“Moldeando mi influencia 2”

Ahora, me gustaría comentarte algunas características de dulzura de la Palabra de Dios y así poder ver cómo nos va con eso.

Mira, La Biblia es Su carta de amor sólo para nosotros, y Pablo nos dice que Él nos la dejó para que estemos completamente equipados para cada buen trabajo, para hacer las cosas que Dios nos ha encomendado. Ahora, hay muchas cosas que nos ayudan a hacer las cosas bien, pero sólo hay una Palabra de Dios inspirada. Y es esta la que nos hace completos, la que nos prepara, la que nos da todo lo que necesitamos para hacer lo que Dios nos ha llamado a hacer. Es el poder transformador de Dios que viene a través de esta Palabra.

Estamos usando las Epístolas Pastorales: 1 y 2 Timoteo y Tito como un marco para nuestro estudio, quiero enfatizar que esta era una lista de características principalmente para los ancianos, sin embargo, al mismo tiempo que miramos las Escrituras, vemos que nadie está exento de estas características sobre todo para una persona que quiere ser una influencia para los demás. Estas características deben ser parte de una para persona que realmente quiere dejar algo que vale la pena. Aquellos que desean vivir una vida para Dios deben ser quienes vivan estas características, deben ser ellos quienes demuestren en sus vidas lo que realmente significa seguir a Jesucristo. Bueno hoy quiero darte seis características de dulzura de la Palabra de Dios y quiero que vayamos haciendo una pequeña evaluación de cómo cada una de esas características se encuentran en nuestra vida.

Número uno, la dulzura es la evidencia externa de que Dios obra en nuestro corazón. Si estás expresando gentileza en el exterior, es porque el Espíritu de Dios vive dentro de ti y eres verdaderamente un creyente. Gálatas 5 verso 22 dice: «Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,» Si el Espíritu está viviendo dentro de ti, esta es la fruta que se produce dentro y parte de eso es la dulzura. 1 Pedro, capítulo 3 los versos 3 y 4 dicen: «Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.» Estos son versos escritos específicamente para las mujeres.

Totalmente contrario a lo que el mundo nos dice ¿verdad? Nuestro mundo dice que eres lo que usas, pero Dios dice que Él ve más allá de eso. Dios dice: Yo veo tu corazón. Colosenses capítulo 3 versos del 12 al 13 dice: «Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.» Entonces, la primera pregunta de evaluación es ¿cuándo sus hijos hablen de ustedes, dirían que fueron realmente amables?

Número dos, palabras suaves paran los argumentos. Proverbios capítulo 15 verso 1 dice: «La blanda respuesta quita la ira; Mas la palabra áspera hace subir el furor.» Entonces, algunos de ustedes están aquí hoy y tuvieron una discusión en el camino a la iglesia, muchos debemos escuchar gritos e insultos mientras conducimos y es justamente ahí donde debemos recordar que una respuesta suave, un lo siento, una respuesta amable aleja la ira.

Número tres, la gentileza debe mostrarse a todos. No sólo para los que están en la iglesia sino también en la escuela, en el trabajo, aun cuando trabajes con individuos difíciles. Tito capítulo 3 versos 1 y 2 dice: «Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra. Que a nadie difamen, que no sean pendencieros, sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres.» No sólo a otros creyentes porque, claro es muy fácil ser gentil en la iglesia, pero mi Biblia dice: «todos» y estoy seguro que tu Biblia dice lo mismo.

Número cuatro, confrontar a un creyente en el pecado es el trabajo del creyente, pero debe hacerse con gentileza. Gálatas capítulo 6 verso 1 dice: «Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.» ¿Cómo? «Suavemente.» Como creyente tienes la responsabilidad de confrontar a esa persona, pero hazlo con cuidado. Hazles saber que te preocupa por ellos. Hazles saber que los ama demasiado como para dejarlos jugar en el camino ancho, para dejarlos ir por este camino del pecado. Restaurarlos suavemente

Número cinco, aquellos que no creen lo que creemos deben ser tratados con gentileza. 2 Timoteo capítulo 2 versículos 24 y 25 dicen: «Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él.» Piénsalo, medita en ese verso. Una de las razones por las que los cristianos no se ven bien en la batalla de la vida es porque andan por las calles con signos de fetos abortados gritando «asesina» a una mujer que está tan confundida que no sabe qué hacer, eso no es gentileza. Algunas de las razones por las que estamos perdiendo la batalla contra la homosexualidad es que los líderes de comillas, en la comunidad cristiana, dicen que ellos verán el juicio de Dios sobre los homosexuales y se sienten superiores a aquellos jóvenes confundidos que nunca han escuchado el plan de Dios pasa para ellos. Y es así como poco a poco, los cristianos perdemos la batalla con el mundo.

