día, tanto el verdadero creyente, como el falso creyente, daremos cuenta de nuestros actos al Señor Jesucristo. El creyente verdadero recibirá recompensas o perderá recompensas como resultado de sus obras, pero el falso creyente será juzgado y condenado al infierno por su pecado de haber endurecido su corazón por incredulidad ante la oferta de salvación hecha por Dios. De modo que, el falso creyente es desenmascarado por la palabra de Dios y detectado por la persona de Jesucristo. Es altamente riesgoso acomodarse a una vida de apariencia. Recuerde que usted no es salvo por asistir a una iglesia evangélica. Pensar que uno es salvo por el solo hecho de entrar en una iglesia evangélica es lo mismo que pensar que por el solo hecho de entrar a un establo, uno se convierte en un caballo. La salvación resulta del hecho de recibir por la fe a Jesucristo como Salvador, no por entrar a cualquier iglesia ni por hacer buenas obras ni por cumplir con determinados ritos religiosos. Hemos considerado entonces la esencia del reposo, el cual es espiritual y espera su cumplimiento total en el futuro. Hemos considerado también la exigencia del reposo. Es necesario ser diligente ante la oferta de salvación hecha por Dios. La negligencia a la invitación de salvación produce un endurecimiento del corazón y la posible pérdida de entrar al reposo de Dios. Sólo usted y Dios saben cual es su situación real. Pero si el Espíritu Santo ha hablado a su corazón, porque usted es uno de aquellos que por mucho tiempo ha estado fingiendo ser un creyente, considere que hoy es el día de salvación. No espere el mañana, porque el mañana nunca puede llegar para usted. Hoy mismo doble sus rodillas, reconozca su pecado y aprópiese totalmente por fe de la promesa de salvación en Cristo.

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