Cómo sacar el mejor provecho al tiempo

Reciba cordiales saludos amable oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Continuando con el tema de la mayordomía cristiana, y más específicamente con el asunto de la mayordomía del tiempo, recuerde que lo último que tratamos tuvo que ver con como evitar el desperdicio del tiempo. En esta ocasión vamos a tratar el asunto de cómo sacar el mejor provecho al tiempo.

Para una buena mayordomía del tiempo es necesario aprender a no desperdiciar el tiempo, pero no sólo esto, porque es necesario aprender también como sacar provecho del tiempo. ¿Se ha preguntado alguna vez, cómo es que algunas personas, teniendo las mismas 24 horas diarias que todos tenemos, sin embargo, logran hacer muchas más cosas que nosotros hacemos? La respuesta más probable es que esas personas saben cómo sacar el mejor provecho de su tiempo. Permítame sugerir algunas ideas para que usted también pueda aprovechar mejor el tiempo. La primera es, saque provecho del tiempo entre actividades grandes. C. H. Spurgeon solía ilustrar este principio con la siguiente historia. Piense en una caja vacía de regular tamaño. Imagínese que está llenando esa caja con el mayor número de pelotas de baloncesto que pueda. En algún momento, se hará imposible seguir metiendo más pelotas de baloncesto porque ya no cabrán en la caja, pero eso no significa que no queda lugar en la caja, porque si usted tiene pelotas de tenis, podrá meter en la caja una buena cantidad de ellas. Sin embargo, algún momento se volverá imposible seguir metiendo pelotas de tenis, porque ya no cabrán más en la caja, pero eso no significa que no hay más lugar en la caja, porque si usted tiene canicas, o bolitas de cristal, podrá meter una buena cantidad de ellas entre los espacios vacíos que quedan. Sin embargo, algún momento se hará imposible seguir metiendo canicas porque ya no cabrán más, pero eso no significa que no haya más lugar en la caja, porque si usted tiene arena, los pequeños granos de arena ocuparán los espacios vacíos y usted podrá meter una buena cantidad de arena en la caja, en algún momento se hará imposible meter más arena en la caja, pero eso no significa que no haya más lugar en la caja, porque si usted tiene agua, podrá poner una buena cantidad de agua de agua que ocupará los lugares vacíos entre los elementos más grandes y sólo allí, a lo mejor podría decir que ya no queda más lugar en la caja. Donde hay espacio para lo más grande hay espacio para lo más chico. Así es con el tiempo, entre actividades grandes existe lugar para actividades más pequeñas que con el correr de los días, los meses y los años pueden rendir un fruto excelente. No sólo necesitamos ser fieles en las cosas grandes sino también en las pequeñas. El mismo Señor lo dijo según Lucas 16:10 El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto.
Aplicando este método, me refiero a hacer cosas pequeñas entre las cosas grandes, por ejemplo, John Eskine escribió el libro Elena de Troya, Kent Taylor produjo toda una nueva versión de la Biblia durante sus viajes rutinarios entre Wheaton y Chicago. En un año alguien aprendió un idioma extranjero invirtiendo 30 minutos diarios mientras viajaba en tren hacia su trabajo. Todos nosotros nos vemos forzados a gastar cierto tiempo que bien ha sido llamado tiempo muerto, porque normalmente no se lo utiliza para nada edificante. Me refiero por ejemplo al tiempo que esperamos mientras nos toca el turno para una consulta médica o haciendo la fila para pagar una cuenta o esperando la comida en un restaurante, o viajando. Este tiempo puede ser bien aprovechado para leer la Biblia o algún libro o escribiendo cartas o memorizando textos bíblicos u orando al Señor sólo con la mente. Mientras Jesús esperaba que los discípulos vuelvan de comprar comida, aprovechó el tiempo para hablar con una mujer samaritana. Mientras Jesús esperaba que Marta prepare la comida, aprovechó el tiempo para enseñar a María. Esto es sacar provecho del tiempo entre actividades grandes. Segundo, procure combinar actividades. Esto es muy posible y muy provechoso. Se dice que no es posible hacer dos cosas a la vez, ciertamente es así en algunos casos, como conducir un auto y al mismo tiemo hablar por teléfono celular, porque en algunos países es castigado por la ley, pero en otros casos es perfectamente posible. Usted y yo podemos caminar mientras hablamos, podemos comer mientras oímos música, podemos conducir un auto mientras