Profecías sobre el nacimiento de nuestro amado Salvador

Cordiales saludos amable oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Continuando con la serie Personajes alrededor del Pesebre, hemos considerado a Adan y Eva, Abraham y David. En esta oportunidad vamos a considerar a todo un grupo de personas. Esta personas son muy importantes. Se les conoce con el nombre de profetas. Note lo que Hechos 10:43 dice, hablando del Señor Jesucristo. De éste dan testimonio todos los profetas,  que todos los que en él creyeren,  recibirán perdón de pecados por su nombre.
Así es amable oyente, del Señor Jesucristo dieron testimonio todos los profetas. Todos ellos vivieron no menos de cuatrocientos años antes de que naciera el Señor Jesucristo y cada uno de ellos acertó en su profecía con un 100% de precisión. Qué tal si nos introducimos brevemente en el asombroso mundo de las profecías sobre el nacimiento de nuestro amado Salvador.

En primer lugar notemos la persona del profeta. Desde Moisés hasta Malaquías, Dios levantó hombres a quienes declaró su consejo para su pueblo Israel. Esos hombres no fueron cualquier persona, sino que todos ellos amaron a Dios sobre todas las cosas. 1 Corintios 2:9 dice: Antes bien,  como está escrito:
Cosas que ojo no vio,  ni oído oyó, 
 Ni han subido en corazón de hombre, 
 Son las que Dios ha preparado para los que le aman.
El amor a Dios más que a cualquier cosa en este mundo fue la condición exigida por Dios para sus profetas. Hay un premio para los que aman a Dios de corazón, son ellos los que podrán conocer más de cerca la mente de Dios y sus misterios. En segundo lugar notemos el PAPEL del profeta. En todos los escritos de los profetas vemos un mismo patrón. Así ha dicho Jehová u Oíd esta palabra que ha hablado Jehová. El profeta era el instrumento por el cual Dios revelaba su voluntad a su pueblo. El profeta hablaba a los hombres a nombre de Dios. Su responsabilidad era declarar todo el consejo de Dios sin añadir ni quitar nada. Esta fue una responsabilidad muy difícil porque no en pocas ocasiones el consejo de Dios era contrario  a lo que la gente quería oír y eso causó el odio, la burla y el desprecio para el profeta enviado por Dios. Recordemos el caso del profeta Jeremías, después de entregar uno de sus mensajes, el pueblo y sus líderes reaccionaron de tal manera que la única cosa que tenían en su mente era matar al profeta. Jeremías 26:8 dice: Y cuando terminó de hablar Jeremías todo lo que Jehová le había mandado que hablase a todo el pueblo,  los sacerdotes y los profetas y todo el pueblo le echaron mano,  diciendo:  De cierto morirás.
Que testimonio tan vivo y brillante dejaron estos hombres. Hombres así necesitamos hoy en día, que estén dispuestos a denunciar el pecado y declarar todo el consejo de Dios aun al elevado precio de ser odiados y despreciados por sus oyentes. En tercer lugar señalaremos la PRUEBA del profeta. No todo aquel que pretendía ser profeta era considerado como profeta. El verdadero profeta tenía que pasar por una prueba. Deuteronomio 18:20-22 nos declara esta prueba. Dice así: El profeta que tuviere la presunción de hablar palabra en mi nombre,  a quien yo no le haya mandado hablar,  o que hablare en nombre de dioses ajenos,  el tal profeta morirá. Y si dijeres en tu corazón:  ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha hablado?;
Deu 18:22  si el profeta hablare en nombre de Jehová,  y no se cumpliere lo que dijo,  ni aconteciere,  es palabra que Jehová no ha hablado;  con presunción la habló el tal profeta;  no tengas temor de él.
Como vemos, ser profeta no era un asunto sencillo. El que presumía serlo, una vez que era confrontado con su fraude era castigado con la pena de muerte. Esta prueba nos garantiza que todos los profetas bíblicos eran verdaderos profetas porque nadie iba a poner en juego su vida a sabiendas que en su corazón había engaño. Si los supuestos profetas que hoy en día están comunicando supuestas nuevas revelaciones de Dios, se sometieran a la prueba del profeta que estaba vigente en el pasado, no quedaría ninguno de ellos con vida. En cuarto lugar, amigo oyente, consideremos el PODER del profeta. ¿De dónde tenía tanta seguridad un profeta genuino para anunciar el mensaje de Dios? 2 Pedro 1:19-21 dice al respecto. Tenemos también la palabra profética más segura,  a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro,  hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;
2Pe 1:20  entendiendo primero esto,  que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada,
2Pe 1:21  porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana,  sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.
