Lo afortunados que somos en Cristo

Cordiales saludos amable oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando la carta de Pablo a los Efesios, en la serie titulada: Las Maravillas de la Gracia. En lo que va de este estudio, llegamos a la conclusión que los que hemos confiado en Cristo como nuestro único Salvador personal, somos extraordinariamente ricos en el sentido espiritual. Es indispensable por tanto que procuremos conocer las riquezas espirituales que poseemos en Cristo, de modo que podamos aprovecharlas para la gloria de Dios. Si no conocemos lo que tenemos, jamás podremos aprovecharlo, aunque lo tengamos. Se cuenta que el magnate de editores de periódicos, William Hearst, era un fanático coleccionista de costosas obras de arte. Cierto día estaba leyendo una revista especializada sobre obras de arte, y se enteró de la existencia de unas obras de arte muy cotizadas que él jamás las había visto. Inmediatamente sintió el impulso de adquirir esas obras de arte para su colección privada. Llamó a uno de sus agentes y le ordenó que encuentre y compre esas obras de arte de cualquier manera que sea. Después de varios meses de búsqueda diligente, el agente finalmente se reunió con el Sr. Hearst y le dijo que había encontrado las obras de arte que estaba buscando. Luego añadió: Mi investigación me condujo a su misma bodega de obras de arte. ¡Y allí estaban! Qué ironía, el Sr. Hearst había estado buscando desesperadamente joyas de arte que él mismo las tenía, pero no lo sabía. A los creyentes nos puede pasar algo similar en el campo espiritual cuando ignoramos acerca de la cuantiosa riqueza espiritual que poseemos en Cristo. Para evitar esto, Pablo va a hacer una oración en la cual va a pedir a Dios sabiduría para discernir lo afortunados que somos en Cristo. Esto será el tema de nuestro estudio bíblico de hoy.

