La pureza moral

Saludos cordiales amigo oyente. Es un gran gozo contar con su sintonía. Bienvenido al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando el tema de la santidad en sus varios aspectos. En esta ocasión, David Logacho nos hablará sobre la pureza moral.

¿Cuál es el área en la cual Satanás ha obtenido sus más resonadas victorias? Tanto la Biblia como la historia de la iglesia responden diciendo: El área del sexo. En realidad amigo oyente, la inmoralidad sexual ha sido una de las armas predilectas de Satanás. Con ella, ha derribado a hombres de la talla de Sansón, David, Salomón, etc. y lo sigue haciendo con hombres y mujeres hoy en día. Por eso es imperativo que examinemos la perspectiva bíblica sobre este asunto. Dios ha puesto en cada uno de nosotros ciertos apetitos indispensables para nuestra subsistencia. Uno de esos apetitos es el sexo. Estos apetitos son un regalo de Dios y por tanto son buenos en gran manera, porque todo lo que proviene de Dios es bueno. Estos regalos de Dios pueden ser usados conforme al propósito del dador de ellos o pueden ser abusados, contrariando el propósito del dador de ellos. El agua y el fuego también son regalos de Dios y son muy útiles cuando son utilizados controladamente, pero pueden causar graves estragos cuando se pierde el control sobre su uso. Igual es con el apetito del sexo, amigo oyente. Es una bendición cuando se lo usa controladamente y puede causar graves estragos cuando se pierde el control de su uso. El único marco legítimo para el buen uso del sexo es dentro de los sagrados vínculos del matrimonio. Así es como lo ha diseñado Dios, el dador del regalo. De esta manera, Dios hace que el sexo sirva para el beneficio del hombre, tanto en lo espiritual como en lo emocional y lo físico. La institución del matrimonio ocurrió antes de que el pecado entrara en el mundo, lo cual es importante recalcar para eliminar cualquier connotación impropia en cuanto al sexo dentro del matrimonio. Hebreos 13:4, hablando del matrimonio dice: «Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla». La idea de Dios en cuanto al matrimonio es que sea monógamo, esto es, un hombre para una mujer. Dios jamás tuvo en mente que un hombre tenga más de una mujer o que una mujer tenga más de un hombre. La idea de Dios en cuanto al matrimonio es que sea entre un hombre y una mujer, no entre un hombre con otro hombre o una mujer con otra mujer. La idea de Dios en cuanto al matrimonio es que sea hasta que la muerte los separe, no hasta que el divorcio los separe. El matrimonio es una institución tan pura para Dios, que en el Nuevo Testamento se la usa como un cuadro de la unión de Cristo con la iglesia. De modo que, amigo oyente, el sexo dentro de la relación matrimonial conduce a la satisfacción placentera, pero el sexo fuera de la relación matrimonial conduce a la auto destrucción. 1ª Corintios 6:18 dice: «mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca» No pocas veces se oye que no es necesario casarse para que una pareja viva como esposos. Total, si una pareja se ama, pueden vivir como esposos y Dios les ve como casados. Hasta dicen que el casamiento se efectuó en el cielo y por tanto no hace falta casarse en la tierra. Pero esto no es lo que la Biblia dice. En Génesis 24:57-58, encontramos lo que podríamos llamar la ceremonia de casamiento de Isaac y Rebeca. Dice así: «Ellos respondieron entonces: Llamemos a la doncella y preguntémosle. Y llamaron a Rebeca, y le dijeron: ¿Irás tú con este varón? Y ella respondió: Sí, iré» La ceremonia estuvo matizada con entrega de alhajas de plata, alhajas de oro y vestidos. También en el Nuevo Testamento, vemos que Jesús honró una ceremonia de casamiento con su presencia. Así que, no es cuestión de unirse simplemente y empezar a vivir como esposos. Se necesita dar todos los pasos necesarios para formalizar un compromiso solemne ante Dios, ante las autoridades civiles del país, y ante la comunidad de creyentes. Pero a pesar de esta clara enseñanza en cuanto al matrimonio, el hombre intenta justificar su desobediencia. Inclusive se atreve a torcer las Escrituras para que no se vea mal lo que llaman unión libre. Chuck Swindoll ha coleccionado algunos justificativos que a lo mejor Ud. también los ha oído. Tenemos por ejemplo: Dios quiere que yo sea feliz. No puedo ser feliz al lado de mi esposa, así que la abandonaré. Espero que Dios me comprenda. Otro: En el pasado se pensaba que vivir juntos sin casarse es inmoral, pero ahora no. El Señor me ha guiado a hacerlo y no tengo por qué sentirme mal. Otro: Si piensan que deben vivir como esposos sin casarse, háganlo. No hay problema. La vida es muy corta como