En este texto podemos apreciar que la fuente de la genuina profecía es Dios, que los agentes de la profecía eran los profetas y que el autor de la profecía es el Espíritu Santo. Los profetas estaban seguros de hablar a nombre de Dios porque el Espíritu Santo los estaba inspirando o llevando o dirigiendo. Uno de los profetas, llamado Miqueas profetizó lo que tenemos en Miqueas 3:8 donde dice: Mas yo estoy lleno de poder del Espíritu de Jehová,  y de juicio y de fuerza,  para denunciar a Jacob su rebelión,  y a Israel su pecado.
Es del Espíritu Santo de quien Miqueas sacaba el poder para su profecía. Por último, consideremos la PROBLEMÁTICA del profeta. En un mundo escéptico como en e que vivimos, de tanto en tanto surgen personas que afirman que el cumplimiento de las profecías fue un mero producto de la casualidad. A este respecto analicemos los siguientes hechos: Se estima que existen no menos de tres cientos treinta profecías en el Antiguo Testamento sobre la primera venida de Cristo. Estas profecías tienen que ver con tiempo, el lugar y la manera como iba a nacer el Señor Jesús. Asumiendo que solamente se tomaran en cuenta cincuenta de estas profecías, la probabilidad de que se cumpla el evento profetizado por mera coincidencia es nada más y nada menos que una en 1.125 seguido de doce ceros. Este es un número tan grande que la mente humana casi no puede concebir. Y esto tomando en cuenta solamente cincuenta de las trescientos treinta profecías. Imagínese amigo oyente lo que sería si tomáramos en cuenta todas las profecías. La probabilidad de ocurrencia al azar es tal que nuestras mentes ni siquiera pueden tener noción de lo enormes que son los números. Esto nos lleva a pensar que nada sino lo divino en su presciencia o conocimiento anticipado, puede profetizar el evento y nada sino lo divino puede hacer que lo profetizado se cumpla. Esto ha sido un resumen del mundo de los profetas. En referencia a Jesús de Nazaret, el salmo 40:7 escrito como diez siglos antes que sucedan los eventos, dice lo siguiente: Entonces dije:  He aquí,  vengo; 
 En el rollo del libro está escrito de mí;
En verdad, en la palabra de Dios los profetas hablaron mucho de Jesús de Nazaret. Ahora, ¿Qué tiene que ver esto conmigo? Preguntará alguno de nuestros amigos oyentes. Pues, mucho. En primer lugar, nos muestra que la Biblia es de origen divino y por esa razón, lo que dice acerca de nuestro futuro tiene que ser cierto. La Biblia ha declarado cosas como lo que se encuentra en Juan 3:36 donde dice: El que cree en el Hijo tiene vida eterna;  pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida,  sino que la ira de Dios está sobre él.
Si Usted todavía no ha confiado en Cristo como su Salvador, ¿Por qué no lo hace en este mismo instante? De seguro lo que Dios ha profetizado se cumplirá y Usted gozará de vida eterna. La navidad no tiene que ver solamente con dar y recibir dulces o regalos. No tiene que ver solamente con pasar un buen tiempo alrededor de los seres queridos. No tiene que ver solamente con comer bien. No. La navidad tiene que ver con el nacimiento de Jesús, quien es Dios en forma humana, naciendo de una virgen, como un bebé, en un humilde pesebre en Belén. Todo esto fue anunciado de antemano o profetizado en el Antiguo Testamento. Ese bebé nacido de mujer, creció y en su debido tiempo, en cumplimiento de lo que se había profetizado sobre él, murió crucificado. Luego fue sepultado, pero la muerte no pudo retenerlo por mucho tiempo en el sepulcro, porque tres días después resucitó de entre los muertos y poco tiempo más tarde ascendió a la gloria de su Padre, conforme a lo que los profetas hablaron sobre él. Hoy en día, el Señor Jesús está en el cielo, a la diestra de su Padre, esperando el momento para venir por segunda vez a este mundo para tomar lo que legítimamente le pertenece y para dar el pago merecido a todos aquellos que obstinadamente le han rechazado. Pero Usted no tiene que ser parte de aquellos que van a recibir el castigo por su incredulidad. Deje que esta navidad sea especial para Usted, porque en esta navidad ha reconocido que es un pecador, ha reconocido que está condenado por su pecado, ha reconocido que Dios le ama y por eso envió a su Hijo el Señor Jesucristo a morir por Usted, para pagar la deuda que Usted tiene por su pecado, ha reconocido que el Señor Jesús resucitó de entre los muertos y hoy está ofreciendo perdón de pecados a todos aquellos que en él creen y le reciben como Salvador. No espere más. Hoy mismo hable con Dios y reciba a Jesús como su único y personal Salvador.

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