Abramos nuestras Biblias en el libro de Efesios capítulo 1, versículos 15 a 23. En este pasaje bíblico encontramos al apóstol Pablo orando. En los versículos 15-16 tenemos el prólogo de la oración de Pablo y en los versículos 17 a 23 tenemos los pedidos de oración de Pablo. Vayamos a lo primero, el prólogo de la oración de Pablo. Efesios 1:15-17 dice: Por esta causa también yo,  habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús,  y de vuestro amor para con todos los santos,
Eph 1:16  no ceso de dar gracias por vosotros,  haciendo memoria de vosotros en mis oraciones,
En el prólogo de su oración, Pablo reconoce que ha oído de la fe de los creyentes de Efeso en la persona del Señor Jesús. Si la fe está en cualquier otra cosa que no sea la persona del Señor Jesús, no produce los cambios que Dios desea. La fe de los creyentes de Efeso en la persona del Señor Jesús, se manifestó en su amor para con todos los santos. La fe y el amor siempre van juntos. Quien tiene fe en Cristo no puede odiar a sus hermanos en Cristo. El ver que los creyentes tenían amor a los hermanos era una prueba de que su fe estaba firmemente puesta en Cristo. Por esto Pablo no cesa de dar gracias a Dios por los creyentes de Efeso. En segundo lugar, tenemos los pedidos de oración de Pablo en los versículos 17 a 23. Ninguno de estos pedidos tiene que ver con cosas materiales. Los pedidos tiene que ver con la percepción espiritual y el carácter cristiano. Además, Pablo no está pidiendo cosas espirituales que los creyentes no tenían, sino que pide a Dios discernimiento para que los creyentes sepan las cosas espirituales que ya tenían. Notamos al menos cuatro pedidos importantes. Primero, que los creyentes puedan conocer a Dios. Efesios 1:17 dice: para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo,  el Padre de gloria,  os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él,
Notamos que para conocer a Dios necesitamos de la ayuda de Dios. Solamente Dios puede darnos ese espíritu de sabiduría y de revelación para conocerle. Con nuestra mente natural no podemos entender las cosas de Dios. Es el Espíritu Santo quien nos revela la verdad de su Palabra y nos da la sabiduría para entenderla y aplicarla a nuestra vida. Está bien conocer a Dios como nuestro Salvador, pero debemos también conocerle como nuestro Padre de gloria, como nuestro amigo, como nuestro guía; mientras más conozcamos, más significativa será nuestra vida espiritual. El segundo pedido es para que los creyentes sepamos cual es la esperanza a la que hemos sido llamados. Efesios 1:18 en su primera parte dice: alumbrando los ojos de vuestro entendimiento,  para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado
Pablo pide que entendamos la esperanza que es nuestra al haber sido llamados por Dios. Nuestra esperanza es firme y tiene que ver con el retorno de Cristo para llevarnos a su gloria. Cuando no teníamos a Cristo, estábamos sin esperanza y sin Dios en el mundo, pero en Él tenemos una esperanza viva que nos anima día a día. Es necesario notar que para apreciar correctamente esta esperanza necesitamos ser iluminados, por eso dice el texto: Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento. Esta es una tarea del Espíritu Santo. Sólo cuando él nos alumbre podremos apreciar la grandiosidad de la esperanza a la que hemos sido llamados. El tercer pedido es para que los creyentes sepamos las riquezas de la gloria de su herencia en los santos. La segunda parte de Efesios 1:18 dice: y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos,
Este es un pensamiento increíble. No se refiere a nuestra herencia en Cristo, sino a que nosotros somos la herencia para Dios. Así como la riqueza de una persona trae gloria a su nombre, Dios recibe gloria por habernos rescatado a tan elevado precio. Qué fabuloso es pensar que seres débiles como nosotros, llegamos a ser un especial tesoro para Dios. ¡Esto sí que es gracia! Por el hecho que somos herencia para Dios, debemos vivir para agradarle y glorificarle. El último pedido de oración es para que los creyentes sepamos la grandeza de su poder. Efesios 1:19-23 dice: y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos,  según la operación del poder de su fuerza,
Eph 1:20  la cual operó en Cristo,  resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales,
Eph 1:21  sobre todo principado y autoridad y poder y señorío,  y sobre todo nombre que se nombra,  no sólo en este siglo,  sino también en el venidero;
Eph 1:22  y sometió todas las cosas bajo sus pies,  y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia,
Eph 1:23  la cual es su cuerpo,  la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.
Pablo está pidiendo que sepamos el poder de la fuerza de Dios. El poder de la fuerza de Dios es tan extraordinario que Pablo utiliza varias palabras del vocabulario griego para describirlo, como dúnamis, poder, de donde proviene nuestra palabra dinamita. Enérgeia, operación, de donde viene nuestra palabra energía. Krátos, poder e ísjus, fuerza. Lo que Pablo está pidiendo a Dios en oración es que nos demos cuenta de la magnitud de esta divina energía extremadamente poderosa que está a nuestra entera disposición en Cristo. Este es el poder que usted y yo necesitamos para disfrutar de nuestra herencia espiritual. Este mismo poder se manifestó en la resurrección de Cristo. Esta misma fuerza elevó a Cristo del lugar máximo de humillación al lugar máximo de exaltación. No hay autoridad o poder humano o espiritual mayor que el que tiene el Hijo de Dios exaltado. Los versículos 22 y 23 nos muestran el lado práctico de esta verdad. Ya que Cristo es la cabeza de la iglesia, la cual somos nosotros todos los creyentes, entonces hay una unión vital entre nosotros y Cristo. Esto significa que compartimos con él su resurrección, su ascensión, su exaltación. Nosotros también estamos sentados en los lugares celestiales y todas las cosas están sometidas bajo nuestros pies. Pablo hizo esta oración en la voluntad de Dios, por tanto esta oración ha sido respondida ya por Dios, conforme a la promesa que Dios ha hecho en su Palabra. Estos pedidos de oración ya son un hecho para nosotros los creyentes. Qué oración tan espectacular. Si usted ha recibido a Cristo como Salvador, esta oración ya es una realidad en su vida. Usted tiene todo lo que le hace falta para conocer a cabalidad todo lo que Dios ha puesto a su disposición a Cristo. No tiene sentido vivir como un mendigo en un sentido espiritual, siendo tan rico espiritualmente. Que Dios en su gracia le permita asimilar esta gran verdad. Que el Señor le bendiga.

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