para perder el tiempo en eso del casamiento. Otro: Total nos amamos, la ceremonia de casamiento no aumentará ni disminuirá nuestro amor, por tanto, unámonos y punto. Pero la Biblia se levanta para testificar contra esta torcida forma de pensar. La Biblia lo llama fornicación. Hebreos 13:4 dice: «pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios» Lo triste amigo oyente, es que a pesar de toda la enseñanza bíblica sobre el correcto uso del sexo, no se ha logrado detener la caída de millones en las tenebrosas garras de la inmoralidad sexual. Se ha intentado investigar qué factores han incidido para que un creyente caiga en pecado sexual y este es un resumen del resultado: No. 1. Falta de oración. Es peligroso dejar de reconocer nuestra fragilidad como humanos. Todos somos propensos a caer en un pecado de inmoralidad sexual. Nuestra oración constante debería ser como la de Jabes: Líbrame del mal para que no me dañe. No. 2. Negligencia hacia la palabra de Dios. Una Biblia cerrada nos priva de ser advertidos, exhortados y animados. Por el contrario, una Biblia abierta, para beber de ella diariamente, nos hablará clara y apropiadamente cuando estemos tentados a caer. No. 3. Alejamiento de la comunidad de creyentes. La oveja que se aparta del rebaño es fácil presa del lobo. El carbón encendido que se aleja de la braza, pronto se enfría. No. 4. Malos pensamientos. Según Santiago 1:14, 15, el pecado, de cualquier índole, y más aun el pecado sexual, se origina en la mente. Los que como hábito fabrican fantasías sexuales en su mente, tarde o temprano terminarán por cometer actos inmorales. Sobre eso habló Jesús, en Mateo 5:28 cuando dijo: «Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón» Si un creyente no piensa en el adulterio no caerá nunca en adulterio. No. 5 Abstinencia sexual prolongada. Esto para creyentes casados. En 1ª Corintios 7:5 Pablo exhorta a las parejas a que no se abstengan de las relaciones sexuales, a no ser por mutuo consentimiento, por un tiempo no muy prolongado, y solo para dedicarlo a la oración, para que el enemigo no tiente a la inmoralidad debido a la falta intimidad sexual con su legítima pareja. No. 6 Soledad. La soledad a menudo lleva a una persona a actuar irracionalmente en desesperación. Una probable cura es introducirse en un incansable servicio al Señor, olvidándose de uno mismo en bien de otros. No. 7 Excesiva familiaridad con personas del sexo opuesto. El Señor Jesús dijo: Si tu mano te fuere ocasión de caer, córtala. El lema de un maestro en un Seminario Bíblico era: No toques la mujer ajena, no toques la plata ajena, no toques la gloria ajena. Un abrazo profundo de saludo a una persona del sexo opuesto, puede abrir la puerta a una tormenta de pasiones. No. 8. Negligencia en evitar situaciones comprometidas. Un esposo jamás debe andar a solas con una mujer que no sea su esposa. Una esposa jamás debe recibir en casa a un hombre cuando está sola. Situaciones como esas, aunque sean hechas inocentemente, pueden conducir al barranco de la inmoralidad. Una fiel hermana en Cristo aconseja lo siguiente sobre esto: Traza límites en la relación con el sexo opuesto. Un psicólogo dice que evita conceder la última cita del día a una mujer sola. Un pastor exige que la mujer a quien está aconsejando permanezca frente a su escritorio y que las cortinas de su oficina estén abiertas. Un doctor llama a la enfermera para que esté junto a él cuando examina a una mujer sola. Un ejecutivo evita salir a comer a solas con su secretaria, una esposa evita recibir visitas de sus vecinos solos cuando su esposo no está en casa. No. 9. Inactividad. La ociosidad es caldo de cultivo para la proliferación de todo tipo de males, entre ellos, la inmoralidad sexual. Recuerde lo que sucedió al rey David cuando en lugar de ir a la guerra se quedó inactivo en su palacio. No. 10. Orgullo. La alabanza de los demás puede conducir a un creyente a elevarse a las alturas del orgullo. Comenzará a pensar que es realmente grandioso, que el mundo está a sus pies, y que está inmune al pecado. Proverbios 16:18 dice «antes de la caída, la altivez de espíritu» No. 11, la televisión. En la televisión, el creyente puede alimentarse de una porción diaria de sexo ilícito, violencia, corrupción, etc. A la larga, esto se manifestará en acciones similares en el diario vivir. Lo mismo se puede decir de todo tipo de material pornográfico. No hay lugar a dudas amigo oyente, en que todos necesitamos poner en práctica estos principios si queremos mantenernos firmes ante el ataque de la inmoralidad sexual. Que con la ayuda del Señor podamos lograr victoria.

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