¿Podemos decir la verdad con gentileza? Sí. Ese es el dominio de las Escrituras. Y mira lo que dice Pablo: «que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él. » (2Timoteo 2: 24-26). Pablo no está retrocediendo en la verdad. Él dice que el diablo los tiene cautivos y que ellos están haciendo la voluntad del diablo. Pero aun así eso no nos da ninguna excusa para mostrar aspereza. Pablo solamente dice que lo que hagas, lo debes hacer con cuidado, siguiendo el ejemplo de Jesús, el mejor ejemplo de dulzura.

En Mateo capítulo 11 versos del 28 al 30 dice Jesús: «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.» Y entonces, cuando la mujer, que se había casado muchas veces, llegó al pozo, ¿acaso Jesús la rechazó?, claro que no, Él habló con ella. En ese día, los hombres ni siquiera hablaban con mujeres, pero Jesús le habló y él la instruyó amablemente. Y cuando la prostituta vino y derramó aceite sobre los pies de Jesús, ¿Jesús la rechazo? Claro que no. Jesús dijo que ella le había mostrado más amor ese día de lo que sus discípulos alguna vez tuvieron. Y luego vemos a Jesús en la cruz. 1 Pedro capítulo 2 versos 22 y 23 dicen: «el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente;» «No cometió ningún pecado»

Esa es la belleza de la gentileza. No podemos reparar a otras personas, pero podemos compartir gentilmente la verdad y, déjame decirte algo, la gentileza no es debilidad. Ser gentil no significa retroceder en la verdad, no significa quedarse en silencio cuando necesitamos hablar. Ahora te pregunto, después de lo que acabamos de ver, ¿acaso Jesús hizo eso? La respuesta es: No. Él mostró pasión y gentileza. 1 Pedro capítulo 2 versos del 24 al 25 dicen: «quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados. Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas.»  Si piensas que la dulzura es debilidad, entonces no conoces a Jesús.

Así que examina tu corazón y pregúntate: ¿soy una persona violenta? ¿No has golpeado a nadie, pero tratas de manipular a las personas con palabras o mensajes de texto?, ¿tratas de retener a la gente para que puedas edificarte? ¿Eres pendenciero? ¿Podrías nombrar unos tres o cuatro argumentos en los que estas involucrado en este momento donde una respuesta amable los detendrías y tengas que pedirle perdón a esa persona? ¿Eres amable?

No es falta de pasión, no es falta de fuerza es entregar nuestra vida por completo a Dios, es poner nuestra vida bajo el control de Dios, entonces la verdadera pregunta es, ¿estás viviendo mi vida como lo hizo Jesús?

Esta serie de legado me ha recordado una y otra vez que hasta que no nos damos cuenta de quiénes somos en Cristo vamos a luchar con todo en la vida. Vamos a perseguir todo lo equivocado. Hasta que entendamos que somos aceptados por Él, que estamos perdonados, que nuestra vida tiene significado porque Jesucristo vive dentro de nosotros a través de Su Espíritu Santo. Cuando entendemos nuestra identidad, entonces sólo ahí dejaremos de estar persiguiendo otras cosas. Así que aquí está el problema con el que todos tenemos que lidiar. ¿Estoy contento con mi relación con Jesús? Es decir, si todo se detuviera allí, si no tuviera nada más que eso, si mi vida se terminaría en este momento ¿estaría satisfecho con mi relación con Jesús? ¿O necesitaría los juguetes materiales que el mundo ofrece? ¿Necesito el dinero y las cosas materiales que el mundo me vende? Mira, una persona que depende de cosas materiales para la satisfacción nunca, nunca, jamás estará contenta.

Randy Alcorn en su libro “El principio del tesoro” dice que “para muchas personas, la vida es como buscar un tesoro. Se pasan toda la vida buscando riquezas y posesiones que piensan que eso los hará felices. Pero nunca llegan a estar satisfechas.”

Ahora, seré claro, el dinero no es el problema. El problema es cómo lo usamos, el problema es nuestro corazón

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