Ayuda que tuvo Nehemías para tener éxito en su obra de reedificación espiritual del pueblo de Jerusalén

Saludamos a nuestros amigos oyentes, les damos la bienvenida y les invitamos a un nuevo estudio bíblico en el Libro de Nehemías. En esta ocasión, David Logacho nos hablará sobre la ayuda que tuvo Nehemías para tener éxito en su obra de reedificación espiritual del pueblo de Jerusalén.

En lo que va del estudio bíblico, hemos visto que Nehemías terminó la construcción de los muros de Jerusalén, lo cual aparentemente, fue el principal motivo de su visita a esa ciudad. Pero notemos que el Libro no termina con la edificación del muro. Si Nehemías hubiera tenido como único propósito la edificación del muro, hubiera sido de esperarse que tan pronto terminara la construcción, empacara sus cosas y se regresara a Susa, pero como vemos, no lo hizo, porque su plan no era solamente levantar muros de piedra, sino también levantar muros espirituales que por años habían estado derribados. Esta actitud de Nehemías nos enseña que las obras materiales son importantes siempre y cuando sean medios para conseguir fines espirituales. La obra material nunca debe ser un fin en sí mismo. Las Iglesias locales, por ejemplo, nunca deben ver el templo como el único propósito de la congregación. El templo es solamente un medio para lograr fines espirituales, como la salvación de almas, la edificación espiritual de los creyentes, el consuelo de los afligidos, etc. Igual debe suceder con cada creyente en el ámbito personal, las cosas materiales, como el dinero, el trabajo, una casa, un vehículo, etc., son solamente medios que Dios ha puesto a nuestra disposición para lograr fines espirituales. Un enfoque así, dará un sentido totalmente distinto a nuestra perspectiva de lo material y nos liberará de la innecesaria tensión que a veces nos causan los bienes materiales. Conozco creyentes, que prácticamente gastan su vida en obtener bienes materiales. Para ellos el conseguir una buena casa o un hermoso auto, se ha constituido en el propósito final de toda su existencia, de esta manera han pervertido totalmente el verdadero propósito de los bienes materiales. Algún día tendrán que enfrentar al Señor de la Gloria, quien dio su vida por ellos, y ante la pregunta de: ¿qué lograste para mi gloria con la casa que di, o con el auto que te di, etc.? Sus bocas quedarán cerradas porque lo único que lograron con eso fue satisfacer sus propios intereses egoístas en este mundo. Nehemías tenía un alto sentido del propósito de los bienes materiales, completó una gran obra, pero eso no fue el fin, una vez terminada la obra empezó a edificar espiritualmente a las personas que iban a disfrutar de esa obra. En este papel, Nehemías necesitó de ayuda especializada y cuando lo consiguió los resultados fueron fabulosos. Veamos pues lo que hizo.
De una o otra manera, todos alguna vez hemos deseado un avivamiento, tanto en lo personal como en nuestras respectivas Iglesias locales. El avivamiento es un estado, si pudiésemos llamarlo así, cuando Dios obra de una manera especial a través de personas. La humanidad ha sido testigo de varios avivamientos espirituales que han dado como consecuencia un renovado esfuerzo por vivir vidas santas y alcanzar a los perdidos con el evangelio de Cristo. En la época de Nehemías también hubo un avivamiento. Será de mucho interés para nosotros estudiar los pormenores de este avivamiento para buscar en nuestras vidas algo similar. Le invito a abrir su Biblia en el Libro de Nehemías, capítulo 8 versículos 1 y 2. Al hablar de avivamiento, es necesario pensar primeramente en los elementos que se necesitan para que se dé un avivamiento. En el pasaje que nos corresponde estudiar hoy, encontramos tres elementos, indispensables. Primero, se necesita de un pueblo dispuesto. Nehemías 8:1 dice: «Venido el mes séptimo, los hijos de Israel estaban todos en sus ciudades; y se juntó todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que está delante de la puerta de las Aguas» Recuerde que el pueblo de Israel, a estas alturas de su existencia, a pesar de ser el pueblo escogido de Dios, era como un pueblo común y corriente, espiritualmente estaban muy lejos de Dios a causa de su pecado, los muros espirituales en sus vidas estaban caídos y en consecuencia se hallaban indefensos ante los embates del enemigo, ya sea Satanás o su propia naturaleza pecaminosa o el mundo que los rodeaba. En esencia