escuchamos la radio. Un estudio ocupacional afirma que la persona más ocupada invierte como 500 horas al año en actividades que demandan solamente el uso de las manos y los ojos. Es decir en actividades como conducir un auto, vestirse, bañarse, comer. Si pudiéramos usar esas 500 horas anuales para alimentar la mente por medio del oído sería como tomar 10 asignaturas en una universidad. Esto es perfectamente posible. Se ha demostrado que podemos estar perfectamente concentrados en oír las noticias o escuchar música mientras conducimos un auto o comemos o nos afeitamos. Una ama de casa podría limpiar la cocina mientras habla por teléfono, para ello, lo único que necesitaría es una extensión del teléfono en la cocina o mejor aun un teléfono inalámbrico. Quizá usted mismo ha perfeccionado la técnica de orar mientras camina a algún lugar y el resultado es tan provechoso como cuando ora de rodillas con los ojos cerrados en la soledad de su recámara. Mucho de esto tiene que ver con formar un hábito. El Dr. Maxwell Maltz dice que sólo se necesita 21 días consecutivos para implantar un hábito. Este científico ha probado que una idea debe ser repetida por 21 días consecutivos para que quede permanentemente fija en el subconsciente. Esto es lo que se llama combinar actividades y resulta en un buen aprovechamiento del tiempo. Tercero, procure delegar algunas actividades. Delegar actividades es una excelente manera de alcanzar metas en el menor tiempo posible. Esto de delegar actividades se presta mucho a la confusión, cuando se lo mira como una manera de utilizar a los demás para lograr nuestros propios fines egoístas, pero mirándolo bien, vemos que aún el mismo Señor Jesucristo delegó actividades. Poco antes de ir al seno de su Padre, dijo a sus discípulos lo que conocemos como la gran comisión. Mateo 28:19-20 dice: Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
Mat 28:20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
La meta suprema de Jesús fue buscar y salvar lo que se había perdido. Pero Jesús ya no iba a estar físicamente en este mundo para hacerlo y por tanto está delegando esta función a sus discípulos. Sería Jesús, a través de sus discípulos, quien estaba buscando y salvando lo que se había perdido. No hay nada de malo en delegar actividades que nosotros no lo podemos hacer por falta de tiempo y que contribuyen a alcanzar las metas que nos hemos propuesto. El delegar actividades multiplica nuestra efectividad por medio de la vida de otros. Nuestra natural resistencia a delegar actividades generalmente se basa en un acentuado egoísmo que dice: Si no lo hago yo, no puede salir bien. Es el manto de orgullo que nos hace sentir indispensables. Si fallamos en delegar actividades, progresaremos muy poco en las tareas que nos han sido encomendadas. Esta parece que fue la lección inolvidable que Moisés recibió de su suegro. Un día, Jetro, el suegro de Moisés miró lo que estaba pasando con su querido yerno. Observe lo que pasó, según Éxodo 18:17-18 Entonces el suegro de Moisés le dijo: No está bien lo que haces.
Exo 18:18 Desfallecerás del todo, tú, y también este pueblo que está contigo; porque el trabajo es demasiado pesado para ti; no podrás hacerlo tú solo.
Moisés se estaba matando solo. Le hacía falta delegar actividades. Al ver lo que estaba pasando con Moisés, Jetro le dio la solución. Éxodo 18:19-23 dice: Oye ahora mi voz; yo te aconsejaré, y Dios estará contigo. Está tú por el pueblo delante de Dios, y somete tú los asuntos a Dios.
Exo 18:20 Y enseña a ellos las ordenanzas y las leyes, y muéstrales el camino por donde deben andar, y lo que han de hacer.
Exo 18:21 Además escoge tú de entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia; y ponlos sobre el pueblo por jefes de millares, de centenas, de cincuenta y de diez. Ellos juzgarán al pueblo en todo tiempo; y todo asunto grave lo traerán a ti, y ellos juzgarán todo asunto pequeño. Así aliviarás la carga de sobre ti, y la llevarán ellos contigo.
Exo 18:23 Si esto hicieres, y Dios te lo mandare, tú podrás sostenerte, y también todo este pueblo irá en paz a su lugar.

La función de estas personas era juzgar al pueblo de modo que solamente los asuntos importantes lleguen a Moisés. Moisés quedó encantado con la idea. Éxodo 18:24 dice: Y oyó Moisés la voz de su suegro, e hizo todo lo que dijo.
Moisés aprendió a delegar actividades. Un gran paso para una buena mayordomía del tiempo.

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