Juicio a las naciones gentiles

Cordiales saludos amiga, amigo oyente. Es motivo de mucho gozo saber que nos está escuchando. Soy David Araya dándole la bienvenida al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando el Evangelio según Mateo en la serie que lleva por título: Jesucristo, Rey de reyes y Señor de señores. En instantes más estará con nosotros David Logacho para hablarnos acerca del juicio a las naciones gentiles.

Gracias David y gracias a usted amable oyente por su gentil sintonía. En nuestro estudio en el Evangelio según Mateo, hemos llegado al capítulo 25. La última parte de este capítulo está dedicado a lo que se conoce el juicio a las naciones gentiles. Vemos pues de qué se trata. Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Mateo 25 a partir del versículo 31. Si se trata de un juicio, debe haber un Juez. Consideremos al Juez y su entorno. Leo en Mateo 25:31. La Biblia dice: Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria,
Este juicio tendrá lugar en la tierra una vez que venga el Señor Jesús. De modo que el Juez en este juicio no es otro sino el Señor Jesús en su gloria. Además dice el texto que el Señor Jesús estará acompañado por sus santos ángeles. En el momento indicado, el Juez se sentará en su trono glorioso para juzgar. Este juicio no debe confundirse con otros juicios sobre los cuales también habla la Biblia. No se debe confundir con el tribunal de Cristo, el cual tendrá lugar en el cielo, inmediatamente después del rapto o arrebatamiento, en el cual el Señor Jesús juzgará las obras que los creyentes de todos los tiempos han hecho mientras estaban con vida en la tierra. Los premios que recibirán los creyentes serán las coronas de las cuales habla el Nuevo Testamento. Tampoco se debe confundir con el juicio del gran trono blanco, en el cual el Señor Jesús como Juez juzgará a todos los incrédulos de todos los tiempos y ocurrirá al final del reino milenial. Este juicio a las naciones gentiles ocurrirá en la tierra, antes que comience el reino milenial. En segundo lugar tenemos a los que van a ser juzgados en el juicio. La primera parte de Mateo 25:32 dice: Y serán reunidos delante de él todas las naciones. Los que van a ser juzgados serán todas las personas que no sean judías, de todas las naciones del mundo, y que estén vivas en este mundo cuando venga por segunda vez el Señor Jesús. Esto no significa que los judíos que estén vivos cuando venga el Señor Jesús no van a ser juzgados, porque ellos también serán juzgados. Su juicio se describe en pasajes bíblicos como Ezequiel 20:33-38. En tercer lugar, tenemos la separación en el juicio. Voy a leer el pasaje desde la segunda parte del versículo 32 y el versículo 33. La Biblia dice: y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.
Con todo su poder y su conocimiento absoluto de todas las cosas, el Juez dividirá a los gentiles vivos, en dos grupos. El Señor Jesús dijo que era como cuando un pastor separa a las ovejas de los cabritos. Uno de los grupos se ubicará a la derecha del Juez, es el grupo de las ovejas. El otro grupo se ubicará a la izquierda del Juez, es el grupo de los cabritos. Una vez que los ha separado, el Juez pronunciará su sentencia. Veamos cual es la sentencia para el grupo de las ovejas. Leo en Mateo 25:34-40. La Biblia dice: Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.
Note que el Juez es a la vez el Rey. El veredicto para los gentiles que están a su derecha, el grupo de las ovejas, es: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Este es un veredicto extraordinario. Significa la entrada al reino milenial, en el cual el Señor Jesucristo es el Rey. Luego el Juez razonará su veredicto. Dirá: Ustedes entrarán a mi reino porque cuando tuve hambre, me dieron de comer, cuando estuve desnudo me vistieron, cuando estuve enfermo me visitaron, cuando estuve preso vinieron a verme. Esto despertará mucha sorpresa en el grupo de las ovejas porque, que ellos recuerden, jamás alimentaron vistieron, visitaron o fueron a ver al Señor Jesús. Por eso el Señor Jesús les explica diciendo. De cierto de cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. Los hermanos más pequeños del Señor Jesús son los judíos piadosos o creyentes durante la tribulación. Todo lo que los gentiles creyentes hicieron a favor de los judíos creyentes durante la tribulación fue considerado por el Señor Jesús como si lo hubieran hecho para él mismo. Estas buenas obras fueron la evidencia de que esos gentiles creyentes eran verdaderos creyentes. Un verdadero creyente siempre se ocupa en hacer buenas obras. La salvación de los gentiles creyentes no fue por buenas obras sino por la fe en el Señor Jesucristo. Las buenas obras que hicieron a favor de los judíos creyentes en la tribulación, fueron simplemente el fruto de la fe viva que tenían. De manera que, de este juicio a las naciones gentiles saldrán los súbditos del reino milenial, quienes con carne y hueso como nosotros hoy en día entrarán al reino milenial de Cristo. Ahora veamos cuál es la sentencia para el grupo de los cabritos. Voy a leer el texto en Mateo 25:41-46. La Biblia dice: Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.
El grupo que está a la izquierda del Juez, el grupo de los cabritos, son los gentiles incrédulos. Aquellos que a pesar de haber tenido la oportunidad, no recibieron al Señor Jesús como su Salvador. Para ellos, el Juez tiene un veredicto condenatorio. Las palabras que oirán del Señor Jesús nos hacen estremecer: Apartaos de mí, malditos. Esto es la esencia misma de la condenación. Implica una eterna separación de Dios. Son malditos porque su destino eterno es tormento eterno en fuego. El lugar donde pasarán por la eternidad es el fuego eterno, o el lago de fuego, un lugar preparado para el diablo y sus demonios, o sus ángeles, pero al cual irán a parar también todos aquellos que obstinadamente han rehusado recibir al Señor Jesús como Salvador. Ante las expresiones de angustia de estas personas, el Juez va a explicar su veredicto. Les dice: Porque tuve hambre y no me dieron de comer, tuve sed y no me dieron de beber, fui un extranjero y no me dieron posada, estuve desnudo y no me vistieron, estuve enfermo y preso y no me visitaron. Asombrados por lo que oyeron del Señor Jesús, estos gentiles responderán: ¿Cuándo te vimos hambriento, sediento, como extranjero, desnudo, enfermo o en la cárcel y no hicimos nada por ti? La respuesta del Señor Jesús será: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. Los más pequeños son los judíos piadosos en la tribulación. El Señor Jesús está afirmando que todo lo que los gentiles incrédulos no hicieron a favor de los judíos creyentes de la tribulación era como si no lo hubieran hecho a él. En esto notamos una maravillosa unión entre el Señor Jesús y los que somos de él. Lo que hacemos a los suyos es lo mismo que si lo estuviéramos haciendo a él mismo. La respuesta del Señor Jesús a los gentiles incrédulos debe haberles dejado con la boca cerrada. En conclusión, el Señor Jesús dijo que los gentiles incrédulos que estén vivos hasta el final de la tribulación morirán y recibirán castigo eterno, mientras que los gentiles creyentes que estén vivos hasta el final de la tribulación vivirán y gozando de vida eterna entrarán al reino milenial de Cristo. Hablando de vida eterna, ¿la tiene, amable oyente? Si no lo tiene, hoy mismo mire por la fe al Señor Jesús muriendo en una cruz por usted, recibiendo lo que usted como pecador merece. Luego reciba por la fe al Señor Jesús como su Salvador y en consecuencia obtendrá la vida eterna. Si ha tomado esta decisión comuníquese con nosotros por medio de nuestro sitio en Internet www.labibliadice.org para poder guiarle en su nueva vida.

Deja una respuesta