El yugo desigual

Reciba cordiales saludos mi amiga, mi amigo y la bienvenida a nuestro estudio bíblico en el libro de Nehemías. Este es el último estudio en esta serie. Lo que la Biblia llama el yugo desigual, es un problema tan antiguo como la misma humanidad. Ciertamente estuvo presente en la época de Nehemías, y sobre esto nos hablará David Logacho en el estudio bíblico de hoy.

Dios es santo y demanda santidad en sus seguidores. Santidad es un término bastante amplio. Básicamente significa separación. El creyente ha sido santificado para Dios, es decir puesto aparte para él. Esta realidad tiene dos partes. La una, llamada posicional, es decir, lo que somos delante de Dios, y la otra, llamada práctica, es decir lo que hacemos delante de Dios. La vida cristiana consiste en esencia equiparar nuestra práctica a nuestra posición. La santificación práctica del creyente implica un alejamiento del pecado y un acercamiento a Dios. En el Antiguo Testamento, Dios fue muy claro con su pueblo advirtiéndoles de no unirse en matrimonio con personas no escogidas por Dios. Deuteronomio 7:3-4 y 6 dice: «Y no emparentarás con ellas; no darás tu hija a su hijo, ni tomarás a su hija para tu hijo. Porque desviará a tu hijo de en pos de mí, y servirán a dioses ajenos; y el furor de Jehová se encenderá sobre vosotros, y te destruirá pronto. Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra» En el Nuevo Testamento se señala la misma restricción sobre los creyentes. 2° Corintios 6:14 dice: «No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; ¿porque qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? Y ¿qué comunión la luz con las tinieblas?» El pueblo de Israel hizo caso omiso de este mandato y como resultado creó un conflicto de graves consecuencia. Veamos algunos detalles de este conflicto. Abramos nuestra Biblia en el Libro de Nehemías capítulo 13, versículos 23 a 31. Este pasaje trata acerca de un conflicto. Veremos la raíz, los resultados, la reprimenda y el remedio del conflicto. Primero, la raíz del conflicto. Nehemías 13:23 dice: «Vi asimismo en aquellos días a judíos que habían tomado mujeres de Asdod, amonitas y moabitas;» La raíz del conflicto estaba en la práctica contraria a la voluntad de Dios de unirse en matrimonio entre judíos y no judíos. Este tipo de relación matrimonial fue prohibido por Dios para Israel así como está prohibido que un creyente se case con un incrédulo. Israel pasó por alto este mandato y esto trajo severas consecuencia para ellos. Veamos por tanto los resultados del conflicto. Nehemías 13:24 dice: «y la mitad de sus hijos hablaban la lengua de Asdod, porque no sabían hablar judaico, sino que hablaban conforme a la lengua de cada pueblo» Así es de complicado el pecado mis amados hermanos. En este caso en particular, los hijos tenían que pagar la consecuencia del pecado de sus padres. La mitad de sus hijos no hablaban judaico, es decir estaban sordos a conocer la voluntad de Dios para ellos, porque no conocían el lenguaje en el cual estaba escrita la ley. Casi siempre, el pecado en el hombre hace que seres inocentes carguen con la culpa del pecado de otros. Oh, cuanto terror nos debe infundir esto. Debemos en realidad tener pánico de pecar. Una de las técnicas para no pecar es justamente el pensar en las consecuencias del pecado antes de pecar. Ver cuan desastrosas son las consecuencias del pecado nos ayudará a evitar cometer pecado. La desobediencia al mandato de separación del pueblo de Israel trajo desolación a los hogares. Nehemías 13:1-3 dice: «Aquel día se leyó en el libro de Moisés, oyéndolo el pueblo, y fue hallado escrito en él que los amonitas y moabitas no debían entrar jamás en la congregación de Dios, por cuanto no salieron a recibir a los hijos de Israel con pan y agua, sino que dieron dinero a Balaam para que los maldijera; más nuestro Dios volvió la maldición en bendición. Cuando oyeron, pues, la ley, separaron de Israel a todos los mezclados con extranjeros» ¿Puede imaginar amigo oyente, el dolor y la angustia de este momento? Varias familias tuvieron que dividirse con la consecuente tragedia que esto conlleva. Todo por desobedecer la Palabra de Dios. Igual sucede hoy en día con los creyentes que desobedecen el mandato de Dios de no unirse en yugo desigual con los incrédulos. Los hijos, son los que pagan