Lo que el Evangelio exige parte 3

Los creyentes somos administradores de los bienes que pertenecen a Dios. Esos bienes deben ser sabiamente invertidos en lo que el dueño de los bienes quiera, ya sea en la iglesia local, en los ministerios cristianos, en las misiones y ciertamente ayudando a los pobres. Así que hoy quiero preguntarte, ¿realmente crees lo que dice este libro sobre los perdidos y sobre los pobres? Bienvenidos a este su programa “La Biblia Dice Presenta”.

Soy Nelson Cabrera y estas son las preguntas que queremos resolver el día de hoy, y para eso, tenemos junto a nosotros a David Platt, él ha sido un gran instrumento de Dios para llevar el Evangelio a miles de personas, retomando las raíces del Evangelio y proponiendo cambios radicales en nuestras vidas.

Cerca de 4.5 billones de personas que hoy están bajo el juicio de Dios y están en un camino que conduce a un infierno eterno! Si eso es cierto, si creemos eso, entonces no podemos jugar juegos en la iglesia, con nuestras vidas y nuestras familias. Para ser honesto, ni siquiera deberíamos pensar en lo que es mejor para nuestras familias porque tenemos que pensar en qué es lo mejor para la gloria de Cristo y para todas esas personas que van a la destrucción eterna donde el humo de su tormento arderá para siempre.

Entonces, en realidad ¿creemos lo que dice La Biblia sobre los perdidos? ¿Creemos lo que dice la Biblia sobre la iglesia? ¿Creemos lo que dice La Biblia sobre los pobres? estas son preguntas que definitivamente me ha traspasado de una manera completamente nueva.

Aquí está nuestra realidad: hoy, más de mil millones de personas viven y mueren en una pobreza desesperada, viven con menos de un dólar por día. Cerca de 2 mil millones de personas viven con menos de 2 dólares por día, eso es lo que nos cuesta comprar papas fritas en un centro comercial. Más de mil millones de personas, hoy no tienen para: comida, agua, refugio, ropa y atención médica. Mientras que, la realidad es que la mayoría de nuestros perros y gatos viven con más de 2 dólares por día, y cerca de 3 mil millones de personas no tienen ni si quiera eso.

Treinta mil niños hoy respirarán su último aliento debido a la inanición o a una enfermedad prevenible. Eso quiere decir que treinta mil niños ya no estarán vivos cuando vayamos a la cama esta noche, porque no tenían comida, ni atención médica para una enfermedad que se podía prevenir. No son cien o mil son ¡Treinta mil niños!

Ahora, trae eso a nuestro contexto, míralo desde esta perspectiva: si eso estuviera sucediendo aquí, eso significaría que cada niño de nuestra ciudad estaría muerto en una semana y media a partir de ahora. Todos nuestros niños en una semana y media morirían de hambre o enfermedades debido a la pobreza en la que viviéramos. Pero no, esta no es nuestra realidad. Seamos honestos, ni siquiera nos interesamos por ese tipo de pobreza extrema porque los afectados no sólo son pobres, son impotentes. No tienen poder y no tenemos que verlos. No tenemos que saber de ellos. No tenemos que tener nada que ver con ellos, así que eso no nos afecta en lo más mínimo ¿verdad?

Literalmente, millones de ellos están muriendo silenciosamente en relativa oscuridad mientras nosotros los ignoramos cómodamente en nuestra muchedumbre fingiendo que ni siquiera existen. Eso suena frío, pero damas y caballeros, esa es la vida que llevamos hoy en día ¿verdad? ¿Acaso cuando nos despertamos nos preocupamos por no tener comida, agua o refugio? ¡Claro que no! Nuestra preocupación al despertar es que no haya tráfico, que tipo de traje usaré en esta ocasión o que zapatos son los que mejor combinan con mi atuendo. La verdad es que no tenemos que pensar en estas personas que viven en tanta pobreza. Estas no son realidades que están ante nosotros y si no las vemos, no existen, pero déjame decirte algo, ellos sí existen.

La realidad es que existen y esto es lo que me asusta; he estado en un viaje de principio a fin en las Escrituras y la realidad es que Dios mide la integridad de nuestra fe por nuestra preocupación por los pobres. Eso es algo que está en toda la Escritura, en toda su Palabra. Dios mide la integridad de nuestra fe por nuestra preocupación por los pobres. Él le dice eso a su pueblo todo el tiempo. Isaías del 56 al 58 es una clara imagen de ello. Dios dice que el hecho de que estés cumpliendo con todos tus ejercicios religiosos, no sirve de nada si ignoras a los pobres. “Si dices conocerme y haces oídos sordos a los pobres, entonces tú no me conoces”. Eso es lo que Dios le dice a su pueblo todo el tiempo.

En la nota más seria que creo que podemos ver en las Escrituras, Jesús les dice a aquellos con abundancia que, si no alimentan a los hambrientos y visten a los desnudos, irán al infierno. Y sí, efectivamente esto es lo que Jesús enseña. El Jesús al que estamos adorando, Él Jesús que nos ama sin medida, ese Jesús también es el mismo que nos enseña la misericordia por los pobres.

