Superioridad del sacerdocio de Jesucristo

Qué bueno es el Señor al permitir que estemos junto a usted, amiga, amigo oyente. La Biblia Dice… le da la bienvenida al estudio bíblico de hoy. El tema central del libro de Hebreos es la preeminencia de Jesucristo. Sobre esto se basa esta serie de estudios bíblicos. En esta ocasión, David Logacho nos hablará de la superioridad del sacerdocio de Jesucristo, en comparación con el sacerdocio de Aarón.

No hay nada peor que la desilusión que uno siente cuando se entera que lo que uno pensaba que era lo mejor, en realidad no ha sido lo mejor. De esto, por ejemplo, echan mano los vendedores de automóviles. Venden sus automóviles último modelo y los compradores creen que han adquirido la última maravilla del mundo, pero no pasa ni siquiera un año, cuando el mismo fabricante lanza el nuevo modelo de automóvil al mercado, y con ello, una feroz campaña publicitaria.

Aquí es donde se les hace un nudo en la garganta a los que compraron el modelo anterior. ¡Aha! Conque el automóvil que yo pensaba que era la última maravilla del mundo, ahora ya no lo es, porque hay algo mejor. Tal vez se conformen por un tiempo con lo que tienen, pero no pasará mucho tiempo hasta que acudan al distribuidor de automóviles para compra el último modelo, aun cuando tengan que pagar una gran suma de dinero, por algo igual o inclusive, a veces, peor que lo que tenían.

Así es el mundo del negocio de automóviles último modelo. Algo parecido estaba pasando con los judíos que estaban leyendo el libro de Hebreos. Según ellos, el sacerdocio de Aarón era lo mejor en el mercado, por decirlo así, pero ahora, el autor de Hebreos les va a mostrar que hay algo muchísimo mejor. Cuánta desilusión habrán experimentado esos judíos al saber que el famoso sacerdocio Aarónico había dejado de ser lo mejor y que había sido reemplazado por un mejor sacerdocio, el sacerdocio según el orden de Melquisedec, cuyo sumo sacerdote para siempre es Jesucristo.

Veamos pues de qué manera presenta el autor de Hebreos a Melquisedec y comprueba que es superior a Aarón. Abramos nuestras Biblias en el libro de Hebreos, capítulo 7, versículos del 1 al 10. En los tres primeros versículos de este pasaje, tenemos la presentación de Melquisedec y en los versículos 4 a 10 la prueba que Melquisedec es superior a Aarón. Hebreos 7:1 dice: “Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo” Detengámonos aquí por un instante.

Melquisedec hizo una aparición fugaz en la vida de Abraham, cuyo relato aparece en Génesis 14:17-24. Pasaron varios siglos hasta que el nombre Melquisedec es citado por David en el Salmo 110:4 y pasaron varios siglos más hasta que el nombre Melquisedec es citado por el autor del libro de Hebreos para demostrar que el sacerdocio Aarónico no era lo mejor.

¿Quién es este personaje, Melquisedec? El texto dice que es rey de Salem. Esto significa que gobernaba sobre una región conocida como Salem, la cual, más tarde llegó a llamarse Jerusalén. Además de rey, Melquisedec era sacerdote del Dios Altísimo. Un sacerdote es el que habla a Dios a nombre del pueblo. En Melquisedec se entrelazan dos oficios. Rey y sacerdote. Aarón fue sólo sacerdote. El rey en Israel no podía ser un sacerdote. Hebreos 7:1 continúa diciendo: “que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo.” Según el relato de Génesis 14:17-24 Melquisedec bendijo a Abraham, cuando éste regresaba de derrotar a una confederación de reyes que atacó a Sodoma y tomó prisioneros a Lot y su familia.

¿Cómo supo Abraham que Melquisedec era sacerdote del Dios Altísimo? No lo sabemos a ciencia cierta. Quizá le fue revelado por Dios. El hecho es que Abraham reconoció a Melquisedec como sacerdote del Dios Altísimo y con gusto recibió su bendición. Hebreos 7:2 dice: “a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo” Cuando Abraham reconoció que Melquisedec era sacerdote del Dios Altísimo, le dio los diezmos; más tarde veremos las implicaciones de este acto.

Luego tenemos el significado del nombre Melquisedec. En el Antiguo Testamento se daba el nombre a una persona de acuerdo al carácter de esa persona. Hebreos 7:2 continúa diciendo: “cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz” Melquisedec combinaba justicia con paz. Esta mezcla es interesante. Sin justicia no puede haber paz. Sólo Jesucristo nos puede dar la justicia indispensable para estar en paz con Dios primeramente y después con nuestros semejantes.

El versículo 3 continúa presentando a Melquisedec. Dice así: “sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida” Esta descripción ha llevado a muchos a pensar que Melquisedec debe ser Dios o tal vez un ángel superior, o una manifestación de Cristo en el Antiguo Testamento, pero la clave para entenderlo yace en tomar esta declaración en su contexto. El asunto que está tratando el autor de Hebreos es el sacerdocio; haciendo una distinción entre el orden de Aarón y el orden de Melquisedec.