las consecuencias cuando crecen en un hogar sin dirección en lo espiritual y toda la confusión a lo que esto conduce. Después de ver la raíz del conflicto y los resultados del conflicto, veamos la reprimenda del conflicto. Nehemías 9:25 dice: «Y reñí con ellos, y los maldije, y herí a algunos de ellos, y les arranqué los cabellos» Vaya que Nehemías estuvo enojado. El texto dice que riñó con ellos, esto significa una abierta manifestación de desagrado. Luego dice que los maldijo. Esto no significa que utilizó un lenguaje procaz. Lo que significa es que los trató sin respeto, los deshonró y los amenazó con desprecio. Pero lo que más llama la atención es lo que hizo después, el texto dice que les arrancó los cabellos. Esta frase significa literalmente: hacer calvo, alisar, pulir. Cuan enojado habrá estado Nehemías que no tuvo reparos en arrancar los cabellos a los culpables. Su indignación fue justa. Constató como se pisoteó la Palabra de Dios, como se deshonró el nombre de Dios y esto produjo en él la ira que explotó de esta manera. Siglos más tarde, el Señor Jesucristo también manifestó una justa indignación cuando vio que el templo se había convertido en una cueva de ladrones. El no arrancó los cabellos a nadie, pero volcó las mesas de los cambista y látigo en mano los expulsó del templo. La ira en el creyente es justificada cuando es una respuesta a la deshonra que sufre la persona de Dios, o el pueblo de Dios o la Palabra de Dios. El pecado amados hermanos, debe ser tratado con mano dura porque es digno de desprecio y deshonra. Hemos visto la raíz del conflicto, los resultados del conflicto y la reprimenda del conflicto. Por último consideremos el remedio del conflicto. Nehemías 13:25-27 dice: «Y les hice jurar, diciendo: No daréis vuestras hijas a sus hijos, y no tomaréis de sus hijas para vuestros hijos, ni para vosotros mismos. ¿No pecó por esto Salomón, rey de Israel? Bien que en muchas naciones no hubo rey como él, que era amado de su Dios, y Dios lo había puesto por rey sobre todo Israel, aun a él le hicieron pecar las mujeres extranjeras. ¿Y obedeceremos a vosotros para cometer todo este mal tan grande de prevaricar contra nuestro Dios, tomando mujeres extranjeras?» Como remedio al conflicto, Nehemías hace jurar a algunos del pueblo, prometiendo no unirse en matrimonio con los extranjeros. Para dar peso a su decisión toma el caso de Salomón, rey de Israel, quien dejó que sus muchas esposas extranjeras desviaran su corazón de Jehová. El unirse en yugo desigual produce inevitablemente un alejamiento entre el creyente y Dios. Con razón que Nehemías califica a este pecado como un gran mal. El yugo desigual es prevaricación contra Dios, es decir, serle infiel y rebelarse contra él. Para mostrar la seriedad de aquel juramento, Nehemías se ve ante la dolorosa realidad de separar del sacerdocio a uno de los sacerdotes. Nehemías 13:28-31 dice: «Y uno de los hijos de Joiada hijo del Sumo Sacerdote Eliasib era yerno de Sanbalat horonita; por tanto lo ahuyenté de mí. Acuérdate de ellos, Dios mío, contra los que contaminan el sacerdocio, y el pacto del sacerdocio y de los levitas. Los limpié, pues, de todo extranjero, y puse a los sacerdotes y levitas por sus grupos, a cada uno en su servicio; y para la ofrenda de la leña en los tiempos señalados, y para las primicias. Acuérdate de mí Dios mío, para bien» Era un gran mal que los sacerdotes se hayan unido en yugo desigual, pero era inconcebible, que se hayan emparentado con Sanbalat, el abanderado de los enemigos de la obra de Dios. Pero así es el pecado, oscurece la visión para no ver la gravedad del mismo. Nehemías no tuvo más que expulsar a este profano del sacerdocio. Sí amigo oyente, el pecado de unirse en matrimonio con los incrédulos debe ser evitado, sólo así podremos ver en la práctica la separación que debe existir entre el creyente y el incrédulo. Que Dios nos ayude a erradicarlo de nuestras vidas. Bueno, este ha sido el último estudio bíblico en el Libro de Nehemías. Esperamos que el Señor haya bendecido este material para la edificación del Cuerpo de Cristo que es la iglesia y que también los que no tienen todavía una relación personal con Dios hayan podido experimentar la necesidad de un Salvador. La honra y la gloria sea para el Señor.

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