Proverbios 14:31 dice: «El que oprime al pobre afrenta a su Hacedor”. ¡Insultas a Dios! Pueblo de Dios, insultas a tu Dios cuando haces oídos sordos a los pobres. Ahora escucha esto, Proverbios 21:13: «El que cierra su oído al clamor del pobre, También él clamará, y no será oído«. Si cierras los oídos al pobre que llora, y oras, entonces Él ni siquiera te oirá, no importa que vayas a la iglesia cada domingo, si no escuchas la voz de los pobres Él tampoco te oirá a ti. Proverbios 28:27 dice: “El que da al pobre no tendrá pobreza; Mas el que aparta sus ojos tendrá muchas maldiciones”.  Si cierras los ojos a los pobres, entonces serás maldito de Dios y maldito por Dios.

En Lucas 6: 20-25 Jesús dice esto: «Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados (…) ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados! porque tendréis hambre.  ¡Ay de vosotros, los que ahora reís! porque lamentaréis y lloraréis.”  Mientras que Santiago 5: 1 lo lleva aún más profundo que un ¡ay! Escucha esto: ¡Vamos ahora, ricos!  Llorad y aullad por las miserias que os vendrán.

¿Puedo recordarte algo? Todos nosotros somos ricos, sin excepción: tienes comida, agua, ropa, refugio. Entonces todos somos ricos y la Biblia dice: «Vamos, ricos, llora y aúlla por las miserias que te sobrevienen». Esto severo ¿verdad? Pero es incluso más severo, Mateo 19:21 y 23 cuando Jesús dijo: “Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Entonces Jesús dijo a sus discípulos:  De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos”.

Todos somos ricos y Jesús dice que es difícil para un hombre rico entrar en el reino de los cielos. Es difícil para la gente que escucha esto, incluyéndome a mí. Es difícil para nosotros ir al cielo; muy, muy difícil.

William Borden era de una familia rica y adinerada. Él creció como un niño rico y privilegiado. Como regalo de graduación de la secundaria, hizo un viaje alrededor del mundo. ¿Cuántos de ustedes tuvieron un viaje alrededor del mundo como regalo de graduación de la escuela secundaria? En fin, Dios se apoderó del corazón de Borden. Mientras navegaba en el Medio Oriente y Asia, él vio a estas personas sin Cristo y, en medio de su viaje, le escribió a su familia y dijo: “voy a dar mi vida para prepararme para el campo misionero”. Se dice que a menudo se podía encontrar a William Borden en el centro de New Haven, con un vagabundo, lo llevaba a comer y les compartía de Cristo. Él usó sus recursos para comenzar un lugar para quienes no sabían a dónde ir.

Tenía un verso que colocó en una pancarta sobre su puerta. Era el Salmo 119:9 “¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra. Con todo mi corazón te he buscado; No me dejes desviarme de tus mandamientos. En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti.” (Salmo 119: 11). Después de su muerte, se encontró la Biblia de Borden y se la dieron a sus padres, y en la parte posterior de la guarda de la Biblia estaban estas palabras que él había escrito «sin reservas». Ellos miraron la fecha alrededor de eso, y fue justo cuando tomó la decisión de no seguir la fortuna de su familia, sino ir a las misiones, luego notaron estas palabras «sin retiros». Imagínense cómo se sentía su padre porque la fecha de este era un momento en que su padre le dijo que, si él entraba en el campo de misión, nunca volviera.

Poco antes de morir, escribió estas palabras en la parte posterior de su Biblia «sin remordimientos». Voy a seguir a Jesús cualquiera que sea el costo. Haré lo que sea que Él me llame a hacer. Dejaré una fortuna atrás. No me importa eso, sólo me importa seguir a Jesús. Sin reservas, sin retiros y sin remordimientos. Voy a mirar solamente hacia adelante, no voy a mirar hacia atrás, no voy a seguir a Jesús en mis términos. Sin arrepentimientos, incluso cuando mi vida termine a los 25 años. No me arrepiento de seguir a Cristo.

Y tú ¿podrías escribir esas palabras?, ¿podrías vivir una vida así?

Mateo 25:41 dice: “Entonces dirá también a los de la izquierda:  Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis”.

Basado en las palabras de Jesús, no creo que esté exagerando al decir esto: no alimentas al hambriento ni vistes al desnudo, entonces Jesús te dice que te vayas al fuego eterno. Entonces tal vez esto no se trata sólo de otras personas que no son cristianas, sino que también se trata de aquellos que se dicen ser cristianos, pero hacen oídos sordos a la palabra del Señor. Tal vez, en nosotros mismos debería existir una preocupación sobre el fuego eterno.

Ahora, sígueme aquí, vamos a sumergirnos en un pasaje, pero antes quiero decir algo, este no es un pasaje que está socavando el resto de las Escrituras y diciendo algo diferente. Este pasaje dice que la salvación es solo por gracia, a través de la fe en Cristo. Lo sabemos. Pero quiero que pienses en ello. ¿Recuerdas que el fruto de Cristo en nuestra vida es el amor? Entonces si es así, entendemos que, si el amor de Cristo no está en alguien, entonces hay una razón para cuestionar si Cristo está o no en alguien, ¿verdad? Entonces si en tu vida no hay amor, ni misericordia por los perdidos y los pobres, hay razón para cuestionar si Cristo está en ti.

Algo más, si la verdad de Cristo no está en alguien, entonces hay razones para cuestionar si Cristo está allí o no y si continuamente estás hablando mentiras, si hay una desobediencia deliberada y persistente en tu vida, entonces hay una razón para cuestionar si Cristo está en ti o no.

Esta es una producción del ministerio internacional “La Biblia Dice” desde Quito-Ecuador. Traducido y adaptado para sus países habla hispana, Pablo Logacho en la voz de David Platt.

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