Nehemías tenía un corazón para el pueblo de Dios y la obra de Dios

Es grato estar nuevamente junto a Usted mi amigo, mi amiga. La Biblia Dice… les Invita a un nuevo estudio bíblico en el Libro de Nehemías. En nuestro ultimo estudio bíblico, identificamos al autor del libro y vimos como Dios levantó un hombre en el momento apropiado y en el lugar apropiado para llevar a cabo su obra. Hoy continuamos con nuestro estudio bíblico sobre Nehemías. En instantes más estará junto a nosotros David Logacho para guiarnos en este estudio bíblico. Si tiene la buena costumbre de tomar notas en los estudios bíblicos, este es un buen momento para buscar papel y algo con que escribir.

Abramos nuestras Biblias en el Libro de Nehemías, capitulo 1. Después de identificarse a sí mismo, el autor del libro, como todo buen historiador, nos da el marco histórico de los hechos relatados. Nehemías 1:1 dice: «Palabras de Nehemías hijo de Hacalías. Aconteció en el mes de Quisleu, en el año 20, estando yo en Susa, capital del reino» Los hechos relatados por Nehemías tuvieron su inicio en el mes de Quisleu, en el año 20. Para Nehemías en su época, esto era suficiente para ubicar el tiempo de los hechos, para nosotros en el siglo 21, no nos dice mayor cosa. ¿A qué es equivalente el mes de Quisleu en nuestra manera de identificar los meses del año? ¿A qué equivale el año 20 en nuestra forma de contar los años en el calendario? Para encontrar respuestas a estas preguntas, tenemos que recurrir al testimonio de la historia secular. Comencemos por la definición del mes. Quisleu es el noveno mes del calendario judío. El año nuevo judío comienza en la mitad de Marzo de nuestro calendario y es así como el mes judío de Quisleu corresponde normalmente a la última mitad de Noviembre y la primera mitad de Diciembre en nuestro estilo de identificar los meses. En otras palabras, si Nehemías se refiriera al primero de Quisleu, para nuestra cultura occidental, este día seria equivalente al 15 de Noviembre. Consideremos ahora la pregunta: ¿A qué fecha equivale el año 20 citado por Nehemías? Primeramente, tenemos que tratar de entender las costumbres orientales en épocas remotas. Para ellos, los años se empezaban a contar cuando comenzaba a gobernar un rey. Cuando Nehemías dice, en el año veinte, está indicando: a los 20 años del reinado del rey de Persia llamado Artajerjes. La historia secular nos arroja luz para saber que Artajerjes, reinó desde el año 465 AC hasta el año 423 AC. Esto, por tanto nos conduce a ubicar el año 20 de Artajerjes en el año 445 AC. Luego de este razonamiento, tenemos entonces que los eventos relatados en el Libro de Nehemías tuvieron su inicio el 15 de Noviembre del año 445 AC. Además de hablarnos del autor y la fecha, Nehemías nos Indica el lugar en donde se origina este relato. Dice que Nehemías estaba en Susa, la capital del reino. Susa estaba localizada unos 250Km al norte del Golfo Pérsico, y unos 400 Km. al este de Babilonia. Muy bien, esta es toda la información que podemos extraer del versículo 1 del capitulo 1 de Nehemías. No hay duda que Nehemías era un buen historiador, Su trabajo como historiador es tan bueno como el trabajo que hizo guiando al pueblo de Dios en una monumental obra. Ya en el primer versículo del relato podemos notar algunos rasgos de la virtud de Nehemías. Era una persona que no se conformaba con la mediocridad, en todo lo que hacia buscaba siempre la excelencia. Para Nehemías no había otra opción sino la excelencia. Esto es también lo que busca el Señor en nosotros. Ya es hora de abandonar el viejo y perjudicial hábito de que si es para el Señor, no importa que sea malo o tal vez mediocre. Los creyentes tenemos que superarnos, debemos esforzarnos por buscar la excelencia en cualquier cosa que hagamos, no para recibir los laureles para nosotros mismos, sino para hacer quedar bien a Aquel que nos compró, nuestro amado Señor Jesucristo. Tiempo atrás visité una pequeña iglesia. Cuando comenzó el culto, era obvio que de principio a fin, todo era improvisado. Pero lo que más me afectó, fue el comentario de uno de los líderes al final de la reunión, quien dijo: Bueno, lo hemos hecho para el Señor, no para los hombres. Claro que el comentario suena muy espiritual, pero no es más que una vergonzosa excusa para justificar la falta de