Para que una persona pueda ser parte del sacerdocio aarónico, tenía que ser parte de la tribu de Leví y de la familia de Aarón. La genealogía por tanto era de primera importancia. Pero el sacerdocio de Melquisedec era muy diferente. Él no heredó el sacerdocio por nacer en una familia de sacerdotes, simplemente Dios lo escogió y le designó como su sacerdote. Melquisedec fue un hombre real, un rey real en una región real, y un sacerdote real, pero como no tenemos información sobre sus datos personales, es como si no hubiera nacido y si no hubiera muerto, y por tanto un cuadro perfecto del Señor Jesucristo, el eterno Hijo de Dios. A esto se refieren las palabras del versículo 7 “sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre” Luego de considerar la presentación de Melquisedec, consideremos las pruebas que demuestran que él es superior a Aarón. Son básicamente tres.

La primera, Hebreos 7:4-6 dice: “Considerad, pues, cuán grande era éste, a quien aun Abraham el patriarca dio diezmos del botín. Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es decir, de sus hermanos, aunque éstos también hayan salido de los lomos de Abraham. Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de Abraham los diezmos.”

Detengámonos aquí. Abraham era una luminaria en el firmamento Hebreo, pero el hecho que él haya dado diezmos a Melquisedec, hace que Melquisedec sea más brillante que Abraham. Si Melquisedec es mayor a Abraham y Abraham es mayor a Aarón, entonces Melquisedec es mayor a Aarón y por consiguiente, el sacerdocio según el orden de Melquisedec es superior al sacerdocio según el orden de Aarón.

La segunda prueba la tenemos al final del Hebreos 7:6 y 7 “y bendijo al que tenía las promesas. Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor” Antes de recibir los diezmos de Abraham, Melquisedec lo bendijo con las palabras de Génesis 14:19-20 donde dice: “y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abran los diezmos de todo” Abraham reconoce la superioridad de Melquisedec y lo demuestra por medio de entregarle los diezmos del botín.

Queda demostrado que Melquisedec es superior a Abraham y por ende, superior a Aarón. Imagine la reacción de los lectores judíos del libro de Hebreos al saber todo esto. Siempre habían reverenciado a Abraham como uno de sus grandes héroes nacionales, pero ahora están enterándose que Abraham reconoció a un sacerdote no judío como superior a él mismo. Esto estaba en sus escritos sagrados todo un siempre, pero no se habían dado cuenta de ello jamás.

La tercera prueba está en Hebreos 7:8-10 donde dice: “Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí, uno de quien se da testimonio de que vive. Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe los diezmos; porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro.” En el sacerdocio aarónico, los diezmos eran recibidos por hombres sujetos a la muerte. Los sacerdotes servían a su generación, envejecían y morían y eran reemplazados por otros. En el caso de Melquisedec, no hay mención de que hubiera muerto, por tanto, él puede representar a un sacerdocio que es único por el hecho de ser perpetuo.

Cuando Melquisedec recibió los diezmos de Abraham, estaba virtualmente recibiendo los diezmos de Leví. Siendo que Leví era la cabeza de la tribu sacerdotal, resulta que el sacerdocio Aarónico dio diezmos a Melquisedec y por esa razón es claro que el sacerdocio según el orden de Melquisedec es superior al sacerdocio según el orden de Aarón. Abraham actuó en realidad como un representante de toda su descendencia cuando dio los diezmos a Melquisedec, por eso, Leví, su bisnieto y el sacerdocio que brotó de él están subordinados a Melquisedec y su sacerdocio.

Concluyendo, el autor de Hebreos nos ha presentado a Melquisedec. Él era un hombre real que tenía un doble oficio, sacerdote y rey. Su nombre significa rey de justicia y rey de paz; no hay registro de su genealogía, pero sin embargo es sacerdote, directamente nombrado por Dios Altísimo. A este hombre, Abraham dio los diezmos y recibió su bendición. Luego el autor de Hebreos probó que Melquisedec es superior a Aarón, al mostrar que Abraham, antepasado de Aarón reconoció a Melquisedec como superior a él.

Quizá usted, amable oyente, estará pensando ¿Qué tiene que ver esto conmigo? Le diré que mucho. Si usted es un hijo de Dios, usted tiene en Jesucristo a un sumo sacerdote según el orden de Melquisedec, esto significa un intermediario que es infinitamente mejor que todos los intermediarios que han existido en pueblo judío. Con Jesucristo como su sumo sacerdote, usted tiene todo lo que necesita para acercarse a Dios, ya no le hace falta nada más.

Si usted no es un hijo de Dios, no sabe de lo que se está perdiendo. Jesucristo es el mejor sumo sacerdote. Cualquier cosa a la que usted esté aferrado es nada con relación a la perfecta persona de Jesucristo. Deje a un lado lo inútil y aprópiese de la persona de Jesucristo, el perfecto y eterno sumo sacerdote.

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