diríamos que no había mucha diferencia entre este pueblo y las congregaciones de muchas iglesias locales en la actualidad, en las cuales el pecado ha tenido cabida y ha dejado muros derribados en la vida espiritual de los creyentes que allí se congregan. El séptimo mes era un mes especial para los judíos, porque el primer día de este mes se celebraba la fiesta de las trompetas, lo cual era la señal para el inicio del nuevo año civil. En este día, el pueblo se juntó a una en la plaza frente a la puerta de las Aguas. Hablamos de los elementos para un avivamiento, el primero es un pueblo dispuesto. El segundo elemento es una persona dispuesta. Para la obra de Dios, las personas son indispensables, en este caso, la persona que surge ya no es Nehemías, sino un escriba, su nombre es Esdras. Nehemías 8:1 continúa diciendo: «y dijeron a Esdras el escriba, que trajese el Libro de la Ley de Moisés, la cual Jehová había dado a Israel» Como conocedor de la Ley, Esdras era el más indicado para hacer un trabajo espiritual en las vidas de las personas. Nehemías fue excelente como constructor, y lo vimos siempre al frente de la obra, pero cuando llegó el momento de; edificar muros espirituales, Nehemías pidió a Esdras que liderara este trabajo. Que gran líder que fue Nehemías. Un gran líder no es aquel que hace todo, sino aquel que pone a personas claves en posiciones claves. La obra del Señor no es para que uno lo haga todo. Dios siempre pone en iglesias locales o ministerios, a un grupo de personas para que trabajen en equipo, aprovechando sabiamente los diversos dones de los mismos. Que triste es por ejemplo ver iglesias en las cuales el pastor es el hombre de los mil oficios, él mismo predica, visita, evangeliza, canta, toca el órgano, limpia el templo, etc., etc. Para evitar esto, es sano el concepto neo testamentario de la pluralidad de liderazgo en la iglesia local, en la cual existen pastores que son maestros y principalmente enseñan, otros son evangelistas y mayormente evangelizan, otros son administradores y casi siempre gastan la mayor parte de su tiempo administrando. Esto es un trabajo de equipo, el hombre orquesta en la Iglesia local no es la norma bíblica. ¿Cuáles son los elementos para un avivamiento? Ya hemos visto dos. Un pueblo dispuesto y una persona dispuesta. Además de esto, notamos en nuestro pasaje de hoy un tercer elemento, la Palabra de Dios. Nehemías 8:2 dice: «Y el sacerdote Esdras trajo la ley delante de la congregación, así de hombres como de mujeres y de todos los que podían entender, el primer día del mes séptimo» Recordemos que el primer día del mes séptimo era el primer día del año civil. Qué hermosa manera de comenzar un nuevo año, con la Palabra dé Dios como centro, ¿no le parece amado amigo oyente? Dios estaba por derramar un avivamiento entre el pueblo y por tanto la Palabra de Dios tenia que estar presente. Todo avivamiento tiene que tener como fundamento la Palabra de Dios. Los avivamientos no se fundamentan en las emociones o en sentir algo bonito, un genuino avivamiento tiene su base en lo que Dios ha hablado, lo cual lo tenemos en la Biblia. Cuando una persona o un grupo de personas se alejan de los principios que Dios ha establecido, muy pronto cae en un estado de postración espiritual, los muros de defensa de su vida se derrumban y el enemigo tiene libre acceso para entrar, matar y destruir. El avivamiento comienza cuando damos crédito a la Palabra del Señor y ella vuelve a ser el centro de nuestra vida. Israel estaba por un buen tiempo apartada de Dios, no tenía defensa alguna para mantenerse firme ante el ataque del enemigo. Era urgente un avivamiento, el pueblo ya estaba dispuesto, Dios habla provisto un hombre que conocía su Palabra, La Palabra de Dios fue entonces traída, probablemente del Templo, y puesta delante de la congregación tanto de hombres como de mujeres y todos los que podían entender. La primera fase de un avivamiento se había dado, Dios estaba por hacer regresar al pueblo a Su Palabra. Cuando en el pueblo de Dios existe una sed por volver a la Palabra de Dios, el avivamiento está a la puerta. Hemos visto cuan importante es la Palabra de Dios para producir un avivamiento. Mi pregunta es: ¿Qué lugar ocupa la Palabra de Dios en su vida? Si reconoce que se ha alejado de la Palabra de Dios es tiempo ya de retornar a ella y asignarle el lugar que verdaderamente merece.

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