preparación, la dejadez en planificar las cosas. Estoy convencido de que Dios no se agrada en la mediocridad, a él le gusta la perfección, el orden y Nehemías es un buen ejemplo de esto, ojalá podamos aprender mucho de él. Veamos ahora el versículo 2 de Nehemías 1. Dice así: «que vino Hanani, uno de mis hermanos, con algunos varones de Judá, y les pregunté por los judíos que habían escapado, que habían quedado de la cautividad, y por Jerusalén» Nehemías seguía desempeñándose como copero del rey, pero parece que el anhelo profundo de su corazón era el bienestar de su pueblo y su amada capital, Jerusalén. Se dice que todo buen judío jamás olvida su propia tierra, y de acuerdo con esto, Nehemías estaba muy pendiente de los acontecimientos en Jerusalén. Aquí tenemos otra virtud de Nehemías. Tenia todo a su disposición, dinero, prestigio, quizá una hermosa familia, un cargo importante, etc., pero estas cosas propias de este mundo no eran lo más importante para él, nunca pensó que llegar a la cúspide en este mundo era su meta más codiciada, su corazón anhelaba algo mejor, el bienestar de su pueblo. Cuantas veces nosotros no habremos desistido de hacer algo por el bienestar de los demás, por buscar nuestra propia comodidad y hemos preferido no pensar en el resto para hacer nuestra vida más sencilla, pero Nehemías no fue así, tenia comodidad, si, pero siempre pensó en la gente necesitada de Jerusalén. Filipenses 2:3-4 dice: «Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros» Nehemías fue fiel a este principio y su corazón estaba henchido de interés por sus paisanos, los judíos. Tan pronto llegó su hermano, de padre y madre cuyo nombre era Hanani, con la diligencia propia de alguien que está verdaderamente interesado en algo, hizo dos preguntas. La primera: ¿Cómo están los judíos que hablan escapado, que hablan quedado de la cautividad? La segunda: ¿Cómo está Jerusalén? En la mente de Nehemías había ciertamente un lugar especial para los judíos que habitaban en Jerusalén y para la ciudad de Jerusalén. El orden es importante aquí. La obra de Dios amable oyente, tiene que ver con personas. Las personas son más importantes que las construcciones. Cuantas veces no habremos visto quebrantado este principio en muchas iglesias, en las cuales se canaliza todo esfuerzo y recursos económicos a los edificios y se descuida el bienestar espiritual y emocional de las personas. No estoy abogando porque se descuide la infraestructura física de la obra del Señor, pero cuando esto llega a ser más importante que las personas, podríamos decir que la Iglesia que así actúa está enferma de muerte, Hanani y sus acompañantes respondieron inmediatamente a las inquietudes que tenía Nehemías. Nehemías 1:3 nos relata la respuesta en estos términos: «Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad, allí, en la provincia, están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego» Las noticias eran descorazonadoras. El pueblo de Dios estaba en el profundo abismo del sufrimiento. Se encontraban en gran mal, esto significa que estaban pasando por una calamidad en todo orden, espiritual, emocional, y física. También estaban en afrenta, esto significa que eran una vergüenza para Dios y traían deshonor a su nombre. Qué situación tan trágica. Todo por culpa del pecado en un pueblo rebelde hacia Dios y hacia su palabra. Igual es en el presente. El pecado en nuestras vidas siempre traerá gran mal y afrenta. Llegaremos a ser motivo de vergüenza y deshonra a nuestro Dios. En cuanto a la ciudad, el informe no era menos trágico. El muro de la ciudad estaba derribado y sus puertas quemadas a fuego. Esto significa que la ciudad estaba desprotegida y era nada mas y nada menos que un mudo testigo de las consecuencias del pecado. Vamos a dejar aquí el estudio del libro de Nehemías, pero recordemos que Dios busca que le demos lo mejor, no las sobras o algo mal hecho o algo mediocre. Recordemos que, como creyentes, no es correcto vivir para nosotros mismos, debemos buscar el bienestar de los demás. Recordemos que debemos preocuparnos por el pueblo de Dios primeramente y después, por las obras materiales, personas antes que ladrillos y por ultimo recordemos que el pecado siempre traerá una funesta consecuencia a nuestras vidas.

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